Cuando la gente vivía en pequeñas comunidades y aldeas, una sensación de conexión con el pasado ennoblecía sus actos e inculcaba un sentido de aprecio por quienes les habían trasmitido los conocimientos. Una fuerza increíble derivaba de vivir en un mundo donde uno sabía que, además de ser parte de una familia y un pueblo, también era un importante eslabón de una cadena larga, fuerte y continua, que se extendía hacia atrás y hacia adelante en el tiempo.
Todo el mundo dependía de todos los demás, y dependían, sobre todo, de la sabiduría de los ancianos, porque ellos eran los que habían vivido lo suficiente y visto lo suficiente como para estar preparados para casi cualquier cosa.
Los ancianos de las culturas antiguas eran los guardianes de la paz.Además, eran los guardianes de la sabiduría sagrada y los misterios internos.
Tradicionalmente, una vez que una persona había terminado la edad reproductiva, él o ella volcaban sus energías hacia la esfera espiritual. Por esta razón, la herencia espiritual y el legado de la tribu se ponían sobre los hombros de los ancianos para su trasmisión a las generaciones futuras.
La función de los ancianos como los Guardianes de la memoria de la tribu era esencial para la supervivencia de toda la sociedad. Por ejemplo, los ancianos podían haber vivido durante una gran sequía cincuenta años atrás y saber que hacer para sobrevivir a un desastre. La vida de toda la comunidad dependía su conocimiento y habilidad
Cuando miramos a nuestros abuelos y otras personas mayores en la sociedad actual, con demasiada frecuencia encontramos que no son nobles individuos que guarden dentro de sí la sabiduría,como una piedra preciosa.
La mayoría de nuestros ancianos son personas desalentadas,que se tornan cada vez menos sabios y poderosos, al final de sus vidas, debido a la sensación de que son inútiles y no se les respeta.
Nosotros podemos volvernos hacia ellos y ayudarles a encontrar su camino de poder…sin embargo, la realidad de la situación es que en nuestra cultura este papel les ha sido arrebatado,y tal vez ocupan su tiempo viendo televisión,en lugar ocuparse de trasmitir sabiduría,si es que la adquirieron. Esto ,que puede parecer insignificante,es una tragedia.
La conexión con nuestros antepasados, y con los ancianos que todavía están vivo en nuestras familias nos puede proporcionar un sentido de continuidad real que nos sostenga en momentos difíciles.. Sin embargo, este vínculo se ha roto por los enormes cambios que ocurren en nuestro mundo.
Hay una fisura, una grieta abierta, en la línea que une nuestro pasado con nuestro futuro, y nos hemos quedado perdidos y anhelando esa sabiduría ancestral.
El restablecimiento de la sensación de conexión con nuestros antepasados es una tarea que enfrentamos en este tiempo. En juego está no sólo nuestra sanación personal y familiar, sino también la curación de nuestro planeta.
La importancia de esta tarea es enorme. Sin embargo, no es necesario sentirnos abrumados. Puede que no seamos capaces de transformar inmediatamente a los ancianos que conocemos en sabios… sin embargo, hay actitudes de transformación que podemos tomar en esa dirección. .
El lugar más simple y más lógico para comenzar es con nosotros mismos. ¿Por qué? Debido a que el mayor cambio,tenemos que materializarlo en nuestro interior..
Miremos nuestra vida y hacia dónde se dirige e imaginémonos en la vejez.
¿Qué elecciones estamos haciendo ahora para aumentar nuestra sabiduría y poder? ¿Beneficia nuestra vida a nuestros descendientes? ¿Qué tipo de personas mayores vamos a ser?
El hecho es que en el sentido evolutivo,no importa la edad cronológica, ya somos ancianos, con una mayor evolución. Hay áreas de nuestra vida en las que hemos aprendido valiosas lecciones que nos han ayudado a sobrevivir. Echemos un vistazo a ellas..Observemos, y luego honremos la importancia que han tenido en nuestra vida y las vidas de los que nos rodean. Nadie se convierte en un anciano de una vez. Cada decisión que tomamos, cada pequeña victoria que alcanzamos en el proceso, aumenta el almacén personal de sabiduría y nos convierte en un miembro más valioso de cada comunidad.Es una gran responsabilidad y muy significativa.
Cuando vivimos atentamente, con cuidado y con un sentido de conexión con los demás,encontraremos que los demás se acercarán en busca de orientación. Este es el signo de que estamos empezando a funcionar como “ancianos” en el círculo de nuestra familia, escuela,pueblo,etc.
Todos podemos optar por convertirnos en sabios ancianos, que reparen y re establezcan los valores primordiales a las generaciones futuras,como padres, maestros, hijos, tíos, empledos…y no importa nuestra edad actual…elegimos comenzar a ser almacenadores de sabiduría,para trasmitirla gratuitamente a TODOS
Convertirse en una persona mayor es una tarea sagrada , a la que podemos volcarnos sagradamente,con respeto…agradecidos por el privilegio de ser reservorios de conocimientos que pueden ayudar y aún salvar a muchos.
Preguntémonos… “¿Qué puedo aprender de esto que pueda ser de utilidad a alguien más?” o “¿Cómo puedo explicar cómo salí de tantas situaciones difíciles, de manera que sea útil a los más jóvenes o inexpertos?” Esto hace que nuestras acciones cotidianas, incluso las más mundanas,sean importantes y sagradas.
Una vez que hayamos tomado el compromiso de convertirnos en un sabio anciano, podemos comenzar a honrar y cultivar esa chispa en los que nos rodean, especialmente los más ancianos. Todos los seres humanos tienen el potencial mejorar. Todos nosotros tenemos la semilla de la gracia, la compasión, la sabiduría y el amor dentro de nosotros.
Tal vez nuestro abuelo es de mal genio y está básicamente centrado en sí mismo. Por creer que él también es capaz de mucho más, y sabiendo que ha habido momentos maravillosos en su vida en los que actuó con bondad y misericordia…le estamos ayudando a convertirse en el sabio anciano que necesita SER. Esto también ayuda a inculcar en el vasto océano de la conciencia colectiva la idea de VALORAR A NUESTROS MAYORES POR SU SABIDURÍA.
Ésta es solo una pequeña acción,en la dirección correcta.
Sólo tenemos que hacer nuestra parte y pasar la antorcha de nuestros conocimientos y experiencias a la próxima generación para que a su vez,la sigan pasando a los que siguen.
Este es el poder de las generaciones.
A/D
Todo el mundo dependía de todos los demás, y dependían, sobre todo, de la sabiduría de los ancianos, porque ellos eran los que habían vivido lo suficiente y visto lo suficiente como para estar preparados para casi cualquier cosa.
Los ancianos de las culturas antiguas eran los guardianes de la paz.Además, eran los guardianes de la sabiduría sagrada y los misterios internos.
Tradicionalmente, una vez que una persona había terminado la edad reproductiva, él o ella volcaban sus energías hacia la esfera espiritual. Por esta razón, la herencia espiritual y el legado de la tribu se ponían sobre los hombros de los ancianos para su trasmisión a las generaciones futuras.
La función de los ancianos como los Guardianes de la memoria de la tribu era esencial para la supervivencia de toda la sociedad. Por ejemplo, los ancianos podían haber vivido durante una gran sequía cincuenta años atrás y saber que hacer para sobrevivir a un desastre. La vida de toda la comunidad dependía su conocimiento y habilidad
Cuando miramos a nuestros abuelos y otras personas mayores en la sociedad actual, con demasiada frecuencia encontramos que no son nobles individuos que guarden dentro de sí la sabiduría,como una piedra preciosa.
La mayoría de nuestros ancianos son personas desalentadas,que se tornan cada vez menos sabios y poderosos, al final de sus vidas, debido a la sensación de que son inútiles y no se les respeta.
Nosotros podemos volvernos hacia ellos y ayudarles a encontrar su camino de poder…sin embargo, la realidad de la situación es que en nuestra cultura este papel les ha sido arrebatado,y tal vez ocupan su tiempo viendo televisión,en lugar ocuparse de trasmitir sabiduría,si es que la adquirieron. Esto ,que puede parecer insignificante,es una tragedia.
La conexión con nuestros antepasados, y con los ancianos que todavía están vivo en nuestras familias nos puede proporcionar un sentido de continuidad real que nos sostenga en momentos difíciles.. Sin embargo, este vínculo se ha roto por los enormes cambios que ocurren en nuestro mundo.
Hay una fisura, una grieta abierta, en la línea que une nuestro pasado con nuestro futuro, y nos hemos quedado perdidos y anhelando esa sabiduría ancestral.
El restablecimiento de la sensación de conexión con nuestros antepasados es una tarea que enfrentamos en este tiempo. En juego está no sólo nuestra sanación personal y familiar, sino también la curación de nuestro planeta.
La importancia de esta tarea es enorme. Sin embargo, no es necesario sentirnos abrumados. Puede que no seamos capaces de transformar inmediatamente a los ancianos que conocemos en sabios… sin embargo, hay actitudes de transformación que podemos tomar en esa dirección. .
El lugar más simple y más lógico para comenzar es con nosotros mismos. ¿Por qué? Debido a que el mayor cambio,tenemos que materializarlo en nuestro interior..
Miremos nuestra vida y hacia dónde se dirige e imaginémonos en la vejez.
¿Qué elecciones estamos haciendo ahora para aumentar nuestra sabiduría y poder? ¿Beneficia nuestra vida a nuestros descendientes? ¿Qué tipo de personas mayores vamos a ser?
El hecho es que en el sentido evolutivo,no importa la edad cronológica, ya somos ancianos, con una mayor evolución. Hay áreas de nuestra vida en las que hemos aprendido valiosas lecciones que nos han ayudado a sobrevivir. Echemos un vistazo a ellas..Observemos, y luego honremos la importancia que han tenido en nuestra vida y las vidas de los que nos rodean. Nadie se convierte en un anciano de una vez. Cada decisión que tomamos, cada pequeña victoria que alcanzamos en el proceso, aumenta el almacén personal de sabiduría y nos convierte en un miembro más valioso de cada comunidad.Es una gran responsabilidad y muy significativa.
Cuando vivimos atentamente, con cuidado y con un sentido de conexión con los demás,encontraremos que los demás se acercarán en busca de orientación. Este es el signo de que estamos empezando a funcionar como “ancianos” en el círculo de nuestra familia, escuela,pueblo,etc.
Todos podemos optar por convertirnos en sabios ancianos, que reparen y re establezcan los valores primordiales a las generaciones futuras,como padres, maestros, hijos, tíos, empledos…y no importa nuestra edad actual…elegimos comenzar a ser almacenadores de sabiduría,para trasmitirla gratuitamente a TODOS
Convertirse en una persona mayor es una tarea sagrada , a la que podemos volcarnos sagradamente,con respeto…agradecidos por el privilegio de ser reservorios de conocimientos que pueden ayudar y aún salvar a muchos.
Preguntémonos… “¿Qué puedo aprender de esto que pueda ser de utilidad a alguien más?” o “¿Cómo puedo explicar cómo salí de tantas situaciones difíciles, de manera que sea útil a los más jóvenes o inexpertos?” Esto hace que nuestras acciones cotidianas, incluso las más mundanas,sean importantes y sagradas.
Una vez que hayamos tomado el compromiso de convertirnos en un sabio anciano, podemos comenzar a honrar y cultivar esa chispa en los que nos rodean, especialmente los más ancianos. Todos los seres humanos tienen el potencial mejorar. Todos nosotros tenemos la semilla de la gracia, la compasión, la sabiduría y el amor dentro de nosotros.
Tal vez nuestro abuelo es de mal genio y está básicamente centrado en sí mismo. Por creer que él también es capaz de mucho más, y sabiendo que ha habido momentos maravillosos en su vida en los que actuó con bondad y misericordia…le estamos ayudando a convertirse en el sabio anciano que necesita SER. Esto también ayuda a inculcar en el vasto océano de la conciencia colectiva la idea de VALORAR A NUESTROS MAYORES POR SU SABIDURÍA.
Ésta es solo una pequeña acción,en la dirección correcta.
Sólo tenemos que hacer nuestra parte y pasar la antorcha de nuestros conocimientos y experiencias a la próxima generación para que a su vez,la sigan pasando a los que siguen.
Este es el poder de las generaciones.
A/D
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