CLAVE DE INTERPRETACION
NUMERICA
“En los números los
dioses encerraron la clave
del destino de los
hombres”
(Sabiduría
Egipcia)
“Dios se
expresa a través de las matemáticas.”
(Sabiduría Maya)
LOS
NÚMEROS
Existen en nuestra vida las llamadas claves activadoras de la
conciencia humana, que suelen aparecer en la medida en que vamos avanzando y
comprometiéndonos con el despertar que nos llevará a asumir roles cada vez más
importantes en el gran cambio planetario. Estas claves simbólicas muchas veces
son numéricas, cuando no expresan una cantidad sino una idea, y lo que buscan es
sacarnos del letargo y la inconciencia, recordándonos a través de su
significado, lo que tenemos que hacer y cuando hacerlo. Ellas van apareciendo a
lo largo de nuestra vida siendo dispuestas para actuar en el momento adecuado,
recordándonos el compromiso de madurez asumido previamente en las esferas
espirituales. Pero como decíamos, no siempre las claves que buscan detonar
nuestra conciencia son números, también pueden ser determinadas imágenes,
situaciones, lugares, personas, animales, etc., que suelen repetirse delante
nuestro de forma reiterativa, fuera de toda lógica con una constancia y
periodicidad que abruma, escapando al índice de probabilidades. Estas claves
activadoras son empleadas también por entidades espirituales, mentales y hasta
físicas, interesadas en nuestro despertar, ubicándolas a lo largo de nuestro
desenvolvimiento diario como avisos y señales.
Las claves activadoras son
como un despertador que nos debe ayudar a abrir los ojos a tiempo, de tal manera
que percibiendo la existencia de un Plan Maestro en nuestras vidas y en la
humanidad, podamos hacer lo que debemos hacer en su momento. Los activadores nos
avisan que el momento es llegado para que despertemos del largo sueño en el que
estábamos sumidos, recordando nuestra preparación y un compromiso previo, para
asumir el rol que nos corresponde en la construcción del puente de luz hacia las
estrellas.
Nosotros mismos podemos accionar los mecanismos que disparan
los activadores, esto es procurando captar el patrón de periodicidad o
procurando entender cuando y bajo qué circunstancias suelen repetirse, hasta que
percibamos su significado. Cada uno ha programado antes de nacer sus propios
activadores, y es nuestro “Yo Soy”, “Maestro Interno”, “Guía Personal” ó “Real
Ser” de cada uno, el que se encarga principalmente de llamarnos la atención
colocándolos en nuestro camino o dirigiendo nuestra atención hacia ellos. Estos
activadores están relacionados con la misión de cada quien.
Todo ser
humano esta sujeto a un Plan basado en el cumplimiento de dos misiones
fundamentales: la primera es realizarse como persona, conociéndonos a nosotros
mismos, descubriendo nuestras potencialidades para desarrollarlas puliendo
paralelamente nuestros defectos; y la segunda es descubrir a partir del
autoconocimiento, nuestro lugar y ubicación así como el rol en la gran misión.
La Gran Misión es aquella que involucra a todos, pero que no muchos están
dispuestos a realizar comprometiéndonos con el planeta y con la evolución
general. Es como tener aptitud para la música, y ser capaz de tocar varios
instrumentos, pero lo importante sería descubrir en qué instrumento podríamos
destacar mejor dentro de la orquesta, y con qué clase de música nos
identificamos.
Si bien es cierto que esta misión colectiva de la
humanidad posee sus propios activadores, los cuales empiezan a actuar una vez
que uno se ha decidido a avanzar haciendo caso a los propios, estos nos afectan
a cada uno de forma diferente, o mas bien nos dicen a cada quien algo similar y
a la vez diferente, que nos complementa, obligándonos a intercambiar la
información para tener una visión panorámica de conjunto.
Muchas personas
aún no están en la edad evolutiva de darse cuenta que existen activadores. Ni
siquiera se percatan del sin fin de sincronicidades que van en aumento en
nuestra vida diaria y alrededor nuestro. Requerirán varias encarnaciones para
percibirlo por sí mismos. Pero como los tiempos se han acelerado encontrándonos
en medio del fin de un ciclo cósmico, hay fuerzas positivas poderosas
contribuyendo en el despertar colectivo. Nosotros mismos podemos servir de
detonador y activador de los demás. Usemos como ejemplo cómo en vuestra vida,
los niños pequeños no suelen usar relojes despertadores en sus habitaciones,
sino que son más bien sus padres los que se encargan de despertarlos por las
mañanas para que se preparen para ir a la escuela, recordándoles su
responsabilidad de asistir.
También es cierto que no todos reaccionan
frente al llamado de los activadores. Es como cuando suena el reloj despertador
por la mañana y hay quien a pesar de que lo escucha, no le hace caso, o quien lo
apaga y sigue durmiendo. Se da también la situación de quien con gran esfuerzo
se despierta y se vuelve a quedar dormido pero sentado en el borde de la cama.
Por otro lado están los responsables, que suena el despertador y se levantan
inmediatamente; mientras que otros se despiertan antes que llegue a repiquetear,
porque para ellos el despertador es sólo una seguridad para no dejar de
responder comprometidamente.
El ser humano es como un actor que en cada
encarnación asume un personaje. Y al identificarse con éste, muchas veces corre
el riesgo de olvidarse que es un actor. Por ello la aventura humana es recordar
que somos actores realizando un papel, el cual es útil pero transitorio. El
personaje suele variar de una obra a otra, pero el actor siempre es el mismo. Y
la idea es representar lo mejor posible cada personaje para aprender y enseñar a
través de él.
Generalmente el “Maestro Interno” o “Real Ser” que es el
actor, procura comunicarse con nuestro “Ego Inferior o Personalidad” que es el
personaje, y lo suele hacer a través del lenguaje simbólico de los sueños. Pero
no sólo mediante los sueños, sino también a través de las visualizaciones que
permiten la aparición de símbolos, o mediante claves activadoras que se nos
presentan a lo largo de la existencia.
Cada número o clave tiene un valor
secreto, aplicable para el momento en que se nos aparece, al que podríamos
acceder si combinamos la intuición, la imaginación y la inteligencia. Y es a
través de las meditaciones que se nos irá revelando el profundo significado de
éstas claves activadoras.
Hablemos de las claves cuando estas se
presentan como números, para ello recordemos que una de las formas más antiguas
de trasmisión de conocimiento oculto fue a través de los números en el antiguo
Egipto.
El número 144,000 simboliza en las sagradas escrituras el colectivo
necesario para revertir el futuro planetario; es el número necesario para
afectar el inconciente colectivo de la humanidad y generar un despertar de
conciencias.
En la cifra 144,000 nos encontramos con el número 12, que es el
discipulado; el que aprende a ser maestro, y aprende a enseñar aplicando la
enseñanza. Y el mil que es símbolo de multitud. Por lo que el número 144,000 que
se menciona en el capítulo 7 del Apocalipsis hace referencia a aquella multitud
de discípulos que han lavado sus vestiduras (despertado conciencia), y que se
han auto elegido para despertar a otros.
Así que éste número 12x12x1000=
144,000, simboliza la multitud de los necesarios para iniciar la reacción en
cadena. Es pues el simbolismo de la cantidad mínima necesaria que inicia el
cambio mundial para que millones reaccionen.
Es interesante que en las
leyendas de los indios Hopi del sur de los Estados Unidos, y del norte de
México, ellos hablaban de la necesidad de reunir a 144,000 “danzantes del Sol”,
que se mantuvieran danzando durante la terrible noche oscura de la humanidad
(fin del ciclo), para asegurar así el nacimiento del nuevo día.
Citando
algunas de las claves que más suelen repetirse como activadores, pero sin negar
que son muchos más además de los que aquí se nombran, tenemos:
El número
1000 simboliza en las sagradas escrituras “multitud o muchedumbre”, también los
ciclos.
La clave 88 simboliza la vibración superior permanente en los
aspectos femeninos de la creación. Es una fuerza intuitiva que actúa como un
indicador de peligro frente a la asechanza de las fuerzas negativas, y a la que
la persona debe de estar atenta y hacerle mucho caso. Esta clave marca los
tiempos físicos y la actitud de abnegación y humildad, de espíritu de servicio y
amor incondicional para que logremos y mantengamos el equilibrio necesario en
nosotros, y en el ambiente que beneficie al equilibrio general.
La clave
44 simboliza preparación y actitud positiva. La persona se encuentra en la
ubicación correcta; en las coordenadas exactas o en el lugar indicado para hacer
lo que tiene o se espera que haga. Esta clave hace referencia también a la
necesidad de aplicar todo lo aprendido durante el proceso de preparación
manteniendo una actitud mental positiva. Este número viene acompañado de grandes
compromisos y sacrificios.
La clave 40 se relaciona con la preparación
para los cambios, con la Cuaresma en el cristianismo, y deriva de los 40 días de
ayuno y aislamiento de Moisés, Elías y Jesús antes de iniciar las grandes
misiones. Del número 40 también deriva lo de la cuarentena, que es recogimiento
y purificación. Fueron 40 días los que duró el diluvio universal, 40 días los
que permaneció Moisés en contacto con Yahvé en el Monte Horeb, 40 años en el
desierto los que necesito Israel para llegar a la Tierra Prometida, 40 días de
ayuno en el desierto los de Jesús, y 40 días después de haber resucitado los que
se mantuvo en contacto con sus apóstoles antes de ascender a los cielos.
En
el cuento de Sherezade, recopilado dentro de las “Mil y una noches”, titulado
“Ali Baba y los cuarenta ladrones”, se hace referencia al cuarenta como el
número de aquellos que han robado lo más valioso de la humanidad, su tesoro, que
realmente es el conocimiento, ocultándolo en una cueva, que simboliza el terreno
de lo oculto o por qué no, el Mundo Intraterrestre, o lo que no es evidente y
esta escondido; y que para poder acceder a él, hay que saber ubicar la puerta
(profundizar y sintonizarse), utilizando el poder de la palabra y la magia del
verbo ( el ábrete Sésamo). Todo esto es un simbolismo de la situación de
aislamiento en que se encuentra nuestro mundo en relación al Real Tiempo del
Universo y nuestro potencial aún dormido para cumplir con el Plan Cósmico,
situación que estaría a punto de cambiar.
La clave 33 es una clave que
simboliza la elevación de la conciencia para asumir los grandes retos y
compromisos, procurando lograr y mantener el equilibrio, para proyectar
equilibrio hacia los demás. También se relaciona éste número con la ley
universal de correspondencia, por la cual así como es arriba así es abajo. Si
queremos saber cómo funciona el universo, conozcámonos primero a nosotros
mismos; y si queremos que el mundo cambie, cambiemos primero nosotros. Esta
clave nos recuerda que debemos tener a partir de éste momento una vida material
espiritualizada y a la vez, una espiritualidad práctica.
La clave 32 es
el amor para enfrentar la dualidad; la espiritualidad que debe anteponerse a los
intereses personales. Esta clave se repite mucho cuando se nos esta pidiendo
paciencia, comprensión y tolerancia. Seremos magos capaces de transformarnos y
transformar cuando no permitimos que nada alrededor nuestro nos desarmonice, y
más bien con la fuerza espiritual nadamos contra la corriente.
La clave
31 señala que el tiempo es llegado como para poner a prueba toda la preparación
anterior. Si se ha crecido en el mensaje seremos capaces de lograr la unidad, y
a la vez prepararnos para el paso siguiente.
La clave 30 es una clave
activadora que marca el inicio de compromisos mayores, anticipa nuevos retos y
nos señala el camino de la trascendencia. Es como un volver a empezar pero a
partir del amor conciente, pleno y espiritual.
La clave 22 tiene que ver
con el destino y un plan mayor, representa el haber llegado a recibir mucho y el
estar descuidando su aplicación. Cuando ésta clave activadora se repite, puede
ser una llamada de atención por cuanto se podría estar dejando de hacer lo que
se debería. Por ello es una alerta frente a la omisión y una reflexión para
asumir nuestro destino, pero con la posibilidad de cumplirlo a cabalidad, o
variarlo a voluntad con amor y conciencia despierta.
El descuidar el proceso
personal puede sumergir a la persona en un círculo vicioso de insatisfacción y
sentimientos de culpa que lo alejan más de poder equilibrarse. Por tanto puedes
alcanzar logros superiores si te vences a ti mismo.
La clave 21
representa trascender la lucha de opuestos para lograr la unidad, trasmutando
todo lo anterior para lograr el equilibrio espiritual, y esto se consigue si
llegamos a darle un ritmo adecuado a nuestro trabajo interno.
El que se nos
repita ésta clave es una buena señal de que lo estamos logrando.
La clave
20 simboliza el renacimiento, una nueva oportunidad para lograr nuestras metas,
y a la vez una evaluación de todo lo alcanzado. Esta clave nos avisa que estamos
en un momento en que se revitalizan nuestras fuerzas internas como para poder
culminar nuestra empresa de autorrealización.
La clave 19 esta vinculada
a la inspiración. Debemos lograr la unidad con nosotros mismos para iniciar
concientemente el peregrinaje y marcar nuevos ciclos en nuestra vida. Cuando se
repite ésta clave activadora se nos está recordando que la inspiración llega
cuando existe en nosotros la capacidad de realizar todo cuanto se nos está
revelando, y que debemos hacerlo porque el tiempo es llegado. Es una clave solar
que se refiere también a la irradiación hacia los demás.
La clave 18
sugiere procurar la unidad con uno mismo haciendo caso a sus propias
intuiciones. Esta clave nos trata de hacer despertar para que no nos dejemos
arrastrar por las pasiones y los sentimientos. Si tomamos conciencia de que
tenemos un rol y nos equilibramos para responder a tiempo, seremos tomados en
cuenta.
La clave 17 revela la transición de una etapa a otra, de un nivel
a otro. Este número simboliza el conocimiento de uno mismo para lograr la
perfección, y dejarse guiar por la intuición para cumplir la propia misión. Es
también la muerte mística, el cortar con una etapa más densa, menos evolucionada
y el correspondiente ascenso hacia otra más elevada. Simboliza el paso de la
adolescencia espiritual hacia la juventud responsable. ¡Pero ojo! el tránsito
puede ser duro, y doloroso.
La clave 16 es una alerta para alejarse del
camino de la mentira y la falsedad, y de todo cuanto se forje a partir de ella.
Es un llamado a centrarnos y a ser veraces aunque el mundo y las circunstancias
nos tienten a vivir en el engaño. Si nos conectamos con nosotros mismos y
logramos el balance, podremos seguir superándonos.
La clave 15 nos
advierte del peligro de apasionarse, y dejarse arrastrar por la injusticia y la
mentira. El mundo y las fuerzas que lo dominan tratan de envolvernos, pero
debemos mantenernos vigilantes. Atendamos al llamado de peligro de éste
activador cuando aparezca.
La clave 14 nos habla de la continuidad y el
renacimiento; de la templanza, del temple logrado a través de la preparación
para enfrentar la sensualidad y la flojera, tomando todo en la vida con
autocontrol y fortaleza interior. Es el consejo y la sugerencia dentro del
misticismo sobre la importancia de la sobriedad, abstinencia y la continencia.
Esta clave nos recuerda que en cada uno se encuentran todas las experiencias de
las vidas anteriores, y que esa sabiduría debe ser despertada para enfrentar el
momento actual.
La clave 13 nos enseña que la vida conduce a la muerte y
la muerte a la vida. Que la muerte realmente no existe, y que cada día que pasa
estamos muriendo a nosotros mismos en la materia para que viva eternamente lo
espiritual, pero elevado y depurado. Es la muerte de la semilla para que surja
la nueva planta; es el nuevo ser que se ha transformado, simboliza la
regeneración.
El número 13 simboliza las trece lunaciones del calendario
lunar.
La clave 12 significa elección y discipulado. Indica que el
estudiante ha sido escogido porque esta capacitado para enfrentar las pruebas,
por cuanto ha desarrollado su fe que es la base activadora de toda su
potencialidad mágica, y se ha atrevido a enfrentar la dualidad. El propósito de
éste activador es recordarnos que no debemos olvidar, por ningún motivo el fin
último de nuestra búsqueda y de la importancia del servicio para hallar lo que
buscamos. Este número nos invita a trabajar con personas afines y en el interior
de los grupos sembrando unidad y colaboración, esto es integrando.
La
clave 11 es el valor, la persuasión y la fuerza. Este número nos recuerda que
debemos procurar la unidad en el Uno, en Dios dentro de cada uno. Debemos
abrirnos a la fuerza interior que nos hará parte importante del sacrificio
sagrado por amor. Esta clave indica que se deben enfrentar las pruebas con valor
porque no estamos solos sino que el universo conspira para ayudarnos, y que con
los demás debemos usar la persuasión, no la fuerza.
La clave 10 simboliza
los ciclos que empiezan y los que terminan. Cuando esa clave activadora empieza
a aparecer reiteradamente se nos está queriendo decir que algo está terminando,
pero a la vez que algo nuevo y diferente, opuesto a lo anterior se está
iniciando. Son diez los dedos de las manos, y así éste número hace hincapié a la
importancia de recordar y no olvidar.
La clave 9 es la clave que nos
recuerda la importancia del desapego, porque todos estamos de paso, nada es para
siempre y por ello no debemos apegarnos a nada. Esta clave tiene que ver con el
peregrinaje, con la dedicación en lo que uno ha asumido procurando cumplir
nuestros objetivos; es también el perder el temor a los cambios, y el
prepararnos para el nacimiento hacia algo nuevo. El 9 se relaciona con la
capacidad de ayudar a otros, de hacer cosas por los demás y comprometerse en el
hacer lo que vinimos a hacer en la vida.
La clave 8 es el activador que
nos dice que mantengamos nuestra paz y equilibrio a pesar de las pruebas, que
nunca son mayores que la capacidad que se tiene de superarlas. Esta es la clave
de la intuición, de la humildad para dejarnos guiar y del amor abnegado. Es la
acción que es capaz de vencerlo todo. Este número se relaciona con las energías
femeninas de la Tierra y de toda la creación.
La clave del número ocho nos
indica la importancia de incorporar la inteligencia emocional a lo estamos
haciendo.
La clave del 7 nos recuerda que la perfección es alcanzable
pero que para ello hay que esforzarse, luchando por vencerse a uno mismo y estar
dispuesto a aceptar los cambios y las pruebas de fe. El siete también es el
número del orden universal septernal. Cuando esta clave se nos repite como que
nos están queriendo dar a entender que debemos perfeccionarnos más, que debemos
incrementar nuestro esfuerzo y dedicación para lograr la sabiduría, para lo cual
habremos de procurarnos el tiempo para la reflexión y la soledad.
La
clave del 6 nos dice que la clave esta en ver más lejos en el horizonte de
nuestras vidas, tanto hacia fuera como hacia adentro. Este número nos recuerda
la importancia de mantener el equilibrio siendo responsable. Es la clave que nos
compromete a ser más justos y ecuánimes, procurando armonizarnos teniendo
cuidado con el pensamiento y las actitudes, porque a través de ello podemos ser
fuertemente atacados tratando de desequilibrarnos. Su repetición constante es un
aviso como para controlar las emociones, los sentimientos y los deseos,
rechazando los impulsos que desarmonizan.
Cuando la clave del número 6 se
nos repite reiteradamente podría estarnos indicando que debemos buscar el
equilibrio en la familia y en los amigos, para hallar en ellos la fuerza para
continuar, dándoles a la vez, lo mejor de nosotros mismos.
La clave del
5, tiene que ver con la magia y el poder de comunicarse; con la libertad y la
capacidad de expresarse mostrándose uno mismo tal cual es para llegar al otro.
La clave 5 es la comunicación, y la mejor buena relación con uno mismo y con los
demás. Simboliza la importancia de utilizar el poder de la palabra para
transformar y orientar los acontecimientos, mejorando nuestra capacidad de
diálogo y aprender a escuchar también. Si queremos que todo sea diferente a
nuestro alrededor debemos nosotros empezar por ser diferentes, y comunicar a
todos nuestro sentir.
Con el número 5 se nos esta queriendo decir que la
persona esta llegando mediante una instrucción superior, a alcanzar la llave de
los mundos y planos más elevados. Hay que estar atento porque con éste activador
suelen venir acompañando palabras y hasta el nombre cósmico o clave vibratoria
personal, que como llave nos facilitará la entrada a los mundos
invisibles.
La clave del 4 es el Cosmos y las cuatro direcciones. Es el
número del esfuerzo positivo, de la actitud positiva que suma, del sentido
práctico, de los cuatro rumbos de la Tierra, de los cuatro elementos, de las
cuatro estaciones, de las cuatro etapas en la vida del ser humano y de la cruz,
símbolo del ascenso espiritual trascendiendo la muerte o lo horizontal. Esta
clave numérica nos recuerda que Dios está por encima de su creación, por lo que
ahora la creación esta en nuestras manos y que debemos prepararnos en entender y
aplicar las leyes universales, empezando por nosotros mismos.
Esta clave nos
invita a la alegría y a enfrentar lo cotidiano con espíritu activo y práctico,
también nos recuerda que debemos cuidar la salud, tanto nuestra como la de la
familia y la del mundo.
La clave del 3 es la espiritualidad. También éste
número nos habla de la integración y de la totalidad. Nos recuerda que lo
espiritual a través del amor debe primar en nuestra vida. Que debemos actuar con
sabiduría y equilibrio. Es también el número que se relaciona con el triángulo y
la unión de los tres planos: físico, mental y espiritual.
La repetición de la
clave 3 nos invita a renacer, y a ver el amor en todo y en todos, disfrutando de
todo lo hermoso que la vida nos da, a la vez que nos motiva a laborar en la
siembra de ese mismo amor en los corazones de los demás. El 3 es el número del
balance, del equilibrio interno que debemos lograr para seguir ascendiendo y
creciendo en todos los aspectos de la vida.
La clave del 2 hace
referencia al hombre, nos recuerda que vivimos en un universo dual, donde hay
fuerzas en oposición. Y que de esa lucha de opuestos debemos extraer la
síntesis, que es el autoconocimiento y el equilibrio. Esta clave nos indica la
importancia de asociarnos, de compartir y unir nuestros esfuerzos, de buscar
complementarnos con el otro, duplicando nuestra fuerza.
Es también el 2 una
clave que nos pide paciencia y comprensión, así como tolerancia. Nos invita a
fortalecer el carácter y controlar el temperamento.
La clave del 1 nos
remite a lo divino, a la unidad e integración con el uno. Marca el inicio, el
comienzo de algo nuevo y diferente en nuestras vidas, es un llamado a la
creación. Cuando esta clave se nos repite y que pocas personas suelen percatarse
de ello, se nos esta queriendo aportar un mensaje de unidad e integración para
que percibamos la presencia del Uno, de Dios en nuestras vidas; también se nos
esta induciendo a crear, a hacer cosas nuevas y diferentes, a recrearnos y
sembrar para futuro.
El número uno suele repetírsenos cuando nuestro maestro
interno nos solicita e induce a que nos esforcemos en purificar nuestros
sentimientos y emociones, aprendiendo a amar.
Es importante que
lleguemos a sentir la presencia manifiesta de la unidad en nuestra existencia y
procurarla a través del conocimiento de nosotros mismos. El uno es una clave
espiritual que representa la unidad que uno logra a través de la práctica de la
interiorización. Sólo cuando somos capaces de lograr la independencia de todo
cuanto nos rodea e influye, dejamos de ser influenciados y determinados.
LA
DINÁMICA DEL LABERINTO
Podemos trabajar con los números como símbolos
realizando una dinámica muy interesante de integración para lo cual podemos
construir la figura de un “Laberinto” que simboliza la aventura del alma. Una
figura espiral basada en una cruz o svástica. Esto se puede hacer entre varias
personas movilizando piedras, ramas de árboles o cualquier otro objeto con el
que se pueda construir senderos.
El primer laberinto conocido fue
construido en Egipto en la época faraónica, en el oasis del Fayum, y el
arquitecto griego Dédalo lo copió para que sirviera de modelo para el palacio
del rey Minos en Cnosos (Creta).
La leyenda del Laberinto de Teseo y el
Minotauro la podemos relacionar con la aventura del hombre por conocerse y
vencerse a sí mismo, controlando su parte bestial que es la parte incompleta de
su naturaleza, y que está en lo más profundo de su ser, aunque la mayor parte de
las veces se manifiesta en su superficie. El Símbolo del Laberinto representaría
el camino del alma por llegar hasta el fondo, hasta el conocimiento pleno de sí
mismo; a la vez que sería como un mándala, que nos sumerge en el subconsciente
donde la persona tiene que llegar a definir si lo que busca es entrar o salir,
vivir o morir, la supervivencia de su ser superior o el predominio de su ser
inferior. Aunque deberíamos terminar de entrar para poder saber salir llenos de
una nueva sabiduría, ya que al final el camino siempre es el mismo.
El
Laberinto es un camino hacia el centro, hacia lo más profundo de nuestra
identidad, donde el recorrido en apariencia es complejo y nos expone al riesgo
de perdernos enfrentando al temor, cuando más bien deberíamos vivirlo como un
juego y acertijo, con alegría y espíritu de aventura, que inexorablemente nos
llevará tarde o temprano de afuera hacia adentro, y luego de adentro hacia los
demás...
Hay quienes piensan que los laberintos eran mapas del Mas Allá por
haber sido encontrados en innumerables tumbas en los pueblos alrededor del
Mediterráneo, Inglaterra, iglesias en Francia e incluso entre los indios Hopi.
Pero también se encuentran en Finlandia y en Suecia donde se relacionaban con
ritos primaverales de fertilidad. En ciertas fiestas se hacían laberintos de
piedras o ramas en cuyo centro se ubicaba a una muchacha que tenía que ser
rescatada. A estos rituales se les llamaba « La Danza de la Virgen. Vida y
muerte siempre unidas, sin la garantía de que la vida vuelva a manifestarse
luego de la muerte; muerte simbólica como en el caso del invierno en los
rituales de Eleusis (Grecia).
En algunos lugares el símbolo del Laberinto
pasó a ser un talismán de protección, de buena suerte o también como un talismán
de poder con el cual se podía controlar el tiempo. En el mundo cristiano al
Laberinto que comenzó a ser representado en el suelo de las iglesias, se le
llegó a llamar Chemin de Jerusalén, o camino de Jerusalén, porque al recorrerlo
el peregrino debía meditar sobre los valores de la fe, llegando hacia el
verdadero centro de todo: Jesús el arquetipo del amor perfecto.
El
laberinto es una cruz de cuatro lados iguales que es el símbolo de la Tierra, de
los cuatro elementos, de los cuatro puntos cardinales, y del principio de la
evolución. Simboliza el patrón de nuestro proceso de evolución. Y se hace
siempre de izquierda a derecha. Es la cruz gamada a la vez que la zvástica que
termina convirtiéndose en un espiral. Para construirlo debían hacerlo en un día,
juntando piedras y colocándolas una a una, interviniendo para ello todo el grupo
de gente reunida. Se inicia construyendo la forma central que es una cruz. Todo
esto en una actitud reverente y en un ceremonial que exige en lo posible,
silencio e introspección. Para el primer paso se empieza colocando ocho piedras
a la derecha, cada una con un pensamiento positivo por el planeta, porque hay
que recordar que es la construcción de algo vivo, que utiliza el patrón
geométrico de nuestra conciencia. Luego cada uno del grupo va ingresando al
centro y se van colocando las piedras siguiendo el orden preestablecido. Se
puede recurrir a la presencia de una mujer anciana o simplemente la mayor de las
presentes, o de una niña o joven quienes llevan sobre sus manos una vela como
símbolo de la luz y de la sabiduría. Recordemos la presencia de la joven
Ariadna, hija de Minos en el mito de Teseo facilitando el hilo que le permitirá
al héroe salir del Laberinto. La niña ofrece la luz al planeta, y espera a la
anciana o mujer mayor que trae la sabiduría, intercambiando en el centro sus
ofrendas. Y el centro es el número 8 que es Dios pero también es la Madre
Tierra. El siguiente sendero (más exterior) esta simbolizado por el número 7 que
es la espiritualidad, luego le sigue el 6 que es el equilibrio y la visión
interna, luego le sigue el 5 que es el sonido, el poder del verbo y la
comunicación; más hacia el exterior es el 4 o corazón, la intuición y la
preparación; después viene el 3 que sería el ego, luego viene el 2 que es el
sexo y las pasiones. Y finalmente el más exterior de todos el 1 que se traduce
como supervivencia.
Siempre hay un guardián que cuida de todos aquellos
que entran y salen; y en éste caso por los tiempos que corren, representando al
espíritu de la Tierra sería aconsejable la mujer, quien actuará de vigilante. El
ingreso se recomienda espaciando a las personas lo suficiente, nunca juntos. La
consigna para los participantes es que una vez que lleguen al centro, deben
decretar con voz alta, qué fue lo que les llevó hasta allí. Porque el laberinto
simboliza nuestra propia vida.
Al ingresar en el interior de ese conjunto
tan peculiar de senderos en espiral, caminamos siempre por la derecha de las
paredes del laberinto, que en algunos casos no llegan a ser paredes sino
piedras. Así los que estén de regreso pueden hacerlo por el lado izquierdo. Es
aconsejable ingresar llevando dos piedras en las manos que simbolizan las
dificultades, errores o piedras de tropiezo en la vida, para colocarlas en
alguna parte de las paredes del Laberinto, lo cual significaría que los errores
o problemas dejarían de ser piedras en el camino para pasar a ser lo que nos
marcara el camino.
Al ir varias personas en el laberinto en distintos
niveles o senderos, algunos parecen estar más cerca del centro y sin embargo
están lejos. Las apariencias engañan. Nunca sabes realmente quien va adelante y
quien va atrás. No puedes saltar a alguien porque es como obviar una etapa del
aprendizaje, porque por algo esa persona esta allí contigo en el mismo camino
(la familia), ya sea adelante o atrás. Salirse es una suerte de suicidio
simbólico. Y hay que llegar y pasar al centro de uno en uno. El encuentro con
Dios es una experiencia solitaria, aunque te desesperes aguardando tu
oportunidad.
Conforme uno camina en el laberinto va cambiando de nivel, y
curiosamente uno no entra por el sendero que corresponde a los números en orden
correlativo sino que estos se van salteando o desordenando. Por ejemplo, al
empezar uno no ingresa por el que sería el exterior, que es el 1 sino por el del
número 3 que es el ego, haciendo giros de 90°, luego pasas al 2 que es el sexo,
de allí sigues por el más externo que es el 1 que simboliza la supervivencia. O
sea has ingresado en la vida lidiando con tu ego, siendo afectado y probado por
las pasiones, y pasando por etapas de supervivencia y superficialidad donde
fácilmente uno puede perderse o quedarse; y del 1 pasamos al 4 que es el
corazón, la preparación e intuición, porque sólo cuando extraemos de nuestro
interior los sentimientos más elevados, y pensamos y hablamos con el lenguaje
del corazón que es el “amor”, logramos dar nuestros primeros pasos en la
trascendencia. Del 4 pasamos al 7 que es la espiritualidad; del 7 el camino nos
lleva al 6 que es la geometría sagrada o la visión interior. Ahora sí empezamos
a ver claro, por cuanto vemos sintiendo que todo tiene sentido y que todo
obedece a leyes universales y a un orden superior, aunque muchas veces no lo
entendamos. Del 6 pasamos al 5, el sonido que es el que finalmente nos llevara
hacia el 8 donde nos encontramos con Dios. Y es que por el sonido o la palabra
todas las cosas fueron hechas, y ahora se debe producir en nosotros una
creación, un nacimiento. Debemos decretar el cambio para que el cambio sea
posible...
Al final de la dinámica de integración de la construcción del
Laberinto y su posterior utilización, la guardiana que se ha mantenido en todo
momento en la puerta o entrada, le pregunta a los que van saliendo, qué fue lo
que encontraron en el interior y después de cada uno y en orden va saliendo y
revelando lo que hay en su interior, lo abraza y lo deja salir.
LAS FIGURAS
GEOMÉTRICAS
Las figuras geométricas suelen expresar conceptos o ideas que
trasladadas a la aventura interior pueden ayudarnos a simbolizar y entender los
mensajes de nuestro maestro interior. Por ejemplo:
Visualizar un Triángulo
nos estaría relacionando con el amor y la espiritualidad.
Un Cuadrado,
simbolizaría la inteligencia, el conocimiento, la sabiduría, el buscar entender
las cosas o tenerlas claras.
Un Círculo simboliza a la familia, al mundo de
cada uno y también la unidad.
Un Rectángulo simbolizaría la muerte, lo
caduco, el cambio, lo que hay que guardar.
Un Trapecio se relaciona con la
búsqueda de la realización de ideales.
Un Pentágono sería el despertar de las
capacidades interiores, de nuestro potencial mágico. También tiene que ver con
el desarrollo de nuestra naturaleza humana.
Un Exágono sería profundizar el
equilibrio, o mantenerlo en nuestras vidas.
Cuando las figuras dejan de ser
planas y ponemos otras en volumen simbolizaría esto que uno le esta dando
profundidad a su vida. Por ejemplo:
Una Esfera simbolizaría el
autoconocimiento, el llegar a conocernos a nosotros mismos, y también la
capacidad de proyectarse hacia delante, de contemplar nuestro propio futuro.
Una Pirámide es un colector de energías universales, concentrándolas en su
interior y proyectándolas a su vez hacia el centro del planeta. Este símbolo
representaría el recibir para dar o el dar y recibir.
Un Cubo simboliza el
saber guardar el conocimiento y aplicarlo con sabiduría.
Un Cono es un
triángulo en revolución, ósea en movimiento, simboliza darle movimiento al amor
con un objetivo definido y trascendente; también es recibir pero por su base
circular simbolizaría recibir y proyectar unidad.
Un Cilindro simboliza el
dejar pasar, el dejar fluir, el canalizar mensajes y enseñanzas.
Cuanto
más caras vayan teniendo las figuras (polígonos) dependiendo que estas sean de
tal o cual material (cristal, piedra, madera, etc.) podemos interpretarlas a la
luz del número de sus caras y su grado de trasparencia, recordando que la
tendencia siempre es a acercarse a la esfera (la unidad y el autoconocimiento) y
a la transparencia (pureza y veracidad). Muchas caras o fases lo que representan
son aspectos que están siendo o que deben ser pulidos, superados o vencidos en
nuestra vida o que ya lo han sido.
LOS OBJETOS, SUS FORMAS Y SUS MATERIALES
En el proceso de las visualizaciones y sueños debemos procurar
interpretar los símbolos dentro del contexto de su recepción u observación, esto
es en relación a que otros símbolos, circunstancias, situaciones están
vinculados. Cuando conocemos la ambientación y los demás elementos entre los
cuales asomó el símbolo que nos interesa, podemos no sólo utilizar nuestra
intuición y conocimiento previo, sino que también podemos hacer asociación de
ideas.
LOS ELEMENTOS
El símbolo del Agua se asocia con la vida y la
purificación, con la renovación, con el paso de la vida misma. Representa un
renacimiento pero en la propia existencia, corrigiendo actitudes, lavando
errores, dejando fluir. Pero no será lo mismo que el agua este en movimiento o
estática, circulando como un río o cayendo como una cascada. Una cascada por
ejemplo simbolizaría el devenir, así como también podría simbolizar una
revelación que a su vez exige profundizar en ella. Un cántaro de agua nos
estaría indicando purificación o renovar fuerzas para continuar.
El agua
es el elemento más fácilmente programable con nuestro poder mental y el poder de
la palabra de los cuatro, y recordemos que casi el 80 % de nuestro cuerpo y del
planeta es agua.
El Fuego sería también una forma de purificación y
renacimiento pero como algo nuevo y diferente. Es transformación, regeneración,
acción y motivación.
La Tierra simboliza a la Madre, nuestro origen. Nos
señala la importancia del arraigo, de tener bases sólidas, de no perder la
conexión con la realidad. Simboliza estabilidad y a la persona confiable y
aterrizada.
El Aire simbolizaría el olvido, el cambio, y la proyección
hacia lo sutil, invitándonos a desarraigarnos de todo lo que hemos hecho antes.
A la vez nos señala la necesidad de elevarnos por encima de nuestras
limitaciones y aventurarnos a romper con ciertos lazos que pueden ser más bien
lastres.
LOS MATERIALES
Visualizar Cristales u objetos hechos de cristal
tiene que ver con el proceso de perfeccionamiento del individuo. Sabemos que los
cristales representan la perfección en la naturaleza por cuanto se forman a
través de grandes presiones, así también el ser humano se perfecciona con las
pruebas. Simbolizan los cristales perfección y la capacidad de la adivinación.
Pero no será lo mismo un cristal de cuarzo blanco o transparente (perfección en
la pureza de intención o integridad), que un rubí (perfección en el amor), una
esmeralda (perfección en la actitud positiva, en la sanación, en la esperanza
siendo un motivador de los demás), etc.
Visualizar Piedras preciosas o
semipreciosas esta relacionado con la activación de nuestros vórtices de energía
(chakras), por ejemplo: el rubí con el del cóccix que es la perfección y el
crecimiento en el amor. El ópalo con el carácter y el temperamento, con la
creatividad. El topacio con el equilibrio, el balance y el conocimiento. La
esmeralda o el jade con la salud, el optimismo, la esperanza y el amor a la
vida. La turquesa o la aguamarina con la comunicación, la profundidad, el
diálogo, la integración y el cambio personal. El zafiro o el lapislázuli con la
espiritualidad, la responsabilidad y el compromiso. La amatista con la
perfección, con la mística, la fe, la magia y el cambio.
Visualizar
Maderas u objetos de madera se relaciona con el propio cuerpo de cada uno, con
el trabajo que cada uno hace consigo mismo y su actitud para con el entorno. La
madera nos habla de la conexión con la naturaleza, con la salud, con la vida.
Simboliza crecimiento y creatividad. Percibir un árbol alto de tronco grueso y
copas frondosas podría estarnos señalando la importancia de conectar el cielo
con la tierra. Si es una madera sin forma definida que arroja el mar en la
orilla de la playa, podríamos interpretar que la vida nos da la oportunidad de
darle forma y sentido a nuestra existencia, transformándola en una obra de arte,
descubriendo en su interior su potencialidad y armonía.
Ejemplos de
árboles y su correspondencia simbólica:
Álamo: La incertidumbre, el
destino, la inquietud.
Abedul: La inspiración, la canalización y conexión con
lo sutil y trascendente.
Abeto: El misterio, la búsqueda de lo
desconocido.
Arce: La mente abierta, amplitud de criterio.
Árbol de
Avellanas: Lo extraordinario, la capacidad de maravillarse y
sorprenderse.
Árbol de Castañas: Honestidad, rectitud, confianza.
Árbol de
Haya: Creatividad, ingenio.
Árbol de Limas: La duda, la
investigación.
Árbol del Manzano: El amor, el cariño, y el
sentimiento.
Árbol del Olmo: Actitud y mentalidad noble.
El Cedro: La
fidelidad.
El Nogal: La pasión.
El Olivo: La sabiduría, el entendimiento,
el sacrificio.
El Pino: Lo particular, el hogar, lo cotidiano.
El Roble:
La valentía, la magia y la madurez.
El Sauce Llorón: La melancolía, la
tristeza.
La Higuera: La sensibilidad, la intuición.
Visualizar
Metales u objetos de metal simbolizaría el haber sabido sacar lo mejor de
nosotros mismos, también representaría riqueza, abundancia, prosperidad. Si es
oro simbolizaría también sabiduría y conocimiento; si es plata, intuición y
sensibilidad; si es plomo, densidad falta de motivación; si es bronce,
representaría tomar lo mejor de todo cuanto esta llegando a nosotros para
saberlo combinar y aplicar.
Visualizar Piedras podría simbolizar
dificultades en nuestro camino así como también los elementos sueltos que
constituirán la base de todas nuestras realizaciones futuras. Estarían
relacionadas las piedras con las pruebas superadas que nos han otorgada
experiencia, solidez, fuerza para continuar.
Visualizar Plantas
simbolizaría vida, vitalidad, salud. Las plantas representan nuestra propia
existencia llena de esperanza que debe ser cuidada para que fructifique. También
podría relacionarse con nuestros proyectos personales y familiares.
LOS
ANIMALES
Los Animales representan aspectos de nuestra personalidad que deben
ser atendidos, o con los que tenemos que trabajar, como por
ejemplo:
Visualizar un Venado podría relacionarse con mejorar nuestra
autoestima, lograr nuestro autodominio, andar vigilante y en guardia. Un Oso
dejarse querer, ser más accesible, ser o aparentar ser más fuerte; un Águila,
aprender a ser más libre o actuar con libertad, elevarse por encima de las
aparentes limitaciones; un Zorro, ser más astuto y precavido ; un Caballo, ser
más disciplinado y mantenerse en movimiento; un Perro, aprender del valor de la
fidelidad y lealtad; una Serpiente, ser más aterrizado e inteligente; una Cabra,
desafiar los límites; un Felino, ser más audaz, valiente e intuitivo; una
Ardilla ser mas acomedido, no descuidar el trabajo o trabajar con constancia,
etc.
LOS OBJETOS
Los objetos se relacionan con los instrumentos o medios
que se nos brindan o que encontramos para realizar tal o cual acción en la vida.
Por ejemplo:
Un Reloj de Arena símbolo relacionado con el paso del
tiempo, podría simbolizar que se nos esta dando tiempo para hacer lo que tenemos
que hacer, o que estamos contra el tiempo, y no debemos descuidarnos porque el
tiempo corre para hacer lo que se espera de nosotros.
Una Bandera podría
simbolizar que se nos esta aclarando o brindando una causa o fuente de
inspiración por la cual podemos y debemos luchar y salir adelante.
Un
Escudo simbolizaría protección y fortaleza, la preparación para enfrentar la
acechanza.
Una Espada representaría la verdad, la justicia, el
poder.
Un Espejo simboliza la imaginación y la conciencia, y como refleja
lo que ve se le considera el simbolismo de la verdad reflejada, a la vez que un
portal entre las dimensiones. En China era considerado el símbolo de la
felicidad conyugal. El espejo también puede simbolizar un escudo contra el mal,
una protección contra las fuerzas diabólicas. Se le suele relacionar con el agua
y con la Luna por su capacidad de reflejar la luz.
Una Flor representa el
amor tal como lo sentimos y expresamos. Mientras que un Libro representaría el
conocimiento, la instrucción.
Una Llave el medio para abrir las puertas,
superar las fronteras, dar un paso hacia delante en el conocimiento.
De
Sixto Paz Wells
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