jueves, 25 de enero de 2018
CONSTANTINO-NICEA-CRISTIANISMO
LAS INTRIGAS DEL CRISTIANISMO
CONSTANTINO-NICEA-CRISTIANISMO
Dr. Calos Luis Juncal Mir
Mis Queridos Hermanos Templarios; diversas han sido las posturas que se han presentado luego de las últimas reflexiones que hemos compartido sobre el cristianismo sus orígenes y su peso histórico. Creo que, como adultos iniciados que somos, podemos conversar este tema con total libertad de pensamiento.
Los orígenes del primer cristianismo es incierto, se nos pierde en la noche de los tiempos con muy poca o ninguna mención histórica; lo que si podemos datar casi con total exactitud es el origen del cristianismo que ha llegado hasta nosotros y que naturalmente muy poco tiene que ver con aquel cristianismo originario que nació a la sombra de Jesús o mejor dicho a la sombre del apóstol Pablo.
¿Porqué sostenemos esto?, porque no es posible localizar escritos certificados ni desde el punto de vista religioso y menos desde el histórico que ubiquen, entre el primer siglo y mediados del cuarto, datos concretos en referencia a Jesús y sobre todo a los extraordinarios sucesos que, según sostiene la Iglesia, han jalonaron la vida del Mesías.
Me voy a tomar la libertad de citar a Frédéric Farrar (1) del colegio Trinity, de la Universidad de Cambridge, que nos dice:
"Es asombroso que la historia ni siquiera haya embalsamado para nosotros un dicho cierto o definido, o alguna circunstancia en la vida del Salvador de la humanidad.. no hay ninguna declaración en toda la historia que diga que alguien vio a Jesús o habló con él. Nada en la historia es más asombroso que el silencio de los escritores contemporáneos acerca de los eventos relatados en los cuatro Evangelios".
(La Vida de Cristo, Frédéric W. Farrar, Cassell, Londres, 1874).
Podemos citar otro autor para darle basamento a nuestro texto en el que se aprecia una conflictiva entre la historia y las narrativas del Nuevo Testamento.
El Dr. Tischendorf (2) hizo este comentario:
"Debemos admitir francamente que no tenemos ninguna fuente de información respecto a la vida de Jesús más que las escrituras eclesiásticas ensambladas durante el siglo IV".
(Códice Sinaítico Dr. Constantin von Tischendorf, Biblioteca británica, Londres)
O sea que, todo apuntaría a que el comienzo del cristianismo, tal y como lo conocemos en nuestros días, tuvo su origen en el siglo IV y más especialmente en el deseo de Constantino para lograr unificar una religión para su imperio como quedó demostrado el concilio de Nicea.
Se hace evidente que el concilio de Nicea simboliza un antes y un después en el concepto de la religión original que los primeros cristianos tenían de su Iglesia, la cual era más que nada una “reunión de fieles”.
En el Concilio de Nicea, se invalidaron infinidad de evangelios que, desde la génesis del cristianismo y hasta ese momento, eran aceptados y adoptados por las distintas comunidades cristianas, quienes tenían el derecho de poder decidir por sí mismas que textos aceptar y cómo interpretar los evangelios.
Si nos planteamos esto último como verdadero se hace inevitable realizar un exploración sobre el concilio de Nicea y lo que rodeó al mismo.
En el año 325 el emperador Constantino convocó el Concilio de Nicea. En este párrafo ya se nos presentan varias preguntas. Les propongo comenzar a darles respuesta.
En lo personal me interesa el año 325. Lo primero que me viene a la mente es la famosa “crisis del siglo III” que se tradujo como un periodo casi de completa anarquía en el Imperio Romano. Esta crisis que se inicia en el año 235 con la muerte del Emperador Alejandro Severo y que se mantuvo hasta casi el final del siglo III se me plantea como uno de los detonantes para la formación del Concilio de Nicea. Este periodo estuvo salpicado por fuertes presiones de los pueblos exteriores al Imperio como nunca antes las había sufrido pero además una profunda crisis política, social, económica y hasta religiosa. Por todo el imperio se elevaban esbozos precarios de poder que perturbaban económica y productivamente la vida del Imperio.
Estos cambios no quedaron limitados solo al siglo tercero, sino que ocurrieron lentamente sobre períodos muy largos, y se vieron matizados por ramalazos temporales. Sin embargo, a pesar de las extensas reformas aplicadas a la vida urbana, esta entró en un largo periodo de degeneración incluso en la misma capital, Roma.
Si a todo este caos le sumamos el edicto de Trajano Decio de persecución y de sacrificio de los cristianos en los altares de los dioses del imperio, la fragilidad de la vida social, política y religiosa era descomunal. El caos y la anarquía hacían imposible gobernar.
Cuando Dioclesano, en el año 285, logra tomar las riendas del poder trata de encausas, mediante una serie de reformas, los destinos del imperio. Vio que un solo Emperador no era suficiente para cubrir todo el Imperio y tomo la decisión de dividirlo en dos. Esto da origen a la Tetrarquía, en la cual cada parte del imperio sería gobernada por un emperador.
En el siglo IV las reformas de Dioclesano permitieron administrar, con grandes altibajos, un imperio que se caía a pedazos.
Los escasos recursos del Estado no daban abasto para sofocar todos los intentos de invasión de unos pueblos atrasados que deseaban alcanzar el Imperio no ya para destruirlo, sino para disfrutar de sus ventajas.
En medio de esta situación toma las riendas del Imperio Constantino. Esta es para nosotros la otra causa que lleva a la convocatoria del Concilio de Nicea. Una vez en el poder trata de mantener y mejorar las reformas pero creo que hay dos hechos sobresalientes en su mandato:
1) En el año 313 Constantino declaró la libertad de cultos en todo el Imperio, (Decreto de Milán), y, entonces, el Cristianismo, tantas veces perseguido, inició entonces el largo camino que le convertiría en la religión oficial de Roma.
2) Además, Constantino fundó la nueva ciudad de Constantinopla, a la que convirtió en capital imperial. Ahora, mil años después de su fundación, Roma quedaba reducida a una ciudad secundaria dentro del Imperio que ella misma había creado.
Entonces, ¿Quién era Constantino?
Flavius Constantinus (originalmente Custennyn) (272-337), británico de origen, fue quien permitió la selección de todos los escritos reunidos en el Nuevo Testamento. Después de la muerte de su padre, en 306, Constantino se convirtió en Rey de Bretaña, Galia y España, y luego, después de una serie de batallas victoriosas, en Emperador del Imperio Romano. Hasta acá no lo podemos relacionar de ninguna manera con la religión cristiana. Es más, los historiadores cristianos dan muy pocas pistas sobre los disturbios de esos tiempos dejando a Constantino un tanto alejado de los acontecimientos que lo rodearon.
Pero como era la religión del imperio en tiempos de Constantino. Por esa época existían innumerables grupos de sacerdotes. Como dice 1-Cor.8:5 “muchos Dioses y muchos señores”. Existían numerosas sectas religiosas, cada una con su propia doctrina que estaba en las antípodas de la otra y se generaban una lucha interna de los atributos de los distintos dioses y un altar estaba en contra de otro.
Este caos religioso le generaba un gran malestar interno en el vasto Imperio.
Constantino vio en este ambiguo sistema de credos divididos, la oportunidad de crear una nueva y acordada religión Estatal, de concepto neutral, y protegerla por ley.
El proyecto de una nueva religión la pone en marcha en el año 324. En este momento envió a su consejero religioso el español Osius de Córdoba hasta Alejandría con el propósito de entrevistarse con varios obispos para que los mismos llegaran a un acuerdo e hicieran las paces entre ellos. Como la misión fracasó Constantino emitió un decreto ordenando a todos los presbíteros y a sus subordinados: "que monten en asnos, mulas y caballos que pertenecen al pueblo, y viajen a la ciudad de Nicea".
Según la Enciclopedia Católica (Nueva Edición, vol xii, pag 576) Constantino en ningún momento de su vida adquirió un conocimiento teológico sólido y todo caía sobre las espaldas de sus consejeros en asuntos religiosos. Si leemos a Eusebio de Cesarea, nos dice que: Constantino notó que entre las facciones presbiterianas, "las discordias y desacuerdos se habían vuelto tan serios, que había necesidad de una vigorosa acción para establecer un estado más religioso”, pero él no podría provocar un arreglo entre las facciones rivales de Dioses.
Fue esto lo que lo llevó a desarrollar una religión que pudiera abarcar a todas, durante este período de irreverente confusión. Por esa época, como ya lo hemos expresado en anteriores escritos, campeaba una espesa ignorancia, nueve décimas partes de los pueblos de Europa eran iletrados. Por ese motivo la idea religiosos no debían ser muy elucubrada y debía ofrecerle al seguidor un futuro más que promisorio, mejor si lo hacían en otra vida, pero además tendría que tener algo místico y estar apoyada en lo milagroso e ignoto. Era muy importante que fuera maleable sin mucho arraigo a nivel de los ejércitos y de fácil penetración en las clases pobres y que despertara en el pueblo cierto grado de simpatía hacia sus seguidores.
Un punto muy importante era que la nueva religión no eclipsara el poder que, por ese entonces, ostentaba el emperador.
Constantino ostentaba el título de “Sumo Pontífice” en la religión pagana del Solis Invictus de la que era el jefe supremo, y a fin de seguir manteniendo dicho título en la nueva Iglesia del Imperio, se hizo nombrar “obispo de obispos” en el Concilio de Nicea. Después de la muerte de Constantino, el título de “Sumo Pontífice” fue heredado y desde entonces es ostentado por los Papas.
Como introducción al tema ya fue muy extenso. Temo que por extenso no sea leído en su totalidad. Por ello nos quedamos por acá, ya tenemos las bases de la convocatoria del Concilio de Nicea, en un próximo encuentro veremos los entretelones del Concilio.
Desde mi teclado en Ciudad de la Costa (Uruguay) les envío un caluroso T.’.A.’.T.’.
Dr. Carlos Luis Juncal Mir MD - MT
NOTAS DE APOYO
1) Frederic William Farrar (Bombay, 7 de agosto 1831 - Canterbury, 22 de marzo de 1903) fue clérigo de la Iglesia de Inglaterra (anglicano), maestro de escuela y autor. Fue miembro de la sociedad secreta de los Apóstoles de Cambridge.
2) Konstantin von Tischendorf (18 de enero 1815 - 7 de diciembre 1874) fue un lingüista, teólogo y filósofo alemán. Logró descifrar en 1842 el Códice Ephraemi Syri Rescriptus y estudió otros muchos de esos documentos fundamentales en el estudio de la Biblia.
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