jueves, 25 de agosto de 2011

El clima explica un quinto de los conflictos del mundo


El fenómeno de El Niño ha podido jugar un papel importante en el 21% de las guerras civiles de los últimos 50 años

MÓNICA MARTÍN / MADRID
Un grupo de investigadores del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia ha relacionado los ciclos del clima con el aumento de las guerras o con una subida en su intensidad. El estudio publicado en la revista científica «Nature» concluye que la llegada del fenómeno meteorológico conocido como El Niño duplica el riesgo de guerras civiles en los 90 países tropicales a los que afecta, y ayuda a explicar un quinto de los conflictos vividos en todo el mundo en los últimos 50 años, según afirman sus autores.

En este estudio, que analiza por primera vez los efectos que tiene el clima en los conflictos y guerras civiles actuales, se ha averiguado que El Niño, que cada tres a siete años aumenta las temperaturas y frena las lluvias, ha podido jugar un papel importante en el 21% de las guerras civiles de todo el mundo -y cerca del 30% en los países afectados directamente por él-. Además, sugiere que el caos que se está viviendo en lugares como Somalia está siendo avivado por el calentamiento global.

Los investigadores, sin embargo, no entran a valorar de qué modo el clima podría alimentar un conflicto. Aunque, M. Hsiang, el autor principal del estudio, ha afirmado que «cuando existe desigualdad social, personas con necesidades y tensiones subyacentes, parece factible que el clima pueda ser el golpe final». Además, varios sociólogos apuntan a las altas temperaturas como una de las causas del aumento de la agresividad en los individuos.

No afecta a todos por igual
El mal tiempo causa el caos más fácilmente en los países pobres. Ya que, por ejemplo, «El Niño» provoca sequías que merman la agricultura y la ganadería, además de inundaciones que arrasan amplios territorios y dejan enfermedades, lo que provoca un «shock» económico en las sociedades afectadas. Las familias sufren la reducción drástica de sus ingresos, mientras se disparan los precios de los productos de primera necesidad, circunstancias que sacan a la superficie y aceleran conflictos latentes. Así, la rica Australia, aunque está afectada por el fenómeno de El Niño, jamás ha vivido una guerra civil. Por otra parte en, al menos, dos países la relación entre el clima y los conflictos se sale de todas las estadísticas. En 1982, un potente El Niño golpeó la empobrecida sierra de Perú destruyendo las cosechas; ese año, también tuvieron lugar varios ataques del movimiento guerrillero Sendero Luminoso, que llegaron a generar un gran conflicto civil. Por otra parte, en 1963, otro año de El Niño, hubo un enorme enfrentamiento entre Sudán del Sur y Sudán del Norte. El conflicto se suavizó y reapareció en 1976, año de El Niño. El año1983 vivió un El Niño mucho mayor y el catastrófico estallido de más de 20 años de guerra que acabó con la vida de dos millones de personas, la que podría decirse que fue el conflicto mundial más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial.

Además, Hsiang afirma que otros países que tienen conflictos enquistados han visto incrementada su intensidad durante el fenómeno de El Niño, incluyendo El Salvador, Filipinas y Uganda (1972); Angola, Haití y Myanmar (1991); y Congo, Eritrea, Indonesia y Ruanda (1997).

A pesar de las pruebas aportadas, a algunos científicos e historiadores no les convence la conexión entre el clima y la violencia. Su principal argumento es que relacionar los datos sin explicar las causas, lleva únicamente a la especulación.

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