miércoles, 8 de febrero de 2012

El Libro Perdido de Nostradamus
Por José Lesta
El reciente estreno de un documental en el canal de televisión History Channel ha sacado a la luz un manuscrito atribuido al famoso profeta francés, abriendo de nuevo el debate sobre la veracidad de sus célebres vaticinios. Repleto de dibujos e ilustraciones codificadas que indican una relación de profecías, el texto parece aludir a escenas del futuro, incluyendo sucesos que supuestamente corresponden a los primeros años del siglo XXI.
El 28 de octubre de 2007, la cadena de televisión History Channel emitió en Estados Unidos El libro perdido de Nostradamus, un documental en el que desvelaba la existencia de un antiguo manuscrito, descubierto casualmente en Italia, cuyo autor parecía ser el propio Michel de Notredame. Lo más llamativo es que las páginas del antiguo libro contienen una serie de imágenes crípticas, que son examinadas en el reportaje por expertos en el profeta francés y que podrían ser las «visiones del futuro» que tuvo Nostradamus. Entre ellas destaca especialmente una, que recuerda inevitablemente el ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York.

Aunque el documental acaba de estrenarse, en realidad la historia sobre el hallazgo de este manuscrito inédito se remonta a más de diez años atrás. A mediados de 1994 una periodista italiana, Enza Massa, que se encontraba realizando una investigación casi rutinaria con textos antiguos en la Biblioteca Nacional de Italia, se topó con un raro ejemplar. El libro tenía como fecha de entrada el año 1629, pero lo que más llamó la atención a la periodista fue su título, Nostradamus Vaticinia Codex y, sobre todo, la firma del autor en tinta indeleble: Michel de Notredame. La posibilidad de que se hubiera descubierto un libro inédito del profeta francés puso en alerta a numerosos investigadores de todo el mundo.


El manuscrito cuenta con ochenta acuarelas, ilustraciones a todo color supuestamente pintadas a mano por el propio Nostradamus. El documento parece ser, en efecto, del siglo XVII y no una falsificación moderna. Al menos eso es lo que certifican los especialistas de la famosa biblioteca. Las ilustraciones van acompañadas de dos cartas, una introductoria y otra a modo de conclusión, en las que se puede leer que Nostradamus legó el manuscrito a su hijo César. Al parecer, éste habría recibido también órdenes de su padre para que el original llegase a manos de un cardenal de la época, Maffeo Barberini. Este prelado se convirtió en Papa pocos años más tarde, adoptando el nombre de Urbano VIII. ¿Había adivinado Nostradamus el brillante futuro que esperaba al religioso?
Maffeo Barberini fue un gran defensor de los franceses durante la Guerra de los Treinta Años, hasta el punto de que apoyó al célebre cardenal Richelieu, que simpatizaba con los protestantes, en contra de los intereses de Felipe IV, el católico rey de España. Además, se da la circunstancia de que nació en Florencia, ciudad cuyo blasón luce la flor de lis, emblema que comparte con Francia. Embajador del Vaticano en París, hombre culto y profundo conocedor de la literatura griega y latina, fue probablemente el mayor mecenas de las artes y las ciencias que tuvo el Vaticano. Así pues, no resulta extraño que Nostradamus lo hubiera elegido para salvaguardar su preciado códice. Como tampoco lo es que, una vez nombrado Papa, Barberini colocara a su sobrino Francesco al frente de la Biblioteca Vaticana. ¿Quería controlar el conocimiento que oculta el gigantesco archivo?
Es posible que fuera consciente del poder que constituían todos esos manuscritos y saberes prohibidos porque, paradójicamente, bajo su mandato se dio una de las mayores persecuciones intelectuales de la historia de la Iglesia. Por una parte tenemos el tristemente célebre proceso a Galileo, en el que Urbano VIII obligó al científico a retractarse de su teoría heliocéntrica y lo castigó a un arresto domiciliario de por vida. Además, fue un firme defensor de las hogueras inquisitoriales, con especial predilección por los astrólogos que vaticinaban el futuro.
DIBUJOS CODIFICADOS DEL 11-S
Curiosamente, el «manuscrito perdido» de Nostradamus aborda el futuro del papado romano desde el año 1623 hasta la actualidad. Se trata de gráficos, textos y dibujos muy esquemáticos formados por velas, banderas, animales y letras que componen un código que podría aludir veladamente a apellidos concretos. Por ejemplo, una de las ilustraciones parece referirse al papa Pío X (Giuseppe Sarto); lo representa en un trono con una tela sostenido por ángeles en el fondo («Sarto» significa sastre en castellano). Otra imagen se correspondería con el papa Pío VI (Barnaba Chiaramonti), dibujado como un pontífice con hábito monacal, que en un puño sostiene una rosa y en el otro una hoz que le amenaza (fue prisionero en la Francia de Napoleón). En la parte inferior de la imagen aparece la letra «B» (¿una alusión a su nombre de pila?), y hay una vista nítida de los montes Chiaramonti en el fondo.
Según algunos investigadores, las imágenes podrían estar profetizando un intervalo de 400 años, extendiéndose desde las primeras décadas del siglo XVII hasta comienzos del siglo XXI. En la ilustración número 33 del libro, por ejemplo, puede verse a una mujer ataviada con una corona real y un vestido rojo. Para la periodista Enza Massa, esta imagen alude a María Antonieta y a Luis XVI durante la Revolución Francesa. La Primera y Segunda guerras mundiales también estarían reflejadas, en opinión de los estudiosos. Además, una de las figuras más llamativas es la de un Papa gigante, con un bastón pastoral y la imagen de la Santísima Virgen María, que es asaltado por un soldado con una cimitarra (una espada curva típica del mundo árabe). Como es sabido, Juan Pablo II sufrió un atentado perpetrado por el turco Mehmet Alí Agca. Por otro lado también sabemos que Juan Pablo II tenía en su emblema la «M» de María, y que fue precisamente una insignia de la virgen de Fátima que llevaba bajo su traje la que detuvo o desvió parcialmente una de las balas.
En lo que respecta a la época actual, casi al final del supuesto manuscrito de Nostradamus aparece una ilustración impresionante. Se trata de una torre de gran tamaño, que está siendo devorada por unas enormes llamaradas. Algunos especialistas, como el italiano Ottavio Cesare Ramotti, han querido ver en dicha imagen un anuncio del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York del año 2001. Recordemos que el primer ensayo sobre este manuscrito fue publicado en Italia en 1995, y hasta dos años después no se tradujo al inglés. Según Enza Massa, «las llamas parecen salir de grandes ventanales de la torre como si obedecieran a una explosión, más que a un incendio». Dicho escenario tiene un gran parecido con el momento exacto en el que los aviones se estrellaron contra el gigantesco World Trade Center. Pero, ¿cómo es posible que alguién vaticinara hace casi cinco siglos lo que ocurriría en la actualidad?
UNA VIDA OCULTA
Nacido en Francia el 14 de diciembre de 1503, sus padres eran judíos que se convirtieron al cristianismo en los años más duros de la Inquisición para evitar el peligro. Michel de Notredame se convirtió rápidamente en un hombre inquieto y polifacético. Astrólogo, profesor, matemático y médico personal del rey Carlos IX de Francia, empezó a ser conocido durante una epidemia en la que sus poco ortodoxos métodos médicos habrían curado a ciudades enteras de la «peste negra», una plaga tan devastadora que hizo desaparecer a buena parte de la población europea. Sin embargo, el éxito que alcanzó se vio oscurecido por una gran tragedia personal. El brillante médico y futuro profeta no pudo prever el devastador efecto de la peste en su propia familia, y tuvo que asistir impotente a la muerte de su esposa e hijos.
Destrozado por el dolor, Nostradamus se dedicó a vagar por todo el Mediterráneo, donde probablemente trabó contacto con personajes que influyeron decisivamente en él, ampliando sus conocimientos ocultos. Después se estableció en Salon (una localidad del sur de Francia) donde empezó a tener las visiones místicas que le convertirían en una leyenda, incluso en su propia época.
En 1555 publicó la primera de una serie de predicciones en verso, titulada Los siglos verdaderos. Divididas en diez secciones que denominó «centurias», Nostradamus redactó un total de 942 profecías en forma de cuartetas (poemas de cuatro versos) que le aseguraron un lugar en la Historia. Estos oscuros y crípticos textos llevan siglos siendo analizados y traducidos en busca de nuevos sentidos y significados. Michel de Notredame murió en 1566 y aunque sus restos fueron profanados durante la Revolución Francesa –se dice que uno de los soldados se jactó de haber bebido directamente de su calavera–, su tumba se conserva intacta en Salon.
Nostradamus vivió en una época turbulenta y llegó a temer por su vida, pues su don para la profecía podía ser interpretado por los más desconfiados como el fruto de prácticas demoníacas o de magia negra.
UN MENSAJE ENCRIPTADO
El miedo a la persecución debió ser importante, pues estuvo a punto de no dar a conocer sus visiones, tal y como él mismo dejó escrito en su testamento: «Iba a quedarme callado y desistir de escribir lo que he conocido, pero he decidido explicarlo, ya que es de interés general y decidí presentarlo en forma de frases codificadas y confusas». Y así fue. Nostradamus escribió en código todos sus versos proféticos, dejando en manos de las generaciones futuras la labor de descifrar su significado. Muchas de estas profecías se cumplieron en vida de éste.


Uno de los primeros aciertos que se atribuyen al vidente se refiere al rey Enrique II. Nostradamus aseguró que «el joven león» moriría durante un torneo, después de que una lanza le atravesara un ojo, y eso es exactamente lo que sucedió en 1559, cuatro años después de que sus profecías fueran publicadas. Aquellos aciertos le catapultaron a la fama y le valieron el reconocimiento de auténtico profeta. Sin embargo, unas doscientas de sus cuartetas apuntan claramente a nombres, fechas, épocas, y circunstancias que supuestamente ya se han producido o están por ocurrir.
El vidente de Salon también intuyó el ascenso al poder de Napoleón. En sus versos puede leerse: «El emperador autoproclamado conquistó Europa a través de múltiples y sangrientas campañas». De un modo similar, también habría anunciado la victoria de Adolf Hitler: «Nacido en Austria de padres humildes. Un hombre cuyos discursos enfervorizarán a las multitudes alemanas». En sus cuartetas describe la cruz gamada como una cruz de hierro retorcida y doblada que aniquila a las personas y que se hace con el poder. Según los estudiosos de las cuartetas, incluso habría anunciado el lugar en el que tendría lugar el advenimiento de esa señal, junto al Danubio. Otro de los eventos históricos que habría vaticinado sería el asesinato de John F. Kennedy: «Un gran hombre caerá de día fulminado por un rayo». En ese mismo verso, Nostradamus continúa diciendo: «Otro caerá por la noche». Para los «exégetas» del profeta francés, ésta última estrofa del verso se refiere al hermano del presidente americano, Robert Kennedy.


LOS ATENTADOS DE NUEVA YORK
En opinión de Ottavio Cesar Ramotti, los atentados de Nueva York también aparecen reflejados en las famosas cuartetas del profeta. Así, en la Centuria IV, verso 66, se puede leer: «Bajo la apariencia simulada de siete cabezas rapadas. Serán esparcidos algunos investigadores. Pozos y fuentes con venenos rociados». Según Ramotti estas líneas aluden a los siete suicidas de Al Qaeda que perpetraron los atentados del 11 de septiembre.
En su Centuria X, cuarteta 49, se dice: «Jardín del mundo junto a ciudad nueva. En el camino de las montañas huecas. Será tomado y echado a la caldera humeante. Forzado a beber aguas sulfurosas envenenadas». ¿Se refería Nostradamus a New Yersey, conocido como «el Estado jardín»? ¿Será Nueva York la «ciudad nueva»? ¿Son las «montañas huecas» las torres gemelas del World Trade Center? Otro experto en los textos de Nostradamus, John Hogue, cree que sí, e interpreta la «caldera humeante» como el caos de fuego y humo que siguió al derrumbe de las dos torres. Un caos de restos que se expandió como una nube de polvo envenenada cubriendo toda la ciudad.
Durante el amanecer del viernes 26 de febrero de 1993, una furgoneta amarilla cargada con una bomba de 600 kilos en su interior cruzó la isla de Manhattan (Nueva York) en dirección al World Trade Center. Faltaban unos minutos para las nueve cuando aparcó en los garajes subterráneos de las dos torres. El dispositivo detonador se puso en funcionamiento y doce minutos después los dos edificios se vieron sacudidos por una enorme explosión. Se trataba del primer atentado terrorista en suelo americano y el primero que sufrieron las Torres Gemelas. Murieron seis personas y más de mil fueron heridas. Para algunos expertos en el vidente francés estos sucesos aparecen reflejados en la siguiente cuarteta: «Un fuego subterráneo del centro de la Tierra. Harán temblar las torres de la nueva ciudad. Dos grandes rocas harán la guerra por largo tiempo».
¿UN DOCUMENTO AUTÉNTICO?
A diferencia de las célebres cuartetas –como las anteriores–, llama la atención que el contenido profético del llamado «Libro perdido de Nostradamus» esté compuesto única y exclusivamente por imágenes. En opinión de los investigadores que protagonizaron el descubrimiento del códice, este detalle lo vincula directamente con la actual era de la información, mucho más volcada en los aspectos visuales que en el texto. Si el manuscrito se demuestra auténtico, su hallazgo en este momento preciso de la historia podría no ser un hecho casual, sino más bien un guiño que el profeta nos dejó para mostrarnos el poder de sus visiones acerca de nuestro presente.


A pesar de todos estos datos, la curiosa historia del libro no ha podido librarse tampoco de la sombra de la sospecha. Recientemente, estudios forenses efectuados sobre el manuscrito han encontrado pistas que inducen a pensar que el libro podría no ser auténtico o, al menos, que no fue realizado en la época de Nostradamus. Según esos análisis químicos, se han descubierto trazas de zinc (un elemento metálico moderno), especialmente en la tinta que se utilizó para dar color a los grabados. Puesto que ese pigmento de las modernas pinturas no fue utilizado hasta el siglo XVIII, sólo queda la posibilidad de que en esa época se realizara una copia del libro original –o una restauración– para preservar su valioso contenido del polvo y los desperfectos, algo por otra parte bastante común en los archivos modernos.
En último extremo, sean o no auténticas, no todo son catástrofes o malos augurios en las profecías de Nostradamus. En sus enigmáticos textos el propio vidente francés dejó escrito: «Tras esta guerra, que habrá durado bastante, vendrá un nuevo reino de Saturno y una edad dorada. Dios, el Creador, dirá al oír la aflicción de la gente: ‘Satanás debe ser apartado y atado en lo más profundo’. Y a partir de ese momento empezará una época de paz universal».
RECUADRO: EL PROFETA Y EL ANTICRISTO
Una guerra mundial que se desarrollará en Europa, microorganismos extraterrestres diseminados a la Tierra por el transbordador espacial, grandes terremotos o el asesinato del actual Papa… todos estos vaticinios se anuncian en el famoso
libro Conversaciones con Nostradamus (Editorial Luciérnaga). Escrito por Dolores Cannon, una conocida canalizadora hipnótica cuyas supuestas comunicaciones con Nostradamus le han permitido realizar una serie de vaticinios para nuestro inmediato futuro, augura la llegada de un anticristo venido del Este, que unificará a Rusia y China contra Occidente. La filosofía de este personaje estará impregnada de comunismo y ateismo aunque –según Cannon– estudiará documentos secretos del nazismo que le permitirán superar a Hitler. A pesar de todo, Cannon asegura que la Bestia será derrotada por un personaje llamado Ogmios, y que después se instaurará una paz mundial estable y duradera. Una época dorada en la que se restaurará el valor sagrado de la mujer, los científicos unificarán ciencia y religión y se producirán avances médicos revolucionarios.
RECUADRO: LO QUE NOS DEPARA EL FUTURO


En su libro The Nostradamus Code: World War III, Michael Rathford analiza los dibujos descubiertos en la Biblioteca Nacional italiana con modernas técnicas informáticas, llegando a la conclusión de que estamos ya inmersos en un tiempo de tribulación que se intensificará desde el 2008 al 2012, coincidiendo justamente con el final del calendario maya, que para muchos representa el fin de la Historia. A partir de ahí se desencadenará una gran guerra entre Este y Oeste precedida por un conflicto armado entre Irán y Estados Unidos. A su vez, un gran líder de Oriente Medio se hará con artefactos nucleares y hará detonar uno de ellos en un país cuya costa está bañada por el Mediterráneo, probablemente Italia. De hecho, según Rathford, esto llevará a la destrucción nuclear de Roma. Italia y el sur de Francia serán inhabitables. Para otro de los modernos estudiosos de Nostradamus, Jack Manuelian, habrá una tercera guerra en la región de Irak, Irán y Turquía durante la cual serán totalmente derrotadas las fuerzas occidentales.

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