sábado, 20 de octubre de 2012

Rapa Nui “Los Descendientes de la Isla de Hiva”


Rapanui es el nombre de una etnia habitante de la isla de Pascua. La denominación de rapanui se hizo posteriormente extensiva para denominar tanto al pueblo aborigen como a su idioma y a la isla que habitan.
El pueblo rapanui desciende de los primeros pobladores provenientes de la Polinesia.
La sociedad rapanui, era gobernada por el ariki, con ascendencia atribuida directamente de las ratas; y estaba dividida en tribus y con clases muy estratificadas. Cada tribu ocupaba una zona, siempre con franja costera. La mayor parte de la población vivía hacia el interior, junto a las áreas de cultivo. En el litoral establecían centros religiosos, políticos y ceremoniales (Anakena, Akahanga) y adoraban a los ancestros casi deificados representados por los moái.
Se estima que la población de Rapa Nui, sufrió una crisis de sobrepoblación en los siglos XVII y XVIII, lo que habría provocado guerras entre las tribus, con la consiguiente destrucción de los altares ceremoniales y el abandono de las canteras en que se tallaban los moai. Los nativos comenzaron a vivir en cuevas y debieron padecer periódicamente la escasez de alimentos. Surge un nuevo ceremonial: el del Tangata Manu (hombre-pájaro). El primer contacto de los rapanui con algún occidental tuvo lugar el 5 de abril de 1722, cuando el navegante neerlandés Jacob Roggeween arribó a la isla.
Según la tradición oral, el pueblo rapanui habría llegado a esta isla desde una mítica isla llamada Hiva, siendo guiados por Hotu Matu’a, su primer ariki, o rey, hacia el siglo IV. De acuerdo a las investigaciones arqueológicas, el origen de esta etnia provendría de la Polinesia, posiblemente desde las islas Marquesas. Contrariamente, otros, en especial el arqueólogo noruego Thor Heyerdahl, han postulado un origen sudamericano de culturas preincaicas. Teorías recientes postulan que la isla de Rapa Iti sería la mítica Hiva, de la cual habrían provenido los ancestros de los nativos de Isla de Pascua, según la mitología pascuense.
La sociedad rapanui, gobernada por el ariki, que reclamaba ascendencia directa de los dioses, estaba dividida en tribus y con clases muy estratificadas. Cada tribu ocupaba una zona, siempre con franja costera. La mayor parte de la población vivía hacia el interior, junto a las áreas de cultivo. En el litoral establecían centros religiosos, políticos y ceremoniales (como en Anakena y Akahanga) y adoraban a los ancestros casi deificados representados por los moái. Todavía no se sabe cómo se realizó la construcción y desplazamiento de aquellas esculturas, de las que existen cerca de un millar.
Se estima que la población de Rapa Nui sufrió una crisis de sobrepoblación en los siglos XV y XVIII, lo que pudo haber provocado guerras entre las tribus, con la consiguiente destrucción de los altares ceremoniales y el abandono de las canteras en que se tallaban los moái. Los nativos comenzaron a vivir en cuevas y debieron de padecer periódicamente la escasez de alimentos. Surge un nuevo ceremonial, del Tangata manu («hombre-pájaro»), quien primero recogía el primer huevo de manu tara (el gaviotín pascuense) sería líder de ellos por un solo año.
Sobre expediciones a la isla, el arqueólogo pascuense Sergio Rapu relaciona las culturas del norte del Perú con la de la isla de Pascua, específicamente con la cultura Mochica apoyado en similitudes y los estudios del ADN de antiguos pascuenses realizados por Jean Dausset. También existe la hipótesis del historiador peruano José Antonio del Busto quien postula que el inca Túpac Yupanqui habría hecho una expedición a Oceanía visitando a los naturales de la región. La hipótesis parte de la narración de los cronistas españoles como Pedro Sarmiento de Gamboa quien recoge los relatos sobre una expedición realizada por el príncipe inca Túpac Yupanqui a unas islas denominadas Auachumbi y Ninachumbi.
Tangata Manu ;
El Tangata manu (Hombre-Pájaro), era el ganador de una competición tradicional en la Isla de Pascua (Rapa Nui). El ritual era una competición anual para obtener el primer huevo de la estación de Charrán Sombrío (manu tara) en el islote de Motu Nui (isla de los Hombres-pájaro), nadar de regreso a Rapa Nui y trepar el acantilado marino de Rano Kau hasta su cima cercana al poblado de Orongo. Esta ceremonia de primavera era en honor de Make-Make (dios creador), comenzaba en ocasión del hallazgo del primer huevo y culminaba con la triunfal investidura del Tangata Manu, el sagrado “Hombre-Pájaro” de la isla de Pascua.
Mitología ;
Make-Make era el dios jefe del culto de hombre-pájaro, los otros tres dioses asociados con él eran Hawa-tuu-take-take (el jefe de los huevos) su esposa Vie Hoa y Vie Kanatea.
Make-Make, también conocido como Makemake, es una deidad polinésica presente en la mitología pascuense.
En la mitología de Rapa Nui era considerado como el creador del mundo. Al ser una isla muy apartada, con el paso del tiempo, las peticiones de los Rapa Nui hacia los dioses, estaban muy ligadas a la adquisición de alimentos. Debido a ello Make Make, la legendaria deidad de un origen más guerrero (matato’a) desplazaría al casi olvidado Haua, así como también a Tangaroa, la mayor divinidad polinésica. Por ello Make-Make está igualmente relacionado con la fertilidad.
Posteriormente los conflictos internos, en el cual fueron destruidos la gran mayoría de los moai, hizo que surgiera como respuesta un diferente culto a Make-Make; ahora presente en la ceremonia del Tangata Manu (hombre-pájaro), en la que los distintos linajes competían anualmente por el poder político en la isla de Rapa Nui.
Leyenda ;
La leyenda dice que luego de que Make-Make hubiese creado la Tierra sentía que algo le faltaba. Pero sucedió que un día tomó una calabaza que contenía agua, y con asombro se dio cuenta que al mirar en el agua, se veía su rostro reflejado en ella. Make-Make saludó a su propia imagen mientras observaba que en ella se apreciaba un pico, alas y plumas. Así fue como mientras observaba su reflejo, en ese mismo momento un pájaro se posó sobre su hombro. Observando la gran similitud entre su imagen y el pájaro, procedió a tomar su reflejo y lo unió con el del pájaro, naciendo así su primogénito.
Pero a pesar de ello, Make-Make igualmente pensó en crear a un ser que tuviese su imagen, el cual hablara y pensara como él lo deseaba. Primeramente fecundó las aguas del mar, y producto de ello en las aguas aparecieron los peces. Pero como el resultado de ello no fue lo esperado, posteriormente procedió a fecundar una piedra en la que había tierra colorada, y de ella surgió el hombre.
Make-Make estaba muy contento al haber creado al hombre, como la criatura que el deseaba; y como observó que este se veía muy solitario, posteriormente crearía también a la mujer.
Mucho tiempo después, Make-Make se le aparecería en sueños a Hau-Maka, y le indicaría y explicaría como llegar a una isla inhabitada (La Isla de Pascua), para que en ese lugar tengan su nuevo hogar el Rey Hotu Matu’a y su pueblo.
Posteriormente, Make Make junto a Haua, llevarían las aves hasta los motu (islotes) frente a Rano Kau; para que así se le celebre culto mediante la ceremonia anual de Tangata Manu (el hombre-pájaro).Recientemente, la Unión Astronómica Internacional ha asignado la denominación Makemake al objeto transneptuniano conocido como anteriormente como 2005 FY9, siendo el cuarto planeta enano reconocido como tal, y el primero que se corresponde con un dios de la Mitología pascuense.
La Isla de pascua se caracteriza por ser una cultura que presenta características propias y únicas, producto de ser la más aislada de las islas polinésicas.
Al igual que el conjunto de tradiciones de la gran cultura polinésica, la mitología de la Isla de Pascua es también principalmente marítima.
La principal característica de la mitología pascuense, es que esta presenta una cosmovisión particular; producto de la historia de Isla de Pascua, que llevo a sus habitantes a tener que imaginar explicaciones muy singulares y locales sobre la creación del ser humano y de la Isla de Pascua, y posteriormente también sobre su sobrevivencia en esta isla; hechos que la diferenciaron de otros mitos polinésicos.
Hau-Maka ;
Hau-Maka también llamado Haumaka, es un personaje de la mitología pascuense, que le habría indicado al ariki Hotu Matu’a que era su destino viajar hacia la Isla de Pascua.
Leyenda ;
La leyenda cuenta que al sabio Hau-Maka se le apareció el dios Make-Make en un sueño, en el cual llevó al espíritu de Hau-Maka a un viaje desde Hiva hacia una desolada Isla, que sería la Isla de Pascua.
En este viaje el espíritu de Hau-Maka se desplazó hacia el este pasando por una serie de islas, hasta alcanzar una octava tierra. El espíritu de Haumaka recorre la Isla identificando un total de 28 sitios con sus nombres. Así, en esta isla encontraría tres islotes frente al Rano Kau (Motu Kao kao – Motu Nui – Motu Iti), y los identificaría como “Ko nga Kope Ririva Tutuu Vai a te Taanga” (los hermosos hijos de Te Taanga que están sobre el agua). Luego al subir a la caldera del volcán Rano Kau, lo denominaría “Te Poko Uri a Haumaka o Hiva”. El cráter pequeño lo llama “Te Manavai”. Luego se dirige a la costa sur buscando una residencia para el Ariki, reconociendo distintos lugares hasta que llega a Rangi Mea Mea (Cielo Rojo), refiriéndose al atardecer en Ovahe. Posteriormente avanzaría al cerro Hau Epa que nombraría como “Maunga Hau Epa”, y observaría las arenas blancas de una playa en un lugar que llamaría “Oromanga a Haumaka o Hiva”; considerándolo un sitio apropiado para la residencia del Ariki, y a la bahía inmediata la llama “Hanga Mori A One” (Anakena). Así, tras reconocer otros tantos sitios, nombra a la isla “Te Pito o te Kainga a Haumaka o Hiva”.
Así, luego de recorrer la isla, el espíritu de Hau-Maka regresó a su cuerpo que había dejado a Hiva. Posteriormente relataría su visión a su hermano Huatava, y como miembro del linaje real (Ariki Paka), se dirige al Ariki Hotu Matu’a, para contarle su sueño. Este hecho haría que el Ariki Hotu Matu’a enviara una embarcación con siete expedicionarios, (los dos hijos de Haumaka: Ira y Raparenga; y los cinco hijos de Huatava: Ku’u Ku’u, Ringi Ringi, Nonoma, U’ure y Mako’i); expedición que produciría la posterior llegada del Ariki Hotu Matu’a a la Isla de Pascua; y con ello el poblamiento de esta isla.
Hiva ;
Hiva es el nombre de una mítica tierra o isla, de la cual habrían provenido los ancestros de los nativos de la isla de Pascua, según la mitología pascuense. Hiva sería el equivalente o la misma mítica Hawaiki de la mitología Maorí, y de sus variantes existentes en las tradiciones de muchas culturas polinésicas.
Varios investigadores creen que el mítico continente de Hiva, correspondería a las islas Marquesas. Una de las islas Marquesas es Hiva’Oa. Esta hipótesis se basaría en las evidencias arqueológicas, lingüísticas, antropológicas y biológicas que relacionarían a la isla de Pascua con el centro de la Polinesia, y en particular con las islas Marquesas.
La tradición pascuense dice que los antiguos maori (sabios) habían pronosticado que vendría un tiempo en que se hundiría Hiva. Este hundimiento de la tierra, se dice que lo había predicho Moe Hiva, un sabio y profeta (Kohou Tohu), de los cinco que tenía la corte del Ariki Oto Uta. Los otros cuatro sabios (“Ariki Maahu”), eran Tuku Maura; Ngerani; Po, y Henga, quienes tenían conocimientos del cielo, las estrellas, el Sol, y la Luna. El hundimiento de hiva y el viaje de los antiguos Rapa Nui buscando una nueva isla, siguiendo la ruta de las estrellas, permitieron recientemente a un grupo de investigadores proponer a la Isla Rapa Iti como candidata a ser identificada como Hiva.
Esta predicción se habría empezado a cumplir en tiempos del Ariki (rey) Roroi a Tiki Hati, el territorio del Ariki en la tierra de Hiva, llamado Marae Renga, así como su segunda residencia, Marae Tohia, comenzaron a ser inundados por el mar. La evidencia arqueológica reciente, permite proponer que alrededor del año 1200, Hotu Matu’a y su gente salieron desde Rapa Iti con rumbo a Rapa Nui, donde dieron origen a la cultura Rapa Nui que hoy conocemos. Las tradiciones orales señalan que Hiva se hundió, pero estas mismas relatan que hubo viajes posteriores entre Rapa Nui e Hiva, lo cual señala que el hundimiento de esta última pudo ser solo parcial. Pero producto de ello se habrían perdido un alto porcentaje de las tierras de cultivo, lo cual habría obligado a emigrar a una parte de su población. Rapa Iti cumple con esta condición, ya que el cono volcánico de la isla se derrumbó generando la Bahía de Ahurei.
Ariki Roroi era el cuarto en la línea genealógica de 10 reyes (“Ariki Motogi”) quienes según las leyendas fueron: Oto Uta; Tangaroa A Oto Uta; Tiki Hati A Tangaroa; Roroi a Tiki Hati; Tu’u Kuma’a A Roroi; Ataranga A Tu’u Kuma’a; Haraia A Ataranga; Taana A Harai; Matu’a Ataana; y Hotu A Matu’a, el rey colonizador de Rapa Nui que hoy conocemos por Hotu Matu’a.
Fue así como el Ariki Roroi Tiki Hati decidió enviar a sus tres hijos (Nga Tavake; Te Oohiro; y Hau), en busca de nuevas tierras, pero estos nunca regresaron, es notable que esta historia se parezca caprichosamente a la historia bíblica del diluvio universal.
En algunas versiones se dice que ellos llegaron a la Isla de Pascua, pero un espíritu maligno los habría convertidos en los tres islotes que están frente al volcán Rano Kau.
En las generaciones siguientes se construyeron canoas para escapar de la isla y posteriormente en tiempos del Ariki Matu’a, padre de Hotu Matu’a, sucedió que los Hanau Momoko (orejas cortas), a causa de la inundación, habrían corrido sus límites hacia territorio de los Hanau Eepe (orejas largas); produciéndose enfrentamientos, los cuales terminaron en la derrota de los Hanau Momoko. Siendo en esta época que el dios Make-Make se le habría aparecido en un sueño al sabio Hau-Maka; para que así el ariki Hotu Matu’a y su pueblo realizara el viaje hacia la Isla de Pascua
Hotu Matu’a ;
Hotu Matu’a fue el primer ariki (rey) de Rapa Nui, hacia el siglo IV de nuestra era.
La mitología pascuense, cuenta que en un mítico continente o isla llamado Hiva, los antiguos sabios (maori) habían pronosticado que se hundiría la tierra de Hiva. posteriormente se dice que la subida de las aguas causó muchas muertes, y en las generaciones siguientes se construyeron canoas para escapar de la isla y encontrar nuevas tierras.
Fue en este contexto que se dice, que sucedió que el dios Make-Make se le apareció en un sueño al sabio Hau-Maka; para que el ariki Hotu Matu’a supiera que era su destino viajar hacia la Isla de Pascua; es decir, a Mata ki te Rangi (Ojos que miran al Cielo).
Primeramente el ariki habría enviado siete exploradores a la nueva tierra, para reconocen lo visto por Hau-maka. Estos exploradores habrían sido dos hijos de Hau-maka: Ira y Raparenga; y cinco hijos de Huatava (hermano de Hau-maka) : Ku’u Ku’u, Ringi Ringi, Nonoma, U’ure y Mako’i la isla es llamada “Te pito o te kainga” (Ombligo o punto extremo de la matriz).
Posteriormente, luego de la exploración, Hotu-Matu´a junto a su familia y su séquito llegaron a la isla en dos grandes pahi (canoa doble). Sin embargo Ira y Raparenga, quienes se habían quedado esperando al rey, al verle que se aproximaba le gritaron que aquella tierra no era buena ya que en ella crecía mucha maleza; a lo que el rey les contesta que eso no importaba ya que en su tierra también crecía maleza, refiriéndose a las inundaciones que lo arrasaban todo.
Fue así como desembarcó el Ariki Hotu Matu’a, el primer rey de la isla, junto a su mujer y a su hermana Avarei Pu´ en la playa Anakena, donde fijaría su real residencia. Posteriormente, con todos los ritos y bendiciones correspondientes, dividió la tierra entre él y su hermana. Además habría asignado la mesetas del Poike a los prisioneros Hanau Momoko (orejas cortas); quienes en la tierra de Hiva habrían sido derrotados y también traídos a la isla. Desde entonces la isla recibió el nombre de Te pito o te henua (Ombligo de la Tierra).
Antes de morir, Hotu Matu’a habría dividido la isla entregándole una parte a cada uno de sus hijos para que estos formaran sus propias tribus o mata.
A su muerte el Ariki Hotu Matu’a fue enterrado en el lugar denominado Akahanga (donde actualmente se encuentra el ahu Akahanga). Observaciones realizadas en terreno han permitido sugerir el empleo de conocimientos astronómicos para la localización de Akahanga y algunos otros sitios. La localización del sitio seleccionado para el emplazamiento de la tumba del Ariki Henua en el centro de la línea costera podría justificarse, porque de esta forma el mana o poder que de él emanaba, se repartía equitativamente para ambos lados de la isla, dando buenas cosechas y buena pesca para todos.
Uoke ;
Uoke, es una deidad presente en la mitología pascuense, proveniente de las tradiciones de los habitantes de la Isla de Pascua (Rapa Nui).

Uoke es descrito como un dios de la devastación, quién según las tradiciones, sería el causante de la actual geografía de la Isla de Pascua.
La leyenda dice que la tierra de Rapa Nui antiguamente habría sido muy grande y tan extensa, como la mítica tierra de Hiva. En aquellos tiempos el antiguo dios Uoke, disponía de un gran poder para hundir y levantar todas las zonas de la tierra; acción que realizaba usando una gran y mítica palanca, con la cual hundía y levantaba la superficie de la tierra, y con ello también al antiguo gran territorio de Rapa Nui.
Pero sucedió que un día cuando Uoke venía levantando la tierra desde Hiva, cuando llego a Puku-Puhipuhi, se le quebró la palanca; y con ello también la superficie de la tierra. Quedando gran parte de la antigua tierra de Rapa Nui hundida, ya que estaba ubicada en la superficie de la tierra que en ese momento se encontraba abajo del mar. Indicándose que esta fue la razón de que Rapa Nui sea pequeña, ya que solo quedo aflorando las cimas de sus montañas, las cuales formaron esta isla. En cuanto al resto de la tierra, por estar ubicada en la superficie de la tierra que quedo arriba, logro mantener su actual gran tamaño.
Idioma rapanui ;
El idioma rapanui (vananga o ʻarero rapa nui), también llamado pascuense, es el idioma hablado por el pueblo rapanui en la Isla de Pascua (Chile), y forma parte del grupo de las lenguas polinesias orientales junto con el hawaiano, el mangarevano, el maorí, el marquesano, el rarotongano, el tahitiano y el tuamotuano. Su estructura fonética es típicamente polinesia, con cinco fonemas vocálicos y un número reducido de consonantes. Morfológicamente es muy similar al marquesano, mientras que su fonología es mucho más parecida a la del maorí.
Junto con la escritura woleai de la Micronesia, la sociedad rapanui desarrollo una forma de escritura conocida como rongo rongo, antes de la llegada de los europeos o a raíz de la visita de los españoles en 1770.
Pese a numerosas reivindicaciones por parte de los autores, se puede afirmar sin lugar a dudas que hasta ahora los signos rongo rongo no han podido ser descifrados, debido a que los ancianos letrados, únicos conocedores de esta escritura o de este código mnemotécnico fueron raptados y esclavizados para hacerlos trabajar en las islas de guano y en las plantaciones peruanas. Debido a la tragedia y otros percances adversos estos hombres murieron y al parecer se llevaron consigo a la tumba los conocimientos de grabar y de leer y/o cantar los glifos rongo rongo.
Hoy en día quedan pocos objetos auténticos rongo rongo grabados, y una fuente de información existente podría ser la tradición oral de los ancianos rapanui, así como las anotaciones que hizo el Padre Sebastián Englert en sus libros de 1948 y de 1970. Dentro de los numerosos relatos hay uno que cuenta sobre la creación de una tablilla rongo rongo y de su texto. Ésta sea quizás una pista que nos podría llevar al entendimiento del código en cuestión, pero no se ha encontrado la dichosa tablilla, y los autores dudan sobre la veracidad del cuento o su exactitud.
El sistema de escritura rongo rongo se supone que está compuesto de sílabas y logogramas, i.e., imagen o símbolo que representa un ser, un objeto o una idea, pero no palabras o frases fijas, y según una tradición fue inventado hacia los siglos XII-XIII d. C. Además, se sabe con certeza que el sentido de la escritura es en bustrófedon inverso. Esto quiere decir que se lee de izquierda a derecha y de derecha a izquierda alternadamente por línea. Pero no es todo, porque se agrega a la lista de particularidades que por cada cambio de línea se da vuelta en 180 grados la tablilla. Así, la segunda línea de glifos está de cabeza y en otro sentido. Una teoría algo sorprendente ofrecida por un señor franco-húngaro de nombre Guillaume de Hevesy (1934:665) en los años 30 del siglo XX, señalaba la relación genética entre dicha escritura y los supuestos signos gráficos del Valle del Indo debido a la gran semejanza entre algunos de los signos del sistema proto-índico y el rongo rongo, ambos cuestionados en varias ocasiones y no descifrados.
Aún así, el código pascuense parece ser una de las escrituras que más pasiones ha levantado entre los investigadores y su desciframiento quizás sea una llave para conocer el pasado de este pueblo antiguo y parte de la historia de Polinesia.
Se conoce con el nombre de rongorongo a un supuesto sistema de escritura descubierto en la isla de Pascua en el s. XIX, tallado primordialmente con puntas de obsidiana y elaborado a partir de dientes de tiburón, en su mayoría sobre tablillas de madera.
Los habitantes de la isla de Pascua la llamaron también kohau rongorongo. La traducción corriente del término kohau es madera que sirve a fabricar el casco de las canoas, y rongo rongo es ‘gran mensaje’ o ‘gran estudio’. También fue traducido como ‘líneas de recitación’ o ‘báculos recitadores’.
Hay autores que dicen que esta forma de escritura es la única escritura estructurada en toda Oceanía, aunque falta todavía un desciframiento fiable para comprobarlo. Los símbolos o los glifos vienen tallados a lo largo de ranuras hechas con antelación al grabado en los artefactos y son de una altura media entre 9 y 14 mm. Parecen representar gráficamente figuritas de seres antropomórficos en diversas posturas, otras criaturas de fantasía que se asemejan a las aves, a las plantas y a otros animales terrestres y acuáticos, objetos celestes, así como también objetos geométricos, pequeños anzuelos, entre otros.
Los signos que componen los textos están mayormente bien estilizados, tienen casi la misma altura y vienen alineados sin aparente división (espacios blancos o signos de puntuación) entre ellos, formando un tipo de escritura continua, típica de algunos sistemas de escritura antiguos, p.ej. los textos antiguos de la literatura griega o ciertas muestras del idioma etrusco. Las inscripciones terminan cuando aparece algún “nudo”, alguna protuberancia natural u otra irregularidad (por ejemplo fragmentos carcomidos, quemados por el fuego, arruinados por la humedad) sobre la superficie de los objetos o como es de esperar, cuando el espacio físico sobre ellos se agota. El tamaño y la forma de las tablas, cuya edad está aún por determinar con exactitud, son dispares.
Se dice que las tablillas se deben leer a partir de la primera línea del rincón izquierdo del recto y continuar de manera lineal hasta el fin del renglón y luego darle la vuelta para seguir con el próximo. (Sin embargo, el texto inscrito encima del Bastón de Santiago resulta una excepción). No obstante, no está bastante claro si todas las tablillas contienen un documento de carácter unitario o si alguna de ellas podría servir de depósito o colección de documentos diferentes, siendo por tanto su punto de partida de lectura un asunto pendiente. Observando la fragmentación del texto en secuencias desiguales, hay razones para creer que algunas tablillas retienen esa función. Fischer dice que la tablilla Mamari tiene la apariencia de ser un encadenamiento de varias secuencias de distintas clasesnota 1 Al parecer, Fischer estaba en lo cierto, pues al analizar estructuralmente el texto C, llamado «tablilla Mamari», se observan grupos de secuencias que se repiten en ambos lados del artefacto. Esas distintas secuencias, compuestas en mayor grado de elementos idénticos o semejantes, podrían testificar a favor de «listas», «estribillos» o «fórmulas», tan arraigados y comunes en el folclore antiguo de Rapanui.
Varios estudiosos dan cuenta de la posibilidad de listas incluidas en varios objetos rongo-rongo en consideración de glifos delimitadores sin valor fonético del tipo 380.1 (3/52), véase Barthel (1958), Horley (2007:28). Verbigracia, esos glifos señalarían el inicio o el fin de oraciones paganas relacionadas con prácticas mágicas, destinadas a capturar prisioneros de guerra y posiblemente tramitar venganza y muerte a los malhechores; no faltarían tampoco secuencias toponímicas u onomásticas insertadas entre dichos delimitadores. Es de esperar que los glifos rongo-rongo organizados e incrustados en tales grupos secuenciales, reflejen parte de la cultura pre-cristiana pascuense. Sería descabellado pensar que el escriba derrochara talento, material precioso y escaso —madera— y tiempo para grabar un galimatías de símbolos y bobadas parecidas en la superficie de la tablilla ‘Mamari’.
Cuando Jacques B.M. Guy comenta tres tablillas, la de ‘Gran Santiago’ (Texto H), la de ‘Gran Leningrado’ (Texto P) y la de ‘Pequeña Leningrado’ (Texto Q), que él considera que trasmiten «casi exactamente el mismo texto jeroglífico», y las compara con el contenido de la la tablilla Tahua (Texto A o ‘el Remo’), observa que esta tiene el aspecto de ser ‘‘una compilación, como colección de textos abreviados, ya perdidos, salvo su principio, encontrados en esas otras tres tablillas.
Mencionamos de nuevo que el material utilizado para el grabado de los signos rongo-rongo, el soporte en otros términos, es madera. La elección del soporte está establecida comúnmente por los recursos materiales que el perímetro natural pueda ofrecer a los escribas nativos. En el caso de los antiguos rapanuis, la mayor parte de los signos tallados aparecen sobre madera, y en menor medida sobre material rupestre, como petroglifos, y posiblemente sobre huesos de peces grandes y mamíferos marinos. Si los escribas hubieran grabado en otros materiales perecederos como calabaza o cuero, se espera que con el paso de tiempo, se hubiesen destruido los ‘textos’ que venían allá.
En caso de soportes perdurables, como madera dura o piedra, la probabilidad de supervivencia es mayor; no obstante, las condiciones atmosféricas y físicas del entorno combinadas con la violencia ejercida por los humanos, son soberanamente determinantes. Además, habrá que rememorar que el soporte condiciona la forma de los signos. Por tanto, la solidez y la textura de fibras de la leña condicionarían hasta cierto punto la simplificación o sofisticación morfológica de los signos rongo-rongo incisos en las tablillas. El material en el que se han grabado los glifos pertenece a varias especies de árboles autóctonos o forasteros.
Entre los árboles nativos, se podrían citar el toromiro (Sophora toromiro) , el makoi (Thespesia populnea) , el hau (Triumfetta semitriloba) y el sándalo (Santalum) . Así, Métraux (1940:17) comentaba que «la madera de una de las tablillas [rongorongo] en el Museo del Arte Popular en Viena (22869) ha sido analizada y reconocida como Thespesia populnea». En el caso del material ‘forastero’ eso es comprensible, si tenemos en cuenta la escasez de la forestación en la isla de Rapanui, especialmente en un período relativamente tardío de su historia. Los habitantes recogían al azar piezas flotantes de madera a la deriva para poder inscribirlas y seguir así con la tradición.
Para algunos investigadores, estos signos o glifos parecen demostrar la existencia, en el pasado, de una forma de escritura, aparentemente sin antecedente similar en toda Polinesia. No obstante, en Oceanía se da el caso del documento del “Tratado de Waitangi” (Treaty of Waitangi, en inglés) de 1840 firmado por representantes de la monarquía inglesa y un grupo de jefes tribales maoríes, quienes sorprendieron a los presentes mediante «series enteras de símbolos»3 1935), describiendo por consiguiente la posibilidad de una escritura emblemática entre los nativos (véase Métraux 1940:400). También existe cierta controversia sobre si la escritura de Rapa Nui surgió de manera independiente —ex novo— como en el caso del chino o del sumerio, o la idea de la escritura fue tomada tras contacto con los exploradores europeos, precisamente tras la visita de el navío San Lorenzo y la fragata Santa Rosalía, de la Real Armada Española, en noviembre de 1770. Durante aquella expedición española, conocida como Expedición de González de Haedo, los españoles tomaron posesión de la Isla de Pascua, bautizándola como isla de San Carlos, tras acordarlo con varios jefes indígenas, que firmaron el acta correspondiente con «ciertos caracteres según su estilo», en lo que supuso el primer documento conocido en el que aparece la escritura rongo-rongo.
Se suele teorizar que los signos rongo rongo pueden ser indicadores de un sistema logográfico-fonético, en el cual cada signo o grupo de signos podría representar nombres propios de caciques y su descendencia, distintas actividades bélicas o económicas u otros conceptos relacionados con la cosmogonía pascuense, etc. Los caracteres están grabados en líneas horizontales paralelas. Una de las propiedades de esta escritura es que se trata de inscripciones en «bustrófedon inverso»: mientras en una línea los signos se encuentran en posición normal, en la siguiente se hallan invertidos respecto al renglón previo de modo que, para leer una tablilla, ésta debería invertirse cada vez que se inicia una nueva línea.

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