sábado, 31 de octubre de 2015
A los pies del Maestro - El discernimiento - Krishnamurti
A LOS PIES DEL MAESTRO
I
DISCERNIMIENTO
1. El primero de estos requisitos es el discernimiento; por lo cual entendemos,
generalmente, la facultad de distinguir entre lo real y lo irreal, que conduce a los hombres a
entrar en el Sendero.
2. Es esto y mucho más aún; y debe practicarse no sólo al comienzo del Sendero sino a
cada paso que en El se diere, cada día, hasta el fin.
3. Entras tú al Sendero porque has aprendido que solamente en El pueden encontrarse
aquellas cosas que merecen ser alcanzadas.
4. Los hombres que no saben, trabajan por conquistar riquezas y poder, pero éstos duran
a lo sumo una sola vida; y por tanto son irreales. Hay cosas más grandes que esas, cosas que
son reales y perdurables; y una vez descubiertas, se extingue el deseo por las otras.
5. Solamente dos clases de seres existen en todo el mundo: los que conocen y los que no
conocen; y este Conocimiento es lo que importa.
6. La religión que un hombre profesa, la raza a que pertenezca, no son cosas
importantes; lo único que realmente importa es este Conocimiento: el Conocimiento del Plan
de Dios para los hombres. Porque Dios tiene un Plan, y este Plan es la Evolución.
7. En cuanto el hombre ha comprendido este Plan y lo conoce realmente, no puede
menos que colaborar en El e identificarse con sus designios; tan gloriosos son como bellos.
8. Así pues, en virtud de este Conocimiento, se hallará de parte de Dios erigiéndose en
sustentador del bien y opositor del mal; trabajando por la Evolución y no por el interés
propio.
9. Si estás de parte de Dios, eres uno de los nuestros, y nada importa que te llame
hinduista, budista, cristiano o mahometano; que seas indio o inglés, ruso o chino. Quienes
están de Su parte, saben por qué están allí y qué deberían hacer, y están tratando de hacerlo.
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10. Todos los demás ignoran aún lo que deben hacer y, por consiguiente, a menudo
actúan neciamente y tratan de inventar procedimientos que creen puedan serles agradables,
sin darse cuenta de que todos somos UNO y de que, por tanto, sólo aquello que el UNO
quiere, puede siempre ser placentero para cualquiera.
11. Van ellos en pos de lo irreal y no de lo real; hasta que hayan aprendido a distinguir
entre los dos, no podrán inclinarse hacia la parte de Dios. Por tanto, este discernimiento es el
primer paso.
12. Mas aún después de hecha la elección, debes recordar todavía que entre lo real y lo
ilusorio hay muchas variedades y que se debe discernir todavía entre lo recto y lo erróneo;
entre lo que tiene importancia y lo que no la tiene; entre lo útil y lo inútil; entre lo verdadero
y lo falso; lo egoísta y lo desinteresado.
13. No debería ser difícil la elección entre lo recto y lo erróneo, puesto que aquellos que
quieren seguir al Maestro, han decidido practicar el bien a toda costa.
14. Pero el Cuerpo y el hombre son dos cosas diferentes y lo que el hombre quiere no es
siempre lo que el Cuerpo desea.
15. Cuando tu Cuerpo deseará algo, detente y reflexiona si TU realmente lo deseas.
Porque TU eres Dios y querrás solamente aquello que Dios quiere; pero es preciso que TU
busques en la profundidad de tu ser, hasta encontrar al Dios en tu interior y escuchar Su voz
que es TU voz.
16. No confundas tus Cuerpos, ni el Físico, ni el Astral, ni el Mental, con tu Yo. Cada
uno de ellos pretenderá ser el Yo, a fin de lograr lo que desea, pero tú debes conocerlos a
todos ellos y reconocerte a ti mismo como su dueño.
17. Cuando hay trabajo que debe ser hecho, el Cuerpo Físico pide reposo, salir de paseo,
alimento o bebida; y el hombre que no tiene el Conocimiento se dirá: “Yo quiero hacer estas
cosas, y debo hacerlas”; pero el que sabe dice: “Este que desea NO SOY YO, y es preciso que
espere”.
18. A menudo, cuando se presenta una oportunidad de ayudar a alguien, el Cuerpo Físico
dice: “¡Cuánta molestia será para mí, mejor es que lo haga otro!”. Pero el hombre replica a su
Cuerpo: “Tú no me impedirás ejecutar una buena obra”.
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19. El Cuerpo es un animal a tu servicio, el corcel sobre el cual cabalgas. Por
consiguiente, debes tratarlo bien y cuidarlo; no debes fatigarlo demasiado; hay que nutrirlo
convenientemente, tan sólo con alimentos y bebidas puras, manteniéndolo siempre
escrupulosamente limpio, libre de la menor mancha de suciedad.
20. Porque sin un Cuerpo perfectamente limpio y sano, no podrás llevar a cabo el arduo
trabajo de preparación, ni podrás soportar el esfuerzo incesante que ello requiere. Pero tú
debes ser siempre quien domine a tu Cuerpo y no el Cuerpo quien te domine.
21. El Cuerpo Astral tiene sus deseos por docenas; querrá que tú montes en cólera; que
digas palabras ásperas, que sientas celos; que codicies el dinero; que envidies las ajenas
posesiones; que te dejes abatir por el desaliento.
22. Deseará todas esas cosas y muchas más, no porque desee hacerte daño, sino porque
gusta de las vibraciones violentas y le place cambiarlas continuamente. Pero TU no necesitas
ninguna de estas cosas y por tanto debes Discernir entre tus necesidades y las de tu Cuerpo
Astral.
23. Tu Cuerpo Mental deseará considerarse orgullosamente separado de otros; pensar
mucho en sí y poco en el prójimo. Aun cuando lo hayas desligado de los intereses mundanos,
todavía tratará de ser egoístamente calculador y de hacerte pensar en tu propio progreso en
vez de pensar en la labor del Maestro y en ayudar a los demás.
24. Cuando medites, tratará de hacerte pensar en las mil diversas cosas que EL desea, y
no, en la cosa única que TU anhelas. No eres tú esa Mente, sino que ella está a tu servicio, y
por lo mismo también en esto necesitas el discernimiento.
25. Vigila pues, incesantemente, porque de otro modo fracasarás.
26. El ocultismo no admite componendas entre lo bueno y lo malo. A cualquier costa
deberás hacer aquello que sea correcto, y abstenerte de lo indebido, sin reparar en lo que
piense o diga el ignorante.
27. Estudia profundamente las leyes ocultas de la Naturaleza y cuando las hayas
conocido, adapta tu vida a ellas, empleando siempre la razón y el sentido común.
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28. Debes distinguir entre lo importante y lo no importante. Firme como una roca
cuando se trate de la rectitud o de la maldad, cede siempre en las cosas que no tengan
importancia. Porque habrás de ser siempre afable y bondadoso, razonable y condescendiente;
dejando a otros la misma plena libertad que a ti te es necesaria.
29. Procura seleccionar aquello que merezca hacerse y recuerda que no debes juzgar por
la magnitud de la cosa. Una minucia que sea directamente útil para la labor del Maestro, es
mucho más digna de hacerse que una cosa notoria que el mundo juzgaría buena y grande.
30. Debes distinguir no sólo lo útil de lo inútil, sino también lo más útil de aquello que
sea menos útil.
31. Alimentar a los pobres es una obra buena, noble y útil; pero alimentar las Almas es
más noble y más útil que nutrir los Cuerpos.
32. Cualquier rico puede alimentar los Cuerpos, pero sólo quienes poseen el
Conocimiento pueden alimentar las Almas. Si posees el Conocimiento, tu deber es ayudar a
otros a obtenerlo.
33. Por muy sabio que ya seas, te falta mucho por aprender en este Sendero, a tal grado,
que aquí también necesitas del discernimiento para elegir cuidadosamente lo que valga la
pena aprender.
34. Todo Conocimiento es útil, y algún día alcanzarás todo el saber; pero mientras
poseas sólo una parte, procura que esta parte sea la más útil.
35. Dios es Sabiduría a la par que Amor, y cuanta mayor sea tu Sabiduría tanta mayor
parte de El podrás manifestar. Estudia, pues; pero ante todo, estudia aquello que más te
capacite para ayudar a otros.
36. Persevera pacientemente en tus estudios, no con el fin de que los hombres te
consideren sabio, y ni aun por la felicidad de ser sabio, sino porque tan sólo el hombre que
sabe puede ayudar sabiamente.
37. Por grande que sea tu anhelo de prestar ayuda, si eres ignorante podrías hacer más
mal que bien.
38. Deberás distinguir entre la verdad y la falsedad; deberás aprender a ser veraz en
todo; en el pensamiento, en la palabra y en la acción.
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39. Primeramente en el pensamiento; y esto no es fácil porque en el mundo hay muchos
pensamientos falsos, muchas necias supersticiones, y quien se hallare esclavizado por ellas no
podrá progresar.
40. Por consiguiente, no debes abrigar una creencia simplemente porque mucha gente
piense así; ni porque haya existido por siglos; ni porque esté escrita en cualquier libro que los
hombres tengan por sagrado; deberás pensar por ti mismo y juzgar por ti mismo si la creencia
es razonable.
41. Recuerda, que aunque mil personas estén de acuerdo sobre un asunto, si nada saben
acerca de tal asunto su opinión carece de valor.
42. Quien deseare hollar el Sendero deberá aprender a pensar por sí mismo, pues la
superstición es uno de los mayores males del mundo, uno de los grilletes de los cuales
deberás liberarte por completo.
43. Debe ser verdadero tu pensamiento respecto de los demás. No pienses de ellos lo que
no te conste, ni supongas que ellos, te tienen de continuo en su Mente.
44. Si una persona hiciere alguna cosa que tú creas puede causarte daño, o dijere algo
que creas se refiere a ti, no pienses enseguida: “Este quiere ofenderme”. Muy probable es que
ni siquiera haya pensado en ti; porque cada Alma tiene sus propias dificultades, y sus
pensamientos, giran principalmente en torno de sí misma.
45. Si alguna persona te hablare coléricamente, no pienses: “Me odia, trata de
perjudicarme”. Probable es que cualquiera otra persona o cosa le haya puesto iracundo, y por
haberte encontrado descargue sobre ti su cólera. El está actuando estultamente, porque la ira
es tontería, mas no por eso te es lícito pensar erróneamente de él.
46. Cuando llegues a ser discípulo del Maestro, podrás siempre verificar la exactitud de
tu pensamiento comparándolo con el suyo.
47. Porque el discípulo es uno con su Maestro, y basta con que eleve su pensamiento,
hasta el pensamiento del Maestro, para percibir inmediatamente si concuerda con El. Si no
está de acuerdo, su pensamiento no es correcto y lo cambiará instantáneamente, porque el
pensamiento del Maestro es perfecto, pues El, lo sabe todo.
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48. Aquellos quienes todavía no han sido aceptados por El, no pueden hacerlo así por
completo; pero mucho podrán ayudarse deteniéndose a menudo y proponiéndose la pregunta:
“Acerca de esto, ¿qué pensará el Maestro? En esta circunstancia: ¿qué haría, o qué diría el
Maestro?” Porque jamás deberás hacer, o decir, o pensar, aquello que no puedas imaginar que
el Maestro haga, diga o piense.
49. Debes igualmente ser verídico en la conversación, preciso y sin exageración.
50. Nunca atribuyas motivos a otro; sólo su Maestro conoce sus pensamientos y podría
suceder que aquel actúe por razones que jamás hayan pasado por tu Mente.
51. Si oyeres palabras de descrédito para alguien, no las repitas; podrían no ser ciertas y,
aunque lo fuesen, es más caritativo callar. Reflexiona bien antes de hablar para que no digas
inexactitudes.
52. Sé sincero en la acción; nunca pretendas aparecer diferente de como realmente eres;
porque toda simulación es un obstáculo para la Luz pura de la Verdad, que debería
resplandecer a través de ti como la luz solar refulge a través de un limpio cristal.
53. Aprende a distinguir entre lo egoísta y lo desinteresado. Porque el egoísmo tiene
muchas formas, y cuando crees haberlo destruido por fin en una de ellas, surge en otra, tan
fuerte como siempre.
54. Pero gradualmente, estarás tan lleno del pensamiento de ayudar a los demás, por lo
que no tendrás ya lugar ni tiempo para pensar en ti mismo.
55. Tienes aún que usar el discernimiento en otra forma: aprende a descubrir a Dios en
cada uno y en todas las cosas, por malos o malas que puedan aparecer superficialmente.
56. Puedes ayudar a tu hermano mediante aquello que tienes de común con él, que es la
Vida Divina. Aprende el modo de despertar aquella Vida en él; aprende a hacer un
llamamiento a esa Vida en él, y de esta suerte salvarás a tu hermano del mal.
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