jueves, 11 de octubre de 2012

EL AUTOCONOCIMIENTO ( I )




“El aspecto externo de la constitución humana puede

estudiarse por medio de métodos externos, pero el

conocimiento de su organismo invisible sólo se alcanza por

introversión y estudio de si mismo; por tanto, el más

importante consejo que hemos de darte es APRENDE A

CONOCER TU PROPIO YO”.

(7ª Carta de los Maestros Rosacruces)


Esta afirmación encierra

significativas derivaciones.

Una de las más

importantes consiste en

que los conflictos que se

suscitan en las complejas

relaciones humanas se

derivan del inadecuado

manejo que hacemos de

nuestras emociones y




convicciones, en pocas palabras de nuestra estructura psicológica. Nos resulta

muy fácil adjudicar la culpabilidad de los conflictos a los demás sin reparar en que

a cada uno nos corresponde una porción mayor o menor de culpa. El

autoconocimiento puede permitirnos darnos cuenta de nuestras falencias y sobre

todo aprender a manejar las facetas emocionales que tanto nos perturban, tales

como tristeza, pena, depresión, temor y así podríamos continuar una

enumeración interminable. Sobre todo llegaremos también a darnos plena cuenta

del mal que siempre aquejó al mundo suscitando infinidad de conflictos, cual es el

egoísmo del cual ningún ser humano está inmune. Estas modestas publicaciones

están encaminadas a efectuar un modesto aporte sobre una cuestión que merece

un particular tratamiento merced a la proximidad de la Era de Acuario, que

merced a la influencia de Urano está exigiendo a la humanidad cambios de

posturas en múltiples aspectos.

Esperamos que con la intervención de todos los interesados en el tema

podamos arribar a algunas coincidencias porque hay mucha inquietud al

respecto.



¿Qué significa conocer?



Suelen mencionarse, quizás no muy a menudo, las palabras “conocimiento de

uno mismo” o “autoconocimiento” pero no es común que se tenga una clara

noción de lo que ellas significan. Tal hecho es lamentable porque se vinculan con

un accionar que es fundamental en la vida humana. Es necesario aclarar de

antemano que significado pretendemos adjudicar al verbo “conocer”.

Comencemos aceptando que se trata de disponer de una clara noción de la

naturaleza y cualidades de algún hecho, cosa o idea. En este caso nos estamos

refiriendo al hecho de auto conocerse psicológicamente. En una persona

catalogada como anormal, este quehacer escapa en gran medida a sus

posibilidades, pero para una persona normal está a su propio alcance y puede ser

llevado a cabo sin auxilio externo. Es lo que se intentará considerar a lo largo de

estas líneas. Apelando a un ejemplo de lo que significa conocer algo expresemos

que si alguien tiene la intención de adquirir una casa ya construida que se adapte

a sus necesidades, lo primero que tiene que hacer es conocerla por dentro para

verificar si las comodidades se adaptan a sus requerimientos. En cierta medida

ocurre algo similar con el conocimiento de nuestra esfera psíquica a la cual

debemos observar en que estado se encuentra, con la mayor imparcialidad y

precisión.




Que trae el egoísmo




Como se decía es el mal que siempre aquejó y sigue aquejando a la humanidad

y puede estar causando más víctimas que todas las enfermedades en su

conjunto. El egoísmo es el inmoderado y excesivo amor que se tiene de si mismo

y que hace atender desmedidamente al propio interés personal. Digamos que es

lo que nos mueve a todos y cada uno de los seres humanos, en mayor o menor

medida, aunque algunos pocos personajes demostraron una notable expansión

de conciencia al ocuparse más de los problemas ajenos que de los propios como

en el caso de la Madre de Calcuta y el Mahatma Gandhi. En el caso de personas

de poca evolución espiritual lamentablemente ocurre todo lo contrario porque

aplicando su egoísmo pueden perjudicar al prójimo valiéndose de su poder

económico, político o mediático. Lamentablemente el egoísmo puede

amalgamarse con el egocentrismo que es una exagerada exaltación de la propia

personalidad, hasta considerarla como centro de atracción y esa simbiosis hasta

puede enquistarse en las llamadas instituciones espirituales que casi

invariablemente caen en la autodestrucción porque los que las manejan, aunque

parezcan dotados de cualidades poco comunes, no practican la terapia

preventiva que es el autoconocimiento. De ahí que el ansia de poder de los

dirigentes de turno con sus manejos inadecuados va generando el desorden, que

es agravado con el accionar de los que se creen críticos salvadores y sólo

incrementan el caos en la institución. A menudo no se tiene en cuenta que el

afecto tiende a solucionar todos los problemas humanos. El autoconocimiento es

la llave que puede abrir esa puerta y ese tema merece ser tocado reiteradamente.

Esto nos hace llegar a la conclusión de que el nivel psíquico-espiritual, resultante

del conjunto, depende de las condiciones personales de sus integrantes.

Prioridad del autoconocimiento

Lo que se está comentando para algunos puede ser el aspecto de una moda

intelectual con la cual no debe perderse el tiempo porque algunas creencias o

prácticas pueden resultar más productivas. Sin embargo en antiguas logias

esotéricas se leía en sus frontispicios la leyenda “Conócete a ti mismo” lo cual es

razonable desde todo punto de vista. Para cada uno puede resultar acertado el

rumbo que ha tomado en su vida, pero es demasiado riesgoso hacer

afirmaciones con validez total y absoluta porque siempre estamos en condiciones

de ver más allá de lo que actualmente está a nuestro alcance. Una postura

acertada es tener un pleno convencimiento de que cada uno es responsable de

su destino, tanto cuando se habla de aciertos como de errores y las respuestas

se encuentran mirando dentro de si mismo, para ver que es lo que estamos

generando. Sufrimos porque nos equivocamos y nos equivocamos porque

nuestras decisiones no están avaladas por un conocimiento cabal de sus

objetivos y sus posibles consecuencias. La claridad interior es la que nos

conducirá por el camino adecuado. Más adelante procuraremos bosquejar como

puede efectuarse el autoconocimiento al vincularlo con todas las contingencias

que nos depara la existencia, de cualquier tipo que fuere.




Pedro S. Tavacca

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