miércoles, 11 de agosto de 2010
¿Qué es la Verdad?
¿Qué es la Verdad?
Cuentan las leyendas que la verdad fue enviada por Dios al mundo en forma de un gigantesco espejo.
Y cuando el espejo estaba llegando sobre la faz de la tierra, se quebró, se partió en innumerables pedazos que se esparcieron por doquier. Las personas sabían que la verdad era el espejo, pero no sabían que él se había partido. Y por esa razón, las que encontraban uno de los pedazos, creían que tenían en las manos la verdad absoluta, cuando en la realidad poseían sólo una pequeña parte.
¿Y quién tendrá la verdad absoluta? La verdad absoluta sólo Dios la posee y la va revelando al hombre en la medida en que éste esté apto para conocerla. Así es que los inventores, los científicos, los investigadores, vamos descubriendo cada siglo nuevas verdades que se acumulan y fomentan el adelanto de la humanidad. Es como si fueran juntando los pedazos del gran espejo y consiguieran comprender una parte mayor.
Y así, la verdad es conquistada gracias a los esfuerzos de los hombres y no por una revelación bombástica sin provecho para quien la recibe. Además, después que la verdad es descubierta, nadie puede encarcelarla, ni guardarla sólo para sí. Quien experimenta el sabor de la verdad, ya no permanece él mismo. Toda una evolución en él se opera y una transformació n radical y libertadora es ineludible. Pero a veces nuestra ceguera no nos deja verla, pero ella está en toda parte, latente, dentro y fuera del mundo y es, muchas veces, confundida con la ilusión.
Retenida en la conciencia humana, es, al principio, una chispa que las fuerzas del autoconocimiento y del auto-perfeccionamie nto transformarán en una estrella fulgurante. La verdad emancipa el alma y la completa. Infinita, vitaliza el microcosmo y se expande en las galaxias. Vibra en la molécula, se agiganta en el espacio ilimitado, y se encuentra al alcance de todos. Es perenne y existe desde todos los tiempos y sobrevivirá al fin de las eras. La verdad es Dios. Y para penetrarla se hace necesario diluirse en amor como los granos de azúcar en un cáliz de agua en movimiento. Sólo ahora podemos comprender el motivo por lo cual Jesús se calló cuando Pilatos le preguntó: "¿qué es la verdad?" La verdad es luz que se expande. Calienta sin quemar y vivifica sin producir cansancio. La meditación le facilita el contacto, la oración aproxima el hombre de su matriz y la caridad propicia la vivencia con ella. La humildad abre la puerta para que se adentre en el corazón del hombre y la fe le facilita el hospedaje en los sentimientos.
(Del libro: "A un paso de la Inmortalidad" )
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