LAS RAZAS DE LA ÉPOCA ATLANTÍDEA
“El Gran Sacerdote tomó asiento en su trono a la entrada del templo. Bendijo a todos los que habían pedido ser iniciados en la verdad, y esperó. Una nueva generación estaba llamando a las puertas de la sabiduría. Les fueron mostrados los siete sellos y la corona de triple círculo. Pero no les fueron entregadas las llaves del gran secreto, porque todavía no habían subido el primer peldaño que les separaba del umbral de la iniciación.”
Las razas humanas no aparecieron sobre la Tierra a consecuencia de una evolución progresiva de determinadas especies animales. Llegaron ya evolucionadas, unas por causa de un cataclismo habido en nuestro Sistema Solar (destrucción del planeta Lucifer); otras, puestas por los Guías del Cosmos para mejorar el código genético y provocar una evolución adecuada al ritmo del planeta.
En la época Atlantídea, inmediatamente anterior a la cultura egipcia, las razas eran cuatro: la negra, la blanca, la amarilla y la roja. Las cuatro habían sido establecidas por voluntad de los Arquetipos Solares, y tenían forma humanoide. Dichos Arquetipos pertenecían a los Genios Solares de tres constelaciones: Águila, León y Toro. Los artífices de la vida de Dios Manifestado habían cumplido sobre nuestro planeta una estructuración cosmogónica, con predisposiciones evolutivas iniciales para un grupo enzimático tridimensional, y estaban dotados de un proceso de valores mutantes a través de un conocimiento binario.
De acuerdo con este plan, las razas se repartieron por toda la Tierra y evolucionaron libremente. Su distribución en el período atlantídeo era el siguiente:
RAZA PROVENIENTE DE PROCIÓN. Era una raza corpulenta, de estatura variada y color de piel amarillo o verde claro. Tenía los ojos oscuros y ovalados, y portaba una fuente genética informativa con predominio de los elementos intelectuales. Su dinamismo psico-físico-motor tenía una tendencia natural hacia los valores místicos, hacia la invención y el utilitarismo, y le permitía formas muy avanzadas de colectivismo.
RAZA PROVENIENTE DE ALFA CENTAURO. Era una raza rubia, hermosa, de gran altura, con ojos azules. Su fuente genética informativa le permitía todo tipo de realizaciones basadas en una genética erótica-creativa. Su dinamicidad psico-motora estaba suficientemente realizada, incluso en los planos de orden físico.
RAZA PROVENIENTE DE ORIÓN. Tenía gran estatura y corpulencia. El color de su piel era bronceado, y sus ojos, oscuros. Poseía una fuente genética informativa sustancialmente mágica, y su dinamismo psico-motor estaba instruido por las fuerzas materiales de un modo que le permitía entrar en contacto y comunicación con las vibraciones primordiales de la energía.
RAZA PROVENIENTE DE LAS PLÉYADES. Era una raza muy corpulenta. Su estatura, sin embargo, resultaba muy variada, y su color, rojo. Tenía, según se decía, sangre de buey, dada su especial constitución. Sus ojos eran oscuros y su rostro oval. Llevaba impresa una fuente genética informativa con predominio de elementos espirituales. Su dinamismo psico-motor era preferentemente constructivo, imitativo y con gran capacidad para la deducción a partir de las grandes leyes de la naturaleza y del espíritu creador.
En la época a que nos estamos refiriendo, es decir, hace unos veinte mil años, éstas eran las razas que operaban en el globo terrestre, después de diversos cataclismos que habían provocado enormes mutaciones no sólo en la corteza terrestre, sino en las costumbres y en el cruce de las diferentes razas.
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