sábado, 27 de marzo de 2010
LA PROFECIA MAYA
LA PROFECIA MAYA
SIXTO PAZ WELLS.
Toda la información que disponíamos de ellos era gracias a cuatro “Códices” o libros hechos en papel de amate (una corteza de árbol) que lograron sobrevivir a la destrucción; por cuanto el obispo Diego de Landa, perseguidor de idolatrías en el siglo XVI, reunió más de cinco mil libros de los mayas al pie de las pirámides de Mérida (Yucatán), y en un acto de fe los quemo porque, según él, allí había; muchas cosas que contradecían las Sagradas Escrituras. Uno de los pocos libros que sobrevivió es el llamado Códice de los eclipses (que se encuentra en la ciudad alemana de Dresde), y en él están profetizados estos eventos astronómicos hasta el siglo XXI con una precisión impresionante. Allí estaba anunciado el eclipse del día 11 de agosto de 1999, y venía acompañado de una profecía que decía que con ese eclipse la humanidad entraría en el llamado “Salón de los Espejos” donde debíamos aprender a observarnos a nosotros mismos tal como somos para entender la necesidad de un cambio, y emprenderlo. Con tal fin se produciría en este tiempo el “Cahuac” (la “tormenta”), que sería un periodo muy violento que conduciría a una gran transformación de todo cuanto nos rodea. También se hacía referencia a que estábamos entrando en la Era de la Madre, por lo que nuestra relación con el planeta (la Madre Tierra) era vital; o aprendíamos a convivir con la naturaleza en armonía, o la naturaleza misma se encargaría de deshacerse de nosotros.
Resulta que los mayas eran un pueblo extraordinariamente sabio que desarrolló las matemáticas y la astronomía como pocos. Ellos habían datado el inicio de su civilización en el año 3113 antes de nuestra era. Y, según sus mitos, sus antepasados eran extraterrestres que habían llegado procedentes de “Las Pléyades” a través de una “Gran Cana Hueca o “Cola de Serpiente”. Esto coincide con las últimas teorías científicas que nos hablan de “Agujeros de Gusano” o “Pliegues Cósmicos”, para recorrer las grandes distancias en el universo, viajando a través del espacio tiempo.
Los mayas sabían que nuestro sistema solar giraba alrededor del Sol, al que llamaban “Kinich Ahau”, y que nuestro mundo era redondo, y giraba sobre sí mismo, lo cual les permitió elaborar muy precisos calendarios lunares y solares. Además, sabían que todo nuestro sistema solar giraba una vez cada 25 625 años alrededor de las Pléyades, acercándonos y alejándonos del centro de la galaxia, en lo que ellos llamaban “un día galáctico”. Mientras que el giro que hacia todo el sistema alrededor del centro de la galaxia, al que ellos llamaban “Hunab Ku”, se completaba cada 260 millones de años, en un “año galáctico”, que es a la misma conclusión a la que ha llegado la ciencia actual en los últimos veinte años, contando con todos los adelantos de la tecnología actual, tanto para la observación como para hacer los cálculos. Por lo que la pregunta que se nos plantea es: ¿cómo lo supieron los mayas si no tenían telescopios ni ordenadores?
Para los mayas, el día galáctico se dividía en cinco ciclos de 5 125 anos cada uno. Había un ciclo que era como el amanecer, otro como la mañana, otro el mediodía, otro la tarde y el último ciclo era la noche. Según sus libros, su civilización se inicio cuando empezaba el último ciclo de cinco ciclos, por lo cual nos encontraríamos culminando una terrible noche oscura, acercándonos al inicio de un primer ciclo o amanecer. Esto coincidiría con la profecía azteca del inicio del llamado «Sexto Sol».
Cada cambio de ciclo, nuestro Sol (Kinich Ahau) se conectaba con el sol galáctico (Hunab Ku) a través de un rayo sincronizador a manera de latido cósmico (que es emanado hacia toda la galaxia). Este rayo sincronizador o energía extraordinaria habría empezado a llegar con fuerza entre el 11 de julio de 1991 y 1992, coincidiendo con otro eclipse, y marcando los últimos veinte años del ciclo (un katun) y haciéndonos entrar en el «tiempo del no tiempo»...
Los mayas habrían lanzado una serie de profecías que tomaban como punto de partida el eclipse de agosto de 1999, cuando quedarían trece años para realizar los cambios e integrarnos con el planeta. Según estas profecías, con el inicio de la Era de la Madre y de la mujer, la humanidad encontraría cada vez más esperanza, nos acercaríamos al final de los miedos y tendríamos la posibilidad de trascender o de terminar con el mundo. La cuenta atrás terminaría el día 22 de diciembre del año 2012, según nuestro calendario.
Yo tenía en mi poder unos artículos de prensa que me había enviado nuestra buena amiga Marta Couto, de los grupos de Uruguay, en los que se decía que, a partir de 1991, los científicos habían detectado la llegada a nuestro sistema solar de una energía extraordinaria procedente del centro de la galaxia. Y en otro decía que los satélites de comunicaciones en órbita y la recepción de imágenes televisivas en la Tierra estaba siendo afectadas por un incremento inusual de la actividad de explosiones en el Sol.
En el artículo dado a conocer desde Londres, también se decía que desde 1997 en adelante habría implicaciones en el clima de nuestro mundo, por cuanto las tormentas solares iban a azotar el campo magnético terrestre, crearían inestabilidad, y que había la posibilidad de que satélites y sistemas de energía resultasen dañados. Estando en 1999 no era difícil verificarlo anticipado por los científicos.
Decía que el rayo sincronizador estaría llegando a nuestro sistema y estaría afectando al Sol, haciéndolo entrar en convulsión y alterando sus polos magnéticos. Este hecho estaría incrementando las tormentas solares y lanzando gran cantidad de plasma al espacio. Y esa radiación, junto con lo que nos llega directamente (otras energías), también estaría alterando los polos magnéticos de nuestro mundo, reproduciendo las convulsiones. Y todo ello también influiría sobre el comportamiento de quienes aquí vivimos. Esto explicaría el por qué del comportamiento explosivo y depresivo, volcánico, telúrico y hasta tormentoso de mucha gente. Pero recordemos que, así como el planeta nos influye, nosotros también podemos afectar al planeta, fortaleciendo nuestra voluntad y poder mental.
Como hemos dicho anteriormente toda la información de la que disponemos acerca de los mayas es gracias a cuatro “códices” o libros en corteza de árbol (papel de amate) que lograron sobrevivir a la destrucción de los perseguidores de idolatrías en el siglo XVI. Uno de los pocos libros que sobrevivió es el llamado “Códice de los Eclipses” (que se encuentra en la ciudad alemana de Dresde), donde están profetizados estos eventos astronómicos hasta el siglo XXI con una precisión impresionante. En este códice se anunciaba, entre otros, el eclipse del 11 de Julio de 1991, simbolizado por un trono de huesos humanos, que podrían señalar el momento del descalabro del poder imperante (¿quizá la crisis del Partido Revolucionario Institucional (PRI)?), enmarcándolo dentro de un suceso muy importante, el regreso a la Tierra de los extraterrestres, por cuanto la profecía decía:
Ay, de la Tierra... el final de los guerreros jaguar, el inicio de la Nueva Era, resurgirá de las cenizas... la vida y la muerte..., la Nueva Era, donde regresaran los Señores de las Estrellas.
Interpretación:
El 11 de Julio de 1991 sobre la ciudad de México, una de las más pobladas del mundo, apareció un ovni justo cuando la gente se encontraba observando un eclipse que había sido muy anunciado. El avistamiento empezó a las 13.18 horas y terminó a las 13.31, por lo que duró trece minutos, y en todo momento jugó con esa clave numérica. Y recordemos que el número trece era sagrado para los mayas, porque significaba las trece lunaciones del calendario lunar o calendario de la fertilidad. A partir de ese día se inició la oleada ovni más impresionante que se haya registrado sobre país alguno; una oleada que continua con intensidad.
Otro de los eclipses que estaba anunciado era el que tenía que acontecer el día 11 de agosto de 1999, según nuestro ca¬lendario, y que vendría acompañado de una profecía que decía que con dicho eclipse la humanidad entraría en el llamado “Salón de los Espejos”, donde debíamos aprender a observarnos a nosotros mismos tal como somos para entender la nece-sidad de un cambio y emprenderlo. Se anunciaba el tiempo del “Cahuac” o la tormenta del final de los tiempos, que sería un período muy violento de redimensionamiento que conduciría a una gran transformación de todo cuanto nos rodea, por cuanto la Tierra entraría en una cuarta dimensión. También los mayas señalaron que esta sería la Era de la Madre, durante la cual se activarían los aspectos femeninos que deben ser equilibrados en la humanidad, esto es, nuestra relación con el planeta (la Madre Tierra) y con ello lo que significa en profundidad lo femenino: el amor, la vida, la abnegación, la fidelidad, la intuición y la sensibilidad. O aprendemos a convivir con la naturaleza en armonía, o la naturaleza se purificara de nuestra presencia haciéndonos desaparecer.
Según los mayas, cada cambio de ciclo, nuestro sol (Kinich Ahau) se conectaba con el sol galáctico (Hunab Ñu) a través de un rayo sincronizador a manera de latido cósmico (que es emanado hacia toda la galaxia). Este rayo sincronizador o energía extraordinaria habría empezado a llegar con fuerza en¬tre el 11 de julio de 1991 y 1992, marcando los últimos veinte años del ciclo (un katun) y haciéndonos entrar en el “tiempo del no tiempo”.
Como hemos dicho, los mayas lanzaron una serie de profecías que tomaban como punto de partida el eclipse de agosto de 1999, cuando quedarían trece años para realizar los cambios de actitud de la humanidad e integrarnos con el planeta. El número trece señala la muerte como transformación, por lo que tendremos que estar dispuestos a afrontar una muerte mística para un renacimiento también espiritual; esto evitaría la muerte colectiva física (extinción de la humanidad)
Según estas profecías, con el inicio de la Era de la Madre y de la mujer, la humanidad encontraría cada vez mas esperanza, nos acercaríamos al final de los miedos, y tendríamos la posibilidad de trascender o de terminar con el mundo. La cuenta atrás terminaría el día 22 de diciembre del año 2012, según nuestro calendario, cuando tendría que producirse el “Giro del Tiempo”, que supondría la conexión de nuestro tiempo con el Real Tiempo del Universo. Esto tendría que ocurrir como consecuencia de una toma de conciencia que nos elevaría vibracionalmente, entrando en sintonía y en armonía con el plane¬ta y su cambio dimensional
El gobierno único.
"Habrá cambios, cambios muy positivos. Se van a dar situaciones muy negativas pero que van a tener desenlaces positivos y tan rápidos, que nos vamos a sorprender. En muchas naciones, no sólo del Islam, se va a dar un gran cambio. Nos vamos a acercar, a un ritmo agigantado, hacia el gobierno único, un gobierno sin fronteras. Cosa que parece imposible, pero a mí me parecía imposible que se resolviera el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y ya no existe."
Situaciones de bipolaridad con desenlaces positivos.
"Los extraterrestres han dicho, que ya está previsto que va a haber un desenlace donde la información por parte de los gobiernos y las religiones va a provocar un gran cambio y va a acelerar el que nos unamos todos. Y cada vez va a ser más rápido y más rápido. Y sí se van a dar cosas muy negativas, inmediatamente se van a tornar en cosas muy positivas. Eso es lo que ellos han dicho.
Todos los conflictos que se han dado en Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia, Chile, Argentina, nos hacen recordar aquello que es la Ley de Polaridad: 'A toda fuerza se le opone una contraria de igual intensidad.' O sea, que uno mismo mide la importancia de lo que tiene qué hacer por la oposición que se genera."
El códice azteca de los eclipses y los conflictos políticos en México.
"El momento en el que en México se produjo el redescubrimiento de las raíces, de la ciencia y de la filosofía, de la sabiduría y el misticismo de los aztecas, de los mayas, de los zapotecas, etc., fue justo el momento en que estaba profetizado que habría cambios fuertes, según el códice azteca de los eclipses. Esto coincidió con el eclipse de julio de 1991 simbolizado por un trono de huesos humanos, que significa el descalabro del poder material. Y como podemos observar, a partir de este eclipse comenzó toda la crisis interna que se vivió allá en México y que culminó con los asesinatos de altos líderes políticos, el movimiento zapatista y la tensión al interior del partido político dominante."
Las profecías mayas sobre el retorno de los hijos de las estrellas.
"Y por 'coincidencia', todo esto pasó justo en el momento en que se cumplían las profecías mayas. Ellos habían profetizado también que esto sucedería 'después del retorno de los hijos de las estrellas'. Y justo en medio del eclipse, a las 13 horas 18 minutos, apareció una nave que fue video-grabada por varias personas. Duró 13 minutos en el aire y a las 13 horas con 31 minutos desapareció. Todo con la clave del número 13 que es el número sagrado de los mayas, de su calendario sagrado lunar, de la fertilidad. Además, también dentro de la numerología el número 13 es el número de la muerte, pero no como fin, sino como regeneración. Entonces, a partir de esto se inician las grandes transformaciones."
1999 - 2012: El Gran Salón de los Espejos.
"Para los mayas, el 11 de agosto de 1999 se iniciaba el Cahiac, o sea, la tormenta que precedía a la gran transformación. Esto significa que la humanidad entró simbólicamente en el gran salón de los espejos:
O aprendemos a vernos a nosotros mismos tal como somos y cambiamos de actitud frente al planeta y frente a nosotros mismos, o el planeta se encargará de acabar con nosotros.
Y esto es desde 1999 hasta el 2012. Estamos viviendo los 13 años definitivos. Estamos recibiendo energías extraordinarias desde el Sol Central de la Galaxia. Estamos viviendo el fin de un siglo y el inicio de otro. Entonces aprovechemos la oportunidad. Tenemos tiempo como para cambiar de actitud."
La energía destruye o sana: eso depende de ti.
"Con toda la energía eléctrica, las microondas, más todo lo que estamos recibiendo de la Galaxia, si no estás preparado, con una debida alimentación, con técnicas de respiración y relajación, es como si fueras de 110 voltios y te conectas en 220, ¡te vuelas! Mucha gente está volando con enfermedades depresivas, esquizofrenias y paranoias. Es tan fuerte la energía que incluso hace recordar vidas anteriores y hay gente que no lo sabe asimilar. También hay problemas en la sexualidad porque no se acepta el rol actual. Y por supuesto está el riesgo de todas las enfermedades mentales, porque hay tanta energía que si tú no la canalizas, te perjudicas. Por eso es que en tantas personas conscientes se está dando el don de la sanación, porque esa misma energía que a uno le deprime y al otro le destruye, se puede usar para curar, para sanar."
Las masas de indecisos determinan el resultado final.
"Todo está yendo a un ritmo impresionante. Estamos viviendo el momento más extraordinario posible. Así como inventan los transgénicos, los medicamentos clónicos y otras barbaridades, más rápido se da cuenta la gente de lo que en verdad significa esto y ya no lo acepta. Se les va el negocio de las manos porque hay una concientización. Es cierto que mucha gente está trabajando contra lo positivo, pero también hay un gran contingente de personas tan conscientes, tan responsables, que es como las elecciones. Antes de ellas hay unos que están ya a favor de los partidos establecidos, pero la gran masa de indecisos es la que determina finalmente hacia dónde se gira la balanza. Entonces hay que influenciar sobre ellos. Y la única forma es llegando a desarrollar en cada uno de nosotros mismos la fortaleza, la convicción, la seguridad, de tal manera que podamos llegar no sólo a las mentes, sino a los corazones de las personas."
El poder del pensamiento positivo.
'Hay que recordar que otra de las Leyes Universales es el principio de vibración. O sea: 'Todo vibra, todo está en movimiento'. Esto es el poder de la palabra más el verbo. Si nosotros estamos conscientes de que la palabra es creadora, pues hay que crear condiciones de cambio."
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