El Jehová antropomórfico
"Las concepciones místico-filosóficas de los gnósticos acerca de Dios y la creación, en general, tan criticadas por organizaciones religiosas dogmáticas, tienen raíces ontológicas trascendentales que explican de manera más idónea la naturaleza de lo divinal.
A este respecto es bueno señalar lo siguiente:
«Todas las naciones tienen a su primer Dios o Dioses como andróginos; no podía ser de otro modo, puesto que consideraban a sus lejanos progenitores primitivos, sus antecesores de doble sexo, como Seres divinos y Dioses santos, lo mismo que hacen hoy los chinos.
En efecto, la concepción artificiosa de un Jehová antropomórfico, exclusivista, independiente de su misma obra, sentado allá arriba en un trono de tiranía y despotismo, lanzando rayos y truenos contra este triste hormiguero humano, es el resultado de la ignorancia, mera idolatría intelectual.
Lo que los gnósticos de todos los tiempos han rechazado, no es el Dios desconocido, Uno y siempre presente en la Naturaleza, o la Naturaleza In Abscondito, sino al Dios del dogma ortodoxo, a la espantosa Deidad vengativa de la Ley del Talión (ojo por ojo y diente por diente).
En la palabra "Elojim" (Elohim) encontramos una clave trascendental que nos invita a la reflexión.
Es un hecho incontrovertible, no solamente desde el punto de vista esotérico, sino también lingüístico, que el término "Elohim" es un nombre femenino con una terminación plural masculina.
La traducción correcta, stricto sensu, del nombre Elohim, o mejor dijéramos "Elojim", pues en hebreo la "h" suena como "j", es DIOSAS y DIOSES». 13
Los génesis apócrifos de muchas religiones, no publicados a causa de intereses oscuros que no quieren ser tocados para no escandalizar a muchos ciegos, comienzan diciendo: «Y el Espíritu de los principios masculino y femenino se cernía sobre la superficie de lo informe, y la creación tuvo lugar». 14
Con esto queremos enfatizar lo siguiente:
«Incuestionablemente, una religión sin Diosas está a mitad del completo ateísmo.
Si queremos de verdad el equilibrio perfecto de la vida anímica, debemos rendir culto a Elojim (los Dioses y las Diosas de los antiguos tiempos), y no al Jehová antropomórfico, rechazado por el Gran Kabir Jesús.
El culto idolátrico del Jehová antropomórfico en vez de Elojim, es ciertamente un poderoso impedimento para el logro de los estados concientivos supranormales.
Los antropólogos gnósticos, en vez de reír escépticos –como los antropólogos profanos–, ante las representaciones de Dioses y Diosas de los diversos panteones azteca, maya, olmeca, tolteca, inca, chibcha, druida, egipcio, hindú, caldeo, fenicio, mesopotámico, persa, romano, tibetano, etc., etc., etc., caemos prosternados a los pies de esas Divinidades. Porque en ellas reconocemos al Elojim Creador del Universo.
"Quien ríe de lo que desconoce, está en el camino de ser idiota".
Incuestionablemente, las facultades de cognición humana, jamás podrían pasar más allá del imperio cósmico del Logos macho-hembra, el Demiurgo Creador, el Ejército de la Voz (el Verbo).
JAH-HOVAH, el PADRE-MADRE secreto de cada uno de nos, es el auténtico JEHOVÁ.
JOD, como letra hebrea, es el MEMBRUM VIRILE (el Principio Masculino).
EVE, HEVE (EVA), lo mismo que HEBE, la Diosa griega de la Juventud y la novia olímpica de Heracles, es el YONI, el Cáliz divino, el Eterno Femenino.
El divino Rabí de Galilea, en vez de rendir culto al Jehová antropomórfico de la judería, adoró a su divino Macho-Hembra (Jah-Hovah), el Padre-Madre interior.
El Bendito crucificado en el Monte de las Calaveras, clamó con gran voz diciendo:
"Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu". RAM-IO, ISIS, su Divina Madre Kundalini le acompañó en el Viacrucis». 15
Concluimos este aspecto teológico diciendo que:
«La desviación del Demiurgo Creador, la antítesis, lo fatal, es la inclinación hacia el egoísmo, el origen real de tantas amarguras.
Indubitablemente, la conciencia egóica se identifica con Jahvé, el cual, según Saturnino de Antioquía, es un Ángel caído, el Genio del Mal». 16
13, 14, 15, 16, 17. «La Doctrina Secreta de Anáhuac», cap. 10: «Antropología Gnóstica».
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SAMAEL AUN WEOR, EL HOMBRE ABSOLUTO pág. 35
OSCAR UZCÁTEGUI
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