miércoles, 8 de febrero de 2017

TEMPLARIOS EN LA INDEPENDENCIA ESCOCESA


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REESCRIBIENDO LA HISTORIA
TEMPLARIOS EN LA INDEPENDENCIA ESCOCESA
Dr. Carlos Luis Juncal Mir

Mis Queridos Hermanos Templarios. A pesar de no ser un versado en la historia de los Templarios en algunas oportunidades me atrevo a incursionar en el tema y escribir algún artículo sobre el mismo. Hace días atrás, muchos de nosotros, hemos seguido con interés y porque no, con curiosidad, el referéndum por el cual Escocia se replanteaba volver a ser una nación libre.
Si observáramos la historia veremos que Escocia había logrado, en las postrimerías del siglo XIV, ser un estado soberano, situación que se prolongó hasta la aprobación del Acta de Unión de 1707 (1), momento en el cual, el Reino de Escocia es incorporado al Reino de Inglaterra para establecer el Reino Unido. Actualmente, Escocia es una nación constituyente y región administrativa del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con su propio gobierno autónomo, el Parlamento Escocés, con sede en Edimburgo.
Pero, en qué momento y de qué forma, Escocia encara su gesta independentista. Debemos decir que el camino de la independencia de Escocia no fue fácil. Encontramos un largo derrotero marcado por periodos de guerra, de paz y por tratados incumplidos que convergieron, al final, para que Escocia alcanzase su estatus de nación libre e independiente.
Estos conflictos, por los cuales Escocia intentó y finalmente logró su independencia, son conocidos como “Guerras de la Independencia de Escocia”. Los mismos son un conjunto de diversas campañas militares que enfrentaron a Escocia con Inglaterra entre finales del siglo XIII y las postrimerías del siglo XIV. A lo largo de dicho período y de las campañas y batallas que lo integran, el objetivo final de Inglaterra era la ocupación y anexión del territorio escocés, mientras que el de Escocia era el de mantener su propia independencia frente a los ingleses.
Podemos situar las primeras escaramuzas bélicas entre los años 1296 y 1328. En esta etapa la ofensiva fue de parte de los ingleses de la mano del rey Eduardo I, estos intentaron una invasión del territorio Escocés, invasión que finalizó con la firma de un tratado en el año 1328, el Tratado de Edimburgo – Northampton.
El segundo periodo de enfrentamientos bélicos se produjo entre los años 1332 y 1357. Situación que fue resuelta en 1357 con la firma del Tratado de Berwick.
Estos largos períodos que hemos señalado y todos los conflictos en su conjunto supusieron para Escocia una enorme crisis de tipo nacional, siendo una época decisiva para la posterior historia del país. Una vez finalizadas ambas guerras, Escocia había logrado mantener su estatus de nación libre e independiente, lo que había sido su objetivo a lo largo de todo el conflicto.
Los intentos de invasión inglesa de 1296 fueron contenidos por las férreas defensas orquestadas, principalmente, por William Wallace y Andrew de Moray. Esto obligó al rey Eduardo I de Inglaterra a iniciar negociaciones. Aunque Eduardo I logra hacer capitular a los escoceses en Irvine, las constantes y reiteradas campañas de William Wallace y de Andrew de Moray condujeron a la primera victoria escocesa, que se produjo en Stirling Bridge. Como consecuencia de esta victoria siguieron diversas incursiones escocesas en el norte de Inglaterra y el nombramiento de William Wallace como “Guardián de Escocia” en marzo de 1298.
Con el devenir de las confrontaciones Eduardo I logra ir hiriendo el poder de la defensa y, la reputación militar de William Wallace se ve seriamente menoscabada. Esta situación obliga a Wallace a tener que resignarse a vivir como un proscrito y renunciar a su cargo de Guardián de Escocia.
Ante esta situación Robert the Bruce tomo la bandera libertadora e inspirado en las hazañas de Sir William Wallace, involucró a la nobleza escocesa en la guerra de independencia contra Inglaterra. Este hecho tuvo como contrapartida la excomunión de Robert the Bruce por parte del Papa Clemente (sentencia que luego aplicaría a todos los nobles que lo siguieran a los campos de batalla y que finalmente fue aplicada a la totalidad del territorio y población de Escocia). A pesar de todo Robert fue elegido rey de los escoceses en la abadía de Scone, en 1306.
El 7 de julio de 1307 luchando contra los escoceses, y a causa de un cuadro de disentería, muere el rey Eduardo I de Inglaterra (2). Es allí que asume su hijo Eduardo II perseguido por la misma consigna que su padre – conquistar a los escoceses.
Pero donde podemos situar a los caballeros Templarios dentro de este contexto.
Ya todos sabemos que el viernes 13 de Octubre de 1307, la Orden del temple fue disuelta por orden del Papa y sus miembros fueron perseguidos, ajusticiados y masacrados por casi todos los reyes de Europa. Una situación que llama poderosamente la atención es que en esa Escocia – que se hallaba en guerra con Inglaterra– las bulas pontificias de supresión de la Orden jamás fueron promulgadas, por lo que los Templarios de ese país nunca se disolvieron oficialmente. Parecen existir pruebas de que el Temple escocés se mantuvo como un cuerpo coherente durante varios siglos más. Los poderes humanos que por aquel entonces habían intentado borrar toda conciencia de la existencia templaria de la Historia, chocaron contra el fuerte desoír de algunos países en los cuales este grupo estaba tan grabado en el sentir popular que fue prácticamente imposible su erradicación.
Uno de los tantos enigmas que sobrevolaron la odisea templaria fue el gran enigma náutico que supone la desaparición de una flota de barcos muy numerosa para su época. Esta flota que desapareció, de la noche a la mañana de los puertos europeos, pudo haber ido a los puertos Escoceses. Los historiadores creen firmemente que parte (o la totalidad) de esa desaparecida flota templaria amarró en algún lugar cerca de Inverness por esas fechas, amparada por una nación emergente que tampoco tenía una estima muy fuerte hacia la misma Santa Iglesia que los había abandonado por intereses políticos.
Es, en ese contexto que llegamos al 24 de junio de 1314. Ese día Robert the Bruce comandó al ejército de Escocia contra los ingleses en la famosa batalla de Bannockburn. En esa batalla estaba más que cantado el triunfo de Eduardo II de Inglaterra. Pero sucedió todo lo contrario, fue un triunfo arrebatador para las tropas comandadas por Robert the Bruce.
La batalla de Bannockburn decidió la suerte independentista a favor de los escoceses, a pesar de la aplastante superioridad del ejército inglés. Sin embargo, pocas veces se ha dicho, pese a que hoy en día los escoceses están orgullosos de ello, que sus antepasados tuvieron una ayuda extra: un grupo de unos 200 jinetes Templarios bajo el mando del preceptor del temple Hugo de Crecy, dan la victoria a Robert I Bruce.

Las tropas templarias arremetieron contra el flanco de la infantería inglesa, como agradecimiento y honra al pueblo que los había acogido.
La batalla se libra el día de Juan Bautista, también día de Nimrod, monarca mítico de Mesopotamia, el 24 de Junio de 1314.
A partir de ahí, los problemas de Escocia parecieron resueltos: Felipe de Francia reconoció a Robert como legítimo rey, Juan XXII anuló la excomunión (aunque no lo reconoció como rey) y Eduardo II firmó en Abroath un tratado reconociendo la independencia de Escocia. También se promulgó una tregua de trece años y posteriormente, con Eduardo III, un definitivo tratado de paz.
Espero haberles aportado un concepto más sobre la historia de los Caballeros del Temple. Desde mi teclado en Ciudad de la Costa (Uruguay) les envía un T.’.A.’.T.’.
Dr. Carlos Luis Juncal Mir MD - MT
NOTAS DE APOYO
(1)El Acta de Unión de 1707 fue una serie de leyes aprobadas por los parlamentos de los reinos de Inglaterra y Escocia, para implementar el Tratado de Unión entre ambos países. Si bien existieron intentos en 1606, 1667 y 1689 de unir a los países por medio de leyes, estas nunca llegaron a consumar una unión social, económica y cultural que se venía dando desde hacía años. El Acta de Unión nunca fue popular en Escocia. Al contrario, la mayor parte de la población se oponía a ella, y se enviaron reiteradas peticiones en contra al Parlamento. El día de su aprobación se efectuaron protestas masivas en contra de la ley en Edimburgo y otros pueblos y ciudades, además de escenas de desobediencia civil que fueron respondidas con la imposición de la ley marcial.
(2) Eduardo I tuvo como uno de sus máximos empeños en la vida someter de manera definitiva a los escoceses y conquistar los dominios de estos. Tal es así que su última voluntad tuvo como motivación a los escoceses. A pesar de que su salud no era buena, en 1307 el rey decidió desplazarse de nuevo al norte para seguir estando cerca de sus acciones contra las tropas de Robert Bruce. Su última petición fue que enviaran su corazón a Tierra Santa escoltado por cien caballeros y que sus huesos no fueran sepultados hasta que los escoceses fueran derrotados. Pedía que sus restos fueran llevados al campo de batalla para estar así presente, aunque fuera post-mortem, cuando su ejército venciera.

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