jueves, 10 de marzo de 2011

EL COMETA DEL QUE HABLAN LOS SUMERIOS
Zacharia sitchin

Las conclusiones derivadas de los
análisis efectuados luego del impacto
de una sonda espacial contra la
superficie del cometa Tempel – 1
muestran extraordinarias
coincidencias con los milenarios
registros sumerios.


El 4 de julio de 2005, una nave espacial de la NASA bautizada “Impacto Profundo” lanzó una sonda de metal ideada para chocar con un cometa denominado Tempel-1. El propósito de la colisión planeada era determinar la verdadera composición de tal cometa primordial observando y analizando el impacto y sus restos resultantes.

La exitosa colisión observada desde la nave espacial y una variedad instrumentos situados en la Tierra y orbitando la misma, causó una espectacular erupción y una bola en expansión de materia expelida. A medida que los informes de lo que se había observado comenzaron a salir paulatinamente, se hizo evidente que la comunidad científica estaba enfrentando un enigma mayor: La explosión, en lugar de confirmar el cometa como un cuerpo celeste formado en las heladas y profundas periferias exteriores del sistema solar, “soltó determinados componentes clave de la Tierra” (según el titular de San Francisco Chronicle del 9/9/05).

Entre las desconcertantes conclusiones emergentes están éstas:

a) Los cometas son descritos como ‘heladas bolas de hielo sucio '; los resultados de Tempel - 1 indican que está hecho de rocas partidas que contienen arcillas y carbonatos - los minerales de piedras calizas y conchillas que sólo se forman en el agua líquida.

“¿Cómo se forman las arcillas y carbonatos en cometas helados dónde no hay agua líquida?” preguntó el Dr. C.M. Lisse, un científico de la Misión, según el New York Times del 7 de septiembre de 2005; “Nadie esperaba esto”, dijo.

b) El telescopio espacial Spitzer también detectó en Tempel-1 silicatos cristalinos – un tipo de mineral que requiere por lo menos temperaturas de 1300 grados Fahrenheit para formarse.

“¿Cómo pone usted ese componente en un cometa que se forma a la distancia de Plutón?” preguntó el desconcertado Dr. Lisse. ¿Cómo consigue usted, incluso, temperaturas de fundición mineral en una región de frío absoluto?


… Y los químicos de la vida también

Informando algunos de los enigmáticos resultados iniciales en una reunión científica en la Universidad de Cambridge en Inglaterra el 7-8 de septiembre de 2005, el Dr. Lisse (de la John Hopkins University), el Dr. Michael A'Hearn (de la Universidad de Maryland) y otros científicos ampliaron la lista de componentes similares a los de la Tierra descubiertos en el cometa para incluir químicos asociados con los organismos vivientes.

Ellos incluyeron (además de las arcillas y los silicatos) carbonatos, sulfuros férricos, alúmina, y compuestos llamados PAHs “qué están entre muchos químicos orgánicos que se presentan en los organismos vivientes en la Tierra.”

Otra sorpresa informada: “El equipo ha detectado una concentración inesperadamente alta de cianuro de metilo; los biólogos dicen que el cianuro de metilo es un actor clave en las reacciones que forman el ADN” (Christian Science Monitor).


Un cometa en el lugar equivocado

El cometa Tempel-1 no es un cometa nuevo. Fue descubierto en 1867 por Ernst W. L Tempel de Marsella, Francia, y su muy corto período de menos de seis años (Tierra) fue determinado ese mismo año por C. Bruhns de Leipzig, Alemania. Fue a partir de entonces observado de vez en cuando hasta que él y su órbita ligeramente cambiada fueran re-determinadas en 1963 por el astrónomo americano B.G. Marsden.

“Los cometas se forman en la salida de los gélidos bordes del Sistema Solar, y sus núcleos permanecen profundamente congelados durante la mayoría de su paso a través del interior del Sistema Solar”, dijo el Dr. Lisse señalando a los astrónomos y astrofísicos los problemas que ahora encaran.

Todavía está más allá de la duda que el cometa ha estado orbitando el Sol en una parte relativamente limitada y cercana del sistema solar, entre Marte y Júpiter, como lo muestra el mapa del firmamento de la NASA:



¿Cómo se explica entonces este “lugar equivocado” del cometa Tempel-1? El Dr. Lisse rechazó la especulación de que el cometa “emigró hacia el más caluroso interior del Sistema Solar en los últimos 10.000 años.” En efecto, formado alguna vez fuera de aquí en la helada profundidad, no sería tan semejante a la Tierra en todo lo que concierne a lo enumerado anteriormente.


La solución sumeria

De hecho, parece haber sólo una simple solución para la cantidad de enigmas que ahora confunden a los científicos:

1) El cometa Tempel-1 está donde está porque “nació” allí, entre Marte y Júpiter;

2) Es semejante a la Tierra en sus componentes porque él y la Tierra “nacieron” de la misma “madre” planetaria.

Los lectores de mis libros necesitarán apenas recordar que aquella madre planetaria se llamó TIAMAT en la Épica Sumeria de la Creación - un texto considerado por los estudiosos como una alegoría, un mito, un texto religioso - pero tratado por mí en El 12vo Planeta y en Génesis Revisitado como una sofisticada cosmogonía que se ocupa de la creación de nuestro Sistema Solar y el destino de Tiamat, un planeta acuoso que hubo existido en el espacio entre Marte y Júpiter y que fue destruido en una colisión celestial con un planeta invasor - (Nibiru). Como resultado de la colisión:

3) La mitad de Tiamat se rompió en pedazos y sus partes se convirtieron en los asteroides y cometas de corto plazo que orbitan entre Marte y Júpiter;

4) La otra mitad fue empujada más cerca del Sol para convertirse en el planeta Tierra;

5) El gran satélite principal de Tiamat (“Kingu”) fue arrastrado para convertirse en la Luna de la Tierra;

6) Los otros diez satélites de Tiamat fueron destrozados convirtiéndose en cometas, sobre todo en aquéllos con órbitas retrógradas.



Los textos sumerios que se ocupan explícitamente de Nibiru consignan que durante la colisión, el - portador – de – vida - Nibiru transfirió la “semilla de vida” - lo que ahora nosotros llamamos ADN y la “química de la vida”— al derrotado Tiamat, y por consiguiente a la Tierra y, nosotros podemos ahora comprenderlo, a un asteroide llamado Tempel-1.

Los textos sumerios, como yo los expuse, contestan todos los enigmas que circulan desde la colisión de Tempel-1.


Así que, ahora esa ciencia se ha puesto al día...

Incluso antes de que esta más detallada (pero no todavía completa) extensión de los descubrimientos que confunden a los astrónomos y astrofísicos fuera publicada, admiradores míos con mucha visión me han enviado mensajes de felicitación: ¡Sus teorías del 12vo Planeta han sido demostradas!

Yo desde luego aprecio los halagos; pero permanezco dubitativo con respecto al resultado de este uno más “así que ahora que usted ha probado estar en lo correcto...” Como los lectores de este sitio Web (o los participantes de mis seminarios) saben, no es la primera vez que los descubrimientos científicos “me dan la razón” De hecho, el subtítulo de Génesis Revisitado fue (ya en 1990) “¿Está la Ciencia Moderna Alcanzando el Conocimiento Antiguo?”

La ciencia moderna continúa alcanzando el conocimiento antiguo, pero obstinadamente los científicos continúan ignorándolo.


EL AUTOR es periodista, escritor y lingüista experto en hebreo antiguo y otras lenguas semíticas y europeas. Pionero en la investigación de la hipótesis de las paleovisitas extraterrestres y profundo conocedor del Antiguo Testamento y de la historia y arqueología del Cercano Oriente, es el autor de la mundialmente exitosa serie Crónicas de la Tierra, que inició con el best seller El 12vo.Planeta. Su último libro en español es El Libro Perdido de Enki.

© Z. Sitchin 2005 – Reproduced by permission.
Traducido y reproducido con permiso expreso del autor.

Prohibida su reproducción sin autorización previa del autor

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