Los Pasos Previos que Conducen al Ashrama
Por Vicente Beltrán Anglada
Vamos a proseguir con el tema místico de Shamballa. Las personas que asisten periódicamente a estas conversaciones, van siguiendo un orden, por decirlo así, histórico, cronológico y espiritual, acerca de este poderosísimo centro planetario. Pero, hay personas que es por primera vez que vienen a estas conversaciones y, por lo tanto, estoy seguro y, lo lamento mucho, se sentirán algo desplazadas del contexto vital de estas conversaciones, en virtud de su propia progresión. Ya saben Uds. que el tema de Shamballa, igual que el tema humano, tiene tres grandes vertientes: la vertiente histórica, la vertiente psicológica y la vertiente mística o trascendente y, lo mismo ocurre con todos los grandes seres, las grandes entidades que pueblan el cosmos, todas ellas pueden ser descompuestas en esta trinidad básica, histórica en el tiempo, el tiempo de duración de un universo, de un planeta o de una galaxia.
El aspecto histórico es realmente el que sirve de punto apoyo a la mente intelectual, pero viene después el aspecto psicológico, el que corresponde a la súper-alma universal o al alma de los seres humanos, para finalizar como una eclosión trascendente, el aspecto místico, el aspecto monádico, por decirlo de alguna manera, pues incluso el espacio es una entidad con tres cuerpos —si podemos analizarlo así—, que son las dimensiones, los sentidos moleculares y las formas geométricas. Pero, siguiendo el orden establecido y adentrándonos ya en lo que ocurre dentro de las inmensas profundidades de Shamballa, y adquiriendo aquello que puede ser comprendido intelectualmente, vamos a analizar los pasos del discípulo que está tratando de penetrar en un ashrama de la Gran Fraternidad Blanca del planeta, o de aquellos discípulos suficientemente entrenados y juramentados que pueden mantenerse autoconscientemente inteligentes dentro de un ashrama, mediante el proceso iniciático.
Bien mirado, la iniciación, es una palabra que asusta, me refiero a la iniciación espiritual, la que corresponde al ser humano, cuando va de este cuarto reino al quinto reino de la naturaleza o el reino de las almas liberadas o el reino de la Gran Fraternidad Blanca o Jerarquía Espiritual del planeta. Esta palabra, iniciación, es, sin embargo, socialmente hablando, una palabra que tiene que hacerse corriente en nuestras conversaciones habituales, no debe asustar, porque todos hemos nacido para un fin arquetípico previsto, la entrada consciente dentro de la Gran Fraternidad, a través de algún ashrama determinado, el que nos corresponde por línea espiritual de Rayo o de potencia eléctrica que arde en nosotros y nos convierte en lo que somos, en la existencia en el tiempo.
Dijimos anteriormente, o en la anterior reunión, que hay tres escuelas dentro de la Gran Fraternidad, las cuales esotéricamente son definidas como: el Aula del Aprendizaje, el Aula del Conocimiento y el Aula de la Sabiduría. Cada una de estas aulas, acoge a aquellos hijos de los hombres que están capacitados para estar allí, para recibir un cierto entrenamiento espiritual, que finalmente ha de convertirlos en unos grandes iniciados. Las puertas de la Jerarquía están abiertas, es el hombre el que es reacio a penetrar por ellas, sea por el temor, por la inseguridad, porque le falta el conocimiento necesario y, por lo tanto, la Gran Fraternidad continúa siendo una tierra inexplorada y, por lo tanto, como la Gran Fraternidad es la entrada de Shamballa, hay una gran dificultad.
Hay muchas personas hoy día que pueden establecer un cierto contacto con sus almas superiores, con su “Yo Superior”, teosóficamente hablando, pero no pueden penetrar todavía en Shamballa debido a ciertos requisitos, lo que yo denominaría, misterios menores, los misterios que debe aprender primero el hombre en su vida social de relación, no penetrando de improviso en las grandes avenidas de enseñanza esotérica de los ashramas de la Gran Fraternidad, sino estando atentos y apercibidos a su propia vivencia, el hombre está tan atento a los demás que se olvida de sí mismo, de ahí que no participa enteramente de los dramas psicológicos que debe vivir para poder acercarse a los grandes seres, y éste, para mí, es uno de los grandes problemas que enfrenta la humanidad consciente en estos días de gran tensión planetaria.
Igual que se nos dice que a río revuelto hay ganancia de pescadores, se puede decir que los tiempos dramáticos, los tiempos difíciles, los tiempos trágicos, son los más avientes para que el alma perciba algo de la luz espiritual, porque es tanto el desasosiego de su alma, es tanta la tensión que sufren sus vehículos frente a las crudas realidades ambientales, que forzosamente tiene que interrogarse sobre el motivo, sobre el porqué de las cosas.
Si una persona no se pregunta, no puede obtener una respuesta, llamad y se os abrirá, pedid y se os dará, no precisamente leyendo los libros más o menos esotéricos, sino el libro de la vida abierto constantemente a nuestras indagaciones. Para mí es esencial que la persona esté atenta al fluir de los acontecimientos. ¿Saben ustedes que no se puede penetrar en un ashrama de la Gran Fraternidad si la persona no ha adquirido una cierta dosis de atención hacia el mundo que le rodea, hacia lo que sucede dentro de sí mismo, tratando de hallar el nexo inteligente entre lo que ocurre fuera y lo que pasa dentro, buscando la relación kármica, si podemos decirlo así, y a partir de esta relación kármica empezar a vivir de otra manera, reorientando la vida en otras direcciones? Todos somos invitados a la Mesa del Señor, como se dice en los textos místicos, pero ¿cómo lo hacemos?
La mayoría vamos a buscar las migajas de aquello que dejan los comensales. Yo quisiera que todo el mundo se convirtiese en un comensal de esta gran mesa de conocimiento y enseñanza esotérica de la Nueva Era, que no se contentasen con las migajas cuando hay los manjares abiertos delante de nosotros, que sólo esperan de nuestra hambre, de nuestra fruición, de nuestro intento. Si nos damos cuenta de que la vida es la gran escuela, nos daremos cuenta que no podemos penetrar en las escuelas esotéricas internas sin que tengamos una comprensión de lo que sucede, de lo que pasa, de aquello que nosotros comprendemos o que tratamos de comprender; sucede que enjuiciamos lo que vemos y, a mí, me gustaría que la persona viese sin juicio, observando atentamente lo que sucede, porque cuando se entromete el juicio se cierra el paso de la enseñanza esotérica. Por esto es que, aquel que enjuicie será juzgado, y son términos válidos para todas las épocas.
Por lo tanto, si hablamos de Shamballa y, hablamos de la dignificación del hombre, deberemos hablar también de los pasos que debe dar el hombre para penetrar en estas serenas avenidas, al final de las cuales, allá en la lejanía, se percibe el gran proceso de la iniciación. La iniciación, dense cuenta ustedes, no es solamente una meta para toda la humanidad que espera que el hombre haga el esfuerzo necesario para poder penetrar en ella, sino que es un deber social, es el deber que tiene cualquier ser nacido al llegar a cierta etapa de comprensión que le impele a penetrar el sentido de los misterios.
Si no deseamos ardientemente una cosa no la conseguiremos, si la mente no está atentamente apercibida no podrá penetrar las augustas soledades del misterio, y si no es capaz de penetrar las augustas soledades del misterio jamás tendrá una vida sacramental, jamás se convertirá en un sacramento viviente, que es lo que se precisa para ser un humano inteligente en nuestros días. Estamos dentro de una caparazón, lo hemos construido con nuestros deseos inferiores, con nuestras capacidades intelectuales, con todo cuanto pertenece a nuestro equipo kármico, y no queremos salir de aquí, de ahí que es muy difícil aprender las enseñanzas de la vida sin salir de esta torre de marfil.
Y esto lo estamos diciendo constantemente, y que no podremos realmente penetrar en el santuario interno si antes nos destrozaba en parte esta torre de marfil y hemos creado una puerta, hemos destruido parte de esta gigantesca fuerza que hemos compuesto y que nos envuelve, para penetrar en el secreto lugar donde Dios, el Creador, en el corazón, nos dice qué es lo que hay que hacer, cuáles son los pasos que hay que dar.
El primer paso es interno, y el Maestro no aparecerá ante ustedes si antes ustedes no están lo suficientemente preparados, de ahí que ustedes no deben buscar al Maestro, deben vivir la vida del Maestro, pero, sin pretender encontrarlo en cualquier lugar de la vida, sin hacer otra cosa que estar atentos, hay que vivir la vida. Vida y atención son sinónimos, ¿se dan cuenta?, no podemos vivir sin estar atentos. Cómo se formula un acontecimiento, cómo este acontecimiento tiene una cierta finalidad, y la parte que nosotros hemos contribuido a formar este acontecimiento, lo cual son tres etapas definidas que tendrán que dilucidarse en el Aula del Aprendizaje.
El interés capital de la Jerarquía, es que cuantos más seres humanos penetren en el Aula del Conocimiento mucho mejor, porque el Aula del Conocimiento es el centro de la evolución de la enseñanza esotérica de todos los tiempos. Que se precisan ciertas dotes de atención, de observación y de vivencia, de esencia práctica, naturalmente que sí. Y que al llegar a cierto punto, al entrar en ciertos aspectos de esta Aula del Conocimiento, ustedes verán unas avenidas de luz inconcebibles, indescriptibles, porque les indicarán puertas mucho más lejanas y más esplendentes, pero que ustedes tienen que ir conquistando paso a paso, sin otra meta que la ilusión de alcanzarla, sin crear algo rígido y definido, porque la creación de una meta mata el entendimiento, mata el propósito, mata la idea de vida.
La liberación no es una meta, es un movimiento, el movimiento los lleva a ustedes a la liberación, es decir, que la liberación está en el propio movimiento de la vida, cuando ustedes no ofrecen resistencia y, naturalmente, la resistencia impuesta al ritmo vital, a su propósito, frena el impulso y les impide penetrar muy profundamente, no sólo en el Aula del Aprendizaje, sino precisamente en lo que es el centro de gravitación de todas las escuelas esotéricas del mundo y de la Gran Fraternidad: el Aula del Conocimiento. Sabiendo, que es aquí donde el Bodhisatva está utilizando su mayor poder para llevar adelante el gran proceso vital de la existencia, para que los hombres se conviertan en discípulos y los discípulos en iniciados, los iniciados en Adeptos y los Adeptos en Logos creadores.
Es un proceso que va del simple aspirante hasta el más glorioso de los Dioses, es sintomático, y lo sabemos todo, pero, hay que dar el primer paso, y el primer paso es un paso tan sencillo, tan realmente sencillo, que nuestra mente habituada a los grandes problemas y complejidades no acierta a verlo. Para un ser humano cualquiera es más fácil adaptarse a una regla, a una disciplina del carácter que sea, de meditación o de yoga, que ver las cosas claras que están pasando por delante de su visión constantemente. Desde cierto ángulo de vista hay muchas personas muy bien intencionadas que no pueden penetrar en el Aula del Aprendizaje porque están siguiendo ciertas técnicas, lo cual sugiere ciertos resultados específicos o sugiere ciertas metas específicas o determinadas e impiden la visión causal.
La visión causal está en una tierra de nadie, donde no hay nada aparentemente que pueda ser enjuiciada por el intelecto, ahí esta el problema, que al ver que no hay nada delante de sí para poder asirse, para tener una seguridad, se retrocede y se continúa marcando el compás del tiempo como los demás seres humanos, y de gente que no osa franquear el umbral, de personas temerosas, de personas adictas a todo cuanto ha sido establecido a través del tiempo, a lo que nos legó la tradición, a lo que dicen las iglesias, a lo que dicen los santos, deja de ver la suprema puerta iniciática que conduce al Reino de Dios, y el Reino de Dios no es una religión, no es una iglesia, es Dios en sí, y Dios está en todos nosotros, y si Dios y nosotros somos una sola cosa, ¿para qué necesitamos la iglesia?
La iglesia es solamente una meta, y desde el punto de vista del Aula del Conocimiento, las metas deben desaparecer, debe quedar sólo el movimiento, el movimiento del propósito espiritual, renovado constantemente, hasta llegar el momento de la gran consumación, en la que el espacio y el tiempo se funden en un abrazo y en donde la ciencia y la religión, la filosofía y el arte, se unifican para crear una belleza nueva, algo que desconocemos, algo que no ha entrado todavía en el cálculo apreciativo de la mente de los hombres.
Estar apercibidos, vivir atentos observando todo cuanto sucede, sin detener esa inmensa curiosidad del hombre, no plegándola a una meta definida, es liberación, es empezar a vivir de acuerdo con la realidad suprema, no es el alcance de una misión serenamente apasionada o hábilmente establecida, o una doctrina que tengamos que cumplir, sino algo vital y permanente, algo que es realidad, porque surge de nosotros y viene a nosotros. Y fuera de nosotros y lo que nos rodea no existe, no hemos creado una meta delante de nosotros, entonces hemos creado un movimiento, la liberación, la iniciación, el discipulado consciente.
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