viernes, 28 de noviembre de 2014

OVNIS en la Antiguedad

El fenómeno OVNI no es nuevo, probablemente lleva manifestandose desde los mismos albores de la humanidad, solo que mientras más retrocedemos en el tiempo menos posibilidades hay de que quedase constancia por escrito, y aunque hubiese un informe escrito en epocas muy antiguas probablemente la noticia no trascenderia a otros pueblos y culturas al no haber medios de comunicacion (prensa, radio, Television).

En una cultura donde no habia escritura y los conocimientos se trasmitian por tradicion oral es muy probable que muchas cosas se olvidasen con el tiempo o nisiquiera fuesen transmitidas de generacion en generacion, y las que si lo eran corrian el riesgo de sufrir serias alteraciones al añadir cada persona una parte de su imaginacion cuando el recuerdo o la comprension de lo que le habian explicado no era muy clara.

Despues está la cuestion de que en epocas remotas no habia tecnologia que sirviese de guia para comprender que era aquello que habian visto y describirlo a los demás, asi que cada persona lo interpretaria de forma diferente, segun sus propias creencias espirituales. Para unos serian dioses y para otros demonios, segun sintieran miedo o abrumación. Seguramente algunos darian lugar a mitos, leyendas e incluso religiones.


OVNIS EN EL ANTIGUO EGIPTO


Un Papiro Egipcio puede contener uno de los primeros relatos escritos conocidos sobre avistamientos de OVNIs. Segun estos registros, que datan del tiempo del Faraón Tutmosis III, que reinó entre el 1504 y el 1450 antes de Cristo, escribas de la Casa de la Vida avistaron un "circulo de fuego", que viajaba silenciosamente por el cielo. "No tenía cabeza y el aliento de su boca tenía un tremendo hedor." Los atemorizados observadores cayeron al suelo, no sabiendo si temer o venerar la extraña llama celestial. Durante los días siguientes, aparecieron sobre Egipto más y más bolas de fuego parecidas, tan brillantes como el sol. En un esfuerzo por prevenir el poder de los objetos, el faraón ordenó a los sacerdotes que quemasen incienso para alentar la pacífica intercesión de los dioses. Y cuando los objetos no identificados partieron, Tutmosis ordenó poner por escrito las cosas para que el incidente se recordase para siempre.

OVNIS EN LA ANTIGUA ROMA


En su manuscrito "Prodigerium liber", el historiador romano del siglo IV, Julio Obsequins, registró numerosos relatos de avistamientos de OVNIs. En un particular incidente, escribió: "un escudo redondeado, en forma de nave, con flameantes antorchas giró y se estrelló contra el suelo cerca de Espoleto, al norte de Roma. Luego pareció aumentar de tamaño, se alzó de la tierra y ascendió al cielo, donde oscureció el disco del sol con su brillo." Sin embargo, los informes de Obsequins no fueron los únicos en ser registrados y sobrevivir hasta el siglo XX. En "Prodigerium ac Ostentorium Chronicon", un profesor de gramática y dialéctica recopiló otros avistamientos romanos cuyas descripciones son notablemente semejantes a los relatos modernos de OVNIs a los que se ha visto volando en formación. Por ejemplo, durante el reinado del emperador Teodosio I, en los ultimos años del siglo IV, apareció de repente en los cielos un orbe brillante, reluciendo casi con tanto brillo como Venus. Mientras los testigos lo contemplaban empavorecidos, se congregaron un gran número de otros objetos similares, como un enjambre de abejas volando en torno de un apicultor. Además parecían estar chocando con violencia unas contra otras y,al cabo de un momento, se unieron para constituir una forma parecida a una espada de doble filo.

OVNIS SOBRE JAPON


Hace unos 700 años, antes de que el término Platillos Volantes apareciese en los relatos occidentales de avistamientos de OVNIs, los japoneses estaban ya registrando incidentes por su cuenta. Por ejemplo, algunos documentos antiguos describen un objeto desacostumbrado que se dirigía hacia el norte desde una montaña en la provincia de Kii, hacia la fecha occidental equivalente al 27 de octubre de 1180. El objeto volador desapareció por encima del horizonte, dejando un rastro luminoso en su estela. En otro ejemplo, estaba prevista la ejecución de un poeta, en 1271, cuando de repente apareció un objeto en el cielo el dia en que debía tener lugar la decapitación. También hubo un oficial militar japonés que ordenó la primera investigación conocida de ovnis, en el año 1235. La noche del 24 de septiembre, el general Yoritsume y su ejército fueron testigos de unas luces misteriosas que se hicieron visibles en el cielo durante muchas horas, descendiendo en picado, haciendo circulos y llevando a cabo otras maniobras aereas que en aquella época resultaban inimaginables. Sin embargo, los expertos del general informaron, finalmente que el fenómeno era el resultado del "viento que hacía oscilar a las estrellas."

EL PRIMER PLATILLO VOLANTE


Un artículo que apareció el 25 de enero de 1878, en la edición de Denison, Texas, del Daily Herald, puede haber contenido el primer empleo conocido de la palabra Platillo (saucer en ingles) para describir a un OVNI. El articulo narraba la experiencia de John Martin, un granjero que vivía exactamente al sur de Denison. La tarde del 24 de enero, Martin estaba trabajando en sus campos cuando, al alzar la mirada, vio un objeto oscuro con forma de disco en un cielo despejado. El objeto viajaba "a una maravillosa velocidad", según le contó al periodista del Daily Herald, y siguió con su relato informandole que "parecía un platillo surcando los
cielos."


CONTACTOS EXTRATERRESTRES EN LA ANTIGUEDAD


En muchas culturas repartidas a lo largo del globo existen tradiciones orales milenarias que hablan de visitantes venidos del cielo o de las estrellas que les enseñaron muchas cosas. Aunque esto es bastante dificil de probar, resulta muy revelador el hecho de que algunas culturas aisladas poseyeran conocimientos avanzados sobre astronomia sin disponer de ningun medio tecnologico por rudimentario que fuese para observar los planetas y estrellas. Tal es el caso por ejemplo de la tribu de los Dogón.

LOS DOGON Y EL MISTERIO DE SIRIO


Una etnia relativamente primitiva del África occidental parece poseer dentro de su sabiduría tradicional conocimientos astronómicos muy precisos sobre el sistema estelar de Sirio, que sólo son factibles de obtener utilizando refinados recursos tecnológicos. Nos referimos, por supuesto, a los Dogon.
Los mitos de este pueblo contendrían referencias claras a la invisible acompañante de Sirio, una enana blanca que fue predicha por la ciencia en 1844 y descubierta en 1862. Aún más, la describirían con detalles tan exactos como sorprendentes, considerándola como muy pequeña y formada por el metal más pesado del mundo, y con un período orbital de 50 años, virtualmente idéntico al calculado por la astronomía occidental.
A primera vista, esto parece imposible. Un conocimiento de esa clase sólo lo pueden haber recibido los Dogon de una civilización científicamente avanzada. ¿Extraterrestre? ¿Atlante? ¿O quizás simplemente de la civilización tecnológica geográficamente más cercana a ellos, la Occidental?

Un pequeño y remoto pueblo del Sahel, en el África Occidental, puede ser la prueba más consistente de que la Tierra fue visitada en una época remota por seres del espacio exterior.

Se trata de los Dogon, tribu que habita en la actual República de Malí. Los Dogon son poseedores de una mitología tan rica como compleja; sus leyendas contienen conocimientos astronómicos que de ninguna forma pudieron haber obtenido por sí mismos, ni de un eventual contacto con visitantes terrestres. Esto le plantea a la ciencia un enigma que es incapaz de explicar, y que escapa por completo a las soluciones convencionales.

La sabiduría secreta de este pueblo contiene datos precisos y detallados sobre el sistema solar, que en muchos casos sólo han entrado a formar parte del acervo de la astronomía moderna muy recientemente: describen a la Luna como "seca y estéril", saben que el planeta Júpiter (al que llaman "Dana tolo") tiene cuatro grandes satélites, conocen los anillos de Saturno, y que los planetas describen órbitas elípticas alrededor del Sol. Esta noción de que los cuerpos celestes siguen órbitas elípticas alrededor de un astro principal que se ubica en uno de los focos sólo fue aceptada por la astronomía occidental a partir de Kepler, en el siglo XVII. Además, describen a la Vía Láctea como una galaxia espiral formada por millones de estrellas.

Sin embargo, los conceptos fundamentales de los mitos Dogon no se refieren al sistema solar, sino que giran en torno a Sirio, estrella de primera magnitud situada en la constelación del Can Mayor, a la que conocen como "Sigu tolo", la "estrella del Sigui" ("tolo" significa "estrella"). Aún más, la brillantísima Sirio es menos importante en la cosmogonía Dogon que su invisible acompañante, Sirio B, una enana blanca que no fue descubierta por la astronomía occidental sino hasta 1862. Los Dogon conocen a Sirio B como "Po tolo", que se traduciría como "estrella Digitaria"; "po" es el grano de la Digitaria exilis, gramínea conocida popularmente como fonio o acha. El grano de la Digitaria exilis es el más pequeño que conocen los Dogon, y, por extensión, la más pequeña de las cosas.

La magnitud de Sirio B ("Po tolo") es de 8,7, por lo que resulta absolutamente invisible a ojo desnudo; aún más, la separación máxima de Sirio A y B es de apenas 11 minutos de arco (y un observador con visión perfecta apenas puede separar dos puntos luminosos separados por 42 segundos de arco). Para la primera visualización moderna de Sirio B, realizada en 1862 por Alvan Clark, se requirió emplear el mayor telescopio existente para la época. De acuerdo al mito Dogon, esta "estrella Digitaria" o Po tolo tarda 50 años en recorrer su órbita alrededor de Sigu tolo. El cálculo de los astrónomos es, sorprendentemente, de 50,04 años; el error de la estimación de los Dogon respecto a los datos logrados con los más refinados recursos tecnológicos es inferior al 0,08 %. El mito también proporciona otros detalles inquietantes acerca de Po tolo: la describe como blanca y compuesta de "sagala", un metal muy denso y extremadamente pesado, el más pesado del universo. Ésta es una descripción singularmente adecuada para una enana blanca. Además, afirman que Po tolo rota sobre su eje en un periodo de un año, lo que probablemente es una apreciación correcta. Según los Dogon, Sirio B o Po tolo es la primera estrella creada por Amma y el eje del Universo. Consideran que el Sol y Sirio son dos estrellas gemelas, con un origen común.

Aún hay más: los Dogon conocen también otros componentes del sistema. Describen otra estrella a la que denominan "Emme Ya" ("el sol de las Mujeres" o "Sorgo hembra"), mucho mayor que Digitaria, pero cuatro veces más liviana, que recorrería su órbita alrededor de Sigu tolo (Sirio A) también en cincuenta años, pero a una distancia mayor. Alrededor de Emme Ya ubican un satélite que le sirve de guía, al que denominan "Nyân tolo", "la estrella de las Mujeres". La astronomía moderna no descubrió que Sirio es un sistema triple sino hasta 1995. Otro miembro adicional del sistema es la llamada "estrella del zapatero", muy alejada de las otras tres y que se desplaza en dirección contraria alrededor de Sigui.

Los Dogon representan el sistema de Sirio en una figura que denominan "el huevo del mundo", un preciso diagrama orbital en el que Sirio A ocupa uno de los focos de la elipse.

Cada sesenta años los Dogon celebran una ceremonia de renovación del mundo, llamada "Sigui", asociada a la invisible Sirio B o Po tolo. En esta ceremonia se emplean unas elaboradas máscaras con forma de cabeza de pájaro, llamadas "kanaga", confeccionadas especialmente para esa ocasión, que posteriormente son cuidadosamente guardadas en refugios protegidos. Las máscaras conservadas son una prueba física de que las ceremonias "Sigui" y los asombrosos conocimientos de los Dogon acerca del sistema estelar de Sirio se remontan al menos a 700 años, hasta el año 1300 d.C.La leyenda Dogon afirma que la fuente primigenia de este insólito saber astronómico fueron los "Nummos", seres que llegaron a la Tierra procedentes del satélite de Emme Ya, aproximadamente hacia el año 3000 a.C. Significativamente, el término "nummo" en la lengua Dogon se relaciona con el agua; también suelen referirse a ellos como "Maestros del Agua" e "Instructores". Los describen como seres anfibios, con más forma de pez que de hombres; localizan su recalada en algún punto ubicado al nordeste del territorio en el que actualmente se asientan.

Esto establece inquietantes paralelismos con la leyenda sumeria de los Oannes, recogida por el historiador babilónico Beroso. Según el mito sumerio, los Oannes "tenían forma de pez mezclada con la de hombre", y surgieron del Mar Rojo.


¿Cómo es posible que una remota y primitiva tribu africana pueda poseer desde la más inmemorial antigüedad unos conocimientos astronómicos que la ciencia occidental sólo ha logrado obtener con el uso de técnicas muy sofisticadas y de instrumentos avanzados y precisos? Planteado así el problema, por supuesto, parece que la única solución es que los Dogon "recibieron" sus conocimientos de alguna civilización tecnológicamente avanzada. ¿Procedente de Sirio?

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