viernes, 24 de abril de 2015

EL NACIMIENTO DE ADÁN


MITOS HEBREOS
EL NACIMIENTO DE ADÁN

POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI


En el Sexto Día, por orden de Dios, la Tierra parió a Adán. Y como una mujer permanece impura durante treinta y tres días después del nacimiento de un hijo varón, así también permaneció la Tierra durante treinta y tres generaciones, hasta el reinado de Salomón, con anterioridad al cual el Santuario de Dios no podía ser edificado en Jerusalén. Los elementos del fuego, el agua, el aire y la oscuridad se combinaron en el útero de la Tierra para producir criaturas vivientes; sin
embargo, aunque toda su progenie fue concebida el Primer Día, las hierbas y los árboles aparecieron en el Tercero, los animales marinos y las aves en el Quinto, y los animales terrestres, los reptiles y el hombre en el Sexto.
Dios no utilizó la tierra al azar, sino que eligió polvo puro, para que el hombre pudiera llegar a ser la cima de la Creación. Actuó, en verdad, como una mujer que mezcla harina con agua y reserva parte de la masa como una ofrenda halla: pues hizo que una niebla humedeciese la tierra y luego utilizó un puñado de ella para crear el Hombre, que se convirtió en la primera ofrenda halla del mundo.
Como era hijo de Adama ("Tierra"), el hombre se llamó a sí mismo "Adán" en reconocimiento de su origen; o tal vez a la Tierra se llamó Adama en honor de su hijo; pero algunos derivan a su nombre de adom ("rojo"), recordando que fue formado con arcilla roja encontrada en Hebrón, en el Campo Damasceno, cerca de la cueva de Macpela.
Es improbable, no obstante, que Dios empleara tierra de Hebrón, pues éste era un lugar menos sagrado que la cumbre del monte Moriá, el ombligo mismo de la Tierra, donde se halla ahora el Santuario: pues allí fue bendecido Abraham por haberse mostrado dispuesto a sacrificar a Isaac. Por esto algunos dicen que Dios ordenó al arcángel Miguel: "Tráeme polvo del lugar de Mi Santuario". Él reunió ese polvo en el hueco de Su mano y formó con él a Adán, vinculando así a la humanidad con lazos naturales a la montaña en la que Abraham debía expiar los pecados de sus antepasados.
Algunos dicen que Dios utilizó dos clases de polvo para la creación de Adán: uno recogido en el monte Moriá, y el otro una mezcla escogida en los cuatro rincones del mundo y humedecida con agua tomada de todos los ríos y mares existentes. Que para asegurar la salud de Adán empleó polvo masculino y tierra femenina.
Que el nombre de Adán revela los elementos formativos de su creación: sus tres letras hebreas con sus iniciales: epher ("polvo"), dam ("sangre") y marah ("hiél"), pues si los tres no están presentes en la misma medida el hombre se enferma y muere.
Dios no se dignó buscar personalmente el polvo para crear a Adán y envió en cambio a un ángel: bien a Miguel al monte Moriá o bien a Gabriel a los cuatro rincones del mundo.
Sin embargo, cuando la Tierra se opuso al ángel, pues sabía que la maldecirían a causa de Adán, Dios tendió Su mano.
Algunos insisten en que el polvo para el cuerpo de Adán fue llevado de Babilonia, el destinado a su cabeza de Israel, el destinado a sus nalgas de la fortaleza babilónica de Agma, y el destinado a sus miembros de otras regiones.
Los diversos colores que tiene el hombre son un recuerdo de esas diferentes clases de polvo: el rojo formó la carne y la sangre de Adán, el negro sus entrañas, el blanco sus huesos y tendones, y el verde oliva su piel. Empleando polvo de todos los rincones del mundo Dios aseguró que, cualquiera que sea la región en que mueran los descendientes de Adán, la Tierra los recibirá de vuelta. De otro modo, si un oriental viaja al Occidente o un occidental al Oriente, y le llegase la hora de la muerte, la tierra de esa región podría exclamar:
"¡Ese polvo no es mío, no lo aceptaré! ¡Regrese, señor, a su lugar de origen!" Pero en tanto que el cuerpo de Adán fue creado con elementos terrestres, su alma fue creada con elementos celestiales; aunque algunos creen que también estos provenían de la Tierra.
La hora en que Dios creó el alma de Adán ha sido muy discutida: si lo fue al amanecer del Sexto Día (y su cuerpo creado un poco después), o si lo fue el Quinto Día, antes de la aparición de los animales marinos; o si esta cosa preciosa fue la primera de las creaciones de Dios. Algunos sostienen que la creación de la masa inerte de Adán precedió no sólo a su alma, sino también a la Luz misma.
Dicen que Dios, cuando estaba a punto de insuflarle Su espíritu, se detuvo y se recordó a Sí mismo: "Si dejo que el Hombre viva y se levante inmediatamente puede pretender más tarde que ha compartido Mi tarea-.. ¡Debe seguir como una masa hasta que Yo la haya terminado!" Al anochecer del Sexto Día, en consecuencia, los ángeles ayudantes preguntaron: "Señor del Universo, ¿por qué no has creado todavía al Hombre?" Y Él les contestó: "El Hombre está ya creado y sólo le falta la vida"- Entonces Dios infundió vida en la arcilla, Adán se levantó y la
obra de la Creación terminó.
Dios había dado a Adán un tamaño tan grande que cuando estaba acostado se extendía desde un extremo hasta el otro de la Tierra, y cuando se levantaba su cabeza quedaba al nivel del Trono Divino. Además, tenía una belleza tan indescriptible que aunque posteriormente las mujeres más bellas parecían monas en comparación con Sara, la esposa de Abraham, y Sara habría parecido una mona en comparación con Eva, Eva misma parecía una mona en comparación con Adán, cuyos talones —sin hablar de su rostro— brillaban más que el sol. Sin
embargo, aunque Adán fue hecho a imagen de Dios, también él parecía un mono en comparación con Dios.
Todos los seres vivientes se acercaban al radiante Adán con temor reverente, tomándolo equivocadamente por su Creador- Pero cuando se postraban a sus pies, él les reprendía, diciendo: "Vayamos ante la presencia de Dios en acción de gracias; adoremos, reverenciemos y arrodillémonos ante el Señor nuestro Hacedor.
Dios quedó satisfecho y envió ángeles para que rindieran homenaje a Adán en Edén. Se inclinaron ante él sumisamente, le asaron la carne y le sirvieron el vino. Sólo la envidiosa Serpiente desobedeció, e inmediatamente Dios la expulsó de Su presencia.
Algunos dicen que todos los ángeles concibieron aversión a Adán, por temor a que se convirtiese en un rival de Dios, y trataron de abrasarlo con fuego, pero Dios tendió Su mano sobre Adán e hizo la paz entre él y ellos. En otra parte se dice que el gran tamaño de Adán y su semblante radiante pasmaron de tal modo a los ángeles que lo llamaron "el Santo", y volvieron temblando al Cielo, Preguntaron a Dios: "¿Puede haber dos poderes divinos, uno aquí y el otro en la Tierra? ". Para tranquilizarlos, Dios puso Su mano sobre Adán y redujo su altura a un millar de codos. Posteriormente, cuando Adán, desobedeciéndole, comió del Árbol de la Ciencia, Dios redujo todavía más su estatura a sólo un centenar de codos.
Se ha dicho que Dios no encogió el cuerpo de Adán, sino que le cortó innumerables pedacitos de su carne. Adán se quejó: "¿Por qué me disminuyes?"
Dios replicó: "Tomo solamente para dar de nuevo. Recoge esos pedacitos, y disemínalos por todas partes; donde los arrojes volverán a convertirse en polvo, de modo que tu simiente puede llenar toda la Tierra".
Mientras Adán era un terrón postrado que se extendía inmóvil a través del mundo, podía, no obstante, observar la obra de la Creación- Dios le mostró también a los Justos que descenderían de é l , no en una visión, sino creándolos previamente para su instrucción. ILSÜS justos eran enanos en comparación con el tamaño de Adán y, amontonados a su alrededor, unos se asían a su cabello y otros a sus ojos, oídos, boca y nariz.

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