A LOS PIES DEL MAESTRO
Por: Alcione
(J. Krishnamurti)
Maracaibo, 1996
ÍNDICE
Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4
A los que investigan. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Proemio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
I. Discernimiento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
II. Ausencia de Deseo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
III. Recta Conducta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
IV. Amor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
PREFACIO
Por ser un hermano de más edad, se me ha concedido el privilegio de escribir algunas
palabras como prefacio en este pequeño libro, el primero que ha escrito un hermano más
joven de Cuerpo, ciertamente, pero no de Alma.
Las enseñanzas en él contenidas le fueron dadas por su Maestro al prepararlo para la
Iniciación, y él las ha trascrito de memoria, lenta y laboriosamente, porque el año anterior
sabía mucho menos inglés que ahora. La mayor parte de esta obra es una reproducción de las
propias palabras del Maestro; y lo que no sea reproducción verbal, es el pensamiento del
Maestro revestido de las palabras de Su discípulo.
El Maestro suplió dos frases omitidas. En otros dos casos fue agregada una palabra que
faltaba. Aparte de esto, la obra es enteramente de Alcione: su primera dádiva al mundo. Que
este libro pueda ayudar a otros así como la enseñanza oral le ayudó a él. Con tal esperanza,
nos lo da. Pero las enseñanzas tan sólo pueden ser fructíferas si las VIVIMOS, como él las ha
vivido desde que brotaron de los labios de su Maestro. Si el ejemplo es seguido a la par que el
precepto, entonces la Gran Puerta que se abrió al escritor se abrirá para el lector y sus pies
hollarán el Sendero.
Annie Besant
(Diciembre de 1910)
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PREFACIO
Por ser un hermano de más edad, se me ha concedido el privilegio de escribir algunas
palabras como prefacio en este pequeño libro, el primero que ha escrito un hermano más
joven de Cuerpo, ciertamente, pero no de Alma.
Las enseñanzas en él contenidas le fueron dadas por su Maestro al prepararlo para la
Iniciación, y él las ha trascrito de memoria, lenta y laboriosamente, porque el año anterior
sabía mucho menos inglés que ahora. La mayor parte de esta obra es una reproducción de las
propias palabras del Maestro; y lo que no sea reproducción verbal, es el pensamiento del
Maestro revestido de las palabras de Su discípulo.
El Maestro suplió dos frases omitidas. En otros dos casos fue agregada una palabra que
faltaba. Aparte de esto, la obra es enteramente de Alcione: su primera dádiva al mundo. Que
este libro pueda ayudar a otros así como la enseñanza oral le ayudó a él. Con tal esperanza,
nos lo da. Pero las enseñanzas tan sólo pueden ser fructíferas si las VIVIMOS, como él las ha
vivido desde que brotaron de los labios de su Maestro. Si el ejemplo es seguido a la par que el
precepto, entonces la Gran Puerta que se abrió al escritor se abrirá para el lector y sus pies
hollarán el Sendero.
Annie Besant
(Diciembre de 1910)
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A LOS QUE INVESTIGAN
6
DE LO IRREAL,
CONDÚCEME
A LO REAL.
DE LAS TINIEBLAS,
CONDÚCEME A LA LUZ.
DE LA MUERTE,
CONDÚCEME
A LA INMORTALIDAD.
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PROEMIO
Estas no son palabras mías, son las palabras del Maestro quien me enseñó. Sin El, nada
hubiera yo podido hacer. Mas con Su ayuda he puesto mis pies en el Sendero. Tú también
deseas hollar el mismo Sendero y así, las palabras que El pronunció para mí, te servirán para
lograrlo si las obedeces. No basta decir que son bellas y verdaderas; aquel que quiera triunfar
deberá hacer exactamente cuanto ellas prescriben. Un hambriento no se satisface mirando la
comida y diciendo que está buena; preciso es que extienda la mano y coma. De igual modo,
no basta que tú escuches la palabra del Maestro, debes poner en práctica cuanto El dice,
atento a cada palabra, cumpliendo cada indicación. Si alguna indicación no fuere seguida, si
pasare inadvertida una palabra, estarán perdidas para siempre, porque El no las repite.
Cuatro son los requisitos para este Sendero:
Discernimiento.
Ausencia de deseo.
Recta conducta.
Amor.
* * *
Trataré de explicarte cuanto el Maestro me ha dicho acerca de cada uno.
A LOS PIES DEL MAESTRO
I
DISCERNIMIENTO
1. El primero de estos requisitos es el discernimiento; por lo cual entendemos,
generalmente, la facultad de distinguir entre lo real y lo irreal, que conduce a los hombres a
entrar en el Sendero.
2. Es esto y mucho más aún; y debe practicarse no sólo al comienzo del Sendero sino a
cada paso que en El se diere, cada día, hasta el fin.
3. Entras tú al Sendero porque has aprendido que solamente en El pueden encontrarse
aquellas cosas que merecen ser alcanzadas.
4. Los hombres que no saben, trabajan por conquistar riquezas y poder, pero éstos duran
a lo sumo una sola vida; y por tanto son irreales. Hay cosas más grandes que esas, cosas que
son reales y perdurables; y una vez descubiertas, se extingue el deseo por las otras.
5. Solamente dos clases de seres existen en todo el mundo: los que conocen y los que no
conocen; y este Conocimiento es lo que importa.
6. La religión que un hombre profesa, la raza a que pertenezca, no son cosas
importantes; lo único que realmente importa es este Conocimiento: el Conocimiento del Plan
de Dios para los hombres. Porque Dios tiene un Plan, y este Plan es la Evolución.
7. En cuanto el hombre ha comprendido este Plan y lo conoce realmente, no puede
menos que colaborar en El e identificarse con sus designios; tan gloriosos son como bellos.
8. Así pues, en virtud de este Conocimiento, se hallará de parte de Dios erigiéndose en
sustentador del bien y opositor del mal; trabajando por la Evolución y no por el interés
propio.
9. Si estás de parte de Dios, eres uno de los nuestros, y nada importa que te llame
hinduista, budista, cristiano o mahometano; que seas indio o inglés, ruso o chino. Quienes
están de Su parte, saben por qué están allí y qué deberían hacer, y están tratando de hacerlo.
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10. Todos los demás ignoran aún lo que deben hacer y, por consiguiente, a menudo
actúan neciamente y tratan de inventar procedimientos que creen puedan serles agradables,
sin darse cuenta de que todos somos UNO y de que, por tanto, sólo aquello que el UNO
quiere, puede siempre ser placentero para cualquiera.
11. Van ellos en pos de lo irreal y no de lo real; hasta que hayan aprendido a distinguir
entre los dos, no podrán inclinarse hacia la parte de Dios. Por tanto, este discernimiento es el
primer paso.
12. Mas aún después de hecha la elección, debes recordar todavía que entre lo real y lo
ilusorio hay muchas variedades y que se debe discernir todavía entre lo recto y lo erróneo;
entre lo que tiene importancia y lo que no la tiene; entre lo útil y lo inútil; entre lo verdadero
y lo falso; lo egoísta y lo desinteresado.
13. No debería ser difícil la elección entre lo recto y lo erróneo, puesto que aquellos que
quieren seguir al Maestro, han decidido practicar el bien a toda costa.
14. Pero el Cuerpo y el hombre son dos cosas diferentes y lo que el hombre quiere no es
siempre lo que el Cuerpo desea.
15. Cuando tu Cuerpo deseará algo, detente y reflexiona si TU realmente lo deseas.
Porque TU eres Dios y querrás solamente aquello que Dios quiere; pero es preciso que TU
busques en la profundidad de tu ser, hasta encontrar al Dios en tu interior y escuchar Su voz
que es TU voz.
16. No confundas tus Cuerpos, ni el Físico, ni el Astral, ni el Mental, con tu Yo. Cada
uno de ellos pretenderá ser el Yo, a fin de lograr lo que desea, pero tú debes conocerlos a
todos ellos y reconocerte a ti mismo como su dueño.
17. Cuando hay trabajo que debe ser hecho, el Cuerpo Físico pide reposo, salir de paseo,
alimento o bebida; y el hombre que no tiene el Conocimiento se dirá: “Yo quiero hacer estas
cosas, y debo hacerlas”; pero el que sabe dice: “Este que desea NO SOY YO, y es preciso que
espere”.
18. A menudo, cuando se presenta una oportunidad de ayudar a alguien, el Cuerpo Físico
dice: “¡Cuánta molestia será para mí, mejor es que lo haga otro!”. Pero el hombre replica a su
Cuerpo: “Tú no me impedirás ejecutar una buena obra”.
19. El Cuerpo es un animal a tu servicio, el corcel sobre el cual cabalgas. Por
consiguiente, debes tratarlo bien y cuidarlo; no debes fatigarlo demasiado; hay que nutrirlo
convenientemente, tan sólo con alimentos y bebidas puras, manteniéndolo siempre
escrupulosamente limpio, libre de la menor mancha de suciedad.
20. Porque sin un Cuerpo perfectamente limpio y sano, no podrás llevar a cabo el arduo
trabajo de preparación, ni podrás soportar el esfuerzo incesante que ello requiere. Pero tú
debes ser siempre quien domine a tu Cuerpo y no el Cuerpo quien te domine.
21. El Cuerpo Astral tiene sus deseos por docenas; querrá que tú montes en cólera; que
digas palabras ásperas, que sientas celos; que codicies el dinero; que envidies las ajenas
posesiones; que te dejes abatir por el desaliento.
22. Deseará todas esas cosas y muchas más, no porque desee hacerte daño, sino porque
gusta de las vibraciones violentas y le place cambiarlas continuamente. Pero TU no necesitas
ninguna de estas cosas y por tanto debes Discernir entre tus necesidades y las de tu Cuerpo
Astral.
23. Tu Cuerpo Mental deseará considerarse orgullosamente separado de otros; pensar
mucho en sí y poco en el prójimo. Aun cuando lo hayas desligado de los intereses mundanos,
todavía tratará de ser egoístamente calculador y de hacerte pensar en tu propio progreso en
vez de pensar en la labor del Maestro y en ayudar a los demás.
24. Cuando medites, tratará de hacerte pensar en las mil diversas cosas que EL desea, y
no, en la cosa única que TU anhelas. No eres tú esa Mente, sino que ella está a tu servicio, y
por lo mismo también en esto necesitas el discernimiento.
25. Vigila pues, incesantemente, porque de otro modo fracasarás.
26. El ocultismo no admite componendas entre lo bueno y lo malo. A cualquier costa
deberás hacer aquello que sea correcto, y abstenerte de lo indebido, sin reparar en lo que
piense o diga el ignorante.
27. Estudia profundamente las leyes ocultas de la Naturaleza y cuando las hayas
conocido, adapta tu vida a ellas, empleando siempre la razón y el sentido común.
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28. Debes distinguir entre lo importante y lo no importante. Firme como una roca
cuando se trate de la rectitud o de la maldad, cede siempre en las cosas que no tengan
importancia. Porque habrás de ser siempre afable y bondadoso, razonable y condescendiente;
dejando a otros la misma plena libertad que a ti te es necesaria.
29. Procura seleccionar aquello que merezca hacerse y recuerda que no debes juzgar por
la magnitud de la cosa. Una minucia que sea directamente útil para la labor del Maestro, es
mucho más digna de hacerse que una cosa notoria que el mundo juzgaría buena y grande.
30. Debes distinguir no sólo lo útil de lo inútil, sino también lo más útil de aquello que
sea menos útil.
31. Alimentar a los pobres es una obra buena, noble y útil; pero alimentar las Almas es
más noble y más útil que nutrir los Cuerpos.
32. Cualquier rico puede alimentar los Cuerpos, pero sólo quienes poseen el
Conocimiento pueden alimentar las Almas. Si posees el Conocimiento, tu deber es ayudar a
otros a obtenerlo.
33. Por muy sabio que ya seas, te falta mucho por aprender en este Sendero, a tal grado,
que aquí también necesitas del discernimiento para elegir cuidadosamente lo que valga la
pena aprender.
34. Todo Conocimiento es útil, y algún día alcanzarás todo el saber; pero mientras
poseas sólo una parte, procura que esta parte sea la más útil.
35. Dios es Sabiduría a la par que Amor, y cuanta mayor sea tu Sabiduría tanta mayor
parte de El podrás manifestar. Estudia, pues; pero ante todo, estudia aquello que más te
capacite para ayudar a otros.
36. Persevera pacientemente en tus estudios, no con el fin de que los hombres te
consideren sabio, y ni aun por la felicidad de ser sabio, sino porque tan sólo el hombre que
sabe puede ayudar sabiamente.
37. Por grande que sea tu anhelo de prestar ayuda, si eres ignorante podrías hacer más
mal que bien.
38. Deberás distinguir entre la verdad y la falsedad; deberás aprender a ser veraz en
todo; en el pensamiento, en la palabra y en la acción.
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39. Primeramente en el pensamiento; y esto no es fácil porque en el mundo hay muchos
pensamientos falsos, muchas necias supersticiones, y quien se hallare esclavizado por ellas no
podrá progresar.
40. Por consiguiente, no debes abrigar una creencia simplemente porque mucha gente
piense así; ni porque haya existido por siglos; ni porque esté escrita en cualquier libro que los
hombres tengan por sagrado; deberás pensar por ti mismo y juzgar por ti mismo si la creencia
es razonable.
41. Recuerda, que aunque mil personas estén de acuerdo sobre un asunto, si nada saben
acerca de tal asunto su opinión carece de valor.
42. Quien deseare hollar el Sendero deberá aprender a pensar por sí mismo, pues la
superstición es uno de los mayores males del mundo, uno de los grilletes de los cuales
deberás liberarte por completo.
43. Debe ser verdadero tu pensamiento respecto de los demás. No pienses de ellos lo que
no te conste, ni supongas que ellos, te tienen de continuo en su Mente.
44. Si una persona hiciere alguna cosa que tú creas puede causarte daño, o dijere algo
que creas se refiere a ti, no pienses enseguida: “Este quiere ofenderme”. Muy probable es que
ni siquiera haya pensado en ti; porque cada Alma tiene sus propias dificultades, y sus
pensamientos, giran principalmente en torno de sí misma.
45. Si alguna persona te hablare coléricamente, no pienses: “Me odia, trata de
perjudicarme”. Probable es que cualquiera otra persona o cosa le haya puesto iracundo, y por
haberte encontrado descargue sobre ti su cólera. El está actuando estultamente, porque la ira
es tontería, mas no por eso te es lícito pensar erróneamente de él.
46. Cuando llegues a ser discípulo del Maestro, podrás siempre verificar la exactitud de
tu pensamiento comparándolo con el suyo.
47. Porque el discípulo es uno con su Maestro, y basta con que eleve su pensamiento,
hasta el pensamiento del Maestro, para percibir inmediatamente si concuerda con El. Si no
está de acuerdo, su pensamiento no es correcto y lo cambiará instantáneamente, porque el
pensamiento del Maestro es perfecto, pues El, lo sabe todo.
48. Aquellos quienes todavía no han sido aceptados por El, no pueden hacerlo así por
completo; pero mucho podrán ayudarse deteniéndose a menudo y proponiéndose la pregunta:
“Acerca de esto, ¿qué pensará el Maestro? En esta circunstancia: ¿qué haría, o qué diría el
Maestro?” Porque jamás deberás hacer, o decir, o pensar, aquello que no puedas imaginar que
el Maestro haga, diga o piense.
49. Debes igualmente ser verídico en la conversación, preciso y sin exageración.
50. Nunca atribuyas motivos a otro; sólo su Maestro conoce sus pensamientos y podría
suceder que aquel actúe por razones que jamás hayan pasado por tu Mente.
51. Si oyeres palabras de descrédito para alguien, no las repitas; podrían no ser ciertas y,
aunque lo fuesen, es más caritativo callar. Reflexiona bien antes de hablar para que no digas
inexactitudes.
52. Sé sincero en la acción; nunca pretendas aparecer diferente de como realmente eres;
porque toda simulación es un obstáculo para la Luz pura de la Verdad, que debería
resplandecer a través de ti como la luz solar refulge a través de un limpio cristal.
53. Aprende a distinguir entre lo egoísta y lo desinteresado. Porque el egoísmo tiene
muchas formas, y cuando crees haberlo destruido por fin en una de ellas, surge en otra, tan
fuerte como siempre.
54. Pero gradualmente, estarás tan lleno del pensamiento de ayudar a los demás, por lo
que no tendrás ya lugar ni tiempo para pensar en ti mismo.
55. Tienes aún que usar el discernimiento en otra forma: aprende a descubrir a Dios en
cada uno y en todas las cosas, por malos o malas que puedan aparecer superficialmente.
56. Puedes ayudar a tu hermano mediante aquello que tienes de común con él, que es la
Vida Divina. Aprende el modo de despertar aquella Vida en él; aprende a hacer un
llamamiento a esa Vida en él, y de esta suerte salvarás a tu hermano del mal.
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48. Aquellos quienes todavía no han sido aceptados por El, no pueden hacerlo así por
completo; pero mucho podrán ayudarse deteniéndose a menudo y proponiéndose la pregunta:
“Acerca de esto, ¿qué pensará el Maestro? En esta circunstancia: ¿qué haría, o qué diría el
Maestro?” Porque jamás deberás hacer, o decir, o pensar, aquello que no puedas imaginar que
el Maestro haga, diga o piense.
49. Debes igualmente ser verídico en la conversación, preciso y sin exageración.
50. Nunca atribuyas motivos a otro; sólo su Maestro conoce sus pensamientos y podría
suceder que aquel actúe por razones que jamás hayan pasado por tu Mente.
51. Si oyeres palabras de descrédito para alguien, no las repitas; podrían no ser ciertas y,
aunque lo fuesen, es más caritativo callar. Reflexiona bien antes de hablar para que no digas
inexactitudes.
52. Sé sincero en la acción; nunca pretendas aparecer diferente de como realmente eres;
porque toda simulación es un obstáculo para la Luz pura de la Verdad, que debería
resplandecer a través de ti como la luz solar refulge a través de un limpio cristal.
53. Aprende a distinguir entre lo egoísta y lo desinteresado. Porque el egoísmo tiene
muchas formas, y cuando crees haberlo destruido por fin en una de ellas, surge en otra, tan
fuerte como siempre.
54. Pero gradualmente, estarás tan lleno del pensamiento de ayudar a los demás, por lo
que no tendrás ya lugar ni tiempo para pensar en ti mismo.
55. Tienes aún que usar el discernimiento en otra forma: aprende a descubrir a Dios en
cada uno y en todas las cosas, por malos o malas que puedan aparecer superficialmente.
56. Puedes ayudar a tu hermano mediante aquello que tienes de común con él, que es la
Vida Divina. Aprende el modo de despertar aquella Vida en él; aprende a hacer un
llamamiento a esa Vida en él, y de esta suerte salvarás a tu hermano del mal.
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II
AUSENCIA DE DESEO
57. Hay muchas personas para quienes la “carencia de deseos” es una cualidad difícil de
adquirir, porque sienten que sus deseos SON su ser mismo; que si los deseos que les son
peculiares, si sus agrados y desagrados fuesen eliminados, nada de sí mismo quedaría.
58. Pero éstos son solamente los que no han visto al Maestro; a la Luz de Su sacra
presencia todo deseo se extingue, excepto el de ser como El.
59. Sin embargo, antes de tener la alegría de encontrarlo frente a frente, podrás
conseguir la ausencia de deseo si así lo quieres.
60. Te ha mostrado ya el discernimiento que las cosas codiciadas por la mayoría de los
hombres, tales como las riquezas y el poder, no valen la pena de poseerlas; cuando esto se
siente de verdad y no es un simple decir, cesa todo deseo de ellas.
61. Hasta aquí todo es sencillo y sólo se requiere que tú comprendas; pero hay algunos
que abandonan los objetivos terrenales sólo con el fin de conseguir el Cielo, o de obtener la
liberación personal del renacimiento. Tú no debes caer en ese error.
62. Si por completo has olvidado el Yo personal, no es posible que te preocupe cuándo
quedará libre ese Yo, ni qué clase de Cielo obtendrá.
63. Recuerda que TODO DESEO EGOÍSTA ENCADENA, por elevado que pueda ser
su objeto, y mientras no te hayas desprendido de él no estarás enteramente libre para
dedicarte a la labor del Maestro.
64. Destruido que hayas todos los deseos relativos a la Personalidad, podrá todavía
quedarte el deseo de percibir el resultado de tu labor.
65. Al prestar ayuda a alguien querrás ver en CUANTO le has ayudado; y aun quizá
desearás que él o ella también lo reconozca y quede agradecido o agradecida. Pero esto
todavía es deseo y también falta de confianza.
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66. Cuando hagas el esfuerzo por ayudar, debe producirse un resultado, ya sea que
puedas percibirlo o no; si conoces la Ley sabes que así debe ser.
67. Por tanto, deberás hacer el bien por amor al bien y no con la esperanza de la
recompensa; deberás trabajar por amor al trabajo, no con la esperanza de percibir el resultado;
deberás dedicarte al servicio del mundo porque lo amas y porque no puedes prescindir de
ayudarlo.
68. No desees poderes psíquicos; ya vendrán cuando el Maestro juzgue que es mejor
para ti que los poseas.
69. Muchos sufrimientos derivan a veces del esfuerzo para forzar su prematuro
desarrollo; quien así los poseen es a menudo alucinado por engañosos Espíritus de la
Naturaleza, o llegan a envanecerse y piensan que no puede equivocarse; y en todo caso, el
tiempo y la energía que su adquisición requieren, podrían haberse empleado en trabajar por
los demás.
70. Tales poderes vendrán en el curso de tu desarrollo; DEBEN, sin duda, venir, si el
Maestro considera que te será útil su posesión anticipada. El te dirá cómo desarrollarlos sin
peligro. Hasta entonces, mejor estás sin ellos.
71. Guárdate asimismo de ciertos pequeños deseos que son comunes en la vida diaria.
Nunca desees figurar ni aparecer inteligente.
72. No desees hablar. Bien está hablar poco; mejor aún es callar del todo, a menos de
que estés perfectamente seguro de que lo que vas a decir es VERDADERO, BUENO y UTIL.
Antes de hablar, considera atentamente si lo que vas a decir reúne aquellos tres requisitos; si
no los tiene, guarda silencio.
73. Bueno será que te acostumbres desde ahora, a pensar cuidadosamente antes de
hablar, porque una vez alcanzada la Iniciación, deberás vigilar cada palabra a fin de que no se
te escape lo que no debe ser revelado.
74. Gran parte de la conversación usual es frívola e inútil; y si además cayere en la
murmuración, se vuelve maligna.
75. Acostúmbrate, pues, a escuchar antes que a hablar, no des tus opiniones, si no se te
piden directamente.
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76. Un enunciado de las cualidades requeridas, las presenta así: SABER, OSAR,
QUERER, CALLAR; y la última de estas cuatro es la más difícil de todas.
77. Otro deseo muy común que debes reprimir severamente, es el de inmiscuirte en los
asuntos de otros.
78. Lo que otra persona haga, diga o crea, es cosa que no te importa, y debes aprender a
dejarla completamente a su albedrío.
79. Los demás tienen pleno derecho a la libertad de pensamiento, de palabra y de acción,
mientras no intervengan en asuntos de otro.
80. Tú mismo reclamas el derecho de hacer cuanto creas justo, y debes conceder a otros
la misma libertad; y cuando hagan uso de ella no tienes derecho a criticarlos.
81. Si crees que alguien procede mal y puedes hallar la ocasión de hacerle la
observación en privado, con perfecta dulzura, por qué piensas así, es posible que lo
convenzas; pero muchos casos hay en que aun esto resultaría una intromisión indebida. Por
ningún motivo deberás tampoco ir a murmurar de ello con tercera persona, porque eso sería
una acción extremadamente malvada.
82. Si ves tratar con crueldad a un niño o un animal, es tú deber defenderlos.
83. Si observas que alguien viola las leyes del país, deberás informar a las autoridades.
84. Si se te confía el cargo de educar a una persona, será tú deber hacerle notar con
dulzura sus defectos. Exceptuando tales casos, ocúpate de tus propios asuntos y cultiva la
virtud del silencio.
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76. Un enunciado de las cualidades requeridas, las presenta así: SABER, OSAR,
QUERER, CALLAR; y la última de estas cuatro es la más difícil de todas.
77. Otro deseo muy común que debes reprimir severamente, es el de inmiscuirte en los
asuntos de otros.
78. Lo que otra persona haga, diga o crea, es cosa que no te importa, y debes aprender a
dejarla completamente a su albedrío.
79. Los demás tienen pleno derecho a la libertad de pensamiento, de palabra y de acción,
mientras no intervengan en asuntos de otro.
80. Tú mismo reclamas el derecho de hacer cuanto creas justo, y debes conceder a otros
la misma libertad; y cuando hagan uso de ella no tienes derecho a criticarlos.
81. Si crees que alguien procede mal y puedes hallar la ocasión de hacerle la
observación en privado, con perfecta dulzura, por qué piensas así, es posible que lo
convenzas; pero muchos casos hay en que aun esto resultaría una intromisión indebida. Por
ningún motivo deberás tampoco ir a murmurar de ello con tercera persona, porque eso sería
una acción extremadamente malvada.
82. Si ves tratar con crueldad a un niño o un animal, es tú deber defenderlos.
83. Si observas que alguien viola las leyes del país, deberás informar a las autoridades.
84. Si se te confía el cargo de educar a una persona, será tú deber hacerle notar con
dulzura sus defectos. Exceptuando tales casos, ocúpate de tus propios asuntos y cultiva la
virtud del silencio.
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III
RECTA CONDUCTA
85. El Maestro específica así las seis Reglas de Conducta, que son especialmente
requeridas:
1. Dominio de sí por lo que atañe a la Mente.
2. Dominio de sí en la acción.
3. Tolerancia.
4. Contentamiento y alegría.
5. Finalidad única.
6. Confianza.
(Sé que a menudo algunas de estas reglas han sido denominadas de diferentes modo;
como también los nombres de las cualidades; pero en ambos casos yo he adoptado los
nombres que el Maestro se sirvió al explicármelas).
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DOMINIO DE SÍ
POR LO QUE ATAÑE
A LA MENTE
86. La cualidad de ausencia de deseo demuestra que el Cuerpo Astral debe ser
dominado, lo cual implica que deberá hacerse otro tanto con el Cuerpo Mental. Esto significa
control del carácter para no experimentar ni cólera, ni impaciencia; control de la Mente para
que tu pensamiento pueda estar siempre calmado y sereno.
87. Y mediante el Cuerpo Mental, control de tus nervios para que sean lo menos posible
susceptibles de irritación. Esto último es difícil, porque, al tratar de prepararte para el
Sendero, no puedes impedir que tu Cuerpo se vuelva más sensitivo, al grado de que sus
nervios se perturbarán fácilmente al menor ruido o choque, y se resientan agudamente a
cualquier presión; pero precisa evitarlo lo mejor que puedas.
88. La Mente tranquila implica también el valor que da ánimo para afrontar sin temor las
pruebas y dificultades del Sendero; significa además, la firmeza que permita soportar
fácilmente las molestias de la vida cotidiana y evitar la angustia incesante por cosas sin
importancia, que absorbe la mayor parte del tiempo de mucha gente.
89. El Maestro enseña que ninguna importancia tiene para el hombre lo que provenga
del exterior: Tristezas, Dificultades, Enfermedades, Pérdidas. Todas estas cosas han de ser
consideradas por él como nada, y no permitirá que perturben la calma de su Mente.
90. Estos males son el resultado de acciones anteriores y, cuando sobrevengan, deberás
soportarlos alegremente, recordando que todo mal es transitorio y que tu deber es permanecer
siempre gozoso y sereno. Tales cosas pertenecen a tus vidas pasadas, no a ésta; no puedes
alterarlas, por tanto es inútil que te aflijas.
91. Piensa más bien en lo que estás haciendo ahora y que SI PUEDES alterar, porque de
eso dependerán los acontecimientos de tu siguiente vida.
92. No cedas jamás a la tristeza ni a la depresión. La depresión es reprobable porque
contagias a los demás y les dificulta más su vida, cosa que no tienes el derecho de hacer. Por
eso, si alguna vez te invade, deséchala al punto.
93. Aún de otra manera deberás dominar tu pensamiento: no le permitas vagar. Aplica
todo tu pensar sobre cualquier cosa que hagas para que resulte perfectamente bien hecha.
94. No permitas ociosidad a tu Mente, antes bien, ten siempre en reserva buenos
pensamientos para que se presenten tan luego como aquélla quede libre.
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95. Emplea diariamente el poder de tu pensamiento en propósitos benéficos; sé una
fuerza a favor de la Evolución.
96. Piensa cada día en alguien de quien sepas que está afligido, o sufriendo, o necesitado
de ayuda; y vuelca sobre él el caudal de tu amoroso pensamiento.
97. Guárdate el orgullo porque el orgullo procede tan sólo de la ignorancia. El hombre
carente del Conocimiento se imagina que es grande, que ha llevado a cabo éstas o aquélla
gran acción.
98. El hombre sabio conoce que sólo Dios es grande y que toda buena obra es hecha tan
sólo por Dios.
20
DOMINIO DE SÍ
EN LA ACCIÓN
99. Si es tu pensamiento cual debería ser, pocas dificultades tendrás al actuar. Mas no
olvides que para ser útil a la Humanidad, debe el pensamiento traducirse en obras.
100. Que no haya pereza, sino actividad constante en buenas labores. Pero debes hacer
TU PROPIO DEBER y no el de otro, a menos que lo hagas con su permiso y con la mira de
ayudarlo.
101. Deja que cada cual HAGA SU PROPIO TRABAJO a su propio modo; está siempre
dispuesto a ofrecer ayuda cuando se necesite; pero NUNCA TE ENTREMETAS.
102. Para muchas personas, la cosa más difícil del mundo es aprender a ocuparse de sus
propios asuntos; empero, esto es precisamente lo que debes hacer.
103. Por el hecho de que intentas emprender una labor más elevada, no te es lícito
descuidar tus deberes ordinarios, pues mientras éstos no estén cumplidos no quedarás libre
para otro servicio.
104. No te impongas nuevos deberes mundanos, pero desempeña a la perfección
aquéllos que ya tienes contraídos, es decir, todos los deberes evidentes y razonables que tú
mismo reconozcas, no los deberes imaginarios que otros traten de imponerte.
105. Si has de seguir al Maestro, preciso es que lleves a cabo el trabajo ordinario mejor
que los demás, no peor; porque hasta eso también debe ser hecho en Su nombre.
CONTENTAMIENTO
Y ALEGRÍA
114. Soporta tu Karma, cualquiera que sea, con ánimo alegre, considerando como un
honor el sufrimiento que te sobrevenga, porque ello demostrará que los Regentes del Karma
te juzgan digno de ayuda. Por duro que sea, agradece que no haya sido peor.
115. Recuerda que eres de poca utilidad al Maestro, mientras tu mal Karma no se haya
agotado y quedes libre.
116. Al ofrecerte a El pediste que tu Karma se acelerase de modo que ahora, en una o
dos vidas, agotarás resultados que de lo contrario, pudieran haber sido repartidos en un
centenar de encarnaciones. Mas para obtener mayor provecho, debes soportarlo con alegría y
contentamiento.
117. Otro punto más: debes renunciar a todo sentimiento de posesión; Karma podría
separarte de las cosas que más estimas, aun de las personas a quienes más ames. También, en
este caso, deberás estar contento y pronto a desprenderte de cualquier cosa y de todo.
118. A menudo necesita que el Maestro transmita Su fuerza a otros por mediación de Su
servidor y no podrá hacerlo si su siervo se deja abatir por la depresión. Por tanto, sea el
contentamiento una regla de tu vida.
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CONTENTAMIENTO
Y ALEGRÍA
114. Soporta tu Karma, cualquiera que sea, con ánimo alegre, considerando como un
honor el sufrimiento que te sobrevenga, porque ello demostrará que los Regentes del Karma
te juzgan digno de ayuda. Por duro que sea, agradece que no haya sido peor.
115. Recuerda que eres de poca utilidad al Maestro, mientras tu mal Karma no se haya
agotado y quedes libre.
116. Al ofrecerte a El pediste que tu Karma se acelerase de modo que ahora, en una o
dos vidas, agotarás resultados que de lo contrario, pudieran haber sido repartidos en un
centenar de encarnaciones. Mas para obtener mayor provecho, debes soportarlo con alegría y
contentamiento.
117. Otro punto más: debes renunciar a todo sentimiento de posesión; Karma podría
separarte de las cosas que más estimas, aun de las personas a quienes más ames. También, en
este caso, deberás estar contento y pronto a desprenderte de cualquier cosa y de todo.
118. A menudo necesita que el Maestro transmita Su fuerza a otros por mediación de Su
servidor y no podrá hacerlo si su siervo se deja abatir por la depresión. Por tanto, sea el
contentamiento una regla de tu vida.
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FINALIDAD ÚNICA
119. El único objetivo que deberás poner ante ti será el de hacer la obra del Maestro.
Nunca debes olvidarlo, sea cual fuere otra labor que pudiera presentarse. De hecho, NADA
MAS PODRÁ PRESENTARSE, pues todo trabajo útil y desinteresado es labor del Maestro y
por El, debes hacerlo. Y deberás poner toda tu atención en cada parte a medida que lo hagas,
para que resulte lo mejor posible.
120. Aquel mismo Instructor escribió también: “Cualquier cosa que hiciereis,
HACEDLA DE TODO CORAZÓN, como para el Señor y no para los hombres”.
121. Piensa en cómo harías una tarea si supieras que el Maestro habría de venir de
pronto a examinarla; justamente así debes hacer todo tu trabajo.
122. Quienes más conocen, sabrán mejor todo lo que aquel versículo significa. Y aun
hay otro semejante y mucho más antiguo: “Cualquier labor que cayere en tus manos, hazla
con toda tu Alma”.
123. La Finalidad única significa también que NADA DEBERÁ APARTARTE, ni por un
momento, del Sendero en el cual has entrado. Ni las tentaciones, ni los placeres del mundo, ni
aun afecto terrestre alguno deberán jamás desviarte.
124. Porque tú mismo has de llegar a unificarte con el Sendero; a tal punto que éste debe
ser parte de tu naturaleza, que lo sigas sin necesidad de pensarlo y sin que te sea posible
apartarte de él. Tú, la Mónada, lo has decidido así; separarte del Sendero equivaldría a
separarte de ti mismo.
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CONFIANZA
125. Es preciso que tengas confianza en tu Maestro; debes confiar en ti mismo. Si has
visto al Maestro, tendrás la más completa confianza en El a través de muchas vidas y muchas
muertes.
126. Si no lo has visto aún, trata sin embargo de forjarte una idea de El y de tener fe en
El; pues si no, ni aun El podrá ayudarte. Si no hay perfecta confianza no puede producirse el
perfecto influjo de amor y de fuerza.
127. Debes tener confianza en ti mismo. ¿Dices que te conoces demasiado bien? Si así
lo sientes, de hecho NO TE CONOCES; te es conocida solamente la débil cáscara externa,
que con frecuencia ha caído en el fango.
128. Pero TU-el verdadero TU-, eres una Chispa de la propia Divina Flama, y Dios, que
es Omnipotente, mora en ti y por esta razón nada existe que tú no puedas hacer si quieres
lograrlo.
129. Di a ti mismo: “Lo que el hombre ha hecho, el hombre puede hacer. Yo soy un
hombre y a la vez Dios en el hombre; puedo hacer tal cosa y resuelvo hacerla”. Porque tu
Voluntad deberá ser cual templado acero si hubieres de hollar el Sendero.
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IV
AMOR
130. De todas las cualidades requeridas, la más importante es el AMOR, porque si el
Amor está suficientemente desarrollado en un ser, le obliga a adquirir todas las demás; y
todas ellas, sin Amor, jamás serían suficientes.
131. Con frecuencia se le interpreta como un intenso deseo por la liberación de la rueda
de nacimientos y muertes, y por la unión con Dios. Pero tal interpretación da cabida al
egoísmo y sólo expresa parte de su significado.
132. No es tanto deseo como VOLUNTAD, resolución, determinación. Para que
produzca su resultado, esta resolución deberá compenetrar tu naturaleza entera, de suerte que
no quede lugar para cualquier otro sentimiento.
133. Efectivamente, es la Voluntad de ser uno con Dios, no para escapar del cansancio y
sufrimiento, sino a fin de poder actuar con El y como El a causa a tu profundo amor por El.
134. Puesto que Dios es Amor, tú, que anhelas llegar a ser uno con El, debes estar lleno
de perfecto desinterés y también de Amor.
135. En la vida cotidiana, esto implica dos cosas: primero, que cuides de no dañar a
ningún ser viviente; segundo, que siempre estés pendiente de cualquier oportunidad de prestar
ayuda.
136. Primeramente: No dañar en modo alguno. Tres son los pecados que en el mundo
producen más daño que todo los demás: la maledicencia, la crueldad y la superstición, porque
son pecados contra el Amor. El hombre que deseare llenar su corazón con el Amor de Dios,
deberá estar continuamente en guardia contra estos tres.
137. Observa lo que hace la murmuración. Comienza con un mal pensamiento, lo que es
ya de por sí un crimen. Porque en cada uno y en todas las cosas hay algo bueno; en cada uno
y en todas las cosas hay algo malo. Lo uno o lo otro pueden ser reforzados con el
pensamiento y de esta manera podremos ayudar o estorbar la Evolución, podremos hacer la
Voluntad del Logos u oponerle resistencia.
138. Si piensas en el mal que hubiere en otros, estarás haciendo al mismo tiempo tres
cosas perniciosas:
139. I. Estás llenando los confines de tu medio ambiente con malos pensamientos en vez
de buenos y por tanto estás aumentando la pesadumbre del mundo.
26
140. II. Si en aquella persona existiere el mal en que piensas estarás fortaleciéndolo y
alimentándolo, y por tanto estarás empeorando a tu hermano en vez de mejorarlo. Pero
generalmente el mal no se encuentra allí solamente lo has imaginado, entonces tu mal
pensamiento le sirve a tu hermano de tentación para el mal obrar, porque si él no es aún
perfecto podrás inducirlo a que sea lo que de él piensas.
141. III. Llenas tu propia Mente de malos pensamientos en vez de buenos y así
obstruyes tu propio crecimiento y te conviertes, para los ojos capaces de ver, en un objeto
repulsivo y apenante, en vez de bello y amable.
142. No contento con haber causado todo este mal a sí mismo y a su víctima, el
murmurador hace cuanto puede por asociar a otros a su delito. Les narra con ardor su maligna
historia con la esperanza de que le crean; y aquellos se unen a él para acumular malos
pensamientos sobre la desgraciada víctima. Y esto se repite día tras día y es hecho no por una
sola persona sino por millares. ¿Comienzas ahora a comprender cuán bajo, cuán terrible es
este pecado? Debes evitarlo por completo.
143. Nunca hables mal de nadie y rehúsa escuchar a quien se expresa mal de otro,
haciéndole observar con dulzura: “Quizá no sea verdad y si lo fuese, es más caritativo no
hablar de ello”.
144. Por lo que respecta a la crueldad, la hay de dos especies: intencional e involuntaria.
La crueldad intencional consiste en hacer sufrir deliberadamente a otro ser viviente; este es el
mayor de todos los pecados: obra más bien de un demonio que de criatura humana. Tal vez
dirás que ningún hombre sería capaz de tanto, pero los hombres lo han hecho a menudo y
todavía lo hacen diariamente.
145. Lo hicieron los inquisidores; lo hicieron muchas personas religiosas en nombre de
su religión. Los vivisectores lo hacen; y para muchos maestros de escuela eso es habitual.
Todas esas personas tratan de excusar su brutalidad diciendo que tal es la costumbre: pero un
crimen, no deja de ser crimen porque muchos lo cometan.
146. Karma no toma en consideración la costumbre, y el Karma de la crueldad es el más
terrible de todos. En la India, al menos, no puede haber excusa respecto de tales costumbres
porque el deber de no hacer sufrir es bien conocido por todos.
147. La suerte reservada al cruel debe caer también sobre todos aquellos que
intencionalmente se dedican a matar criaturas de Dios y a eso llaman “deporte”. Bien sé que
nada de esto harías tú y que, por razón del Amor a Dios, abiertamente protestarás en contra de
ello cuando la oportunidad se presente.
148. Pero existe una crueldad en el lenguaje, tanto como en la acción; y el hombre que
dice una palabra con el intento de herir a otro es reo del mismo delito. Esto tampoco lo harás
tú, pero a veces, una palabra descuidada daña tanto como una maligna.
27
149. Por tanto, debes estar en guardia contra la crueldad involuntaria. Esta deriva;
frecuentemente, de una falta de reflexión.
150. Podrá un hombre estar tan lleno de codicia y de avaricia, que ni se le ocurra pensar
en los sufrimientos que ocasiona a los demás pagándoles demasiado poco o dejando que
pasen hambre su mujer y sus hijos.
151. Otro pensará solamente en su propia lujuria sin importarle el número de Almas y
Cuerpos que arruina al satisfacerla.
152. Por evitarse algunos minutos de molestia, otro hombre descuida el pago oportuno a
sus operarios, sin pensar en las dificultades que eso les acarrea. Son muchos los sufrimientos
causados precisamente por descuido, por el olvido de pensar en cómo una acción afectará a
los demás.
153. Pero Karma no olvida jamás ni toma en cuenta el hecho de que los hombres
olviden. Si quieres entrar en el Sendero, debes reflexionar en las consecuencias de aquello
que haces, para no ser culpable de crueldad inconsciente.
154. La superstición es otro mal muy poderoso y ha sido causa de muchas y terribles
crueldades. El hombre que es esclavo de ella desprecia a otros que son más sabios y trata de
forzarlos a que procedan como él.
155. Piensa en la horrible carnicería producida por la superstición de que los animales
deberán ser sacrificados, y también por aquella superstición, más cruel aún, de que los
hombres necesitan nutrirse de carne.
156. Piensa en el tratamiento que la superstición impone a las clases despreciadas en
nuestra bien amada India, y observa cómo esa mala cualidad puede alimentar despiadada
crueldad aun en aquéllos que conocen el deber de la Fraternidad.
157. Muchos crímenes han cometidos los hombres en nombre del Dios de Amor,
movidos por esta pesadilla de la superstición; sé, pues, muy cauto para que de ella no quede
en ti ni el menor vestigio.
158. Debes evitar estos tres grandes crímenes, pues son fatales a todo progreso, porque
son pecados contra el Amor. Pero no solamente debes abstenerte así del mal; también deberás
ser activo en el bien obrar.
159. A tal punto habrás de estar lleno de intenso anhelo de ser servicial, que
continuamente aproveche la ocasión de ser útil a todo aquello que te rodea, no solamente a
los hombres sino también a los animales y a las plantas.
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160. Es preciso servir en las pequeñas circunstancias de la vida diaria para adquirir el
hábito y no dejar escapar, cuando se presenten, las raras oportunidades de hacer alguna cosa
grande.
161. Porque si tú anhelas ser UNO CON DIOS, no sea en consideración a tu provecho,
sino para que logres convertirte en un canal por donde pueda fluir Su Amor hasta llegar a tus
semejantes.
162. Quien se halla en el Sendero, no existe para sí mismo sino para los otros; se ha
olvidado de sí para poder servirles; es como una pluma en la mano de Dios, a través de la
cual pueda fluir el Pensamiento Divino y encontrar, aquí en la Tierra, una expresión que sin
tal intermedio no podría tener. Pero al mismo tiempo es un viviente penacho de fuego,
irradiando sobre el mundo el Divino Amor que inunda su corazón.
163. La Sabiduría que capacita para ayudar; la Voluntad que dirige a la Sabiduría; el
Amor que inspira a la Voluntad; he ahí, las cualidades por adquirir.
164. Voluntad, Sabiduría y Amor, son los tres Aspectos del Logos y vosotros, los que
deseáis enrolaros a Su Servicio, debéis manifestar estos Aspectos en el mundo.
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Quien la palabra del Maestro anhele,
de Sus mandatos póngase en escucha;
y entre el fragor de la terrena lucha,
la escondida Luz, atento cele.
Sobre el inquieto y mundanal gentío,
del Maestro atisbe la señal más leve;
y oiga el susurro que Su voz eleve
del mundo entre el rugiente griterío.
NOTA: Este librito apareció por primera vez en la India, en 1911, y desde entonces se
han hecho más de cuarenta traducciones del mismo a otros tantos idiomas y dialectos en las
cinco partes del mundo.
La presente versión se llevó a cabo comparando traducciones que aparecieron en
Barcelona, Habana y México, en años sucesivos; confrontando minuciosamente con el
original en inglés la expresión de cada idea, así como la fidelidad al estilo, grandiosamente
sencillo del autor; y buscando la forma idiomática más idónea.
El texto original no fue impreso en versículos o cortos párrafos, conteniendo cada uno
un pensamiento completo, tal como aquí aparece; pero hemos adoptado esa forma, y la
numeración, para facilitar las citas de este feliz compendio de todos los Códigos de Moral
que en la actualidad existen en el mundo.
Adolfo de la Peña Gil
México, D.F. 1956
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