jueves, 10 de marzo de 2011

EL EQUILIBRIO EN EL DESARROLLO ESPIRITUAL
Francisco Nieto

EL HOMBRE QUE SE MUEVE Y SE ENVUELVE
 EN LA SOMBRA NO TIENE DERECHO
 A PREGUNTARSE QUE POR QUÉ ANDA
A OSCURAS. SEGÚN SEA LA VOLUNTAD
 Y LOS PENSAMIENTOS DEL SER HUMANO, ASÍ
SERÁ SU DESARROLLO O SU DESTRUCCIÓN.
 

Son muchas las veces que he oído decir a los asistentes a mis cursos y conferencias que oriente,
y más concretamente la India, está más evolucionada que occidente por el simple hecho de
respetar y alabar a ciertos animales, por dedicar la mayor parte de su vida a predicar o a la
oración y por creer en la reencarnación y el karma. Es cierto que algunas de sus costumbres
y cultura son dignas de una valoración positiva, pero cuando hablamos
de evolución en sentido comparativo entre oriente y occidente, en mi
opinión, oriente no está más evolucionado que occidente.

La evolución pasa por el desarrollo de la mente y está se debe aplicar al mundo físico
para descubrirle, transformarle y extraer el mayor conocimiento de él para beneficio
de la humanidad. La humanidad no se puede quedar estática y rezando a Dios
esperando que Dios la favorezca dándole todo lo que necesita sin merecerlo
¿Qué ocurriría si mantuviéramos a una persona toda la vida en estado inocente
y devocional hacia Dios, aislándole de la sociedad y no permitiendo que tenga
experiencias con el exterior ni que investigue lo que es el mundo físico?
Pues que moriría en ese mismo estado de conciencia (aunque positivo) pero
no habría aprendido (evolucionado) apenas nada y, por tanto, habría
perdido una vida de experiencia y aprendizaje.

Hay personas en oriente, como órdenes religiosas en occidente, cuyos miembros
se pasan toda la vida rezando en un monasterio, pero su evolución, aunque
pueda ser grande respecto a su aspecto devocional personal, no deja de ser
egoísta y negativo desde el punto de vista del desarrollo intelectual. Occidente
está en cabeza de toda clase de investigaciones y descubrimientos que tanto
benefician a la humanidad porque se ha interesado en desarrollar la mente
(no tanto el corazón) para penetrar en la materia y extraer todo el conocimiento
posible y así ayudar a toda la humanidad en cualquier sentido que lo
queramos ver, eso es evolución. Esta comprobado que los países que se
dedican mayormente a su religión (corazón) no avanzan apenas nada y se
quedan rezagados pasando necesidades, mientras que los que se
dedican a investigar (mente) obtienen un mayor nivel de vida social,
económico, de salud, etc.; lo que beneficia a toda
la humanidad y en todos los sentidos.

Dentro de lo que llamamos “evolución”, la humanidad pasó por una serie de
estados que bien podríamos llamar de semi-animales o salvajes hasta que
aprendió a utilizar la mente para razonar y hacerse lo que entendemos como
ser racional. Dentro de esas etapas ya se comenzó a desarrollar el aspecto
devocional del corazón por la creencia en dioses, pero la mente se fue materializando
hasta hacer una humanidad o sociedad con los valores que todos conocemos
como democracias (particularmente desde la época de los griegos para acá)
Si bien es cierto que el corazón y la mente han estado siempre unidos y que
hemos pasado por etapas donde ha reinado el arte y después la religión,
también es cierto que hoy reina la ciencia quedando la religión en segundo
lugar. Pero, lo mismo que dedicar toda una vida a la oración trae solo
progreso espiritual individual y no material ni científico, también el
progreso occidental (material y científico) ha traído mucho adelanto en todos
los sentidos, aunque hay que reconocer que éste casi no ayuda
en el desarrollo devocional del corazón.

Si analizamos esto desde el punto de vista del ocultista y aspirante espiritual y
sabiendo que cada Espíritu renace en el continente y raza que le corresponde
y que más necesita para su propio desarrollo, comprenderemos que los que
hoy se aíslan para rezar, meditar y practicar otros ejercicios, tarde o temprano
(en otra vida) tendrán que renacer de tal manera y en determinado lugar para que
desarrollen la mente gracias a las experiencias en el mudo físico y con las demás
personas. Esto debe ser así puesto que el hombre tiene cuatro cuerpos
(físico, vital, de deseos y mental) los cuales tiene que desarrollar a través de
la evolución para poder ser un Espíritu creador como “Su Padre que está en los Cielos”.

El aspecto devocional y religioso de una raza puede hacer que esas personas
espiritualicen sus vidas y se sientan más cerca de Dios que los materialistas, pero
las experiencias del occidental que sabe utilizar su mente son superiores en
sentido evolutivo como es superior el adulto respecto a un niño. Así es que el
aspirante espiritual tiene que desarrollar los dos aspectos más importantes,
estos son: el corazón por medio de la devoción y adoración a Dios; y la mente
por medio de la experiencia razonada y el conocimiento. Para desarrollar el corazón
tiene que hacerse un verdadero imitador de Cristo y tener fe en las palabras de Cristo:
“El que cree en mi y en mis obras las obras que yo hago también las hará”; para
desarrollar la mente tendrá que “descubrir” que la obra de Dios está en todo
lo creado y que él mismo es parte de Dios y colaborador de Su obra.

Así es que lo primero que debemos desarrollar en nosotros mismos es el “equilibrio”,
porque el equilibrio es la base del desarrollo como bien saben incluso los buscadores
del éxito material. Para obtener equilibrio es necesario tener fe, esperanza y
autocontrol, es decir, tener fe y esperanza en la búsqueda de la Verdad a la vez
que se piensa con el corazón y se tiene amor y devoción a lo elevado por medio
del discernimiento. Esto implica “vivir la vida” haciendo uso de los sentidos pero
llevando a la práctica: La oración constante; (actuar, sentir y pensar teniendo en cuenta
que somos hijos de Dios) la concentración; (actuar y pensar voluntaria y
conscientemente) la meditación como medio de adquirir conocimiento; y
discernimiento a la hora de diferenciar el bien del mal, lo correcto
de lo incorrecto y lo verdadero de lo falso.

A partir de ahí y haciendo un examen de conciencia cada noche respecto a lo que
hemos hecho durante el día, y actuando como si Cristo actuara a través nuestro,
encontremos el equilibrio que nos facilitará el éxito tanto en lo material como en lo
espiritual. Esta forma de actuar equilibrada hará que nuestra vida sea ejemplar,
que seamos verdaderos servidores amorosos y altruistas del prójimo y que
seamos dignos colaboradores en el Plan de Dios y en la Obra de Cristo.

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