viernes, 31 de julio de 2009

LA CLONACION



LA CLONACIÓN...(I)

Francisco-Manuel Nácher


El tema de la clonación es verdaderamente apasionante y, para
abordarlo con cierta garantía, entiendo que hay que hacerlo razonando
escalonadamente, más o menos del siguiente modo:
1º.- Los Señores del Destino o del Karma, se nos dice en el
Servicio del Templo de nuestra Fraternidad que "están por encima de
todo error y proporcionan a todos y a cada uno lo que necesita para su
desarrollo". ¿Y qué quiere decir eso? Mucho. Y lo veremos a
continuación.
2º.- Nuestro Dios, el creador de nuestro sistema planetario, con
todo lo perfecto que es, desde nuestro punto de vista, con ser Dios, está
evolucionando y está sujeto, por tanto, a la Ley de Acción y Reacción, es
decir, a los Señores del Destino.
3º.- Los Señores del Destino tienen centrada su conciencia nada
menos que en el plano mental cósmico, es decir, el Quinto Plano
Cósmico. Tengamos en cuenta, para hacernos una idea, que nuestro Dios
mora en el primer subplano del Séptimo Plano Cósmico, en el que
llamamos Mundo de Dios. La diferencia de evolución es, pues, inmensa,
entre ellos y nuestro Dios. Mayor aún que la que hay entre nuestro
propio Dios y nosotros. Para nosotros, totalmente inconcebible. Su
capacidad de previsión y de visión hacia delante y hacia atrás en los
sucesos de todo el universo - de todos los universos que hay por debajo
de ellos - son, desde nuestro punto de vista, ilimitados. Por eso se nos
dice que “están por encima de todo error”.
4º.- Sabemos que estamos obligados a dominar el Mundo Físico, es
decir, a aprender a manejarlo, a desentrañar sus mecanismos, a
convertirnos en maestros en el manejo de la materia física. De otro
modo, ¿cómo íbamos a crear, cuando alcancemos el estatus de dioses
creadores, nuestros propios sistemas planetarios? Todo ser viviente actúa
siempre en base a lo que ha aprendido y desarrollado. Y los Dioses
creadores de sistemas planetarios no son una excepción.
5º.- Esa “obligación" o "necesidad" de "conquistar el Mundo
Físico" incluye cualquier descubrimiento, cualquier invención, cualquier
novedad. Y eso quiere decir que incluye la clonación. Y la clonación
llegará. Indefectiblemente.
6ª.- Los descubrimientos científicos y el consiguiente progreso, no
son más que el familiarizarnos con el funcionamiento de una ley natural,
hasta entonces no conocida, y su empleo en nuestro propio beneficio. El
problema estriba en que, como aún no somos perfectos y en la
constitución de nuestros vehículos aún tenemos materia elemental
involucionante, si la dejamos llevar la batuta de nuestras vidas, ese
descubrimiento lo utilizaremos negativamente. Pero eso no será culpa
del descubrimiento ni de la ley natural en cuyo funcionamiento se basa.
Será exclusivamente culpa nuestra. La electricidad no cabe duda de que
es un gran descubrimiento, pero hay quien la emplea para iluminar
ciudades y hay quien la emplea para construir sillas eléctricas con las
que asesinar a sus semejantes. Y la fuerza atómica puede servir para
curar enfermedades o para producir bombas. Y rosanet puede emplearse
para lanzar al mundo ideas constructivas o, por el contrario, para
confundir a los lectores o, incluso, torcerlos tratando de imponer ideas
en vez de ayudarlos a tener las propias. Y así cualquier adelanto. Todos
tienen un uso positivo y otro negativo (en todo aparece la polaridad).
Cuando, hace ya demasiados años, se instalaron en mi Valencia natal los
primeros semáforos, hubo en la prensa local una gran polémica. Había
quien opinaba que sólo servirían para matar peatones. Y quien aseguraba
que serviría, precisamente, para evitar que los atropellasen, ante el
incesante crecimiento del parque automovilístico. ¿Y qué ocurrió? Pues
que, en efecto, algunos, los que no fueron capaces de aprender que con
la luz roja no se debía atravesar las calle o no quisieron observarlo,
fueron atropellados, en una especie de selección natural, y los que lo
aprendimos y lo observamos, sobrevivimos. De modo que, la mayor
parte pudieron caminar tranquilos y seguros por la ciudad, con sólo
observar esa regla tan sencilla. Quiere eso decir que habrá también - ya
los hay - quienes se rasguen las vestiduras ante la clonación humana.
Pero no podrán evitarla. Porque el hombre es imparable en su sed de
conocimiento. Es una ley natural que nos empuja al más y mejor. De otro
modo, la evolución se detendría. El problema, pues, se centrará en el
uso que se quiera hacer o que se haga de la clonación.

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