miércoles, 27 de abril de 2011

¿Ovnis en las sierras Comechingones?



Fotografía registrada sobre el Monasterio de Belén de las Hermanas Cartujas, hecha pública por una radio local en octubre de 2010.
Una encuesta realizada por el Planetario de Merlo en San Luis, determinó que, dados los frecuentes avistamientos de ovnis en la zona, uno de cada tres personas consultadas dijo haberlos visto en la región, se informó a AIM.

El universo fue de 500 personas y el sondeo se realizó durante la primera semana de abril de 2011. Fueron entrevistados varones y mujeres mayores de 21 años residentes en la Villa de Merlo y Carpintería.
Un 37 por ciento de los consultados dijo haber presenciado en al menos una oportunidad el desplazamiento de ovnis en las Sierras Comechingones, en tanto que un 83 por ciento de esos testimonios coincidieron en que lo que vieron tenía forma de esfera lumínica o de luces en triángulo.
Por otra parte, el 63 por ciento restante dijo que nunca los vio, aunque un 28 por ciento de ellos consideró que la existencia de ovnis es posible. Sin embargo, el 72 por ciento descree que esto sea realidad.
La encuesta tuvo por objetivo cuantificar los testimonios de avistamientos para determinar si el tema debe ser tratado para desmitificarlo, ya que algunos científicos consideran que los objetos avistados pueden ser de tecnología terrestre, por ejemplo,  chatarra espacial abandonada, cápsulas metereológicas, o fenómenos naturales como meteoritos.

Teoría afirma que puede prosperar vida en un agujero negro


Parece una locura, pero hay quien cree que es posible. O por lo menos eso es lo que piensa el cosmólogo ruso Vyacheslav Dokuchaev, del Instituto de Investigación Nuclear en la Academia Rusa de Ciencias, que acaba de publicar un artículo en arXiv especulando con esa intrigante posibilidad.


Según él, las condiciones únicas que se dan más allá del horizonte de sucesos (el punto de no retorno pasado el cual nada, ni siquiera la luz, puede escapar de su gravedad) de ciertos agujeros negros hacen posible, en teoría, la existencia de vida y que ésta evolucione hasta dar lugar a civilizaciones avanzadas.

Como los astrónomos saben muy bien, los agujeros negros son objetos cuya gravedad es tan fuerte que cualquier cosa que se les acerque será inmediatamente tragada para siempre. Sin embargo, los científicos también saben que en interior profundo de ciertos agujeros negros en rotación, más allá del horizonte de sucesos, el punto a partir del que espacio y tiempo se hacen uno, las cosas pueden, en cierto modo, volver a funcionar de un modo que podríamos llamar "normal".

En esos agujeros negros, en efecto, es posible que los fotones orbiten de forma estable alrededor de la singularidad central.

Y es precisamente la existencia de estos fotones "estables" lo que ha impulsado a Dokuchaev a pensar que también podrían existir allí otros objetos, y que algunos de ellos, por qué no, podrían incluso reunir las condiciones necesarias para albergar vida. Y si bien es cierto que esos "mundos" serían radicalmente diferentes de los que conocemos, debido a la presencia de enormes cantidades de luz (la de los fotones) atrapada junto a ellos en órbita alrededor de la singularidad, por no hablar de las mareas gravitatorias y el bombardeo de otras fuentes de energía, también lo es que resulta plausible imaginar allí alguna forma de materia viva y que haya conseguido prosperar.

Dokuchaev, cuyo campo es precisamente el estudio de la clase de objetos que pueden existir en el interior de ciertos agujeros negros (un tipo que se conoce como "cargados y en rotación"), admite que su idea puede parecer algo extravagante, aunque su ciencia no lo es en absoluto.

Sus teorías parten de otras bien comprobadas que han demostrado que las partículas de luz (los fotones) pueden encontrarse, en esta clase de agujeros negros, en órbitas estables y periódicas alrededor de sus puntos centrales (singularidades). Y si eso es así, nada impide que objetos mucho mayores, incluso planetas, puedan estar haciendo lo mismo.

Por supuesto, e incluso si lo que Dokuchaev sugiere resulta ser cierto, es casi seguro que nunca tendremos ocasión de comprobarlo, ya que ni nosotros podremos cruzar nunca un horizonte de sucesos (sin quedar reducidos a partículas elementales), ni tampoco podrá hacerlo en sentido contrario ninguna señal emitida por alguna civilización que efectivamente estuviera viviendo dentro de uno de estos agujeros negros.

Fuente: ABC

Los agujeros negros podrían ser el origen de los rayos cósmicos


El premio Nobel de Física en 1980, James W. Cronin ha señalado que los agujeros negros podrían ser el origen de los rayos cósmicos, según se desprende de los estudios que el científico y su equipo están realizando en el Observatorio Pierre Auger (Argentina), aunque ha apuntado que se trata de una hipótesis en proceso de confirmación.


Cronin ha señalado que los enigmas sobre los rayos cósmicos comenzaron hace varias décadas, cuando varios detectores de rayos cósmicos alertaron de la llegada de partículas "mucho más energéticas de los que los fenómenos astrofísicos conocidos podían explicar". Se trataba de partículas con cientos de millones de veces más energía de la alcanzable con un acelerador como el LHC de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) de Ginebra.

Ante esta situación, Cronin propuso en 1992 la construcción de una gran instalación que ayudara a resolver este enigma y nació el Observatorio Pierre Augere que se ha convertido en "la mayor trampa del mundo para rayos cósmicos", ha señalado el investigador.

En este observatorio tiene grandes dimensiones (se extiende a lo largo de 3.000 kilómetros cuadrados) porque, según ha apuntado Cronin, "sus 1.600 detectores no recogen rayos cósmicos en sí, sino la cascada de partículas secundarias que genera su impacto en la atmósfera". Así, los rayos cósmicos cruzan el universo a la velocidad de la luz y al chocar con la Tierra desencadenan en la atmósfera una lluvia de millones de partículas de menos energía. En este sentido, ha explicado que el frente de esta cascada de partículas puede alcanzar los 16 kilómetros cuadrados.

Sin embrago, ha apuntado que en el caso de los rayos más energéticos apenas se puede hallar uno por kilómetro cuadrado, de manera que "cuanto mayor sea la trampa, más posibilidades hay de cazar alguno", de ahí las dimensiones del centro, ha apuntado.

Así, "cada vez que una partícula penetra en el detector un ordenador envía por radio una señal al centro de datos que integra la información de los demás", ha explicado Cronin. Además, señala que los telescopios detectan la luz ultravioleta que produce la cascada de partículas a su paso por la atmósfera, como una estrella fugaz rápida.

Toda esta información ayuda a averiguar la procedencia de este fenómeno cósmico y el Observatorio Pierre Auger "ya ha proporcionado un importante resultado" sobre este tema pues sus estudios apuntan a que los agujeros negros que ocupan el núcleo de galaxias activas sería una "fuente notable", destaca Cronin.

De este modo, el científico ha apuntado que cuando los agujeros negros, que define como "sumideros cósmicos de miles de millones de masas solares", devoran materia, en sus inmediaciones se emiten chorros de material que se mueven a casi la velocidad de la luz de modo que una partícula presente en el entorno que interacciona con esos chorros podría convertirse en un rayo cósmico. En este sentido ha querido señalar que se trata de una hipótesis en proceso de confirmación.

Fuente: ep

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