HISTORIA DEL CATARISMO
"Los herejes aparecen en la historia, cuando los declaran así".
Ann Brenon, historiadora.
No existe una lacónica definición histórica del catarismo. La espiritualidad en que se basa la civilización cátara resplandeció en la Edad Media, evolucionando continuamente, no perdiendo, además, su autenticidad.
Con todo ello, todas sus manifestaciones, independientemente de su condicionalidad temporal, componen la unidad inseparable, una tradición común que de siglo en siglo fecunda, escondida o claramente, la cultura humana.
El catarismo no es el movimiento histórico que una vez tuvo lugar en el pasado. Es otra concepción del mundo, otro modus vivendi. Ser cátaro no tiene nada que ver con las diferentes confesiones religiosas, no es un episodio del pasado, no es una teoría abstracta, no es un sistema de creencias, es un modo de vida, una forma de ser y una forma de convivir en el mundo.
Esto no es ni la “alternativa” al catolicismo romano medieval, ni tampoco una temprana tentativa de “anticipar” la reforma o las conquistas democráticas de la edad moderna (como habitualmente presentan los investigadores cátaros modernos y comentaristas), sino la realización de las aspiraciones más elevadas y más nobles en la persona, que se realizó en la escala de la civilización en contra de todo el circundante orden mundial donde impera la usurpación, la competitividad, el materialismo, el miedo, la dominación…
Una civilización única, cuya base estaba formada por la certeza absoluta de que la Divinidad reside en el interior del hombre, que el hombre es bueno, que el hombre es el mayor valor de la Tierra. Esta certeza, que es común para muchas civilizaciones del pasado (sobre la mayoría de ellas no sabemos casi nada), tiene bases y raíces históricas, pero su resolución está en el presente y en el futuro. Cambian los decorados, pero el catarismo original queda igual en su movimiento histórico. El catarismo era una de sus manifestaciones, puede que la más impresionante, pero no extinguida, ni mucho menos.
Por ello el catarismo, no solamente contempla el movimiento espiritual de la Europa Occidental que existió en los siglos XI al XIV y que cayó bajo los golpes de la cruzada y la inquisición, sino que es comprendido como la espiritualidad del amor puro y libertad plena, dirigida a la Divinidad Celeste que eleva el alma hasta la dignidad divina.
Esta espiritualidad es ajena al dogmatismo y al espíritu de la rutina ritualista. Abre el potencial de la ascensión espiritual, que permite superar los límites de la existencia tridimensional y alcanzar la vida auténtica.
Catarismo en Occitania
Como se sabe, Cataluña fue una de las cunas del catarismo. El catarismo vino aquí desde los países eslavos en la frontera de los siglos XI y XII, antes de las persecuciones, y se difundió en los territorios de Cataluña, Aragón y toda Europa, en todos los estratos de la sociedad, habiendo recibido gran apoyo nobiliario y de la gente sencilla. Uno de los nobles más conocidos fue el vizconde Arnau de Castellbò. Los elevados ideales cátaros influían y contribuían a la formación de la cultura y del arquetipo europeo, de las ideas de libertad y democracia.
En Cataluña vivieron los últimos Perfectos cátaros, como Guillem de Bélibaste. Bélibaste fue traicionado por su ayudante al ir a Francia a través de Lleida, Tortosa y Castellbò, a dar el consolamentum a una moribunda cátara. Él acabó quemado vivo en el castillo de Villerouge-Termenès en el año 1321. Antes de morir él dijo su famosa predicción: “Dentro de setecientos años el laurel reverdecerá”. Y hoy día es la hora de su realización.
"Los herejes aparecen en la historia, cuando los declaran así".
Ann Brenon, historiadora.
No existe una lacónica definición histórica del catarismo. La espiritualidad en que se basa la civilización cátara resplandeció en la Edad Media, evolucionando continuamente, no perdiendo, además, su autenticidad.
Con todo ello, todas sus manifestaciones, independientemente de su condicionalidad temporal, componen la unidad inseparable, una tradición común que de siglo en siglo fecunda, escondida o claramente, la cultura humana.
El catarismo no es el movimiento histórico que una vez tuvo lugar en el pasado. Es otra concepción del mundo, otro modus vivendi. Ser cátaro no tiene nada que ver con las diferentes confesiones religiosas, no es un episodio del pasado, no es una teoría abstracta, no es un sistema de creencias, es un modo de vida, una forma de ser y una forma de convivir en el mundo.
Esto no es ni la “alternativa” al catolicismo romano medieval, ni tampoco una temprana tentativa de “anticipar” la reforma o las conquistas democráticas de la edad moderna (como habitualmente presentan los investigadores cátaros modernos y comentaristas), sino la realización de las aspiraciones más elevadas y más nobles en la persona, que se realizó en la escala de la civilización en contra de todo el circundante orden mundial donde impera la usurpación, la competitividad, el materialismo, el miedo, la dominación…
Una civilización única, cuya base estaba formada por la certeza absoluta de que la Divinidad reside en el interior del hombre, que el hombre es bueno, que el hombre es el mayor valor de la Tierra. Esta certeza, que es común para muchas civilizaciones del pasado (sobre la mayoría de ellas no sabemos casi nada), tiene bases y raíces históricas, pero su resolución está en el presente y en el futuro. Cambian los decorados, pero el catarismo original queda igual en su movimiento histórico. El catarismo era una de sus manifestaciones, puede que la más impresionante, pero no extinguida, ni mucho menos.
Por ello el catarismo, no solamente contempla el movimiento espiritual de la Europa Occidental que existió en los siglos XI al XIV y que cayó bajo los golpes de la cruzada y la inquisición, sino que es comprendido como la espiritualidad del amor puro y libertad plena, dirigida a la Divinidad Celeste que eleva el alma hasta la dignidad divina.
Esta espiritualidad es ajena al dogmatismo y al espíritu de la rutina ritualista. Abre el potencial de la ascensión espiritual, que permite superar los límites de la existencia tridimensional y alcanzar la vida auténtica.
Catarismo en Occitania
Como se sabe, Cataluña fue una de las cunas del catarismo. El catarismo vino aquí desde los países eslavos en la frontera de los siglos XI y XII, antes de las persecuciones, y se difundió en los territorios de Cataluña, Aragón y toda Europa, en todos los estratos de la sociedad, habiendo recibido gran apoyo nobiliario y de la gente sencilla. Uno de los nobles más conocidos fue el vizconde Arnau de Castellbò. Los elevados ideales cátaros influían y contribuían a la formación de la cultura y del arquetipo europeo, de las ideas de libertad y democracia.
En Cataluña vivieron los últimos Perfectos cátaros, como Guillem de Bélibaste. Bélibaste fue traicionado por su ayudante al ir a Francia a través de Lleida, Tortosa y Castellbò, a dar el consolamentum a una moribunda cátara. Él acabó quemado vivo en el castillo de Villerouge-Termenès en el año 1321. Antes de morir él dijo su famosa predicción: “Dentro de setecientos años el laurel reverdecerá”. Y hoy día es la hora de su realización.
María Magdalena en el catarismo
Los cataros, los inmortales de San Salvador Verdadero, a los que les fueron entregadas las llaves para la salvación de la humanidad, son los discípulos directos de María Magdalena. Han sido ungidos por ella de la misma manera que Cristo.
Mil años después todo se repitió. Ellos habían sufrido su Gólgota a través de autos de fe, las hogueras y las torturas, de las manos de los neorabinos romanos… ¡Qué triunfo el de la Iglesia del gran amor!
Durante dos mil años el mundo glorificaba al Cristo solitario, extraño, crucificado. ¡Y ahora glorifica al Cristo multiplicado! Sólo en San Salvador Cristo se multiplicó en más de cien inmortales.
Los inmortales revelaron al Padre del puro amor, ofrecieron una visión de Él y la unión a Él como la mayor práctica y ciencia espiritual.
En la actualidad toda nuestra iglesia es la nueva María Magdalena multiplicada, porque fue concebida de Cristo y da a luz desde arriba, de Cristo. Toda la Gran Iglesia del amor es la novia, que se ha preparado para las nupcias con el Cordero. Ella está dispuesta a concebir de Cristo una nueva humanidad entera.
Es divinizado aquel que se ha transformado en el recipiente inmaculado de la Sabiduría y es capaz de adorar a su prójimo...
Era inmensa la emoción que sentía María Magdalena ante la adoración, y relataba cómo la Sabiduría ama a toda criatura, cómo el Padre adora a cada alma enviada al mundo y qué ayuda les presta. Y, también, que Él las adora millones de veces más en las tentaciones, en los desiertos, en lo pasional. La adoración determina todo el ritmo de la existencia del hombre.
Es divinizado aquel que se ha transformado en el recipiente inmaculado de la Sabiduría y es capaz de adorar a su prójimo. Él ya no seduce a su prójimo con los compuestos turbios y pecaminosos, sino que lo purifica y, adorándole, lo diviniza.
La adoración a la Divinidad lleva a la adoración al prójimo. Es inmenso el potencial de adoración del hombre… Sólo es feliz (¡bienaventurado, absolutamente dichoso!) aquel que tiene liberado el potencial divino del supremo amor.
María Magdalena era el apóstol de la adoración sagrada del catarismo autentico: difundía la atmósfera de adoración junto con la sabiduría, la paz, la sensatez y la calma profunda.
María Magdalena, la gran anciana, les estaba descubriendo a Cristo de los cataros por primera vez. Ella sabía tocar las cuerdas más recónditas. Ella hablaba sobre tales grandezas de Sabiduría, las cuales el ser humano no podía abarcar.
Ninguna sabiduría humana es capaz de expresar el misterio de la inmaculada concepción de la Divinidad. Su sermón era increíblemente sublime. María Magdalena trasmitía las adorativas vibraciones mírricas de Minné. Los que la oían caían ante ella como la culminación de la Sabiduría, ya que descubrían que no puede existir nada más grandioso.
María revelaba el misterio de la Madre de Dios. Los cristianos idolatraban a la Santa Virgen habiéndola proclamado como la única que había concebido inmaculadamente de Dios. ¡No! Cada alma, cada novia de Cristo, habiéndose hecho pura en grado sumo (purísima de las puras), puede concebir de Cristo.
El Teo-hombre concibe de la Divinidad a la divinidad.
También María revelaba el gran misterio de la tierra. Las almas llegaron al mundo para que a través de su pasional (unción a los sufrimientos, a su pequeño Gólgota) concibieran de la Divinidad. Eso es imposible en los cielos. Por eso la tierra es más que el cielo, explicaba María Magdalena.
Se hace claro, por qué los teogámitas eslavos, que emigraron a Occidente atravesando los Balcanes escapando de las persecuciones por parte de los bárbaros bizantinos, se llamaban los cátaros (puros). Eso no es el orgullo. Hace falta hacerse purísimo de los puros para ser concebido desde arriba y adorar a Cristo como María Magdalena y concebir inmaculadamente de Cristo, como ella.
Mil años después todo se repitió. Ellos habían sufrido su Gólgota a través de autos de fe, las hogueras y las torturas, de las manos de los neorabinos romanos… ¡Qué triunfo el de la Iglesia del gran amor!
Durante dos mil años el mundo glorificaba al Cristo solitario, extraño, crucificado. ¡Y ahora glorifica al Cristo multiplicado! Sólo en San Salvador Cristo se multiplicó en más de cien inmortales.
Los inmortales revelaron al Padre del puro amor, ofrecieron una visión de Él y la unión a Él como la mayor práctica y ciencia espiritual.
En la actualidad toda nuestra iglesia es la nueva María Magdalena multiplicada, porque fue concebida de Cristo y da a luz desde arriba, de Cristo. Toda la Gran Iglesia del amor es la novia, que se ha preparado para las nupcias con el Cordero. Ella está dispuesta a concebir de Cristo una nueva humanidad entera.
La adoración determina todo el ritmo de la existencia del hombre
Es divinizado aquel que se ha transformado en el recipiente inmaculado de la Sabiduría y es capaz de adorar a su prójimo...
Era inmensa la emoción que sentía María Magdalena ante la adoración, y relataba cómo la Sabiduría ama a toda criatura, cómo el Padre adora a cada alma enviada al mundo y qué ayuda les presta. Y, también, que Él las adora millones de veces más en las tentaciones, en los desiertos, en lo pasional. La adoración determina todo el ritmo de la existencia del hombre.
Es divinizado aquel que se ha transformado en el recipiente inmaculado de la Sabiduría y es capaz de adorar a su prójimo. Él ya no seduce a su prójimo con los compuestos turbios y pecaminosos, sino que lo purifica y, adorándole, lo diviniza.
La adoración a la Divinidad lleva a la adoración al prójimo. Es inmenso el potencial de adoración del hombre… Sólo es feliz (¡bienaventurado, absolutamente dichoso!) aquel que tiene liberado el potencial divino del supremo amor.
María Magdalena era el apóstol de la adoración sagrada del catarismo autentico: difundía la atmósfera de adoración junto con la sabiduría, la paz, la sensatez y la calma profunda.
Adorar a Cristo de los cataros como María Magdalena
María Magdalena revelaba el misterio más grande en la tierra: las almas han llegado al mundo para que, a través de su pasional, conciban de la Divinidad, lo que no es posible en los cielos...María Magdalena, la gran anciana, les estaba descubriendo a Cristo de los cataros por primera vez. Ella sabía tocar las cuerdas más recónditas. Ella hablaba sobre tales grandezas de Sabiduría, las cuales el ser humano no podía abarcar.
Ninguna sabiduría humana es capaz de expresar el misterio de la inmaculada concepción de la Divinidad. Su sermón era increíblemente sublime. María Magdalena trasmitía las adorativas vibraciones mírricas de Minné. Los que la oían caían ante ella como la culminación de la Sabiduría, ya que descubrían que no puede existir nada más grandioso.
María revelaba el misterio de la Madre de Dios. Los cristianos idolatraban a la Santa Virgen habiéndola proclamado como la única que había concebido inmaculadamente de Dios. ¡No! Cada alma, cada novia de Cristo, habiéndose hecho pura en grado sumo (purísima de las puras), puede concebir de Cristo.
El Teo-hombre concibe de la Divinidad a la divinidad.
También María revelaba el gran misterio de la tierra. Las almas llegaron al mundo para que a través de su pasional (unción a los sufrimientos, a su pequeño Gólgota) concibieran de la Divinidad. Eso es imposible en los cielos. Por eso la tierra es más que el cielo, explicaba María Magdalena.
Se hace claro, por qué los teogámitas eslavos, que emigraron a Occidente atravesando los Balcanes escapando de las persecuciones por parte de los bárbaros bizantinos, se llamaban los cátaros (puros). Eso no es el orgullo. Hace falta hacerse purísimo de los puros para ser concebido desde arriba y adorar a Cristo como María Magdalena y concebir inmaculadamente de Cristo, como ella.
EL PRINCIPAL MISTERIO DE LOS CATAROS - EL GRIAL
La historia del Grial provienede tiempos remotos y del más antiguo pasado. Están de acuerdo muchas leyendas en que la materia de la que está hecho el Grial es una piedra de la corona de Lucifer antes de su caída. Posteriormente a la caída, fue expulsado del cielo y en este momento la piedra fue arrancada de su corona con la finalidad de retirarle la fuerza y poder a este ángel caído. El misterio y potencia del Grial está oculto y es el don de crear nuevos destinos y mundos, nuevos universos.
El Grial, como la cruz, tiene dos niveles, el terrestre y el celeste. En los Evangelios Apócrifos hay muy poca informanción sobre el Gran Cáliz. El camino para la comprensión del Grial es a través de la entrada en la esfera de la cruz y del misterio del amor crucificado. En el Gólgota el Salvador se derramó en el cáliz, derramó toda su sangre sin dejar nada. José de Arimatea la recogió en este cáliz misterio y fue nombrado primer custodio del Grial. La sangre que estaba en el cáliz no coagulada y no enfriada, misteriosamente se transformó en mirró de estructura celeste milagrosa.
El misterio del Cáliz fue guardado esmeradamente. La primera Iglesia vivía en la sobreiluminación permanente del cáliz. Las huellas del Grial se perdieron después del siglo IV, cuando la Iglesia fue institucionalizada y perdió su predestinación y junto con ello el Cáliz original. A partir de entonces los símbolos fueron manipulados por brujos ocultistas del Grial. En el mejor de los casos hoy el Grial se relaciona con rituales mágicos, órdenes ocultas, caballeros de la mesa redonda y el esoterismo Rosacruz. Los cronistas medievales han creado alrededor del Grial un culto y han desfigurado y sellado el misterio del Grial.
El Grial de súbito aparecía y se mostraba en los altares misteriosos de los templos de las catacumbas. Ser digno una sóla vez de la aparición del Grial hacía de uno custodio eterno. Pero el Cáliz de manera misteriosa se establece en el interior. El Grial no tiene necesidad de estar en un templo exterior porque él mismo es templo perfecto personificado. Quien poseía el Cáliz decía: “¿Qué puede ser templo más que el Cáliz de la presencia viva de Cristo?
El Cáliz fue peregrino, pero la mayor parte del tiempo estuvo oculto en el Santo Estar. A veces el Cáliz estaba durante largo tiempo vacío y luego inesperadamente se llenaba de manera milagrosa y se multiplicaba misteriosamente. ¿Por qué se multiplica? Para alimentar a toda la humanidad.
Los cronistas señalan muchas apariciones de María Magdalena con el Grial en sus manos. En los lugares donde aparecía Cristo con el Cáliz, surgían castillos maravillosos y comunidades. Muy amenudo el Grial se aparecía en Corbenic, Montdalvatge, Marsella, Beziers, Peyrepertuse, San Salvador y en los castillos de Escocia. Andrés el Primer Llamado llevó el Grial desde la Montaña del Ruiseñor a tierras eslavas y alrededor del Grial construlló la civilización de los Teogamitas Eslavos. Sus distintivos fueron la bondad increíble, cordialidad, pacificación y amor al prójimo. Estaban llenos del amor indecíble y categóricamente negaron toda usurpación y violencia.
Tras la instauración del bautismo bizantino en Escitia, empezó la persecución de los teogamitas eslavos y tuvieron que emigrar al oeste. De una parte de ellos, nacieron en Europa el gran movimiento de los cátaros, los bogomilos y los albigenses, pero en la Edad Media fueron destruidos por la Inquisición. El Grial de Escitia fue llevado al castillo cátaro de San Salvador Verdadero. Por eso fue el más conocido castillo cátaro y tuvo como nombre: Trono de revealción del Padre del Puro Amor.
Era condición obligatoria de los cátaros y teogamitas eslavos, la dedicación a la Madre Celeste. Ellos la consideraban como la primera gran custodia del Grial. Sus apariciones de Teomadre a veces anticipaban la aparición del Cristo con el Cáliz. La Santísima Virgen preparaba a sus alumnos para el ágape milagroso. En presencia de Cristo, la Teoengendradora se retiraba en silencio a un segundo plano. Pero Cristo remarcaba que era necesario dirigir la atención de sus alumnos a la Madre Celeste, revelando su importantísimo papel en el cumplimiento de su misión.
Alrededor del Cáliz se creó una atmósfera majestuosa y nupcial. Cristo entraba en lo interior y se ponía en él como bien propio de la persona. Con esto se obtenía la más elevada beatitud, imposible en la tierra. A menudo el Grial aparecía inesperadamente en el momento del ágape del banquete, pasando a través de los techos y paredes. Entonces llenaba los vasos vacíos con vino divino. Cerca del comedor donde se encontraba el campanario, las campanas del Grial empezaban a tañer cuando en algun lugar se llevaba a cabo alguna violencia, injusticia o desgracia. Los caballeros inmediatamente se precipitaban para ayudar a la gente ofendida y ultrajada.
Muchas personas han intentado ser custodios del Grial y apoderarse de la la fuerza del Altísimo sobre los mundos. Pero el Grial es inaccesible para altaneros impertinentes. El mismo Grial elige a su custodio. Por ejemplo eligió a Serafim el Enternecido que venció en el desierto apocalíptico de al muerte, al gulag y al dragón rojo. No pudieron acabar con Serafim ni las bayonetas, ni las balas ni las torturas. Los presos estaban conmocionados por los milagros de Serafim y le llamaron Dios Inmortal. La guardia del campo de concentración, con miedo daba una vuelta alrededor de su barraca. La fuerza invisible estaba en él y el Cáliz Solvkiano se enriquecía con la sangre de millones de mártires presos del gulag.
Su heredero elegido ha sido Juan de San Grial y le entregó este Cáliz taumatológico milagroso. Los ancianos solovkianos imputan y atribuyen a Juan de San Grial el deber sagrado de abrir al mundo la nueva espiritualidad para la transformación venidera. Juan de San Grial es un ungido de la Gran Iglesia del Amor y ha escrito 400 libros en los que el Santo Grial ocupa un lugar especial.
El ungido profetizó que el Grial en la civilización venidera crecerá en el árbol nuevo y dará frutos doce veces al año. Estos milagrosos frutos serán la alimentación de la nueva teohumanidad . Cree que este árbol inmaculado del que desaparecerá toda la maldad, transformará al mundo y florecerá toda la tierra.
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