Ruth Rodríguez Sotomayor
América – Cuna de Razas
ENTREVISTA EXCLUSIVA
Primera Parte -Débora Goldstern©
América – Cuna de Razas
ENTREVISTA EXCLUSIVA
Primera Parte -Débora Goldstern©
Ruth Rodríguez Sotomayor
La entrevista que hoy vamos a presentar en carácter de exclusiva, tiene como absoluta protagonista a la estudiosa de origen ecuatoriana, Ruth Rodríguez Sotomayor.
Las primeras referencias acerca de su extraordinario trabajo en el campo de las civilizaciones andinas desaparecidas, me llegaron hace unos cuantos años, en base a Runa Simi: una lengua principal en un pasado remoto.
En aquella obra Sotomayor hacía gala de una erudición apabullante, cuya búsqueda estaba centralizada en la recuperación de las antiguas lenguas pre-americanas, con miras a iniciar una discusión sobre un pasado americano que como desde este blog venimos denunciando, clama aún por su reparación.
Al lector alertamos que estamos ante un reportaje fuerte, comprometido, y cuyo mensaje tiene como objetivo a las actuales generaciones de americanos, memoria, que necesita nutrirse de informaciones actualmente ausentes de los manuales escolares.
Hablemos de sus incios. ¿Cuál fue el disparador que la hizo comenzar a elaborar su tesis, sobre la existencia de una cultura preamericana?
Soy Bibliotecaria graduada en la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de Guayaquil, Ecuador, ejercía mi profesión organizando bibliotecas en mi país, y tuve la oportunidad de participar en un Concurso de Becas, para realizar unos cursos de postgrado sobre Documentación, en la Escuela de Documentalistas de Madrid, ganando una Beca entre 200 participantes. Los cursos de Documentación eran por dos años, y una vez llegada a Madrid, aproveché para indagar sobre la existencia de pruebas, pues estaba interesada en escribir una obra sobre la Historia del Libro, los sistemas de escritura y las Bibliotecas Preamericanas, pues la Universidad de Guayaquil me había publicado una obra sobre la Historia de las Bibliotecas, desde la Edad Antigua hasta la Edad Moderna, pero en este trabajo solamente trataba la historia del libro de Europa y Asia, así como la evolución de todas y cada una de las Bibliotecas Nacionales de todos los países del mundo, la aplicación de la informática a las bibliotecas modernas y un resumen sobre la vida de importantes figuras de bibliotecarios en la Historia.
Después de hacer esta obra, en la que no tocaba el tema de Preamérica, y meditando sobre los estudios que había recibido en la Universidad, me percaté que en ninguna Institución Educativa Superior de este planeta, ni en alguna Escuela de Bibliotecología, se dictaba la Cátedra de Historia del Libro Preamericano y de los sistemas de escritura desarrollados en Preamérica. Entonces, al llegar a Madrid, empecé a indagar sobre la existencia de pruebas de los tipos de libros de las culturas preamericanas, descubriendo que algunos de ellos, se encontraban en diferentes museos y bibliotecas europeas: libros de piel de las culturas norteamericanas, tablillas de la Isla Tepito-o-te enwa, de Chile, libros aztecas y mayas; localizando hace cinco años, unas tablas de piedra antediluvianas de la cultura ecuatoriana mal llamada “Valdivia”, en una colección particular de Noruega. Por esta razón, decidí quedarme en España, al terminar los cursos de Documentación, considerando que era una oportunidad, para investigadores de escasos recursos, como yo, para recuperar esa valiosa información y emprender ese trabajo trascendente. Con el tiempo, al indagar en el tema confirmé que aventureros e investigadores norteamericanos y europeos, sin conocer las lenguas nativas, menospreciando a los aborígenes y sus tradiciones antiguas, se habían lanzado al estudio de los tipos de libros y sistemas de escritura maya, aztecas, mixtecas, pero sus trabajos no eran definitivos y adolecían de muchos errores.
La interpretación de los símbolos se había hecho de forma antojadiza, sin tomar en cuenta la opinión de los nativos, entre los cuales existen aún los Guardianes de la Tradición Sagrada, que nunca fueron consultados, y que son sabios que sobreviven en condiciones míseras. Observé que la función de los aborígenes hasta el presente, es solamente de porteadores de los equipos de los arqueólogos, y aventureros, empeñados en saquear los tesoros de Centroamérica y de otros países del continente.
A medida que fui profundizando en el estudio de nuestras culturas madres, me di cuenta de que aparte de confirmar que cada una de ellas, ya fueran nómadas o sedentarias, tenían sus registros históricos y cósmicos, y habían utilizado diversos soportes para asentar en ellos sus conocimientos. Además pude comprobar a lo largo de los 37 años de estudio que he empleado en este trabajo, que la labor de los frailes de la Inquisición, fue totalmente destructiva, últimamente he llegado a pensar sobre los jesuitas, que quizás, pudieron darse cuenta de que habían destruido a las razas madres de la Humanidad, por ese motivo iniciaron una labor urgente de ocultamiento de evidencias, castellanizando las lenguas, topónimos y antropónimos y realizando un lavado de cerebro, a nivel universal, difamando a las naciones aborígenes, calificándolas de brutos y salvajes y de “hordas sanguinarias”, que había que domesticar por medio del látigo y la espada. Así la Iglesia participó en las violaciones a ese continente, se encargó de cubrir con un velo la Verdad, relegando a los aborígenes, cooperando con los invasores europeos para arrebatarles sus tierras y sus riquezas. En mi archivo conservo el testimonio de la creación de unas leyes, que ideó el Vaticano para despojar a los aborígenes de sus joyas y para autorizar a los hombres nativos de golpear a sus mujeres. A los nativos se les inculcó durante 519 años que únicamente tenían que obedecer y a rezar. No hay que olvidar que los frailes de la Inquisición en España constituían, la segunda clase social, después de los Hidalgos que formaban la primera clase; ambas eran las dueñas de los latifundios, minifundios y los señoríos, estos últimos, eran las grandes extensiones de latifundios, en que los campesinos eran como esclavos. Y este mismo sistema fue impuesto en Preamérica. (La expresión “Preamérica” fue usada por primera vez por el sabio mexicano Igancio Magaloni Duarte para sustituir la denominación de América, tomada del nombre de Américo Vespucio, para designar a las naciones que existieron en ese continente, antes de la invasión europea) Decidí utilizar la expresión “Preamérica” para no continuar colaborando en dar protagonismo a Colón y sus buitres…
Mis estudios me revelaron que al investigar sobre los símbolos escriturarios, aplicando el antiguo método de la Analogía, se llegaba a descubrir que las naciones preamericanas habían legado en épocas remotas dichos símbolos a otras culturas de otros continentes. Con el hallazgo de antiguas obras de sabios nativos, como la de Waman Puma de Ayala, que se encuentran abandonadas en Bibliotecas europeas, así como de trabajos de investigadores de diversos países de América, que se hallan dispersos, y no se han tomado en consideración, ya sea porque la edición de sus obras no ha tenido una divulgación mundial, o porque no interesaba que se difundan; como en el caso del titán de la Antropología Preamericana, el excelso Florentino Ameghino, que a sido borrado de los libros de Antropología de Europa; pude llegar a confirmar que la Cronología ancestral de las culturas nativas de América se había ocultado y se mantenía la impuesta por los frailes de la Inquisición, que en 1492, que sin conocer las lenguas, cuando los nativos les expusieron que pertenecían a culturas antediluvianas, no les quisieron creer, sosteniendo que esto no figuraba en la Biblia, con lo que compusieron la Historia que nos han enseñado a todos, que era un continente “nuevo”, que estaba aislado y poblado de salvajes. Echando al fuego las bibliotecas, los ordenadores ecológicos e instigando a los soldados en el asesinato de la clase dirigente de esas culturas, que eran los sabios. También pude verificar que los científicos modernos que han creado los métodos para fechar las reliquias arqueológicas, al ser europeos o de ascendencia europea, no han querido contradecir lo impuesto por los frailes fanáticos y han adaptado a esa falsa cronología, las fechas que arrojan sus métodos, no del todo exactos.
Y por razón del complejo de inferioridad con los europeos del que adolecen los historiadores híbridos de todos los países de América, que se avergüenzan de sus raíces, y se han encargado de perpetuar la falsa cronología y las infamias levantadas hacia la raza aborigen, manteniendo en sus obsoletos libros de Historia, los calificativos ofensivos creados por la Inquisición para desprestigiar el conocimiento de los sabios antiguos, tales como “brujo”, “hechicero”, “curandero”. El calificativo “chaman” no es preamericano, pertenece al Sánskrito, y en la antigüedad tenía el significado de “asceta”, un sabio que renuncia a sus posesiones materiales y se retira al bosque o a la montaña ha realizar sacrificios para alcanzar la iluminación. Pero este vocablo se había vulgarizado y se usaba con la equivalencia de “brujo”, y así fue importado por los ingleses cuando invadieron la India. Y los anglosajones que invadieron Norteamérica lo han hecho universal, aplicándolo para referirse a los sabios nativos de las culturas norteamericanas. En Europa cuando un investigador estudiaba el cosmos, el cuerpo humano o la Naturaleza, era tachado de brujo y echado a la hoguera. Pero aunque la Inquisición fue destruida en parte, estos execrables calificativos han logrado sobrevivir y únicamente se utilizan para referirse a los sabios preamericanos. Ninguno de estos calificativos pertenece a las lenguas preamericanas. Ya es tiempo de que sean retirados de nuestros libros de Historia, porque ofenden la Memoria de nuestros antepasados. En nuestras lenguas madres, existen las designaciones adecuadas para cada sabio de acuerdo a su especialidad. Al estudiar los tipos de libros preamericanos encontré que algunas naciones nativas, conservan en su poder bibliotecas líticas, que son testimonios auténticos de su antigüedad antediluviana y en los que constan sus migraciones a las cuatro regiones del planeta, en edades remotísimas, como es el caso de la cultura Hopi, de Norteamérica. Otros ejemplares de estas bibliotecas líticas, ya forman parte de los museos, como en el Perú: la Biblioteca Lítica de Ika, aunque no se le da mucha importancia, por la publicidad negativa, que se ha hecho circular de que no son piezas originales; y en el Ecuador, con las tablillas de piedra de la cultura Manna; pero que no se estudian, o de otras culturas cuyos nombres están errados, como por ejemplo, aquella en la que se ha perpetuado el nombre de uno de sus destructores: Valdivia.
Hasta es la España moderna y democrática, se han echado abajo y reducido a polvo los recuerdos del Franquismo, pero en América se continúan conservando como “joyas” los nombres y monumentos de los invasores. Lo que se deduce de todo esto es que en nuestros países no se investiga, se sigue al pie de la letra la enseñanza hispánica. La prueba de que hemos heredado este mal sistema, es que en España, hasta en la actualidad, no se apoya la investigación, los españoles desconocen la cultura de sus países vecinos, y los jóvenes que se inclinan por la investigación tienen que irse de España, por eso son pocos los españoles que figuran como científicos. Existen jóvenes superdotados, y gente del pueblo con altas cualidades espirituales, con una mentalidad evolucionada, pero su entrenamiento es totalmente descuidado. En mis indagaciones, pude constatar, que tanto las bibliotecas líticas, que aún existen en muchas culturas de todo el continente americano, y que son las antecesoras de las Tablas de Moisés, conjuntamente con las ciudades aéreas y subterráneas, son pruebas de una civilización antediluviana; y es más, el tipo de piedra empleada tanto en las construcciones de Tiwanaku, como en las Galerías de los Tayos, y en el caso de las piedras labradas de Ika, es el mismo material: Andesita, una roca volcánica de 260’000.000 millones de años. Finalmente, al ahondar en el estudio de las lenguas, los topónimos, antropónimos, revalorizándolos y revitalizándolos, pude llegar a la conclusión de que Preamérica era la cuna de muchos pueblos europeos y asiáticos cuyo origen se considera desconocido. Llegaron a mis manos obras que me daban la razón, tales como:1) El trabajo del sabio mexicano Ignacio Magaloni Duarte: Mayas, Aztecas, Inkas, Chibchas, Maestros del Hombre. México. 1975; 2) La tesis del sabio argentino Prof. Florentino Ameghino: La antigüedad del Hombre en El Plata , 1918, y otras obras del mismo autor; 3)La obra desconocida del sabio argentino Dr. Henry Girgois: El oculto. Entre los aborígenes de América del Sud. La raza Quecha una raza ariana, Barcelona, 1901; 4)La obra magistral de la erudita italiana, Dra. Natalia Rosi de Tariffi, creadora de la ciencia Léxicogenética, que descubrió que las raíces de la lengua etrusca están en el binomio Aymara- Runa simi; 5)La obra del Prof. Felix Layme Pairumani: Desarrollo del alfabeto Aymara. Selección y Estudio Instituto de Lengua y Cultura Aymara.La Paz, 1980.6) El conocimiento sobre la labor del estudioso lingüista boliviano Juan de Dios Yapita Moya, creador del alfabeto fonémico Aymara, revitalizando y revalorizando la lengua Aymara y el Runa simi auténticos. 7) La obra de Arthur Posnansky: Guía general ilustrada para la investigación de los monumentos prehistóricos de Tihuanacu e islas del Sol y de la Luna (Tititcaca y Koaty, La Paz, 1912, y otras del mismo autor. 8)El hallazgo del Sr. Juan Móricz y su obra El origen americano de los pueblos europeos* ; 8) El trabajo filológico insuperable del políglota boliviano Dr. Emeterio Villamil de Rada: La lengua de Adán y el Hombre de Tiwanaku.* Debo aclarar que estos dos últimos trabajos me llegaron cuando ya tenía terminada mi obra Historia de las Bibliotecas Preamericanas. * Pude acceder a los trabajos de estos sabios cuando mi obra estaba terminada. Con mis investigacione logré certificar que había llegado a la misma conclusión de estos dos sabios, siguiendo diferentes caminos. Aprovechando un viaje a Guayaquil, en 1989, me entrevisté con el Sr. Juan Móricz, para solicitarle me certificara la existencia de las dos bibliotecas de metales preciosos, que el Sr. Móricz consideraba que constituían una sola. Pero realmente son las bibliotecas reales de las dinastías regentes en Preamérica: 1)La de láminas de plata, perteneciente a la Dinastía Lunar, integrada por las Mujeres; 2) La de láminas de oro, correspondiente a la Dinastía Solar, formada por los Hombres. Necesitaba esa información para incluirla en mi Historia de las Bibliotecas Preamericanas. El Sr. Móricz, a quien tuve el privilegio de conocer en esa ocasión me proporcionó un material de información sobre sus expediciones, especialmente de recortes de prensa, que conservo en mis archivos y una carta del Dr. Gerardo Peña Matheus, autentificando el hallazgo. Este material es citado en mi obra Kara Maya, raza madre de la Humanidad y en mi Historia de las Bibliotecas preamericanas. Pero no tocamos, en dicha entrevista, el tema de las lenguas. Hacia el 2009, mi apreciado amigo Sr. Guillermo Aguirre me hizo llegar una copia del trabajo, El Origen Americano de los Pueblos Europeos cuyo autor era el Sr. Móricz, y que yo desconocía. Y en el 2.010, por intermedio del estudioso ecuatoriano Manuel Palacios, quien me envió un índice y comentarios, pude enterarme de la existencia de la obra trascendental del sabio boliviano Dr. Emeterio Villamil de Rada, e inicié su búsqueda, localizándola en una biblioteca alemana, desde donde, previo pago, me proporcionaron un ejemplar digitalizado, de esta maravilla: La Lengua de Adán y el Hombre de Tiahuanco. La Paz, 1888. Esta gran obra, es desconocida en el Ecuador y en todos los -países de América, debido a que los españoles impusieron el separatismo entre nuestros países, por eso se estudia más Historia de Europa que Historia de nuestro continente, en consecuencia no nos conocemos, y este valioso trabajo en el que se demuestra con pruebas irrebatibles, que el Aymara es la raíz de todas las lenguas del planeta, debería ser un libro de texto obligatorio en nuestras instituciones educativas.
Sólo esta obra genial bastaría para demostrar que Preamérica es la cuna de las razas madres de la Humanidad, pero como no se lee, esta obra es evidentemente desconocida. Y en Europa, conservan un ejemplar, aunque me informaron que está deteriorándose, en una Biblioteca alemana, pero nunca se ha mencionado en los libros europeos de Filología, es decir que ciertamente en Europa no interesa divulgar tan extraordinario trabajo, y eso que Alemania es “el cerebro” de la Comunidad europea. Debo añadir además, que a lo largo de mis estudios pude saber que existían diversos temas de las Ciencias, Artes y Lenguas preamericanas, que nunca nadie había tocado o se tenían concepciones equivocadas sobre dichas materias, esto dio lugar a que realizara otros importantes trabajos de investigación, que forman, obras de 1 y de 2 vols, ensayos y artículos.
Desde el redescubrimiento de América, hasta la actualidad, la lógica histórica establecida, sugiere un pasado histórico que no se remonta más allá de una cierta antigüedad, atribuyéndose la mayoría de sus logros a la influencia de otras civilizaciones emigradas, según dicen desde otros continentes. Sin embargo, la evidencia que vamos encontrando da cuenta de una ascendencia de carácter local, la cual es resistida por la mayoría de los estudiosos.
Los que Ud. está denominando “estudiosos” son precisamente los que no estudian, porque si realmente se dedicaran de por vida a la investigación como he hecho yo, la Historia sería otra. Primeramente se les descubre, porque un profesional que se pone al servicio de la Historia está comprometido a trabajar con la Justicia y la Verdad, y la mayoría de los arqueólogos e historiadores europeos e híbridos toda América, lo único que han hecho hasta el presente es apoderarse de los conocimientos ancestrales preamericanos deformándolos para desprestigiar a nuestras culturas madres y por medio de ellos adquirir una posición de privilegio, publicar libros, viajar, alcanzar prebendas y traficar con las reliquias arqueológicas. Son muy pocos los europeos que se han dedicado estos estudios, movidos solamente por la sincera admiración a nuestras culturas sin tener como meta los beneficios económicos y el prestigio internacional que estos estudios generan. Sin profundizar, por ejemplo en estudio de la Historia de China, se ha impuesto la tesis de que los preamericanos son de origen asiático, y se permiten asegurar esto como si los que lo afirman, hubieran estado presentes viendo a los asiáticos cruzando por el Estrecho de Bering, no tienen pruebas para afirmar este infundio. Nos venden lujosos libros que presentan imágenes creadas con esta escena, fruto de la imaginación de los ilustradores de dichos libros, que es pura fantasía. Si la Historia de China es puesta a revisión, con conciencia, se descubre que existen lagunas, por ejemplo: se desconoce el origen de la dinastía Chan y de los Príncipes Wan. La Dinastía Chan irrumpió en China cuando esta estaba en la Edad de Piedra, aportando la escritura, la industria de los libros de papel plegables, los conocimientos de ingeniería hidráulica, la unificación de los estados y un largo etc. Que dió lugar a la evolución china. El investigador Paul Arnold, presento numerosas pruebas al estudiar de forma comparativa el libro maya que se encuentra en la Biblioteca Nacional de París, llamado Códice París, con la escritura china, desvelando que la escritura china, en sus inicios es la misma escritura maya, este análisis, figura en su obra titulada El Libro Maya de los Muertos, México, Edit. Diana, 1983; dando a conocer los paralelismos hallados en este libro maya, con el Bhardo Thodöl Tibetano. ¿De donde le llegó a Kun-fu- tse, la idea de predecir que en un futuro se establecería una organización comunitaria universal? Cuando la organización comunitaria, la Filosofía de la Unidad Universal procede de los Andes y que se implantó en toda Preamérica. El propio nombre Kun, que se pronuncia Kon, se deriva del nombre de la divinidad que adoraban en la Kundinamarka, que representa la Luz de los Abismos. Se sabe que el nombre de Kun-fu-tse, reflejaba el que este filósofo tenía el cráneo alargado. Y su historia indica que enterró a sus padres en túmulos de tierra apisonada, según se dice de acuerdo a la costumbre de sus antepasados, estas pirámides eran como las llamadas Tulas del Reino de los Kitus. Y por qué Lao-tse, en el Tao te kin, nos habla de una sociedad ideal que practicaba la armonía con la naturaleza y en la que los hechos históricos se registrarían en cuerdas con nudos? Este no es otro que el sistema de cómputo de los Andes, el ordenador ecológico de la Dinastía Solar, los Khipus de cuerdas con nudos; puesto que el ordenador de la Dinastía Lunar, de las Mujeres preamericanas, además de ser el más antiguo, era de fichas o cuentas perforadas, de arcilla o de otros materiales. Este sistema era el antecesor del empleado en Sumer. Una evidencia de que los Sumerios eran preamericanos.
Existen muchas preguntas en la Historia de China, cuyas respuestas están en Preamérica. ¿De donde procedía la dinastía Chan? Que algunos historiadores para aumentar la confusión denominan Shan alterando el nombre. ¿Quiénes eran los Chan? He descubierto que los Chan , eran los Mayas se autodenominaba “el pueblo Chan”, los Chanes, el pueblo de la serpiente. La serpiente representaba la Unidad, así la cabeza de la serpiente simbolizaba a la clase dirigente, a los sabios, y el cuerpo era el pueblo, un pueblo de artistas, que seguía a la cabeza con sumo respeto y disciplina. No era un pueblo de esclavos ignorantes. Por otra parte, Shi Wan Ti, el Emperador Amarillo, llevó a cabo la unificación de China, unificó las lenguas y sistemas de escritura, y cambió el curso del Río Amarillo, y realizó otras grandiosas obras de ingeniería hidráulica. Este tipo de obras sólo se ejecutaban en Preamérica, para que se adaptaran al orden cósmico, como cuando los Mayas cambiaron el curso del Uxumacinta. ¿Pertenecía Shi Wan Ti al antiguo reino de los Wan-kas? ¿Por qué si invertimos su nombre: Ti-wan-shi. se relaciona con Ti- wan-aku? Tampoco a los historiadores chinos les interesa aclarar los enigmas, pero esto se debe a que China no desea perder su protagonismo en la Historia universal. Pero existen pruebas irrefutables que demuestran las migraciones preamericanas al Asia, y de allí a Europa, en edades inmemoriales. Las migraciones preamericanas se efectuaron por tierra y por mar. En una ocasión, le escribí a la Sra. Betty Meggers, arqueóloga de la Smithsonian, presentándole mi descubrimiento de escritura cuneiforme en una reliquia de la cultura Bahía, del Reino de los Kitus, que se encuentra en el Museo de América, que doy a conocer en un Avance sobre la 1ª Fase de mi Proyecto para realizar El Diccionario o Enciclopedia de los Símbolos escriturarios preamericanos, y que constituía la recuperación de los símbolos que se encuentran esculpidos, pintados, bordados o tejidos, en las reliquias del tesoro arqueológico y etnológico que se conservan en el Museo de América y en el Museo de Antropología de Madrid. Adjuntándole también mi ponencia para un Congreso en el Perú, 2006, titulada Runa Simi, una lengua universal en un pasado remoto, que es una separata de mi obra Kara maya, raza madre de la Humanidad, en la que expongo pruebas de que el Runa simi es el Sánskrito mismo, en su primer estadio aglutinante, el Sánskrito primigenio, que es la lengua madre de las lenguas euroasiáticas.
La arqueóloga norteamericana, sin ningún respeto, me envió una carta con un borrón, muy cortita, indicándome que no era especialista en símbolos antiguos, y refiriéndose a los cuadros comparativos de los símbolos que había elaborado con mi propia mano, y que presento en el primer trabajo, me preguntaba su procedencia, la misma que aparecía en la bibliografía de dicho trabajo. Respecto al otro trabajo no me decía nada y nunca más me escribió. Los símbolos cuneiformes que se han esculpido en la reliquia de la cultura Bahía se ven claramente, además en la cola del ave, que representa esta pieza y en su abdomen se observan otros símbolos; pero a la Sra Megger, no le causaron ninguna impresión. Debe Ud. recordar que Meggers y Evans fueron los arqueólogos que descubrieron paralelismos entre la cerámica de las costas del Ecuador con la cerámica de la cultura Jomon de Japón, y sólo se les ocurrió pensar que fueron los japoneses, los que llegaron a las costas ecuatorianas en edades arcaicas. Para ellos, los preamericanos estaban paralizados en el continente. Y los historiadores ecuatorianos aceptaron todo sumisamente. El problema es el silencio cobarde de los historiadores, arqueólogos, antropólogos de nuestro continente, la ignorancia es la causa del complejo y del temor que manifiestan. La recuperación de pruebas destruye el miedo, con las pruebas en las manos no se tienen temor a nada ni a nadie. Los historiadores de nuestros países no investigan y están acostumbrados que sean los extranjeros, tomen la inciativa, siempre esperan que sean los europeos, los que realicen los hallazgos, escriban los libros y den la última palabra. Son los historiadores híbridos, como los clasifico, que actúan como “loros amaestrados” repitiendo siempre lo que se impuso a la fuerza, ellos se creen una raza aparte, y dicen que no son “indios”. Se ha desprestigiado tanto a nuestra raza que se avergüenzan de sus raíces, y rinden pleitesía a todo lo extranjero. Se ha aceptado que los europeos ignoren y no respeten los trabajos de historiadores americanos, como sucede por ejemplo, con los trabajos de la Dra. Victoria de la Jara, erudita peruana que demostró la existencia de sistemas de escritura en la zona andina.
Claro que existen evidencias de contactos transpacíficos de los asiáticos, pero estos se realizaron 3.000 a. de C. sin embargo, existen pruebas contundentes de las migraciones preamericanas, 12.000 a. de C. Los Vedas contienen numerosos testimonios, que se confirman con los antropónimos y topónimos ecuatorianos y de varios países de América, que son vocablos del Sánskrito. Y las tablas o libros líticos que se atribuyen a la mal llamada cultura “Valdivia”, que contienen Mapas estelares, demuestran que eran grandes navegantes, como los describen los Libros Sagrados de la India, a los Kara Mayas o Nawa Mayas. (Generalmente los europeos traducen como Naga Mayas, pero en el Devanagari como en el Runa Simi , las consonantes llamadas cerebrales: G, D, B, no existen). Dicha cultura poseedora de esos mapas, era la cultura Maya, que he descubierto que formaba parte de un estado del Reino de los Kitus, llamado Wanka-willka, la etnia de los Maya-willkas. Figurando otras ramas de los Mayas tales como los Palenques, cuyo nombre real era Na – Chan, y los Chan Chanes, formando parte de otros estados del Reino de los Kitus.
Uno de los datos mas contundentes cuando se trata de validar la tesis preamericanas , lo encontramos en la escritura. En “Civilizaciones Americanas Prehistóricas”, 1980, el investigador argentino de origen israelí Aldo Ottolengui alertaba sobre un tipo de escritura, que denominó “proto”, esparcida por diferentes regiones de nuestro continente, la cual parece luego continuar su evolución en sus lugares de orígenes. Lo cual llevaría a preguntarse, si estamos en presencia de una América pre-babélica, o tan solo son indicios aislados sin ninguna correspondencia válida.
En mi obra Kara Maya, raza madre de la Humanidad, terminada el 2004, aparte de reunir pruebas sobre las huellas dejadas por los preamericanos en sus migraciones hacia otros contienentes, en edades inmemoriales, así como de demostrar que el binomio Aymara – Runa Simi, que es una sola lengua, es el Sánskrito primigenio, el Sánskrito aglutinante; he logrado confirmar, posteriormente este hecho, en el 2010, por unos videos de las investigaciones del Sr. Klaus Dona, Comisario de Exposiciones de Arte de la Casa de los Hasburgo, que organiza exposiciones por todo el mundo, quien presentó piezas del Ecuador que contienen símbolos de un sistema de escritura que ha denominado “pre-Sánskrito”. Y hasta el momento estoy solicitando a la Embajada de Austria el apoyo para establecer contacto con el Sr. Dona, porque sus observaciones vienen a dar validez a mi tesis. Pero esto, no se queda allí, al estudiar los símbolos del sistema de escritura de Tiwanaku, descubrí, y esto lo presento en mi trabajo Historia de las Bibliotecas Preamericanas, tomo III, que el alfabeto Semítico y el alfabeto griego, que tienen el mismo número de letras, proceden del sistema de escritura de Tiwanaku, son los mismos símbolos. En este caso sería una escritura prebabélica como Ud. la define. Además en los Vedas consta que la raíz Tit, significa Diluvio. Aunque la Dra. Natalia Rosi de Tariffi, indica que Tit, quiere decir plomo, estaño, e identifica la Edad de los metales, sus derivados son por eso Titania, Titoria, los Titanes, etc.
En 1915, el sabio también de origen argentino, Florentino Ameghino, en “Origen y emigración de la especie humana”, 1915, sentenció que el hombre como especie tuvo su origen en Sudamérica, lo cual armó un verdadero escándalo en la época que motivó una inmediata réplica académica, del norteamericano Alex Hardika, quien condenó los dichos de Ameghino por considerarlos contrarios a las tesis vigentes en cuanto a protohistoria americana. ¿Qué lectura hace de aquella polémica que aún divide a los especialistas?
Cuando se profundiza en la Historia de Preamérica se descubre que existen encarnizadas rivalidades por ponerse a la cabeza de estos estudios, no sólo sucedió con el insigne sabio Florentino Ameghino, la historia se repite cuando algún investigador honesto presenta pruebas para demostrar la verdadera antigüedad de nuestra raza, así por ejemplo cuando el estudioso húngaro Whilhelm von Hevessy descubrió que existían símbolos de la escritura rapanuí, en los sellos de Mohenjo -Daro y Harappa, que evidenciaban las relaciones preamericanas con la India, el origen de los Arios, es decir que Preamérica era contemporánea de la cultura védica. Inmediatamente, surgió un oponente feroz, Alfred Metraux, que acusó a Hevessy de haber distorsionado los símbolos de las tablillas rongo rongo. Y que la cultura rapanuí era de origen polinesio.
Aunque los polinesios siguen viviendo en la Edad de Piedra, sin poseer, las construcciones colosales y la sabiduría que nos han legado los preamericanos. Pero, Metraux , logró imponer su tesis, relegando al olvido el trabajo de Hevessy. Otro caso fue el del Sr. Moricz, que en cuanto divulgó su descubrimiento, se enfrentó ni siquiera a un historiador o arqueólogo, sino a un arquitecto, Hernán Crespo Toral y a un representante de la Iglesia Católica, el fraile Porras, que se revelaron como enemigos acérrimos. Igualmente sucedió, cuando el clérigo Juan de Velasco, una vez que dio a conocer su obra Historia del Reino de los Kitus, una pequeña jauría de curas encabezados por el fraile Federico Gonzalez Suárez disputaron con él por alcanzar la fama en la posteridad. Pero con el tiempo, otros ecuatorianos, tales como Aquiles Perez Tamayo, han respaldado a los oponentes de Velasco, sin ahondar en el tema. Es mi opinión que en el futuro, no debe permitirse intervenir ni en excavaciones arqueológicas, ni en publicación de libros de historia de América, a los representantes del clero católico, no tienen ningún derecho, porque fueron los destructores de esas culturas, ellos deben ocuparse de su religión tan desprestigiada, por su pérdida de tiempo en otras ocupaciones. Y así, puedo darle una larga lista de ejemplos. Pero esta vergonzosa guerra, del “quítate tú para ponerme yo”, la han organizado los historiadores, arqueólogos y aventureros europeos, secundados por los profesionales híbridos incompetentes de nuestros países, impulsados por la ambición de los beneficios económicos y la posición de privilegio que estos estudios generan. Mientras los aborígenes, descendientes de estas portentosas culturas, se encuentran en la más cruel de las miserias, y no participan en dichos jugosos beneficios. Tenemos por ejemplo, cuando se descubrieron las ruinas de Copan, hubo una trama compuesta por el arqueólogo norteamericano George Byron Gordon, que se encargaba de saquear las reliquias arqueológicas, en complicidad, con la más prestigiosas Casas de Antigüedades de Norteamérica, apoyado por el Gobierno de su país, y por la empresa bananera norteamericana United Fruit, estos últimos presionaban a los gobiernos para que les permitieran excavar. Cuando el pueblo de Honduras y de Guatemala empezó a presionar al gobierno para que elaborara leyes de protección del patrimonio nacional, ya se habían llevado gran parte del tesoro arqueológico. En los Archivos, existen cartas de los implicados, y cuando el gobierno respaldaba al pueblo, era considerado por los norteamericanos como “chusma”, y si les apoyaba era “amigos”. Y al arqueólogo lo premiaron con el alto cargo de Director del Museo de la Universidad Pensilvania.
El menosprecio de los arqueólogos, antropólogos e historiadores, de origen europeo o ascendencia europea hacia los nativos, se observa, por ejemplo en el caso del arqueólogo norteamericano Michael Coe, que en sus obras dice “mis pirámides mayas” como si le pertenecieran a él, y cuando se refiere a los países donde estas pirámides se encuentran, sin ningún reparo dice : “las repúblicas bananeras”. Estos son los que escriben sobre nuestros antepasados y que se consideran “autoridades intocables”, nunca han tenido respeto por las naciones nativas, ni les ha interesado saber su opinión, para escribir sus libros de historia. Los que realmente deben encargarse de reconstruir su historia son los aborígenes. A ellos hay que preguntarles qué opinan, a ellos hay que acudir para que nos instruyan sobre sus antiguas tradiciones, acerca de su verdadera antigüedad, y sobre el auténtico significado de los símbolos. Los Congresos Americanistas son otra farsa, en la que se manipula y despedaza nuestra historia. Nunca se ha visto que los que organizan estos congresos se hayan dignado invitar a esos eventos, a los Guardianes de la Tradición Sagrada que todavía sobreviven en cada cultura, no para estudiarlos o exhibirlos como una “cosa rara”, sino para consultarles sobre los enigmas que existen sobre sus antiguas culturas, para poder resolverlos conjuntamente. Jamás se ha podido ver que las miríadas de arqueólogos, historiadores y antropólogos, ya sea híbridos o advenedizos, se hallan reunido para salir en manifestaciones a protestar por el trato ignominioso que se ha dado a las naciones nativas, a quienes se continúa difamando, arrebatando sus tierras, relegando, sometiendo a trabajos de servidumbre y asesinándolos, como sucedió en el Perú, en años recientes. Ellos son los que en nuestras instituciones educativas a nivel mundial están impartiendo una Historia que es una soberbia estafa, puesto que “los profesionales de la Historia, demuestran una total incapacidad para resolver el problema del origen de muchos pueblos europeos y asiáticos , tales como los sumerios, etruscos, irlandeses, magyares o húngaros, iberos, vascos, fenicios, hititas, karios, egipcios, chinos y tibetanos, etc. Nos venden lujosos libros con magníficas ilustraciones , pero todos dicen lo mismo, se copian unos a otros, sin dar una solución a estos interrogantes, ni siquiera tocan estos temas , para que las gentes del pueblo inocente, no sospeche de su ineficacia en resolverlos. Desde los estrados de las Universidades reconocen que no se sabe el origen de tal o cual nación antigua, entonces para qué sirven estos señores, debe exigirse que se vayan y dejen los cargos a otros que estén más capacitados. He venido a este mundo a arrancar la máscara de estos falsos historiadores, quizás mis antepasados me han encomendado este trabajo, para denunciar que están ocupando un puesto en nuestras instituciones educativas y ganando un sueldo que no se merecen. Ya es tiempo de poner fin a este sistema, y hay que ser muy valiente para enfrentarse a ellos, porque los que trabajan con la mentira y la calumnia, son capaces de cualquier crimen para defender su posición.
Cuando se trata de reconstruir el pasado de América, el investigador encuentra que uno de sus mayores obstáculos es la escasa producción bibliográfica, generalmente poco disponible para el lector medio. A esta “ausencia” no casual, debemos sumar la gran quema producida desde el establecimiento de la Conquista, la cual produjo un daño irrecuperable que impide una mejor profundización sobre lo ocurrido en nuestro continente. ¿Coincide?
Es cierto, hay escasa información. Además parece que existen bridas que sujetan los resultados de las investigaciones sobre el pasado de Preamérica, Sobre todo, me he convencido de que existe una confabulación mundial para ocultar evidencias que confirmen el pasado antediluviano, de nuestro continente. Verdaderamente, fue una gran pérdida la destrucción realizada por los frailes inquisidores, al echar a la hoguera, las bibliotecas de los Aztecas y Mayas, los ordenadores ecológicos de los Apu Qhapak Inkas: los Khipus, que eran de varias clases; los Nepowaltzintzin de Centroamérica, y los Wampun de Norteamérica. No obstante, muchos de estos registros han sido reconstruidos. En cuanto a los diversos tipos de libros, respecto a los de papel, únicamente han sobrevivido cuarenta libros centroamericanos, sin embargo se han conservado otros tipos de libros en diversas clases de soportes, que no han sido estudiados todavía, que no se han analizado los sistemas de símbolos que contienen ni se han traducido, me refiero a las tablillas de madera, rollos de cortezas de árboles, en pieles de bisonte y de búfalo, los antiquísimos tankas, en formato textil, los libros en láminas de metales preciosos; etc. Muchos de estos tipos de libros, han sido protegidos y conservados por los nativos. Además, debemos considerarnos afortunados, porque a pesar de continuado expolio, contamos además con el tesoro arqueológico, que está aguardando en los Museos, y que no se estudia. Este es el principal testigo que hay que hacer hablar, para desmentir la falsa historia que se ha urdido sobre Preamérica.
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