Planta monocotiledónea anual perteneciente a la familia de las gramíneas. La raíz de la planta de cebada es fasciculada y formada por raíces primarias y secundarias. Las raíces primarias se forman por el crecimiento de la radícula y desaparecen en la planta adulta, época en la cual se desarrollan las raíces secundarias desde la base del tallo con diversas ramificaciones. El tallo de la cebada es una caña hueca, siendo variable el número de tallos en cada planta; cada uno de los cuales presenta una espiga.
Las hojas se encuentran insertadas a los nudos del tallo por un collar o pulvinus que es un abultamiento en la base de la hoja. Su espiga es la inflorescencia de la planta, de la que se obtienen los granos. En algunos países aún se utiliza como alimento para consumo humano. Sin embargo, la cebada es mucho más utilizada en el malteado y obtención de la cerveza y para destilar en la fabricación de whisky escocés.
Se atribuyen a la cebada una cantidad de propiedades medicinales: es emoliente, reconstituyente, digestiva, diurética, desintoxicante, tónica, ligeramente vasoconstrictora, antiinflamatoria, laxante, alcalinizante, antiséptica, mineralizante y galactagoga). Es un cereal muy digerible que estimula el sistema neurovegetativo, siendo aconsejado como tónico nervioso y cardiaco.
La cebada es un cereal refrescante , ideal para la primavera y el verano. Es indicado para las curas hepáticas de primavera. Además es desintoxicante , sobre todo a nivel estomacal, intestinal y pulmonar. En el germen posee una sustancia (hordeína) que actúa como antiséptico intestinal, siendo indicada en enteritis, colitis, diarreas, cólera e infecciones varias. El agua de cebada (se maceran 50 g en un litro de agua, se hierven durante 15/20 minutos, se cuela y se puede endulzar con miel) es un remedio popular que se utilizaba contra tuberculosis y afecciones intestinales. También es útil para desintoxicar el bazo y los riñones.
En EEUU descubrieron en la cebada la presencia de sustancias inhibidoras (tocotirenoles) que bloquean la producción hepática de las LDLs. Adicionalmente este efecto hipocolesterolemiante de la cebada se potencia por su contenido de fibra soluble (beta glucanos). Esta fibra también protege las mucosas intestinales irritadas y es responsable del efecto hipoglucemiante, en asociación con su buen contenido de cromo.
Varios investigadores han hallado un efecto anticancerígeno en la cebada, sobre todo a nivel del aparato digestivo, debido a la presencia de ciertas enzimas. También la actividad digestiva general se ve tonificada por su contenido enzimático (diastasas), razón por la cual se lo aconseja en la alimentación de niños, ancianos y convalecientes.
Se ha comprobado en un estudio clínico controlado las propiedades laxantes de la cebada: con la ingesta diaria de un tercio de taza cocinada, fue suficiente para que el 79% de los pacientes eliminara el estreñimiento. Esto se debe al buen contenido de fibra soluble, imprescindible para el equilibrio de la flora intestinal.
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