jueves, 8 de enero de 2015


EL DISCO SOLAR DE ORO DE MU

Sostenido por cordeles de oro puro, en una urna en el más grande Templo de la Divina Luz de la Madre Patria de Mu, estaba el gigantesco Disco Solar de oro. Frente al Disco, sobre un altar, cual un pilar tallado de sólida piedra, resplandecía fulgurante la luz Blanca de la cristalina llama Maxim, la Divina e Ilimitada luz de la Creación.

Alrededor de 30,000 AC, la Luz Maxim se apagó en el altar a causa de lo maligno de algunos de los sacerdotes-científicos del Gran Mu. El Disco Solar permanece en el santuario, sin embargo, hasta el momento de su hundimiento en el mar de 10 a 12,000 AC. Como hemos dicho anteriormente, este Disco no fue simplemente usado como un objeto de adoración, ni tampoco fue el símbolo representativo de nuestro Sol Solar. Era también un instrumento científico y el secreto de sus poderes provenía originalmente desde las tinieblas del pasado en el tiempo de la Raza de los Mayores. En parte fue un objeto de adoración, porque sirvió en los rituales del templo como un foco o punto de concentración, para aquellos que meditaban.

También sirvió como una representación simbólica del Gran Sol Central o Sol Cósmico, el cual a su vez simboliza al Creador. Como un instrumento científico fue usado en conexión con un sistema complejo de espejos de oro puro, reflectores y lentes para producir curaciones en los cuerpos de aquellos quienes estuvieron dentro del Templo de la Luz. A la verdad, es por ello que fue llamado Templo de la Luz Divina, además de todas aquellas funciones, el Disco del Sol fue un punto focal para la concentración de calidades dimensiónales. Entonces el Disco era golpeado por un sacerdote científico, quien entendía de su operar, establecía ciertas condiciones vibratorias las cuales pudieron precisamente producir intensos temblores de tierra y terremotos si continuaban más largamente podían traer una modificación en la rotación de la Tierra misma. Cuando se lo hacía armonizar con el peculiar modelo de frecuencia de una persona particular, podía trasportar a esta persona a dondequiera que ella deseara, simplemente por el reflejo mental que él creó. Era sin embargo, un objeto de transportación.

El Disco Solar de Oro de Mu no fue hecho de oro ordinario, sino fue oro trasmutado e insólito en sus cualidades en que era un metal traslúcido similar evidentemente al metal de los OVNIS, a cuyo través es casi posible mirar.

El Señor Muru trajo este Disco consigo cuando él viajó hacia el Lago Titicaca y fue colocado en un Templo subterráneo en el Monasterio de la Hermandad de los Siete Rayos. Aquí fue usado no solamente por los estudiantes de vida diariamente, sino también por los Maestros y Santos desde las Escuelas del Misterio de todo el Mundo, así que ellos podían ser tele transportados a la ida y a la vuelta, participando o recurriendo al Concilio a tomar parte o participando en alguna ceremonia de Transmisión.

Cuando los Incas vinieron al Perú, ellos lo hicieron así, porque ellos no fueron nativos Quechuas, pero vinieron desde una tierra cruzando el Pacífico, ellos establecieron una sociedad elevadamente espiritual, sobre la cima de las ruinas de la gran cultura a la que ellos habían pertenecido en el Imperio Colonial de Lemuria. Los Supremos Sacerdotes del Sol del Tawantinsuyo - el nombre del Imperio Incaico -construyeron su Coricancha o Templo del Sol exactamente sobre la cima de la más antigua estructura que se remontaba a una época muy remota.

En los mas antiguos archivos de su país natal, al otro lado del Pacífico, ellos sabían del Disco de Oro de Mu y ellos conocían que lo había sacado desde el continente condenado y llevado a una nueva tierra, donde el Señor Muru había fundado un Retiro Interior o Santuario. Una vez en Perú, los Altos Sacerdotes Incaicos buscaron empeñosamente el Disco, pero nunca fueron capaces de localizarlo. Sin embargo, cuando ellos llegaron al lugar de la Senda Espiritual, donde ellos pudieron usar el Disco, para el beneficio de toda su gente, los nativos y tribus indígenas que ellos tenían amalgamados en su Imperio, como se acostumbraba en Mu, entonces lo fue presentando a ellos para su diario uso en su Templo del Sol en el Cuzco.

El Inca Emperador a la vez fue un Divino Místico o Santo, y él hizo una peregrinación al Monasterio al Lago Titicaca, y allí Aramu-Muru, como la cabeza Espiritual o Abate de la Hermandad, dio el Disco al Emperador. Algunos hermanos fueron desde el Lago directamente para viajar con él, hacia la capital del Imperio, Cuzco. Aquí el Disco fue colocado en un santuario que fue preparada para ello y fue asegurado con cuerdas de oro, como lo fue sostenido en la antigua Lemuria. Aún hoy día, los orificios a través de los cuales pasaban estas cuerdas pueden ser vistos en el Convento de Santo Domingo en el Cuzco, el cual está construido sobre la cima del Templo del Sol Pre Inca.

Los Incas llamaban a su Templo del Sol Coricancha, el cual significaba el lugar del Oro o Jardín de Oro. Esto fue por las magníficas figuras de hombres, animales, plantas y flores que fueron colocados en verdadero Jardín de Oro adyacente al Templo del Sol. Pero, los sacerdotes-científicos llamaron el Templo de Amarucancha. Sobre algunas de las piedras de Santo Domingo, hoy día pueden verse allá serpientes talladas (amarus) y esta es la razón verdadera. Amaru es una forma de Aramu, el cual es uno de los nombres del Señor Maru. Hay serpientes en los Andes, las cuales son aún llamadas "amarus" (lord Maru name's). El nombre del Señor Maru concierne a la serpiente porque su título es similar para aquellos de estos o aquellos mundos que enseñan, Quetzalcotl, la Serpiente Emplumada del Imperio Azteca de México. Por ende el Templo del Sol del Cuzco fue llamado por Aramu-Muru, cabeza del Monasterio del Lago Titicaca, porque él fue quien permitió a ellos tener finalmente El Disco de Oro, en su Templo del Sol. En el interior de este Templo Mayor, hubo más pequeños templos menores, santuarios consagrados para la Luna, los doce planetas y para los Siete Rayos.

La Hermandad de Los Siete Rayos llegó a ser la fuerza principal rectora en la vida espiritual de los Incas, y ellos aprendieron el uso del Disco en los antiguos códices dejados por los sabios Pre-Incas, quienes fueron colonos lemures. El Disco permaneció en el Coricancha en el Cuzco hasta que la noticia obtenida por los sacerdotes era de que Don Francisco Pizarro había desembarcado en el Perú conociendo ampliamente bien que iba a suceder, sacaron el Disco de Oro del Santuario del Cuzco y lo devolvieron a su lugar en el Templo subterráneo del Monasterio. Los Conquistadores españoles nunca lo descubrieron.

El 21 de enero de 1956, el Bienamado Arcángel Miguel del Sol dio una Conferencia en su Retiro en Banff, en las Rocallosas Canadienses.

Lo siguiente es un extracto de dicha Conferencia:
"Muchos de los Templos usados en Atlantis y Lemuria han sido levantados en reinos etéricos. Algún día ellos serán abatidos, otra vez cuando el hombre esté preparado para recibirlos, descenderán nuevamente. Si esto sucede que una o más de las preciosas piedras usadas de la construcción de estos Templos ha sido puesta en las manos de un Alto Sacerdote o Cabeza de una Orden Espiritual donde ellos forman una conexión con la Jerarquía Celestial. Hay varias docenas de las piedras desde mi propio Templo en la posesión de individuales a vacíos puntos de la fase actual de la Tierra...."
El Disco de Oro del Sol de Mu es una de las preciosas piedras referidas por el Arcángel San Miguel, y lo que fue puesta en las manos de la Cabeza de la Hermandad de los Siete Rayos, Aramu-Muru. "El Disco permanecerá en el Lago Titicaca hasta el día cuando el hombre esté espiritualmente listo" para recibirlo y emplearlo nuevamente. En aquel día, el Disco de Oro saldrá de las cámaras subterráneas y se colocará en lo alto del Monasterio de la Hermandad. Por muchos miles los peregrinos de la Nueva Aurora verán otra vez desde muchos kilómetros de distancia reflejar los gloriosos rayos del Sol. Provendrá del Disco un innegable sonido de la más pura armonía que traerá a muchos seguidores de luz hacia el hermoso sendero y la antigua puerta de la Hermandad de los Siete Rayos y ellos entrarán en el Valle de la Luna Azul para confraternizar y reunirse en el Padre.

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