Queremos conduciros a la visión investigadora de un punto del continuo
espacio-tiempo que podemos decir que ocurrió, en términos de vuestro
tiempo lineal, hace unos cien mil años. Indica un punto muy significativo de
los acontecimientos que se desarrollan en vuestro cuadrante galáctico,
cuando una interferencia de energías altamente destructivas condujo a que
Fuerzas de la Luz de muchas dimensiones se implicaran directamente, algo
justificable por servir como un "acto consecuencia" (realizado como
consecuencia de algo), más que como una intervención.
Llamadas de ayuda desde los ámbitos superiores se propagaron desde el
universo material a través de las cuerdas de
simplemente no pudimos pasarlas por alto -aunque sabíamos que había
algo mejor que hacer que intervenir directamente en los sucesos que tenían
lugar en esas civilizaciones.
LUZ del Cosmos y nosotrosA medida que la llamada resonaba como las campanas de las iglesias a través de
los cielos, Fuerzas de la Luz de dimensiones superiores, Seres Angélicos y las
Deidades Celestiales se unieron para ayudar a sanar el espacio, irradiando oleadas
de amor y de luz a los seres vivientes del ámbito físico y deseando que se
restableciese el equilibrio. Muchos seres conscientes de la quinta y la sexta
dimensión retrocedieron hasta volver a la materia, dando nacimiento a una nueva
oleada de trabajadores de la luz que ayudarían a restaurar el equilibrio entre la
oscuridad y la luz en el teatro 3D. Lentamente, las energías cambiaron y el péndulo
comenzó a regresar al centro.
Allí donde la luz brilló en la oscuridad, hubo un renacimiento del Espíritu, y la Red
de Luz Gossamer volvió a lucir con la radiación. No obstante, la densidad de la
materia parecía atraer al alma colectiva y no pasaría mucho tiempo antes de que
las vibraciones inferiores arrojasen una vez más vuestro ámbito a una violenta
discordia.
La lucha continúa eternamente, pues así es la naturaleza del Universo. Cuanto más
denso es el dominio de la existencia, mayor es la polaridad que empuja y atrae a la
conciencia desde sus expresiones cristalinas de perfección cosmométrica a tales
manifestaciones de discordia y perturbación, tal como os halláis experimentando en
tantos niveles de vuestra existencia terrestre. En la dualidad del universo material,
este es un proceso necesario, y os recordamos que la disolución de la materia es
tan bella como su creación, pues ambos aspectos son interdependientes.
A medida que los seres, los planetas, las estrellas y galaxias enteras ascienden por
la espiral de la evolución, otros son recién nacidos en la materia, y con estos 'recién
nacidos' el proceso comienza otra vez. Esto es lo que mantiene al Universo en
equilibrio.
Es la naturaleza de toda la existencia.
A pesar de las oleadas de Seres de Luz que habían retrocedido hasta la realidad
física, nuestros Mayores se dieron cuenta de que el equilibrio en vuestro universo
se había perturbado completamente, que la luz se estaba apagando, y que eran
muy pocos los trabajadores de la luz encarnados como para alterar de manera
significativa el patrón vibratorio que se había formado en el espacio tridimensional
y restablecer el equilibrio. Parecía que, sin intervención divina, el ámbito que
conocéis como el universo se hundiría en una oscuridad abismal -y finalmente se
extinguiría-.
Se formó un Consejo de Ángeles Guerreros, Andromedanos, Maestros Ascendidos,
Seres de Luz de la séptima, octava y novena dimensiones, Mayores de Sirio y
Emisarios de la Luz Pleyadianos, para decidir el modo más efectivo de servir a la
Luz en esos ámbitos. Fueron prudentes, pues sabían que, al intervenir, alterarían el
karma de civilizaciones enteras, atadas continuamente a la dinámica del espacio
material. Juntos, dieron nacimiento a la idea de sembrar una súper-raza de seres
de luz que irían a servir corno monitores del universo material -los Nuevos
Centinelas de la Luz-.
Ese, queridos amigos, fue
Por toda la Red Gossamer se propagó una llamada y pronto se corrió la voz por
todo el Universo de que tal experimento -el alumbramiento de una raza de seres
físicos con cuerpos de luz capaz de anclar las frecuencias superiores- estaba en la
etapa de planificación. El atrevido diseño nacido de su unión fue compartido con
trabajadores de la luz de esos mundos tridimensionales en apuros y con los Seres
de Luz de las dimensiones superiores. Moviéndose como de puntillas sobre las
líneas fronterizas de la ley universal, el Consejo 'conectó' con líderes de muchas
civilizaciones remotas... para que se les
abrumadoramente (pero no completamente) a favor del
estelar.
vuestro destino.unieran. Las respuestas fueronProyecto semillaLa primera consideración fue la selección de un planeta hospitalario que
pudiera ofrecer las condiciones más favorables en las que incubar una
especie maestra de seres físicos con cuerpos de luz. Tenía que ser uno que
pudiera permanecer aislado durante bastante tiempo para que la raza
germinara de manera segura, cristalizara y encontrara el entorno perfecto
en el que proliferar. Ahora bien, el planeta anfitrión tendría que ser
accesible a la comunidad galáctica de mundos extraterrestres, que
finalmente participaría en su desarrollo. Tenía que ser uno que ofreciera un
entorno atmosférico y biológico ideal, pero que no hubiese desarrollado
todavía una especie inteligente avanzada, pues eso alteraría el resultado...
así como porque el experimento habría interferido en el proceso evolutivo
de cualquier civilización preexistente.
La Tierra gritó, su
niveles de conciencia del Cosmos. La música de la Tierra sonó en los cielos,
sin perturbación alguna, pues ninguna civilización indígena avanzada había
arraigado jamás en su tierra virgen. No existía ni el zumbido ni la
electricidad estática que ahora resuena desde Gaia. Sólo existían las
armonías superiores de sus frecuencias vibratorias resonantes y el latido
seguro, constante, de su corazón.
Como chakra de la garganta de vuestro sistema solar, fue reconocida como
el centro de comunicación perfecto del cuadrante de vuestro universo
material, mediante una inteligencia que está mucho más allá de vuestro
mundo, por aquellos que contemplaban desde la distancia el planeta verdeazul
y vieron que el vuestro era, ciertamente, un Jardín del Edén.
La Tierra era un territorio inexplorado, un planeta remoto preparado en
todos los sentidos posibles para recibir el disparo evolutivo que la
catapultaría hacia arriba por la espiral. En investigaciones posteriores
realizadas por el Consejo, sus miembros observaron que, a pesar de su
multiforme fauna, su llora exuberante y la abundancia de sus minerales, el
tercer planeta a partir del ardiente núcleo de Ra parecía estar progresando
muy poco hacia el desarrollo de una especie inteligente. Pues, durante un
millón de años, el 'hombre-mono' Homo
Tierra, sin evolucionar más allá de un estado relativamente salvaje, en una
existencia de mera supervivencia.
Se consideró que la Tierra era el hábitat perfecto en el que dar a luz a la
Raza Dorada.
Fue 'un matrimonio acordado en los cielos'.
Se llevaron a cabo intensos estudios del medio ambiente de la Tierra -las
plantas distintivas y los reinos animales- y se realizaron investigaciones
sobre cómo se produjo la biodiversidad como reflejo de las distintas
variables geofísicas y climáticas. Se comprendió que tal diversidad ofrecería
condiciones ideales para la siembra de especies extraterrestres, en la medida
en que sus entornos originales pudieran replicarse en los ecosistemas de
la Tierra. Y ¡oh las aguas abundantes! Ningún otro planeta ofrecía tal
abundancia del elemento portador-de-vida (el recurso esencial para la vida
a través del Universo).
Los ingenieros del Gran Experimento sabían que si tenía que evitarse el
debilitamiento del banco genético de la especie, tendría que introducirse en
el ADN matriz un equilibrio de diversos códigos genéticos, para que tal
cruce fortaleciese la raza, más que debilitarla, como sucede a menudo en
otros mundos y en especies aisladas. La Tierra ofrecía la diversidad
ecológica y los recursos necesarios para introducir con éxito los diferentes
códigos genéticos y garantizar su incubación.
Estos son los verdaderos orígenes de las cuatro razas originales de la
Tierra... tan únicas en su estructura, al mismo tiempo que con una
naturaleza y un propósito 'galáctico' común.
Resulta difícil de explicar, en vuestras teorías arqueológicas y en vuestras
teorías evolucionistas del eslabón perdido, la aparición aislada en vuestro
planeta de cuatro razas simientes distintas. Podemos deciros que estos son
los arquetipos de las razas originales, cuyo material genético fundamental
formaba la 'sustancia' primordial de vuestra raza, mientras que los patrones
vibratorios y la secuenciación de los seres extra-dimensionales (los de los
ámbitos superiores) se tejieron en los complejos códigos de luz de vuestro
increíble ADN de doce hélices o hebras.
El material genético de estas cuatro razas primigenias estaba unido en el
programa de la especie del Homo
razas en una matriz, los maestros-genetistas variaron las hebras para que
el material genético predominante que resultaba de una frecuencia
planetaria o estelar fuese sembrado en esos climas específicos de Gaia que
más se parecían a los del entorno original, convencidos de que facilitarían
así el desarrollo del prototipo. Esto, insistimos, tenía como objetivo
fortalecer vuestro banco genético, ya que el entrecruzamiento eventual del
Homo
Se identificó el clima y los recursos disponibles que mejor reproducían las
condiciones de los planetas de origen genético. La unión del ADN y la
mezcla de material genético estuvieron determinadas, en parte, por la
existencia de estos entornos bio-receptivos, en los que se plantaría la
semilla de vuestros antepasados.
Igual que vosotros, en vuestra selección de jardinería de árboles, plantas
alimenticias y flores, tenéis gran cuidado en calibrar la luz perfecta, el suelo
y la humedad para facilitar lo más posible la fortaleza de la planta y el
rápido crecimiento en su nuevo mundo, así también los maestros-genetistas
implicados en la siembra se entregaron al máximo en la selección de los
entornos de la Tierra.
Esta es una explicación extremadamente simplista de como el hombre
moderno se desarrolló en vuestro planeta, no solo como una especie
completamente distinta de los animales y el 'hombre-mono
como una especie con características raciales distintas. Pero puede
ayudaros a imaginar cómo esas distintas razas surgieron en diferentes
puntos del globo, mucho más allá del tiempo en que vuestros registros
escritos intentaron dar cuenta de la increíble diversidad de vuestra especie.
Puede ayudaros a comprender por qué el modelo darwiniano fracasa tan
estrepitosamente a la hora de describir los verdaderos orígenes de la
evolución humana, modelo que nunca descubrirá el 'eslabón perdido'... igual
que nunca reconocerá al primer Homo
de cuarzo de mundos y dimensiones remotas.
La formulación del código genético original supuso un esfuerzo colectivo de
esas razas donantes, y seres de luz de muchos ámbitos participaron en el
proceso. La Familia de Luz infundió el resplandor en la matriz, mientras que
los maestros-genetistas os conectaron a la tierra con material genético de
los seres terrestres indígenas (Homo erectus), galvanizando el experimento
con amor y con la intención de que el Propósito Supremo fuese servido.
Las razas primigenias seleccionadas se consideraron prototípicas de los
elementos de la Tierra y resonaban con los cuatro colores primarios: negro,
rojo, blanco y amarillo. A partir de estos se mezclarían nuevos colores y
posteriormente emergerían nuevas características raciales. Este era el
diseño original para vuestra estructura física, emocional y mental. Era la
paleta de colores del artista.
Existe un planeta en un punto lejano de vuestra galaxia conocido como
Engan, cuyos campos gravitacionales y condiciones atmosféricas son, en
muchos aspectos, similares a los de las regiones desérticas de la Tierra.
Planeta caliente y seco, sus limitadas zonas acuáticas y sus escasas lluvias
son valoradas como recursos fundamentales, mientras que el oro abundante
y los preciosos filones de minerales no tienen importancia para su
población. Mucho más antiguo que Gaia, Engan ha visto el nacimiento y el
renacimiento de incontables civilizaciones, la última de las cuales comenzó a
morir más o menos en el momento del Proyecto Semilla Estelar, cuando la
retirada de los océanos del planeta, a causa de la destrucción de la atmósfera,
causó una situación de sequía tan grande que alcanzó proporciones
insostenibles. Lo que vino a continuación, naturalmente, fueron muertes
masivas que redujeron la población hasta casi la extinción.
A petición de sus Ancianos, los engenos fueron los primeros en acceder a
participar en el Gran Experimento, pues sabían que, al hacerlo, su simiente
seguiría viviendo, en una Utopía donde el agua abundaba. El material
genético de los engenos, seres de fuerza física, fuerza vital y sexualidad
superior, se añadió al banco genético y el suyo sería el material genético
primordial, dominante, del ADN humano.
Conocéis esto como la raza negroide; podéis asociar los engenos al color
negro.
El prototipo de dominancia-engena del
climas más calurosos de los diversos ecosistemas de la Tierra, aquellos que
se parecían más a su planeta árido, caliente, como el continente de África y
los países de la costa panasiática, incluyendo Australia y las islas de la
región.
La segunda raza original -la Atl- era una civilización altamente evolucionada
del sistema estelar de las Pléyades, una constelación de estrellas situada en
el epicentro de vuestra galaxia. Conocéis a sus descendientes como 'pieles
rojas
del amor incondicional a la matriz humana. Su participación en el Gran
Experimento aseguró que el corazón sagrado se anclase en vosotros;
estableció vuestra increíble capacidad de compasión hacia toda vida y
vuestra habilidad para intercambiar esa energía con todos los seres
vivientes de la creación.
Se sembraron en esas tierras que se desarrollaron en el continente perdido
de la Atlántida, allí donde poderosas cumbres y montañas definen el
horizonte. Sus descendientes modernos pueden hallarse todavía en las
tierras cubiertas de nieve y los altiplanos de la Tierra: en los Himalayas
tibetanos, los Andes, las Montañas Rocosas... y son los esquimales, los 11
bótanos, los peruanos, los mayas y los nativos de las Américas.
La tercera raza original, que identificaríais en las poblaciones asiáticas (la
raza amarilla), tiene sus raíces a gran distancia de vuestro sistema solar, en
un planeta mucho más allá de donde llega la percepción habitual de la NASA
y lejos del alcance de sus telescopios. Remoto y aislado, su anciano planeta
de origen se hallaba, en muchos sentidos, en una crisis similar a la de
vuestro mundo contemporáneo.
Condiciones de grave superpoblación y la deificación de sus sofisticados
recursos tecnológicos, había llevado la civilización a su punto final, en el que
se hallaban simplemente auto-destruyéndose. En tanto que unidad
inconsciente de seres vivientes, habían entregado su poder a la tecnología
hasta tal punto que habían llegado a ese abismo evolutivo hacia el que
ahora se está deslizando la raza humana -un mundo de robots cada vez
más poderosos y cuyo espíritu declina-. Habían estado intentando
integrarse en otros mundos (huir de sí mismos, en cierto sentido), cuando
sus redes de comunicación intergaláctica captaron la llamada para el
Proyecto Semilla Estelar.
Eran maestros de la comunicación basada en la lógica y maestros de la
tecnología, verdaderos arquetipos del hemisferio cerebral izquierdo. Fueron
sembrados en las áreas geográficas en las que la Tierra ofrecía entornos
cálidos que mantienen relativamente constante la humedad y altas
temperaturas, pues ese es el ecosistema que mejor reproduce los
elementos geofísicos de su planeta natal.
La raza aria -que identificáis como la raza blanca que puebla vuestro
mundo- tenía sus raíces en la Constelación de Orion. Era una civilización
tecnológicamente avanzada, que había vencido los obstáculos del viaje
intergaláctico y había viajado lejos, yendo cada vez más lejos, queriendo
comprender la vastedad de toda la existencia. Eran exploradores decididos,
a quienes su naturaleza emprendedora había conducido siempre a nuevas
orillas -curiosos visionarios de mundos que tenían todavía que conocer... y
que conquistar.
Ellos aportaron a vuestra constitución una voluntad primordial y el deseo de
destacar y dominar como especie. Es la parte de vosotros que está siempre
buscando, que rechaza la limitación y que se crece con los retos.
Su planeta, el quinto a partir de su estrella central, era relativamente frío y
su sol era más frío que el vuestro, y el suyo era, en un sentido
estrictamente físico, el material genético más delicado que se iba a
introducir en la matriz. Su piel era totalmente blanca, carente de
pigmentación y requerían una protección casi total de la intensa radiación
de Ra.
El prototipo de Homo
más fríos, más oscuros que vuestro planeta podía ofrecer, pues de otro
modo nunca hubiera podido sobrevivir a la fase inicial de la siembra. Fueron
alimentados en las tierras templadas entre los polos del planeta, donde
rayos oblicuos reproducían del mejor modo posible los de su propio sol, y
donde su extremo aislamiento geográfico ofrecería los retos que precisaban
para sobrevivir.
Esta era la ecuación original -los cuatro elementos primarios de vuestra
constitución galáctica-. Los engenos (tierra), maestros del ámbito físico, os
dieron vuestra fuerza y vuestra resistencia física, vuestra fuerza
procreadora y vuestro instinto de supervivencia. Los atl (agua) realzaron
vuestra capacidad de amor y de sentiros afines a todos los seres vivos que
os rodean. Los asiáticos (aire) os otorgaron vuestra enorme habilidad para
razonar y os comunicaron su intelecto superior, y la conciencia aria (fuego)
aportó a la siembra la voluntad primordial y el empuje para lograr cosas y a
rebelarse ante las adversidades.
El quinto elemento, la conexión anímica planetaria, se halló en el ADN del
Homo erectus, el primate más destacado de la Tierra. Este ofreció la forma
y la estructura primordial del Homo sapiens, al mismo tiempo que os
enraizaba para siempre en la esencia anímica de Gaia.
Tened cuidado con no aplicar vuestros prejuicios habituales a estos
prototipos. Ninguna es superior a la otra, pues sois, en casi todos los
sentidos, uno y el mismo. Dentro de todos y cada uno de vosotros se halla
el material genético de las cuatro razas extraterrestres (en medidas
sutilmente distintas). Dentro de todos vosotros, igualmente, está conectado
el ADN de los Seres de Luz de dimensiones superiores y el de las criaturas
indígenas que caminaron a dos pies desde el momento del primer
amanecer, mucho antes de que el Homo
Tierra.
Viendo esto desde una perspectiva siriana de proporciones cosmométricas,
reconoceríais que los maestros-genetistas implicados en vuestra siembra se
preocuparon mucho de cumplir con las direcciones sagradas. Las cuatro
direcciones principales (este, oeste, norte, sur) están representadas en las
cuatro razas principales; el
superiores, y el
enraizándoos al Planeta Tierra. Estos elementos de diseño cósmico se
unieron cuidadosamente, dando origen a la séptima dirección, el
vuestro ser -asiento de vuestra alma-.
Hemos indicado, sólo brevemente, cómo los cuatro elementos de la Tierra,
aspectos quintaesenciales de vuestra existencia en el planeta, se hallan
tipificados en las cuatro razas raíces. Estos constructos multidimensionales
han de mantenerse en el recuerdo a medida que avanzarnos, pues estamos
profundizando en las raíces de vuestra conciencia y podéis oír el sonido de
vuestro ego (esa parte de vosotros que ha sido entrenada y programada
para ver al otro como diferente de vosotros) sonando resistente a la
realidad de vuestra constitución multirracial, multidimensional y
extraterrestre.
Estáis comenzando a recordar cómo la conciencia de vuestra raza está
arraigada en las estrellas y que vuestro programa genético incluye el ADN
de muchas razas. Se trata de un recuerdo ancestral, enterrado en las
profundidades de vuestro subconsciente... mucho más profundamente de lo
que vuestras mentes lógicas han estado preparadas para hurgar hasta
ahora.
Esa es la razón por la que la mayor parte de la raza humana sigue juzgando
negativamente a aquellos que son de otro \olor
extrema de los campos de la Tierra, la mayoría de vuestra raza todavía ve
la diferencia antes que la similitud (el mutuo desarrollo y los dones que se
manifiestan a través de la coexistencia pacífica y el entrecruzamiento). De
hecho, debéis recordar que, si no fuese por esa diversidad genética, la raza
humana simplemente no habría sobrevivido, del mismo modo que
poblaciones enteras de flora y de fauna se han extinguido en otros entornos
planetarios genéticamente aislados.
La lección de vuestra interdependencia racial debería enseñarse en vuestras
escuelas y comentarse en los espacios públicos, allí donde las semillas de la
tensión racial germinan y con frecuencia se convierten en conflicto y hacen
estragos entre vuestra juventud. La ironía de vuestra resistencia racial es
que vuestras aparentes diferencias son en realidad vuestra fuerza, así como
que constituyen vuestra igualdad. Vuestra diversidad racial es tan necesaria
para vuestra supervivencia como el aire que respiráis y el agua que bebéis.
El material genético introducido en vuestro diseño fue elegido para combinar
las virtudes de algunas de las civilizaciones más avanzadas del
Universo en vuestra constitución, al mismo tiempo que se aseguraba la
supervivencia de vuestra especie.
Aun a riesgo de ser redundantes, volveremos a formular un hecho simple.
Aquellos de vosotros que todavía albergáis sentimientos de superioridad
racial sobre otros, deberíais recordar que sin los más oscuros, más claros o
diferentes, muy probablemente no habríais llegado al siglo XXI en el planeta
Tierra.
Comprendiendo vuestras verdaderas raíces -vuestra unidad- redescubriréis
la absoluta belleza del otro y aprenderéis a amarle como parte de vosotros
mismos.
Entonces reconoceréis el corazón en expansión de la humanidad.
Entonces entenderéis el significado y el valor del Uno.wam (la 'firma' musical del alma) impregnó todos loserectus seguía caminando por lasapiens. Al combinar el ADN de las cuatrosapiens aseguraría, de este modo, vuestra supervivencia.1, sino tambiénsapiens como los perfectos cristalesHomo sapiens se depositó en los1. Se unieron a la siembra de vuestro gran planeta para ofrecer el donsapiens con dominancia aria necesitaba los entornossapiens naciera en el planetaarriba en los códigos de luz de los ámbitosabajo en el hombre-mono que evolucionaba lentamente -adentro de1. Atrapados en la polaridadEL ESLABON PERDIDO SEGUN LOS MAESTROS SIRIANOS
Capítulo 2
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