domingo, 4 de enero de 2009

EL PAITITI,LA CUIDAD DEL CONOCIMIENTO


Libro el Padre Otorongo - P. Juan Carlos Polentini El Paititi
A continuación el mismo nativo, maestro Alejandro Kahuanchi nos ofrece su magnífica manifestación sobre la exis­tencia del Paititi.

“Ahora vamos a conversar sobre la existencia del Paititi. Verdaderamente existe. Cuando llegaron los españoles había en todos los sitios esas riquezas llamadas el oro. La gente bus­caba a los nativos por buscar estos metales preciosos, y conquistaban con machetes, cuchillos, con todo, para poder intercambiar con esos objetos. Y por mucho tiempo que vivieron con estas ideas de entregar y dar para poder hacer canje con las herramientas que ellos correspondían. Pero después hubo abusos de las personas que han llegado a nuestras comunida­des nativas en diferentes sitios, con los Huachipaires, con los Amasaires, con los Cohieris, Machiguengas. Todos ellos tenían contacto con ellos amigablemente. Pero al ver que ellos hacían todo tipo de abuso por esos metales lo han exterminado llevan­do a los sitios mas peligrosos, y hasta el sitio que no estaba permitido podían llegar por salvar sus vidas. Pero al darse cuenta que la gente exterminaban mucho a los nativos, entonces al darse cuenta hicieron una reunión a nivel de todos los nativos de aquellos tiempos, y todos los pensadores y todos los conoci­mientos de aquellos tiempos dijeron que ellos han venido a exterminar a todos los seres vivientes y quedarse con las rique­zas, que ellos se han enviciado, que es el oro. Entonces hicie­ron una reunión a nivel de todos, hicieron juramento, compromiso, una propuesta que no mas entregar riquezas que ellos ambicionaban. Desde ese momento las riquezas se des­aparecieron totalmente. Y el Paititi se encuentra entre las ca­beceras del río Piñipiñi y Pantiacolla. Y ahí están todas las cosas puestas, esas riquezas ocultadas.
Y había contacto con los sobrevivientes de los Incas, que ellos tenían un lenguaje aparte, y nosotros aparte, pero a través de todas esas reuniones se han comprometido que nunca más entregar. Ese Paititi se encuentra en dos sitios. Entre dos ríos se encuentran dos viviendas, dos ciudades, que es una ciudad poco menos con contenido de energías, y otra ciudad está bajo tierra, y que está con contenido de bastante riqueza. Esas riquezas que hay están protegidas por los nativos, y también al mismo tiempo están protegidas por la naturaleza como es los bosques, los animales. Por aire está protegido por la atmósfera. Cuando uno va está protegido por los tigres, el oso y también protege el bosque. El camino que fue hecho está encerrado por la vegetación. Y cuando uno llega al sitio, también por el espacio protege el trueno, y la atmósfera, la neblina. Es algo místico que está protegido por los poderes del espacio. Todas esas cosas que hay no son de nosotros, sino son del Creador. Entonces esto está guardado para otra generación. Esa generación tiene que pensar nuevamente para poder hacer sus místicas con esos me­tales, por que los antiguos que han vivido utilizaban esos obje­tos para elevar hacia arriba, y ofrecer con esto, y conectar con los espíritus del espacio. Es algo maravilloso, es una ciudad muy antigua que da a pensar que aquellos tiempos que vivían tenían conexión y manejaban sus energías de poder.
Cuando se habían exterminado todos los maestros, todos los sacerdotes de aquel tiempo ya no han utilizado, y nosotros los nativos que vivimos todavía, no manejamos esas energías; sino ya manejamos energías ya creadas por el hombre. Por eso que no se puede encontrar fácilmente esa ciudad maravillosa buscada por todo el mundo. Ahora la ciencia está buscando como encontrar. Y es posible que puedan encontrar por que estamos llegando a la meta para poder nuevamente revalorizar todos nuestros recursos que fueron dejados por los antiguos. Por eso que nosotros actual­mente que vivimos sabemos a través de los sueños, a través de las plantas elementales que llevan la mente hacia ellos, siempre se encuentra, se ve. Pero en nuestra habla se han quitado entregar decir lo que es la verdad. Entonces hemos acostumbrado decir la mentira, ya no podemos decir sí, allí está. Cualquier persona que vaya a encontrar con los nativos que están por ese sector, no les pueden dar la razón de decir que allí está. Pueden decir sí está, pero no sé donde. Por eso que la gente que se han pasado por encima de ellos, no han encontrado, por que la gente busca con otras ambiciones, con otras ideas de extraer. Yo estoy practicando la medicina tradicional, y esto tiene que encontrar y utilizar ade­cuadamente ese material. Exclusivamente para poder ofrecer a los poderes creados con cosas que están dedicadas para ellos. Ahora todo el mundo ha terminado las riquezas, y ahora vienen a este continente para poder encontrar. Pero pienso que pueden encontrar gente que vienen con buenas ideas de revalorizar todas nuestras cosas que existen y poder compartir nuevamente con las personas que van a iniciar una nueva era. Así sí podemos decir, pero con esa mentalidad de extraer y llevar a otro país para con­vertir en cosas fabricadas y volver a negociar a nosotros, por eso que nosotros no podemos decir la verdad de entregar esas ri­quezas. Y así mismo también otros nativos que viven por esas cabeceras alrededor de esa ciudad, también no pueden decir donde está. Por eso todo el mundo sufre, muere, pero no lo pue­de hallar. Y eso es una energía encantada que no deja pasar a nadie".
Así habló este amigo Huachipaire. El Paititi era la residen­cia del Inca o Emperador. Allí vivía él con su familia, allegados, guardias y gente de confianza. Desde allí gobernaba su impe­rio. Estaba prohibido el ingreso. Hasta el día de hoy los nativos guardan este mandato, y son muy escasos los que se hayan atrevido a franquear sus murallas, previos despachos y pedidos de permiso a la tierra y a los apus. Solo se permitió el ingreso a todos aquellos que portaban las riquezas para asegurarlas de la codicia del conquistador.
Estos la llamaron a esta ciudad con el sugestivo apodo de el Dorado. La buscaron por toda América del Sur; pero no la halla­ron. Allí agonizó lentamente el grandioso Imperio Inca del Sol.
REVISTA, CABALLEROS DE LA ORDEN DEL SOL
DIRECTOR; VICTOR SALAZAR

No hay comentarios.: