INSTRUCCION AL INTERIOR
DE LA MISION RAHMA
Habiendo transitado por diversas experiencias, he llegado a ciertas conclusiones, una de ellas es que todo cambio, toda transformación, todo despertar viene acompañado de un nuevo conocimiento, de una nueva forma de pensar; manifestar ello implica la necesidad de tomar contacto con el único pensamiento real y viviente: La Unidad con el Cosmos. En esta actual etapa de misión, etapa de aprendizaje dentro de un nuevo grupo Rahma algunos empiezan a percibirlo más conscientemente, otros a aprenderlo y también hay aquellos que inician el recuerdo, ya sea con ayuda de los guías u otras experiencias o fuentes a las cuales tenemos acceso.
El hombre, solo por sí mismo no puede ir muy lejos si quiere despertar y evolucionar. Los esfuerzos personales, los esfuerzos individuales no son suficientes. El ser humano necesita de otros que también deseen despertar, necesita unirse a aquellos que de igual forma han comprendido que a fin de conseguir algún resultado, tienen que decidirse a luchar juntos, a ayudarse mutuamente, se abre entonces la posibilidad de alternar con otros seres que No están ya dispuestos a seguir comulgando con el usual sistema de este mundo.
Formar un grupo de trabajo Rahma no es cosa fácil. No es juntarnos rodeados de cuatro paredes y bajo un techo o salir al campo para imaginar o creer que ya funcionamos como grupo de trabajo. Un grupo de trabajo para Misión Rahma es la cosa más hermosa que nos pueda ocurrir.
El Instructor es el organizador del trabajo dentro del grupo, pues es el trabajo el que organiza al grupo, ya que si no hay trabajo organizado, tampoco hay grupo.
El instructor esta a un paso más adelante que los miembros del grupo (solo un paso); pues es él quien entiende y conoce el propósito y el plan mayor; es quien está enterado de todo el trabajo en general y en particular, y por lo tanto debe cultivar una cualidad: ser aquel quien conoce los problemas del grupo y de cada miembro del grupo.
El instructor tiene que haber transitado a su vez por alguna experiencia que hoy debe enseñar. Recordemos que un trabajo de grupo con un instructor inadecuado, solo dará resultados deficientes.
En un verdadero grupo de trabajo Rahma es importante la relación de plena confianza que debe existir entre los integrantes del grupo y de estos con el instructor. Esta última condición es pieza clave para la continuidad del grupo.
Si un miembro del grupo empieza a desconfiar del instructor, entonces el instructor se convierte en algo que le es completamente inútil, y él a su vez, se constituye en algo completamente inútil para el instructor. En este caso es mejor que el miembro del grupo se retire o que busque otro instructor, esta acción por cierto no le hará ningún bien, pero le será menos perjudicial, que mentir u ofrecer resistencia y sentir desconfianza hacia el instructor y contagiar esto a los demás miembros participantes. Recordemos similares hechos ocurridos en Rahma que convirtieron al grupo en un foco de intrigas que rechazaban cualquier trabajo.
La exigencia mínima que el instructor debe pedir a los miembros del grupo de trabajo, es recordar siempre porque ingresaron al grupo. Llegaron al grupo para aprender y para trabajar, no como ellos se lo imaginan o lo entienden por sí mismos, sino de la forma en que lo indique el instructor, que es quien conoce y tiene anotado si es posible, hasta el mínimo detalle de la forma como se ha de realizar el trabajo previamente discutido y aprobado de acuerdo a la Guía de Practicas. Por lo tanto si una vez que se ha ingresado al grupo un hermano se resiste, o critica las acciones del instructor; si empieza a considerar que entiende mejor como debería conducirse el trabajo en general; y especialmente, si muestra falta de consideración externa hacia el instructor y algún otro miembro, falta de respeto, aspereza, impaciencia, tendencia a discutirlo todo, intromisiones que no dejan llevar la reunión en un ambiente armonizado, todas estas cosas ponen fin a toda posibilidad de trabajar en el grupo. Y es que al grupo se llega a trabajar, a aprender, a ser discípulo, antes que a ser maestro.
Es cierto que a un miembro nuevo le resulta difícil y hasta inaceptable llegar a un lugar, querer dar lo mejor de sí y que no nos digan todo de antemano. Pero recordemos que Rahma también conoce de estos caso ocurridos en su interior, de hermanos que han llegado con una tremenda sed de saberlo todo, y beben hasta hincharse de conocimiento, luego dicen que Rahma ya no colma sus expectativas, que no le dice nada nuevo y se van. Y así muchos se han ido, se han despedido a sí mismos. Tal es el significado de la parábola de Adán y Eva, que por quererlo saber todo y desobedecer a los principios que se les dio vivieron con el auto castigo de no conocer los propósitos mayores que se tenía para ellos.
El instructor podría definir que hay dos tipos de reglas básicas para mantener el equilibrio dentro del grupo, una regla general o para todo el grupo, y una regla individual para cada miembro del grupo. Un ejemplo de una regla general seria: suponiendo que el objetivo principal del grupo es el estudio y conocimiento de Misión Rahma; entonces el instructor debe explicar a todos los miembros que tienen que mantener discreción por un tiempo sobre todo lo que oigan y aprendan en el grupo. La idea básica de esta restricción es que aun no somos capaces de transmitir correctamente lo que vamos aprendiendo, y corremos el riesgo de que interpreten mal todo lo que digamos sobre la Misión, dando como resultado tres cosas: quedamos mal, hacemos daño a la Misión, y alejamos quizá para siempre a un posible hermano de la Luz.
Como ejemplo de regla individual podríamos decir: Si el objetivo del grupo es el estudio y conocimiento sobre sí mismo, entonces el instructor debe explicar minuciosamente a cada miembro del grupo qué es lo que deben guardar para sí mismos, por ser experiencias personales, de interés exclusivo personal. Cada miembro deberá respetar y hacerse respetar, así como cuidar y mantener la integridad de cada uno de los miembros, y de la vida del grupo, de las malas opiniones que por desgracia abundan en la sociedad.
El instructor no debe olvidar que otro punto importante que debe cultivarse dentro del grupo es la sinceridad. La sinceridad es un hábito de alta responsabilidad, y deberá ser una exigencia que se haga a todos los miembros del grupo. Ser sinceros y veraces todo el tiempo es una cosa muy difícil, pues no solo se miente con la palabra, sino también con nuestras actitudes, con nuestros sentimientos y deseos; y hasta con el silencio cuando tantas veces suprimimos nuestro deber de decir la verdad. Esto hay que tenerlo presente, sobre todo en relación con el instructor.
Finalmente, podría decirse que la responsabilidad es la última regla básica para el buen desarrollo de un grupo Rahma. La responsabilidad común, es una regla que nos aproxima a la posibilidad de aprender a crear y vivir en comunidad. Quiere decir esto que los miembros de un grupo no son solo responsables de los errores que cometen, sino que también de los errores que cometen los otros miembros. El éxito de uno es el éxito de todos. El fracaso de uno es el fracaso de todos. Un error o una falta grave de un hermano del grupo deberán conllevar a una autocrítica de todos. La responsabilidad común hay que entenderla y practicarla con la fuerza de nuestro ser interior para interpretarla correctamente.
La práctica de los puntos mencionado nos servirá de indicador que nos hará ver si somos capaces de trabajar por un propósito mayor o si solo servimos para permanecer dando vueltas en el mismo sitio, víctima de la ley de recurrencia.
Si instructores y miembros del grupo trabajamos juntos al unísono, entonces haremos lo que los guías no pueden hacer por nosotros y es: La observación critica (positiva), al interior de Rahma.
Esta dinámica de trabajar juntos seria en realidad: UN COMPARTIR DE ENSEÑANZA MUTUA; evitando así los errores cometidos en el pasado en que los grupos se convirtieron en una reunión de abrazos, sonrisas y apretones de manos semanales dentro de una exposición (y no enseñanza) del instructor.
No olvidemos que el trabajo debe ser en conjunto, pues si el instructor realizase su trabajo más no el grupo y viceversa si el grupo realizase su trabajo más no el instructor, lo que obtendremos será un grupo Rahma totalmente desfasado de un correcto trabajo grupal, dando como resultado grupos que no llegan a terminar la Guía de Prácticas porque sus miembros se van, o grupos que habiendo terminado la guía de prácticas no permanecen unidos para su integración a posteriores comisiones de trabajo Rahma y lo peor aun que van creando una generación de Rahmas de titulo mas no de evolución, conocimiento, ni convicción (corazón).
Esto definitivamente de continuar así nos llevará a la disolución de los ideales del Hombre Rahma (Sol en la Tierra). Trabajemos porque no sea así.
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