miércoles, 17 de octubre de 2012
1. LOS SIETERAYOS:
Se afirma que existen siete grandes rayos en el cosmos. En nuestro sistema solar sólo uno de estos grandes rayos está en actividad. Las siete subdivisiones constituyen los "siete rayos" que manejados por nuestro Logos solar, forman la base de infinitas variaciones en su sistema de mundos. Estos siete rayos pueden describirse como los siete canales a través de los cuales fluye todo lo que existe en Su sistema solar, las siete características predominantes, o modificaciones de la vida, que no sólo se aplican a la humanidad sino también a los siete reinos. En realidad no existe nada en el sistema solar, cualquiera sea su grado de evolución, que no pertenezca ni haya pertenecido a uno de los siete rayos. (14‑141)
2. Rayo es el término aplicado a una fuerza o a un determinado tipo de energía que pone de relieve la cualidad que exhibe esa fuerza, y no el aspecto forma que ella crea. (14‑250)
3. Podría ser útil aquí enumerar los rayos, y de esta manera refrescar la memoria del neófito:
Rayos de Aspecto:
1. El Rayo de Poder, Voluntad o Propósito.
2. El Rayo de Amor‑Sabiduría.
3. El Rayo de Inteligencia Activa Creadora.
Rayos de Atributo:
4. El Rayo de Armonía a través del Conflicto.
5. El Rayo de Ciencia Concreta o Conocimiento.
6. El Rayo de Idealismo o Devoción.
7. El Rayo de Orden o Magia Ceremonial. (18‑458/9)
4. Cada ser humano es básicamente una expresión de cinco fuerzas de rayo:
1. El rayo del alma.
2. El rayo de la personalidad.
3. El rayo que rige al cuerpo mental.
4. El rayo que rige al equipo astral.
5. El rayo de la naturaleza física. (17‑49)
5. De acuerdo al rayo en que se recibe la iniciación, depende grandemente el siguiente sendero de servicio. (1‑148)
6. El subrayo al que pertenece el hombre, ese rayo menor que varía de una encarnación a otra, colora mayormente su vida. Es su matiz secundario. Recuerden que el rayo primario de la mónada continúa durante el eón. No varía. Es uno de los tres rayos primarios que oportunamente los hijos de los hombres sintetizarán. El rayo egoico varía de ronda en ronda, y en las almas más evolucionadas de raza en raza, y comprende uno de los cinco rayos de nuestra actual evolución. Es el rayo predominante por el cual vibra el cuerpo causal del hombre. Puede corresponder al rayo de la mónada, o ser uno de los colores complementarios del primario. El rayo de la personalidad varía vida tras vida, hasta haber pasado por toda la gama de los siete subrayos del rayo monádico.
Referente al hombre común evolucionado, que lucha por aproximarse al ideal, la similitud del rayo egoico producirá una mutua comprensión, que lo llevará a la amistad.
Pero cuando (agregado a la similitud egoica de rayo) la personalidad pertenece al mismo rayo, entonces tenemos una de esas cosas poco frecuentes, una perfecta amistad, un casamiento feliz, un vínculo inquebrantable entre dos. Esto, en realidad, es sumamente raro. (4‑91/2)
7. Cada forma de la naturaleza y cada ser humano pertenece a uno de los siete rayos cualificadores, y su apariencia en la forma fenoménica está matizada por la cualidad de su rayo fundamental y cualificado predominantemente por el rayo de esa vida particular de cuya emanación surgió, pero incluirá también, en forma secundaria, los otros seis tipos de rayo. (14‑41)
8. Todo ser humano pertenece a uno de los siete rayos. En cada vida su personalidad pertenece a uno de ellos, rotando de acuerdo al rayo del ego o alma. Un rayo confiere, por medio de su energía, condiciones físicas peculiares y determina la cualidad de la naturaleza astral‑emocional, colora el cuerpo mental, controla la distribución de la energía, pues los rayos son de distintos grados de vibración, y rigen un determinado centro del cuerpo (diferente para cada rayo), a través del cual se hace esa distribución. Cada rayo actúa principalmente a través de uno de los centros y en los otros seis lo hace en orden específico. El rayo predispone a que el hombre tenga ciertas debilidades y fortalezas y es su principio limitador, dotándolo también de capacidad. Rige el método de sus relaciones con otros tipos humanos, y es responsable de las reacciones de la forma hacia otras formas. Lo colora, le imparte cualidad, le da su propia tonalidad en los tres planos de la personalidad y moldea su apariencia física. Ciertas actitudes de la mente son fáciles para un tipo de rayo y difíciles para otro, de allí que la variable personalidad cambia de un rayo a otro al cambiar de una vida a otra, hasta que todas la cualidades se hayan desarrollado y expresado. Algunas almas, debido al destino que les depara su rayo, se encuentran en determinados campos de actividad, y el campo definido de sus esfuerzos es relativamente el mismo durante muchas vidas...Cuando un hombre ha recorrido las dos terceras partes del sendero evolutivo, el tipo de rayo de su alma empieza a dominar al tipo de su personalidad y, en consecuencia, regirá la tendencia de su expresión en la tierra. (14‑121/2)
9. A veces pienso si alguno de ustedes se da cuenta de la épica importancia que tiene la enseñanza que he dado acerca de los siete rayos, como energías en manifestación...Con todo lo que he dado, concerniente a los siete rayos y a los siete Señores de Rayo, mucho más podrá ser descubierto; estas siete grandes Vidas pueden considerarse y conocerse como las esencias animantes y las energías activas en todo lo manifestado y tangible en el plano físico, así como en todos los planos de la expresión divina. (17‑426/7)
10. Los discípulos que pertenecen a distintos rayos, tendrán todos la misma meta, harán los mismos experimentos, pasarán la misma experiencia y llegarán igualmente a la expresión divina. Sin embargo sus cualidades y métodos de acercamiento, sus reacciones y naturalezas características, diferirán de acuerdo al tipo de rayo; esto constituye una fase muy interesante y poco conocida de nuestro estudio de la iniciación. (18‑281)
11. Cada gran rayo al venir a la encarnación, trasforma el lenguaje del ciclo, enriquece el vocabulario existente y trae nuevo conocimiento a la humanidad; las muchas civilizaciones ‑pasadas y presentes‑ son el resultado de esto. (18‑529/30)
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