viernes, 19 de octubre de 2012


EL PLANO ASTRAL



Sería interesante observar la secuencia existente en la descripción del plano astral, según
la regla que vamos a considerar (Véase Regla VII en Tratado sobre Magia Blanca).

Ante todo es el plano de las fuerzas duales. La dualidad es lo primero que percibe el
aspirante.
 El hombre poco evolucionado percibe la síntesis, pero es la síntesis de su naturaleza
material.
El hombre altamente espiritual también percibe la síntesis, pero es la de su alma, cuya
conciencia es la de la unidad. Entre las dos se encuentra el desdichado aspirante, sobre todo
consciente de la dualidad, y llevado por esta de un lado a otro. Su primer paso tiene como
objetivo hacerlo consciente de los pares de opuestos y de la necesidad de elegir entre ellos. Por
medio de la luz que ha descubierto en sí mismo, se hace consciente de la oscuridad. Por medio
del bien que lo atrae, ve el mal que para él es la línea de menor resistencia.

 Mediante la actividad del dolor puede visualizar y llegar a percibir el placer, y el cielo y el infierno llegan a ser para él realidades. Mediante la actividad de la vida atractiva de su alma, se da cuenta de la
atracción de ambos. Aprende a sentirse como "pendiente entre las dos grandes fuerzas", y una
vez comprendidas las dualidades, va conociendo paulatinamente y con certeza que el factor
decisivo en la lucha es su voluntad divina, en contraposición a su voluntad egoísta.

Así lasfuerzas duales desempeñan su parte hasta que son percibidas como dos grandes corrientes de
energía divina que van en direcciones opuestas; entonces se da cuenta de los dos senderos...
Uno conduce de vuelta al triste mundo del renacimiento, y el otro a través del portal dorado, a la
ciudad de las almas libres. Uno es, por lo tanto, involutivo, envolviéndolo en la más densa
materia, el otro lo conduce fuera de la naturaleza del cuerpo, haciéndolo al fin consciente de su
cuerpo espiritual, mediante el cual puede actuar en el reino del alma. Más adelante (cuando sea
un chela verdadero y consagrado) reconocerá a un sendero como el de la izquierda y al otro
como el de la correcta actividad. En un sendero llegará a ser experto en magia negra, o sea los
poderes desarrollados de la personalidad, subordinados a los propósitos egoístas del hombre
cuyos móviles son los del propio interés y las ambiciones mundanas, los cuales lo confinan en
los tres mundos, cerrándose la puerta que da la vida. En el otro sendero subordina su
personalidad y practica la magia de la Fraternidad Blanca, trabajando siempre en la luz del
alma, con el alma de todas las formas, y sin acentuar las ambiciones del yo personal.

La clara discriminación entre estos dos senderos revela lo que se denomina en algunos libros
ocultistas ese "sendero del filo de la navaja" que se encuentra entre ambos. Este es el "noble
Sendero medio" del Buda, el cual traza la fina línea de demarcación entre los pares de opuestos
y entre las dos corrientes que ha aprendido a reconocer -una asciende a los portales del cielo y
la otra desciende al infierno más profundo.

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