viernes, 29 de junio de 2012


DEL LIBRO "LA RUEDA DEL TIEMPO" DE CARLOS CASTANEDA

La Muerte y el Guerrero

Un guerrero cazador sabe que su muerte lo aguarda, y que ese mismo acto que ahora está realizando puede muy bien ser su última batalla sobre la Tierra.
Lo llama batalla porque es una lucha. La mayoría de la gente pasa de acto a acto sin luchar ni pensar.
Un guerrero cazador, por el contrario, evalúa cada acto; y como tiene un conocimiento íntimo de su muerte, procede juiciosamente, como si cada acto fuera su última batalla.
Sólo un necio dejaría de notar la ventaja que un guerrero cazador tiene sobre sus semejantes.


Un guerrero cazador da a su última batalla el respeto que merece. Es natural que su último acto sobre la Tierra sea lo mejor de sí mismo. Así le place. Así le quita el filo a su temor.
La muerte es nuestra eterna compañera. Se halla siempre a nuestra izquierda, a la distancia de un brazo tras de nosotros.
La muerte es la única consejera sabia con la que cuenta un guerrero.
Cada vez que el guerrero siente que todo anda mal y que está a punto de ser aniquilado, puede volverse a su muerte y preguntarle si ello es cierto. Su muerte le dirá que se equivoca, que en realidad nada importa salvo su toque. Su muerte le dirá: «Todavía no te he tocado.»


Cuando un guerrero decide hacer algo, debe ir hasta el final, aceptando la responsabilidad de lo que hace.


Haga lo que haga, primero debe saber por qué lo hace, y luego seguir adelante con sus acciones, sin dudas ni remordimientos.


En un mundo donde la muerte es el cazador no hay tiempo para dudas ni lamentos. Sólo hay tiempo para decisiones. No importa cuáles sean las decisiones.
Nada puede ser más serio o menos serio que lo demás. En un mundo donde la muerte es el cazador no hay decisiones grandes o pequeñas.
Sólo hay decisiones que un guerrero toma a la vista de su muerte inevitable.


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