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escrito por JOSÉ ENRIQUE SALCEDO | |
El Sufismo
es un movimiento místico islámico que representa un distanciamiento de la
aproximación legalista en el Islam, y tiende a una relación más personal con
Dios. Subraya la importancia de una búsqueda interior de Dios como
complementaria de la ordenanza exterior de la “shariah” o ley.
La palabra procede de
“suf” (lana), porque los antiguos
narradores de historias, a partir de los cuales evolucionó el sufismo, llevaban
vestidos de lana.
Los sufíes persiguen como objetivo perderse en la realidad última de la divinidad
mediante la constante repetición del “dhikr” o mención de
Dios.
DHIKR es una palabra árabe que significa
“recuerdo”, y se refiere a la práctica sufí que implica el recuerdo de Dios,
el canto de los nombres de Dios y la consciencia de la presencia de Dios. Se
puede hacer silenciosamente o en voz alta, solo o con otros. Para los sufíes es
un método de concentración espiritual esta repetición prolongada del nombre de
Dios. A menudo se utilizan ayudas como la música, un rosario, la danza y los
ejercicios sistemáticos de respiración. La práctica está validada por el Corán 33, 41:
“Oh, creyentes, recordad a Dios con frecuencia y dadle gloria al alba y al
anochecer”.
Para los sufíes,
el dhikr es el acto del mismo Dios tanto como un acto humano. Es Dios que se invoca
a sí mismo así como es invocado por un creyente.
El Islam ha
otorgado tradicionalmente 99 nombres a Dios. Según el Corán, 7,179, “a Él
pertenecen los más bellos nombres”. Algunos de estos se refieren a la esencia de Dios, como
Alá, el nombre supremo que sobresale como único, y “ar-Rahman”, el Misericordioso, que es a veces casi
equiparado a Alá. Otros nombres se refieren a cualidades de Dios, como
“ar-Rahim”, el Compasivo, y “al-Bari”, el Productor. Otra división es: por un lado,
los nombres de Dios que señalan su beneficencia y, por otro, los que señalan su
juicio y majestad.
La mayoría de los
nombres de Dios se hallan en el libro sagrado; sin embargo, otros tienen una derivación no
coránica. El nombre supremo de Alá era corriente en Arabia
antes de la época del Corán pero su significado fue transformado por el Corán.
Ejemplos típicos de nombres de Dios son “al-Haqq” (la Verdad), “al-Ahad” (el Uno), “al-Hakam” (el Juez), “al-Quddus (el
Santo),
“al-Kabir” (el Grande), “al-Karim” (el Generosos), “al-Wali
(el Protector), “al-Wadud (el Cariñoso).
Algunas veces la palabra “dhikr” se utiliza para designar
una ceremonia sufí en general,
pero se refiere especialmente a la invocación del Nombre Divino en el corazón de
la ceremonia.
Como se puede
apreciar, esta práctica esotérica se corresponde estrechamente con el “recuerdo
del Ser” y con la “Conciencia Superlativa del Ser”, que
mantenidas de instante en instante conducen al despertar
de la conciencia objetiva. De todo ello nos habla el V.M. Samael:
Recordemos que el sabio mallorquín Raimundo Lulio
(1235-1315) en su “Libro de los Cien Nombres de Dios” establecía el
método de los grandes maestros espirituales del Islam: el Dhikr, para poner al
místico en contacto directo con su Divinidad.
INSTITUCIONES SUFÍES
El sufismo
comenzó a ser institucionalizado en fecha temprana, cuando los sufíes formaron
comunidades con residencias donde podían vivir juntos y participar en una tarea
educativa. Los centros sufíes se fundaban a menudo por medio de fondos
caritativos (waqí) y desarrollaban su propio estilo de vida.
Los primeros
grupos de sufíes surgieron en los siglos VIII y IX. La escuela de Bagdad realizó
una enseñanza sistemática de las etapas del misticismo a través de la
purificación de los sentidos y del espíritu. A partir del siglo X se produjo un
distanciamiento entre la ortodoxia islámica y el sufismo.
Las instituciones
sufíes también hacían hincapié en virtudes como la humildad y el cuidado del
prójimo.
El V.M. Samael
afirma precisamente que el sacrificio desinteresado por la humanidad es un
elemento imprescindible de una verdadera escuela de regeneración. Por este
motivo, el V.M. Sivananda señala el ascetismo como rasgo esencial del sufismo.
El devoto consagra todos sus actos físicos, mentales y espirituales a la
voluntad de Dios. La unidad de Dios, la fraternidad de los hombres y la propia
entrega al Señor son las doctrinas más vitales del sufismo. Este concibe a Dios
con forma, aunque reconoce también su aspecto sin forma. El sufismo combina el
éxtasis y el servicio a la humanidad. Sivananda destaca las elocuentes palabras
del Corán:
Recordemos que dar limosna o hacer caridad es uno de los
cinco pilares del islamismo.
ORDENES SUFÍES
Las
instituciones sufíes de los primeros días del Islam evolucionaron en el siglo
XII hacia órdenes formales conocidas como TARIQAHS. Eran dirigidas por un líder
espiritualmente dotado, conocido como SHAYKH, e incluían miembros plenos (que
podían estar o no casados) y adeptos laicos. Las principales órdenes se
subdividieron hasta llegar a haber cientos de ellas. Aunque su finalidad
principal era incrementar la conciencia mística de Dios, también desempeñaban
una importante función misionera, especialmente en los límites del mundo
musulmán, en lugares como Asia Central, la India, Sudán y África
Occidental.
El V.M. Samael
afirma que en la vocación misionera hay sacrificio, y que“si no hiciéramos nada por llevar la luz del
conocimiento a otras gentes, pueblos y lenguas, caeríamos en un egoísmo
espiritual, muy refinado, que nos impediría todo avance interior”. Amar sin
pedir nada a cambio, eliminar el rencor, perdonar rectamente los defectos
ajenos, dar la vida por el prójimo, todo verdadero sacrificio es recompensado
por Dios.
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http://www.vopus.org/es/gnosis-gnosticismo/gnosis-gnosticismo/el-sufismo.html
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