miércoles, 27 de enero de 2010
MACROCOSMOS Y MICROCOSMOS, UN MOTIVO PARA MEDITAR
MACROCOSMOS Y MICROCOSMOS, UN MOTIVO PARA MEDITAR
juan marin alcaraz
Francisco Nieto
Desde el punto de vista del ocultismo así como de la ciencia, el
Sol es el “padre” de los planetas del sistema
solar, de él nacieron y, por lógica, con él se desintegrarán. A la vez, también es el sustentador
de nuestra vida gracias a su luz, calor, vitalidad, etc. Porque su luz hace crecer, su calor hace
que el agua se eleve para formar las nubes y la lluvia, su vitalidad la respiramos también de la
atmósfera y un sin fin de cosas más que todos sabemos y que se relacionan con la
explicación del porqué la Tierra está a la distancia justa que debe estar para que
nosotros podamos existir físicamente.
La luz del Sol se desprende de la fusión del hidrógeno caliente comprimido con el helio, en
realidad es la diferencia de masa la energía que enciende al Sol. El Sol tiene ciclos de expansión
y enfriamiento y es la fusión la que causa la expansión,
sin embargo, gracias a la gravedad, el Sol no se
desintegra en partículas, porque ésta le comprime. Por otro lado, contiene un magnetismo que es el
que da, regula y limita la forma y todo lo que hay en el Sol, de hecho, las manchas oscuras es
donde el magnetismo es más fuerte. Esto es lo que afirma la ciencia, pero el ocultista dice que
hay algo más, afirma que el Sol visible procede del invisible y que el origen del invisible es Dios.
Para que halla fuego tiene que haber calor y, para que halla calor, tiene que haber movimiento.
Si el movimiento comenzó en el vacío y frío espacio ¿Quién lo hizo? Y para que esta
manifestación haya sido perfecta en sus movimientos y no un caos ¿No ha debido ser ideada
previamente como idea un inventor algo antes de poner manos a la obra?
El combustible del Sol es el hidrogeno y cuando los átomos de hidrógeno explotan se produce
el plasma solar (viento solar) que son los millones de partículas de protones y electrones que
el Sol manda al espacio cada segundo.
Según la ciencia, el Sol se formó hace miles de millones de años cuando la gravedad atrajo
una sube de materia cósmica, su núcleo aumentó de densidad y temperatura y el gas y el polvo
se fusionaron. Por otro lado, aseguran que hay ciclos vitales en las estrellas, por ejemplo, la
nebulosa “El Aguila” está formada por nubes (ascuas) de estrellas que murieron hace tiempo
e incluso “residuos” de lo que fueron planetas y vida; por consiguiente se considera que esta
nebulosa está en un ciclo o estado de “inactividad” externa pero de actividad interna que en su
momento dará como fruto una nueva estrella o Sol. En la nebulosa de Orión, compuesta de gas y
polvo, la gravedad ya ha atraído esos restos que mencioné anteriormente y ha aprehendido el
fuego cósmico. Por consiguiente está naciendo una estrella.
El verdadero ser humano es un Espíritu cuyo origen, invisible a nuestros ojos físicos, es el Mundo
de Dios, nuestro Padre o Creador. Este Espíritu es el que se manifiesta a través de la mente, los
sentimientos y deseos, y de un cuerpo físico viviente. Nosotros tenemos ciclos de actividad e
inactividad, o sea, renacimiento o vida y asimilación de las experiencias o muerte. En un ciclo
menor y muy importante para nosotros, también tenemos ciclos de actividad y descanso a través
del día de actividad y de la noche de descanso; todo esto hasta que llega el momento en que
abandonamos el cuerpo físico. Él es quien a través de la “vida individualizada” hace que
el cuerpo físico viva y, así es, hasta que el momento “programado” de la muerte llega, o sea, cuando
hemos resuelto nuestra vida más o menos como se esperaba. A través del renacimiento llegaremos
a deshacernos del cuerpo físico y continuamos nuestro
desarrollo en otros cuerpos superiores e invisibles.
Lo mismo que las oleadas de espíritus creados por Dios (Sus hijos) evolucionan en los planetas,
en el Sol físico y en el invisible, también nuestro Espíritu manifiesta sus cuerpos en cada vida
para poder evolucionar a la vez que evolucionan todas las partículas (células, átomos, etc.) que
les componen; lo mismo que el Sol tiene ciclos, también el Espíritu los tiene; lo mismo que
el Sol tiene toda una serie de energías magnéticas y fuerzas, también nuestros cuerpos las
tienen para poder funcionar cada uno de ellos en su propio mundo; lo mismo que el Sol
desprende energías invisibles, también nosotros expulsamos energías de nuestra aura en
forma de sentimientos, deseos, pensamientos, etc.; lo mismo que la gravedad mantiene
unida la materia del Sol, así el cuerpo energético vital mantiene unida la materia del cuerpo físico;
así como se produce en el Sol un plasma solar, también nosotros expulsamos vibraciones de
nuestra aura que pueden afectar a los demás; lo mismo que el Sol se formó hace muchos millones
de años de polvo y gas, también nuestros primeros cuerpos se formaron hace millones de años
y pasaron de invisibles a lo que son actualmente según la necesidad; lo mismo que el Sol
tiene influencia sobre los planetas, así el espíritu está por encima de sus cuerpos
y tiene poder sobre ellos.
El Sol dio origen a un sistema septenario de Mundos, de los cuales el ocultismo afirma que vemos
7 planetas físicos que, a su vez, reciben cierta influencia desde el Sol y desde los mundos para
mantener el equilibrio en el Sistema Solar y en la evolución planetaria tal como en la Tierra.
Guiándonos, como anteriormente, por el axioma hermético: “Como es arriba es abajo” y,
teniendo en cuenta que el Sol representa al Espíritu, podemos asegurar que éste último tiene
influencia sobre sus 7 manifestaciones en los diferentes mundos (cuatro cuerpos y tres
almas) a través de las cuales el Espíritu evoluciona; pero además, en nuestro propio cuerpo
físico también se reciben las influencias superiores a través de los 7 centros llamados Chacras.
La filosofía oculta dice que nuestro Creador elige cierta parte en el espacio para manifestar
su creación, que el origen es una oscuridad que progresivamente se va haciendo brillante y
caliente hasta formar una nebulosa ígnea de la cual se desprenden los planetas para
luego condensarse y enfriarse. Si nosotros queremos crear algo, primero lo pensamos,
ponemos los correspondientes sentimientos o deseos con la intención de que todo salga
bien y después lo creamos ¿No es lógico que el origen del sistema solar sea el mismo y haya
sido planeado por Dios? ¿O es que este orden y equilibrio es fruto de la casualidad
y ha salido de la Nada? ¿Quién origina el movimiento, el calor, la luz, la gravedad, etc. Si
no ha sido una suprema Inteligencia Divina?
Alguien pensará que todo el Sistema Solar no ha podido ser creado solamente para nosotros.
Si una célula, en su diminuta conciencia, estuviera en un órgano determinado de nuestro
cuerpo, podría afirmar: “Este universo es infinito (el cuerpo) y sin embargo no vivimos nada
más que nosotras”. Pero sabemos que, además de células, tenemos otros muchos grados de
materia en nuestro cuerpo, como también tenemos otros cuerpos de materia más sutil; luego
entonces, ¿por qué tienen que ser los habitantes del Sol y de los planetas todos como
nosotros? ¿Por qué no pueden estar evolucionando otros seres en cuerpos invisibles
a nuestros ojos como lo son nuestros sentimientos y pensamientos ¿No se afirma que la
vida procede de bacterias y, sin embargo, hemos llegado al estado actual? Y si toda esta
creación fuera como pensamos los ocultistas, o sea, hecha por Dios, ¿No estaríamos dentro
de Él como están los personajes de una novela en la mente de su autor? ¿No sería nuestra
vida y conciencia parte de Su Vida y de Su Conciencia como es la vida y la conciencia
de la célula parte de la nuestra?
Nuestros cuerpos tienen fuerzas, magnetismo, (aura) combustible, (vitalidad) particular como
en el Sol (átomo) etc., pero ¿quién ha formado el cuerpo físico? el Espíritu que es creador y
aprendiz de Dios, ¿Quién ha formado el Sistema Solar? Dios, nuestro Creador. Nosotros
evolucionamos gracias a este cuerpo físico y Dios lo hace a través de su manifestación del
Sistema Solar; nosotros llegaremos a ser creadores mucho más perfectos que hoy y, Dios,
después de esta manifestación, será creador en un ciclo superior, quizás de una galaxia;
nosotros facilitamos la evolución a las células y Él nos facilita la evolución en Su Cuerpo
(Sistema Solar); nosotros dejamos el cuerpo físico para pasar a un estado de inactividad
física y descanso pero, a la vez, para prepararnos para un nuevo renacimiento donde
progresaremos más, Dios hará eso mismo cuando su creación
llegue a la perfección y asimile Sus frutos.
Cuando llegue a su fin el Sistema Solar (más o menos dentro de 3 billones de años) el Sol
perderá el equilibrio; el hidrógeno se moverá hacia el borde solar; el núcleo arderá más
hasta producir un gran resplandor; aumentará de tamaño; los planetas se consumirán
y se irán alejando del Sol; las ráfagas solares afectarán a los planetas; de Saturno sólo
quedará el núcleo; el hielo de los planetas se derretirá y se convertirá en vapor; la Luna
“Europa” eclipsará a Júpiter, etc. El Sistema Solar será irreconocible, el Sol se irá
deborando a sí mismo y sólo se verá una pequeña mancha blanca que arrojará inmensas
oleadas de polvo que se extenderá sobre los planetas, pero al final, esta materia (cenizas
solares) formarán parte de otra estrella. ¿Qué ocurre con el cuerpo físico cuando lo
abandonamos? ¿No es un caos? ¿No vuelve la materia de cada cuerpo al mundo al
que corresponde para formar parte de otros cuerpos que utilizarán otros espíritus? Creo
que tenemos motivos para creer en la Biblia cuando afirma que: “en Dios vivimos, nos
movemos y tenemos nuestro ser” y que “tenemos un cuerpo material y otro espiritual”
Francisco Nieto
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1 comentario:
La racionalidad y lo razonable debe ser la luz de nuestros templos , no esta religiosidad de fácil palabra y dudoso entendimiento.
un espíritu , un alma y un cuerpo es lo razonable.
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