sábado, 15 de octubre de 2011

EL VIAJE ASTRAL

SIXTO PAZ WELLS.


“Vivimos en un universo sin límites, el único límite es nuestra ignorancia”.
El ser humano tiene además de su cuerpo físico, seis otros vehículos aunque sutiles. Uno de ellos es el cuerpo astral, vehículo de las emociones y los deseos, unido al cuerpo físico a través de un cordón umbilical de energía que se conoce como el “Cordón de Plata”, y que se quiebra cuando uno muere. Precisamente en la Biblia haciendo referencia a la muerte dice: “...Antes que se rompa el cordón de plata”. (Eclesiastés 12,6)
Durante el sueño siempre nos desdoblamos, desprendiéndonos del cuerpo físico y viviendo experiencias en la dimensión del astral. Todos los sueños son viajes astrales, pero no todos los viajes astrales son sueños. Uno puede desdoblarse sin estar durmiendo, para lo cual bastará con una relajación profunda.
Si estamos en buenas condiciones de salud la experiencia astral consciente no trae ninguna dificultad. Y para ésta práctica se recomienda que estemos con el estómago libre de procesos de digestión, por ello es aconsejable realizar el ejercicio antes de ingerir alimentos o por lo menos dos horas después de haberlo hecho.
El viaje astral como decíamos es algo que naturalmente y de manera espontánea realizamos todas las noches durante el sueño. El esfuerzo que debemos desplegar en éste sentido, es estar completamente conscientes, y efectuarlo después de nuestras meditaciones, con el ejercicio de nuestra voluntad que debe haberse visto fortalecida por la disciplina interior, que venimos asimilando de prácticas anteriores (respiración, protección, relajación, concentración y meditación). Todo proceso de crecimiento interior apunta hacia el afloramiento natural de capacidades que son parte de nuestra naturaleza, y que nos permitirán ampliar nuestra capacidad de amor en el servicio, porque descubriremos que vivimos en un universo sin límites, y que el único límite es nuestra ignorancia y nuestros miedos, a los que muchas veces nos aferramos.
El viaje astral es ingresar en otra realidad, una realidad interna y manifestación de otro plano de experiencias, que están reservadas para el ser humano.
Recordemos que antes de nacer, estamos en el mundo astral, durante el sueño volvemos al astral y al fallecer regresamos allí; tendríamos que pensar entonces ¿cuál de los planos de existencia es más real? ¿En cuál pasamos más tiempo, en el astral o en el físico? Como la respuesta es evidente, tenerlos entonces que reflexionar por qué solemos olvidar aquel otro plano de vida que resulta más real que el físico. Y es que el recordar los sueños es señal de madurez, y parte del proceso de expansión de conciencia. Así como por las mañanas nos despertamos, y luego nos levantamos de la cama, igualmente se requiere que despertemos conciencia a todo el universo de posibilidades que nos rodea. Debemos reaccionar y abrir los ojos a una realidad que, porque no la terminamos de percibimos aun, no deja de existir, de manifestarse y de actuar influyendo nuestro mundo material.
Antes de iniciar la aventura del viaje astral consciente deberemos superar todos los temores. Nada malo puede pasar que nosotros no lo permitamos. El miedo es la puerta por la que llegan todas las acechanzas y peligros. Y ese temor viene del hecho que el viaje astral consciente reproduce los síntomas de la muerte, de tal manera que las mismas sensaciones que percibimos cuando nos morimos se repiten cuando uno se desdobla conscientemente, entre ellas dejar de sentir el cuerpo y abandonarlo. Y esto es porque durante el sueño uno deja de ser la persona que cree que es para pasar a ser la persona que realmente es.
Si uno sabe que está protegido (recordemos la existencia de nuestra Aura), protegido esta. Dejemos paso a la convicción, y la seguridad de que contamos con la protección de entidades superiores con las que nos unen lazos vibratorios, y entre quienes se cuentan los hermanos guías extraterrestres, así como otros seres que siendo espirituales nos librarán del acecho de entidades bajas astrales; que siempre existen y pululan en esos planos, buscando introducirse en el cuerpo de los encarnados. Pero el peligro real es nuestra inseguridad, nuestro propio miedo.
Técnica en el Viaje Astral.
Para el desdoblamiento se requiere entre otras cosas una posición cómoda, de preferencia acostado en la cama, o en el suelo sobre una frazada, o sentado sobre un sofá con un buen espaldar y grande descansa brazos; también una buena respiración y una profunda relajación, alcanzadas previamente. Al cabo de una buena relajación iniciamos nuestro trabajo con miras a abandonar lentamente y paso a paso, nuestro cuerpo físico por un período corto de tiempo, procurando antes que nada, perder el temor de dejar de sentirlo.
El primer pasó como dijimos para lograr el desdoblamiento consiste en alcanzar con las respiraciones lentas y profundas una buena relajación, dejando de percibir nuestro cuerpo. Luego, nos imaginamos que somos como una esfera de luz flotando en el interior del envase que es nuestro cuerpo, ubicándola exactamente en nuestro plexo solar. Nos imaginamos a continuación que esa esferita de luz sale como flotando por encima de nuestra cabeza, como si la cabeza se estirara, pudiendo llegar a ver nuestro cuerpo desde cierta altura. Después de un tiempo prudencial volvemos, descendiendo sobre nuestra cabeza y situándonos nuevamente en el pecho, sintiéndonos siempre esa esfera brillante.
Hacemos un nuevo intento concentrándonos como para empezar a balancearnos cual si fuéramos un péndulo, de tal manera que intentaremos salir por los lados del cuerpo o balanceándonos hacia delante y atrás. Una vez fuera nos giraremos y procuraremos ver nuestro cuerpo físico allí tendido donde se encuentra. Después de un rato volveremos de la misma manera, ingresando por donde salimos.
Otra forma de salida siempre a partir del plexo solar es sentirnos flotando dentro del cuerpo y empezando por girar a gran velocidad, de tal manera que la fuerza centrífuga termina por sacarnos de nuestro cuerpo. Quedamos flotando por encima del cuerpo y para regresar, bastará con invertir el giro (fuerza centrípeta) o concentrarnos en un dedo del pie o de la mano sintiéndolo, para que caigamos en el cuerpo como una pluma al viento.
También podemos intentar deslizarnos por los pies o caer hacia atrás por la espalda como en una piscina. Y fuera del cuerpo nos giramos siempre para vernos tal como somos y observar todo a nuestro alrededor para poder hacer después confirmaciones. Para volver, simplemente bastará desearlo.
Otra forma es luego de la relajación imaginarse que nos levantamos dejando nuestro cuerpo al lado. Recordamos entonces, todos los detalles de la habitación y procuramos a continuación desplazarnos hacia la puerta más cercana, la cual abriremos; de allí siempre en la imaginación, recorreremos toda la casa (el lugar), abriendo y cerrando las puertas detrás nuestro. Procuraremos salir afuera a la calle observándolo todo. Luego regresaremos, volviendo por nuestros pasos, hasta encontrarnos con nuestro cuerpo, en el cual ingresaremos lentamente. Al haber completado este reconocimiento mental del lugar, habremos adquirido la adecuada concentración y orientación como para intentar el desdoblamiento en serio y realmente pudiéndolo sentir y a la vez, haciéndonos sentir.
La recomendación es que tenemos que focalizar nuestra atención en el proceso de desprendernos, y no tenemos que preocuparnos en sentir el cuerpo en el proceso de abandonarlo, o esto nos atraerá velozmente a él.
Otra paso sería, en caso no nos acomoden demasiado los anteriores, que sin mover nuestro cuerpo tratemos de incorporarnos astralmente, como sentándonos y girando para ver nuestro rostro, como si estuviésemos frente a un espejo; luego levantarnos parándonos y observando el cuerpo tendido en el suelo o sentado como lo hayamos dejado.
Cuando hemos escogido elevarnos por encima de la cabeza, procuraremos mirar todo desde arriba, llegando a tocar el techo de la habitación y recordando allí, que nuestro vehículo astral puede atravesarlo; por lo cual podremos flotar y salir al exterior, procurando fijarnos en algún hecho externo o circunstancia externa que después nos lleve a una verificación de la veracidad de la experiencia. Podremos por ejemplo: ir a nuestras respectivas casas o a las de familiares y amigos, fijándonos en algo que posteriormente podamos cotejar.
Una vez que nos encontremos fuera de nosotros, y ya superamos la sensación de temor, podremos avanzar fijándonos en todo cuanto hay alrededor nuestro, pudiendo volar o atravesar puertas y paredes porque el astral no está sujeto a las leyes de la física material. Siempre es bueno pedir al principio de la práctica, una protección especial a los guías extraterrestres o maestros de luz, es muy probable que uno de ellos esté aguardando en astral para orientarnos.
Las distancias se cubren astralmente son a la velocidad del pensamiento por lo que se puede realizar fácilmente viajes a otros planetas sin necesidad de usar trajes espaciales; y hasta podremos conocer recónditos lugares de nuestro planeta atravesando muros, rocas y hasta montañas completas. El retorno igualmente lo realizaremos con tranquilidad y sin apuro, procurando no olvidar los detalles de la experiencia; y bastará simplemente con desear volver, procurando concentrarnos en alguna parte de nuestro cuerpo, para que vayamos entrando suavemente. Para poder viajar a otros mundos es necesario tener mucha vitalidad y esto se consigue con respiraciones lentas y profundas, así como una alimentación natural y una vida sana.
La práctica del viaje astral se dirige como una relajación normal y cuando llegamos al momento en que ha de iniciarse la salida, hemos de sugerir que empiece el proceso de desprendimiento sin temor y con confianza. Sugerimos entonces los diversos sistemas que ahora ya conocemos, dando un margen de unos quince a veinte minutos de experiencia antes de iniciar el retorno, el cual se dirige como trayéndolos de una meditación profunda.

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