jueves, 7 de enero de 2010

MECANICA CUANTICA - RICARDO GONZALEZ


Hace 30 años se inicio una importante experiencia de contacto extraterrestre en Perú. Además de los mensajes que hablaban de un inminente cambio en el mundo en un futuro próximo, aquellas inteligencias cósmicas brindaron una serie de datos e informaciones que hoy a la luz de ciertos estudios científicos cobran mayor sentido. Una de estas revelaciones son las “Puertas Xendra”, un umbral en el espacio tiempo de acuerdo a Oxalc, la entidad que contacto inicialmente al grupo de Lima que luego adquirió fama internacional (Grupo Rama) gracias al testimonio del periodista español J. J. Benítez. Pero, vayamos a los Xendras y las puertas que conducen a otras realidades.

Una singularidad creada artificialmente
De acuerdo a Oxalc, un Xendra es una “puerta” que logran abrir “artificialmente” al concentrar la luz, o energía, en grandes cantidades en un punto específico. Es como ver a cuatro personas estirando un mantel desde sus cuatro esquinas, y una quinta persona deposita en el medio del mantel una bola de hierro o cualquier otro elemento pesado: el mantel se hundirá en su centro por el peso del objeto. En termino físicos, la “realidad” del objeto distorsiona el espacio que lo contiene. Se le podría llamar, si queremos, “singularidad”.
RICARDO GONZALEZ MISION RAHMA
Guardando las distancias con el concepto de los agujeros negros (cuya gravedad es tan intensa que ni la luz escapa a ellos), un Xendra es en suma una gran cantidad de energía que al ser concentrada puede “abrir” pliegues en el espacio tiempo. En los grupos de contacto se conocieron estas experiencias donde más de una persona pudo cruzar los umbrales, siendo “trasladadas” a otra realidad, física o interdimensional, como parte de una preparación. Aquel adiestramiento era más que importante para los extraterrestres, pues constituía un anticipo de lo que viviría el planeta en un futuro próximo al integrarse a otra esfera de conciencia, o como se le denomina actualmente, al Real Tiempo del Universo. Como fuese, aquella tecnología no humana, que parece sacada de un guión de ciencia ficción, ha inquietado a nuestros científicos desde todos los tiempos.
Uno de los ejemplos más emblemáticos lo hallamos en las investigaciones del fisico y matemático de origen yugoslavo Nikola Tesla, descubridor de la corriente eléctrica alterna (que superó los estudios del inglés Tomas Alva Edison) y de la hoy aceptada Resonancia Schumann. Tesla logró concentrar grandes cantidades de energía y formar inmensas bolas de luz y rayos lumínicos que se disparaban al cielo pudiendo ser vistos desde importantes distancias.

Afincado en los Estados Unidos, a su muerte en enero de 1943 el Gobierno ingresó a su despacho de Nueva York e incautaron todos los folios y material disponible sobre sus investigaciones. Se dice que fruto de todo ello, luego de siete meses de intensas pruebas previas, intentaron un primer experimento con puertas dimensionales utilizando grandes cantidades de energía para “abrir” un pliegue. Nos referimos al experimento Filadelfia (agosto de 1943).

Al parecer, la clave para abrir aquellas presuntas puertas era la concentración de energía, algo que en 1947, a pesar del conocimiento que brindó la Bomba Atómica, aun resultaba difícil de manejar.
Por esta razón en fechas tan recientes como el pasado agosto de 2003, se procuró emplear la energía que abastece a grande ciudades, sin éxito en el experimento, pero generando un gigantesco apagón que tuvo como centro la Central Eléctrica del Niagara (supuestamente el eje del incidente). No deja de ser curioso que fuera precisamente en las cataratas del Niágara donde se construyó la primera central hidroeléctrica gracias a los desarrollos de Tesla en 1893, consiguiendo en 1896 transmitir electricidad a la ciudad de Búfalo. Toda historia, aparentemente, nos lleva al gigantesco Acelerador de Hadrones en Suiza y un nuevo experimento que se llevará a cabo este mes de agosto, aunque, según la información oficial, con otros fines.
“Representación de uno de los experimentos de Nikola Tesla”. Fuente, Wikipedia.



Mecánica Cuántica y el Acelerador de Hadrones
Muchos piensan que los estudios sobre mecánica cuántica se han realizado estos últimos años. Y se equivocan. Ya en 1918 el científico alemán Max Planck recibía el Premio Nobel de Física por descubrir la física de los quantums. Desde entonces, mucha agua ha corrido bajo el puente y aún existen diversas incertidumbres sobre este particular.

Hoy por hoy, el laboratorio más importante de un físico de lo “infinitamente pequeño”, de aquellas unidades de energía, es un “Acelerador de Partículas”, un instrumento que utiliza campos electromagnéticos para acelerar a gigantescas velocidades las partículas cargadas eléctricamente.
Hay que subrayar que el estudio de la mecánica cuántica se concentra de manera especial en el comportamiento de los objetos microscópicos, sean estos percibidos como “partícula” o como “onda”. Por ejemplo, bajo ciertas condiciones experimentales, los átomos o los electrones exhiben un comportamiento ondulatorio, como en la interferencia. Y bajo otras condiciones, las mismas especies de objetos exhiben un comportamiento corpuscular, de partícula, (“partícula” quiere decir un objeto que puede ser localizado en una región especial del Espacio). Este fenómeno se conoce como dualidad onda-partícula. Los aceleradores son tecnologías capaces de contenerlas.


Max Planck y Albert Einstein en una imagen de la época.

El más grande e importante acaba de ser terminado cerca de Ginebra, Suiza. Se trata de un túnel de unos 27 km. de circunferencia que colisionará las partículas para estudiar aspectos de la composición del átomo, de qué está hecha la masa, y si existen otras dimensiones como postula la teoría de las Supercuerdas, entre otros puntos de interés para la ciencia. Como es de esperarse, la construcción del gigantesco acelerador ha traído más de una controversia, sobretodo luego de que en abril de 2007 se produjera una explosión que obligó a cambiar 24 imanes que rodean el Colisionador (supuestamente el incidente ocurrió por un error matemático en el diseño de los imanes por parte del fabricante, el Laboratorio Fermilab). Como fuere, algunos científicos denunciaron que existía el peligro de “crear” un agujero negro estable que podría, incluso, poner en jaque la propia existencia del planeta. Suena fantástico, sin duda. Pero, ¿y si fuera un peligro real? Lo cierto es que el experimento demandará una gran cantidad de energía que, de acuerdo a ciertas sospechas, está destinada a otra cosa.
Y aquí nos encontramos con el supuesto de comprender y manipular puertas entre las dimensiones. Si esto fuese así, ¿Para qué?


Supuestamente, desde hace décadas las más importantes potencias del mundo habrían revelado a través de sus científicos que un acontecimiento intenso sobrevendrá al planeta. Ese proceso ya estaría en marcha y está conectado con los recientes cambios climáticos que, obviamente, van más allá de la teoría oficial del “Calentamiento Global”. Algo estaría por suceder con la Tierra y ellos lo saben y de alguna forma están procurando entenderlo. Se piensa, inclusive, que el cambio podría involucrar un cataclismo de proporciones bíblicas, tal y como sostiene más de una civilización antigua. De acuerdo a esto, existen advertencias en diferentes culturas del mundo que miraron con exactitud los tiempos que vendrían, y que debíamos prepararnos para afrontar ese “salto a otra realidad”. Si todo es cierto, faltan pocos años para saberlo, pues ese “cambio” o “transformación” estaría conectado con la famosa profecía maya de 2012.

Ciencia y Espiritualidad
Cuando se mezclan temas como ciencia y misticismo, profecías antiguas y recientes descubrimientos científicos, pareciera que estamos uniendo cosas totalmente incompatibles. Para la ciencia, que se basa en evidencias, en hechos comprobables y repetibles incluso, hablar de profecías es casi un sacrilegio. No obstante, sí hay una línea que une los conocimientos de nuestros antepasados con la moderna física y descubrimientos científicos. Confieso que quedé impactado cuando leí hace mucho tiempo atrás el libro “El Tao de la Física” (1972) del físico austríaco Fritjob Capra, bestseller internacional en donde se demuestra que el hilo que separa los antiguos conocimientos espirituales humanos con el de los modernos estudios científicos es muy delgado. Hoy en día pasa igual con los mayas, quienes hablaban de Hunab Ku (el centro de nuestra galaxia) como eje de un gran cambio que afectaría a nuestro Sol y a la Tierra. La NASA ha podido confirmar que en el centro de nuestra Vía Láctea se halla un agujero negro supermasivo, que está emitiendo decenas de trillones de electrovoltios hacia nosotros, y que podría estar conectado con los intensos cambios en la corona solar.

Los mayas comprendieron que los seres humanos vivimos en una realidad “falsa” y que en algún momento se produciría el despertar de la humanidad al sincronizarnos con Hunab Ku. ¿Ese es el evento que los científicos del Acelerador de Hadrones conocen? ¿Es la razón por la cual los extraterrestres adiestraban a los grupos de contacto con el paso a través de umbrales dimensionales? ¿Es que el cambio que viene involucra acceder a otra realidad diferente a la que conocemos?
Nadie tiene las respuestas definitivas. Pero desde tiempos anteriores a Nikola Tesla se ha procurado comprender a la energía y lo que a través de ella se pueda lograr, aunque muchas veces manipulando el conocimiento para experimentos militares o inclusive climáticos.

"Cualquiera que no esté impactado con la teoría cuántica no la ha entendido."
Niels Bohr
Físico Danés
Experimentos secretos


Se le considera a Max Karl Ernst Ludwig Planck como padre de la Mecánica Cuántica, la “física de las posibilidades” como hoy muchos le denominan. No obstante, el estudio de fenómenos a escala microscópica mediante las hipótesis de la cuantización de la energía y la dualidad onda-partícula fue desarrollado posteriormente al Premio Nobel de Planck por Erwin Schrödinger, Werner Heisenberg, Paul Dirac, entre otros. Corrían los años 20 y desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente. Hablamos de un conocimiento que sin duda alguna despertó gran interés en las más poderosas naciones que, sin mayor demora, lo aplicaron a todos los proyectos posibles, incluidos, desde luego, los militares.
Como vimos en la primera parte de este artículo, los descubrimientos de Nikola Tesla (que no pocos estudiosos relacionan al mundo cuántico) habrían impulsado el controvertido Proyecto Filadelfia. Incluso, más de un estudioso sostiene que el sistema de antenas del programa HAARP en Alaska, es una consecuencia de las investigaciones del científico Yugoslavo. En el pensamiento de la gente planea la idea de que todo avance tecnológico o científico está desarrollado al progreso de la humanidad y su avance hacia el futuro, pero la triste realidad, como lo demuestra la historia, es que no siempre ese conocimiento está orientado hacia un bienestar responsable. Hoy por hoy el primer laboratorio de experimentación de los nuevos descubrimientos son lo hangares militares. Probablemente, HAARP, sea un ejemplo de cómo un conocimiento científico se puede orientar hacia otros intereses.
HAARP son las siglas de High Frequency Active Auroral Research Program (Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia), cuyas instalaciones están ubicadas en Gakona, Alaska. Supuestamente, se trata de un programa de investigación científica y académica, aunque paradójicamente está gestionado por la Fuerza Aérea y la Marina de los EE.UU. El funcionamiento de HAARP se basa en la emisión de ondas electromagnéticas hacia nuestra atmósfera para su estudio, concretamente hacia la ionosfera, capa que se extiende a unos 80 kilómetros de la superficie terrestre hasta los 800 km, conteniendo principalmente partículas ionizadas. Este medio ionizado, tal como investigara Tesla en su tiempo, provoca que las ondas electromagnéticas sean reflejadas o absorbidas. Estos “reflejos” o rebotes ionosféricos han sido utilizados para las comunicaciones a gran distancia, como las emisoras de onda corta, y algunos estudiosos piensan que a través de esta guía de ondas se pueden “transmitir” otras cosas, y alterar a través de ello el clima. Y de eso se trata la teoría de conspiración de HAARP: el programa en realidad es un experimento para provocar “artificialmente” tormentas, huracanes, tsunamis y cualquier otra calamidad.
Y HAARP, hay que decirlo, no es el primer emprendimiento militar para “estudiar” la ionosfera.
Entre los proyectos que lo precedieron se halla el Project Starfish (1962) que procuraba alterar las formas y la intensidad de los cinturones de Van Allen. Más tarde le siguió el SPS: Solar Power Satellite Project (1968), proyecto por el cual se quería generar una constelación de satélites geostacionarios capaz de interceptar la radiación solar y transmitirla en rayos concentrados de microondas a la Tierra para su uso posterior. Luego aparecería el SPS Military Implications (1978). En este caso los satélites se podrían usar para concentrar la radiación solar y ser usada como un rayo capaz de destruir misiles u objetos enemigos, alterar las comunicaciones que utilizarán la ionosfera como pantalla reflectora, etc.


En nuestra experiencia de contacto extraterrestre los Guías o Hermanos Mayores nos advertían del peligro de usar el conocimiento de forma destructiva. De acuerdo a ellos, en el Universo existen leyes superiores que rigen la vida de las criaturas, donde cada acción atrae, como un imán, una situación similar a nuestros pasos, una especie de correspondencia energética donde lo semejante atrae la semejante. Afirman que desde nuestros experimentos atómicos, a las actuales iniciativas en los grandes aceleradores de partículas, no siempre se está orientando el estudio científico al progreso de la humanidad.
Ellos lo saben ya que en su proceso de evolución enfrentaron crisis de todo tipo, incluyendo el uso bélico de poderosas tecnologías. Afortunadamente, también sabemos que dentro de sus limitaciones de intervención en el aprendizaje humano, han logrado “infiltrarse” entre nosotros para procurar evitar cualquier desenlace nefasto por el mal uso de ese conocimiento. Obviamente, ello no nos libera de todas las situaciones, pues finalmente debe ser el ser humano quien tome conciencia de todo esto.
Hablar de contacto extraterrestre, HAARP y conocimientos científicos aplicados a nivel militar, evoca algún episodio de la serie “X Files”, o nos trae a la memoria la existencia de la mítica Área 51 o el polémico incidente Roswell (1947). En el imaginario colectivo todo esto es parte de una película de Ciencia Ficción. No es real. A lo mucho, una ingeniosa tomadura de pelo. Y de hecho así han querido que lo tomemos. La mejor forma de ocultar información no es tapándola, sino mezclando información genuina con otra fraudulenta para generar confusión y posteriormente descrédito. Sin ir muy lejos, en internet vemos un sinfín de páginas que hablan de estos temas desde todas las perspectivas. Y mientras el navegante se entretiene leyendo en su computadora estas supuestas historias de conspiraciones y tecnología secreta, de si será verdad, si será mentira, los verdaderos acontecimientos ocurren tras las bambalinas mientras se lee estas líneas…

De la Ciencia a la Iluminación
Para los extraterrestres, el conocimiento científico es una forma de iluminarse. Tan válida como la experiencia espiritual de una madre al tener un hijo, o cuando una persona sobrevive a un accidente y cambia radicalmente su visión de la vida. Un descubrimiento científico puede producir también una expansión de consciencia, afectando profundamente a la criatura en su comprensión de sí misma y, por consecuencia, del Universo. O si queremos, también al revés: comprensión del Universo, y por ende de nuestra propia existencia. Y ese parece ser el mensaje de la Mecánica Cuántica.
En al año 2004 apareció un documental de gran éxito, llamado “What the bleep Do We Know…”. En él se combinaba una serie de conocimientos vinculados a la Física Subatómica y el mundo espiritual. Y aunque más de un científico criticó el film por su clara tendencia mística, acomodando ciertas revelaciones del universo de las partículas para sustentar fenómenos espirituales, también hay que decir que el esfuerzo por “reunir” ambos mundos, el científico y el espiritual desde una Visión Unificada, es más que valido y esperanzador.

El documental procuró ello, y acercó (y quizá no de la mejor forma, en eso estamos de acuerdo) la Mecánica Cuántica a las masas, despertando una curiosidad ante un tema que desde hace más de 80 años ya se venía discutiendo en los círculos científicos. De lo que no hay duda, es que los “conceptos” que esgrime la Mecánica Cuántica parecen hallarse “esotéricamente explicados” en culturas antiguas, desde la India a Egipto, e inclusive, algunas enseñanzas de Jesús en la Biblia. Esto, como es de suponer, desquicia a más de un físico. Pero también maravilla a otros.

La idea es que estos temas, en un pasado remoto en la historia de la Humanidad, se trataban desde otra perspectiva, sin “separarlos”, complementando sus aportes y desarrollando así un conocimiento unificado, una poderosa herramienta que de acuerdo a los extraterrestres disparará al ser humano hacia otros horizontes de comprensión. Pero para dar ese salto hay que prepararse.
Mencioné la existencia de los Xendras en la primera parte de este artículo. Hoy más que nunca estoy convencido que las experiencias de puertas dimensionales no son sólo hechos anecdóticos o fenoménicos para acceder a “otro lugar” o recibir información. Aquellos umbrales en el espacio tiempo serían entonces más que un puente. Esconderían una importante preparación para la activación de un conocimiento oculto en nosotros mismos que puede ser revelado. Ello no sólo ocurriría a través de las puertas dimensionales generadas a través del estímulo extraterrestre. También sucede con las “Puertas de la Tierra”, y otras “singularidades” que atesora nuestro planeta y que más de una cultura conoció como verdaderos centros iniciáticos, como si los antiguos Maestros hubiesen sido una suerte de experimentadores cuánticos espirituales.

Todo ello esta conectado al gran salto evolutivo que dará nuestro mundo en un futuro próximo. Por su importancia, es momento de adentrarnos en el misterio y mensaje de aquellos “pasos en el tiempo”…

Los avances actuales de la física parecen corroborar lo que diversos grupos de contacto han venido afirmando por décadas: la existencia de puertas dimensionales que conectan con otra “realidad”.
En 1974, un grupo de jóvenes peruanos afirmaron haber cruzado uno de esos extraños umbrales,
un portal generado por inteligencias extraterrestres que se mueve más allá del tiempo y el espacio.
Los seres del cosmos le llaman “Xendras”, un puente de luz que podría llevarnos a diversos lugares,
incluso, a sus mismísimos mundos de origen.

Los Xendras
Desde luego, suena descabellado. Hablar de “puertas” generadas por seres de otros mundos parece una locura. Pero no lo fue para un grupo de testigos peruanos que enfrentaron ese fenómeno en enero de 1974.


Cuando empezamos este artículo (que hemos dividido en cuatro entregas) hicimos alusión a aquellos portales y la explicación que daban los extraterrestres sobre su naturaleza: una alta concentración de energía que podía anular el tiempo y el espacio.
Oxalc, la entidad que contactó con los primeros testigos, y que dio el primer pincelazo de cómo funciona un Xendra, se presentó inclusive al interior de estos umbrales luego de una cita “programada” en el desierto de Chilca, un paraje desolado a 60 Km. al sur de la ciudad de Lima. Era el inicio del Grupo Rama, movimiento de contacto que se hizo popular a escala internacional gracias a los primeros libros del periodista español J.J. Benítez, y posteriormente debido a la importante difusión que ha venido llevando a cabo uno de los principales protagonistas de esa aventura, Sixto Paz Wells.

Xendra fotografiado por Ricardo González en Alto Bandera, República Dominicana
Desde entonces, muchas personas han podido vivir las mismas experiencias, aunque la naturaleza de las mismas no siempre fue igual. Es como si las puertas fueran “distintas”, o se comportaran, como si tuviesen inteligencia propia, de acuerdo al plan de contacto de estos seres; amén de las personas que, de acuerdo a su preparación, enfrentan el paso a través del umbral con diferentes resultados. Pero, ¿qué es realmente un Xendra? ¿Cómo funciona? ¿Por qué eligieron esta forma de contacto en un principio?
Más allá de la discusión que pueda generar la realidad de estos fenómenos -que personalmente no pongo en duda por experiencia propia-, entraremos de lleno en el enigma de esas puertas y por qué razón los extraterrestres la habrían elegido como “adiestramiento” para conocerlos.
Inicialmente, los extraterrestres, o “Guías”, como les llamamos, hablaban de cuatro tipos de Xendras. Estos eran:
Xendra I
XendraII
Xendra Gimbra I
Xendra Gimbra II
Los dos primeros son de naturaleza más intensa en lo que involucra el “traslado” o “proyección” del testigo a otro lugar, pudiendo incluso desarrollarse tele-transportaciones físicas. En el caso del Xendra I, la experiencia se concentra para un testigo. En el caso del Xendra II, la experiencia puede ser vivida en grupo, hasta siete personas.
Los Xendras Gimbra guardan una correspondencia similar, pero casi siempre son colectivos, grupales, y el tipo de energía es más sutil. En estos portales no se llegan a vivir experiencias materiales, físicas y concretas, pero sí se produce un gran movimiento de energías que afecta al testigo de forma importante, además del intercambio de información que pueda darse al interior del portal. Estos Xendras son más difíciles de percibir por su naturaleza sutil, pero cumplen su función como despertadores de la conciencia y, principalmente, como “centros de preparación”. En las salidas de contacto son los más comunes de experimentar.
Es tremendamente complicado intentar explicar la mecánica de los “traslados” en un Xendra, tanto los que son de naturaleza “física” como los que se dan “en proyección”. Lo cierto es que ambos apuntan a distintas cosas. Generan reacciones diferentes en el testigo. Por ejemplo, el Xendra I involucra casi siempre un contacto concreto, con interacción con aquellos seres y más de una vez en un escenario vinculado a la procedencia de los Guías, como el interior de sus naves, bases submarinas o subterráneas e, inclusive, sus instalaciones fuera de la Tierra.
Por otra parte, el Xendra Gimbra tiene una consecuencia más “espiritual” en el testigo, pues generalmente involucra intensas visiones, diálogos, ideas e imágenes que se dan en un contexto en que no necesariamente se concreta un “traslado”. He visto, por ejemplo, a grupos ingresar dentro de un Xendra Gimbra y permanecer en el unos minutos sólo para sentir su energía y meditar en medio de ese campo de fuerza. En muchos casos en ello consistía la experiencia. Y puedo asegurar que no era poca cosa. Además, en otras experiencias algunos testigos experimentaban
proyecciones “astrales” (desdoblamiento en cuerpo sutil o de luz) o el fenómeno de la bislocación (estar en dos lugares al mismo tiempo). Como fuere, parece claro que los Xendras I y II están destinados más que todo al contacto e intercambio, y los Gimbra a otro tipo de acercamiento que, si bien es cierto, no es tan “físico”, genera muchas cosas a escala espiritual y de conciencia. La pregunta es por qué los diseñaron así.

Puertas para los tiempos que vienen

De acuerdo a la visión extraterrestre, nuestro planeta se halla en tránsito a una dimensión superior de conciencia. Este “paso” no sólo involucra un estado “cualitativo” en los futuros seres humanos, sino el acceso concreto a otra realidad por la cual toda la Tierra será involucrada. Ellos hablan de la unión de nuestro tiempo con el del Universo en su naturaleza original. Es decir, que la Tierra se hallaría viviendo en una suerte de realidad paralela como parte de un Plan Superior, designio que hace de nuestro mundo una especie de “escenario escuela” que hoy entra en su etapa de madurez para reintegrase a la dinámica real del Cosmos, con todo lo que ello significa. Diversas escuelas esotéricas hablan del salto a la Cuarta Dimensión, que en Física corresponde precisamente al tiempo. Quizá he allí una explicación para ese “salto”, aunque aún no concluyente para el mundo científico. Es sólo, de momento, una teoría alucinante. Al margen de ello, hay que decir que no pocos investigadores que siguen el legado de las profecías mayas, lo que enfrentaríamos sería un “Giro del Tiempo”, algo así como la unión de nuestro “tiempo” con el que rige armónicamente a toda la creación. Un acontecimiento gravitante que va más allá de los calendarios y sistemas de medición de las antiguas culturas.

Hablamos de evento cósmico que estaría precedido por varios ajustes en el planeta que podrían involucrar transiciones intensas para la humanidad, desde los recientes cambios climáticos, crisis políticas y económicas, a enfrentamientos de naciones enteras con la sombra de la guerra planeando en cada escenario como hoy ocurre en Oriente Medio. Supuestamente, son los “síntomas” de que algo viene, de que un cambio importante está por ocurrir.

Ese cambio involucra el paso de la Tierra –siempre según el contacto extraterrestre, y de acuerdo a algunas interpretaciones, a las profecías mayas- hacia otra realidad que actualmente se halla “paralela” a la nuestra. Una realidad de la cual proceden estos seres, que también son físicos y concretos y que se mueven en el espacio en naves cósmicas, pero vibrando en otra frecuencia, fluyendo en otro estado.

Aparentemente, hacia allí nos dirigimos. Pero, ¿cuándo ocurrirá? Nadie lo sabe con certeza, pero muchos coinciden en que el año 2012 podría ser un punto de inflexión para comprender la siguiente etapa que enfrentaría la humanidad. Sea como sea, falta poco para verlo.
Los Xendras, más allá de tratarse de un mecanismo de contacto, podrían atesorar propósitos más profundos de adiestramiento para ir “conociendo” esa otra realidad que nos aguarda. E independientemente de que esos portales no hayan sido cruzados y vividos por todos, el testimonio de quienes lo hicieron, la información recibida, las sensaciones y todo lo que involucra tremendas experiencias, podrían ser importantes para aquellos que han de recibir su mensaje. Desde luego, no es nada concluyente y quedan aún varias preguntas abiertas, pero es una fuerte sensación que tengo luego de haber vivido aquellos pasos dimensionales.
Y no sólo ocurre con los Xendras
Es importante mencionar la existencia de puertas que, naturalmente, se hallan en la Tierra. Sin duda, muchas culturas las conocieron, y sobre ellas edificaron templos, pirámides y obeliscos. En ellas se producían importantes iniciaciones. Eran un puente al Cielo. Un oráculo sobrenatural, y también un secreto… Pero lo cierto es que aún hoy en día se puede sentir la magia de esos lugares, si los sabemos reconocer, o activar. Incluso en bosques, montañas o desiertos, se pueden hallar aquellas puertas, que aguardan silentes como si tuviesen vida propia el arribo de un peregrino que ve más allá de los ojos físicos.
Los Exones
Los Xendras son generalmente visibles, particularmente los de tipo I y II. Suelen ser como medias lunas brillantes, a veces blanquecinas y otras ocasiones doradas. Eventualmente arrojan “chispas” alrededor, y la sensación que producen en la persona al entrar en su campo de energía es bien marcada, como una fuerte presión en la cabeza, mareos y nauseas. No sólo ocurre por la intensidad de la energía allí concentrada, también juega en ello la preparación del testigo. No en vano muchas veces los extraterrestres recomendaron ayuno y prácticas de meditación para estar más afines y conectados a esa experiencia.
Los Gimbra también se pueden observar físicamente, aunque suelen ser más borrosos y, muchas veces, sólo se sienten. Pero ello no quiere decir que no sean intensos e importantes. Depende mucho de la sensibilidad del testigo y, obviamente, de su objetividad para discernir exactamente qué está viviendo. Este último punto no se debe dejar de lado. Y aquí debo decir -con el mayor espíritu de análisis y responsabilidad- que personalmente he visto a grupos de personas viviendo pseudos Xendras por una marcada ausencia de comprensión de la situación en terreno, quizá por el deseo vehemente de vivir una experiencia o fenómeno. Como fuere, para no caer en estas cosas hay que tener en cuenta que casi siempre los Xendras son anunciados en comunicaciones por los extraterrestres, y usualmente las puertas son precedidas por avistamientos u otras aproximaciones que no dejan duda de que estos seres están tras la generación de la experiencia. Ante estos fenómenos, más allá de su naturaleza “mágica” que cuestiona todo lo que sabemos, se debe procurar una postura equilibrada.
Y los Xendras, como decía, no son las únicas “puertas”.
Donde las líneas de fuerza de la Tierra se juntan, formando una especie de intersección o “nudo”, si queremos expresarlo así, se generan puertas de energía naturales, que pueden ser controladas para transformarlas en pasos u umbrales. La denominada Hermandad Blanca, conocida también como los Guardianes del Mundo Subterráneo –descendientes de civilizaciones perdidas como la legendaria Atlántida- son los vigilantes de estos puntos de acceso interdimensional, llamados por ellos “Exones”.
Al igual que los Xendras, los Exones se balancean entre experiencias físicas y espirituales, pero todas ellas con un poderoso ingrediente esotérico e iniciático, propio del modus operandi de la Jerarquía intraterrena.
Los Exones pueden hallarse en estado de “sueño”, y sólo se activan cuando el caminante predestinado llega a ellos, como si la puerta lo “escogiera”; o, en todo caso, en una experiencia programada y guiada por la mística Hermandad Blanca.
Por ejemplo, la experiencia que describimos en el Informe “Los Ojos de Shambhala” (ver artículo en la sección ECIS), corresponde a una de estas “Puertas de la Tierra” que son controladas por los Maestros.
Y debo decir que la variedad de accesos, umbrales y experiencias, van más allá de los Xendras y los Exones. Grupos de contacto de Chile estuvieron trabajando con centros de poder que denominan “Puertas Fractales”, que aunque recuerdan el concepto general de un Exon, posee su propio mecanismo de acción y enseñanza. Tampoco puedo olvidar las puertas más importantes de todo lo que podamos abarcar: las que abre el propio ser humano. En cualquier lugar. Bajo cualquier circunstancia. Y no me refiero a puertas generadas por tecnología, como vimos anteriormente con el caso del polémico experimento Filadelfia o recientemente con la posible intención oculta de abrir pliegues en el espacio tiempo con el Gran Acelerador de Hadrones. Hablo de “abrir” puertas gracias a las potencialidades del ser humano, una capacidad inherente que puede ser desarrollada y que escondería una importante misión y destino.


Concentración de energía en una salida a terreno de los grupo de contacto Rama (Cusco, 2005).
Este punto importantísimo lo veremos en la última entrega de este artículo…

¿La ciencia moderna y el mundo espiritual se pueden conciliar? En los anteriores artículos hablamos de la conexión que habría existido entre las investigaciones de Nikola Tesla y ciertos experimentos militares norteamericanos, sobre la Mecánica Cuántica y su relación con Puertas Dimensionales y el acceso a otras realidades. Y echamos un vistazo, también, a esos umbrales en el tiempo desde la perspectiva de los contactados, un panorama que se torna más amplio -y extraño- cuando aceptamos la posibilidad de un intercambio de información con seres extraterrestres. En esta última entrega, nos centraremos en las puertas internas del ser humano, sin duda las más importantes, y una serie de técnicas y ejercicios que fueron inspirados por aquellos seres del cosmos para el manejo conciente de las energías y su correcta alineación. ¿Es esto posible? ¿El verdadero mundo cuántico y la verdadera “puerta” por cruzar empiezan y terminan en nosotros mismos?

Qué es Energía
Es complicado encontrar una definición “universal” a un término que es empleado frecuentemente tanto en el mundo científico como en el espiritual. No obstante, la mayoría de los estudiosos está de acuerdo en que “energía” es sinónimo de “fuerza”, o la “capacidad para hacer algo”. Por ejemplo, para que el Gran Acelerador de Hadrones dispare a velocidades cercanas a las de la luz los protones para su colisión, los físicos requerirán de una gran cantidad de “energía”. Para alumbrar una ciudad, como sabemos, hará falta un gran generador de energía, que en este caso denominaríamos energía eléctrica. Es decir, la energía es una fuente de poder, el “alma del Universo”. Y en nuestro plano, hay muchas formas de entenderla y manipularla, sea ésta eléctrica, magnética, o atómica. ¿Pero, qué ocurre en nosotros mismos? Nuestro cuerpo, al igual que la materia, está compuesto por átomos, y más allá de ello, hallamos un gran espacio “vacío” que está inundado de energía. Una fuerza que incluso se emana fuera de nosotros mismos como un campo de fuerza, vivo, concreto y medible. Este campo es conocido por muchos investigadores como el Aura, un cuerpo bio-plasmático que rodea a los seres vivos y que incluso puede ser fotografiado gracias a la famosa cámara Kirlian. Existen, pues, diversos indicios que señalan al hombre como un ser más complejo, no sólo de carne y hueso, y aparentemente “construido por líneas de fuerza”. Esta visión del hombre afirma que un desequilibrio en nuestra energía podría llevarnos a la materialización de una enfermedad. Supuestamente, ello no sólo ocurre por cómo vivimos, o cómo y qué comemos, sino también por cómo pensamos, o con qué energías o fuerzas, por decirlo de algún modo, nos relacionamos. La responsable de casi todas estas cosas sería la polarización y equilibrio de esa fuente de poder que llamamos energía, sea ésta emanada de nuestros cuerpos o la que empleamos en la Tierra para estudios científicos.
Como era de esperarse, esta visión “espiritual” u “holística” de la energía en el ser humano fue discutida por la medicina occidental, al menos hasta que las enseñanzas orientales cruzaron el océano y aportaron una visión más completa sobre nuestro organismo. Y aunque aún existe cierta resistencia por parte de la comunidad médica, muchos doctores comprendieron que la clave para entender nuestro maravilloso cuerpo biológico, se halla en la energía y su correcta alineación.
Hoy en día se dispone de muchas técnicas espirituales y terapias alternativas para equilibrar y fortalecer nuestro campo energético y relacionarnos mejor con ese mundo mágico que se muestra invisible para el “no iniciado”.
La mecánica cuántica parece aproximarse a ese misterio y no pocos médicos la han asociado a sus terapias. Y es que el universo de las partículas subatómicas parece llevarnos a una comprensión diferente de nosotros mismos. Un ser humano más complejo y quizá más simple de lo que nos imaginábamos.
Pero, si somos fundamentalmente energía, ¿cómo fortalecerla? ¿Es posible proyectarla a otras personas? ¿Es posible canalizar o recibir energía de otras fuentes?
Interactuando con los hilos de poder

Partiendo del principio de que todo en el Universo es en esencia energía, desde las estrellas, los planetas, y desde luego, las criaturas, debería existir un nexo que agrupara a todo el Universo desde dentro, una suerte de enlace invisible, pero poderoso, que atesorara el misterio de la vida y su proyección en este plano. Un campo unificado que no distinguiera a una hormiga de una montaña, a una persona de una galaxia.
De acuerdo a la visión extraterrestre, uno de los mayores problemas del ser humano es vivir “sintiéndose” desconectado del Universo. Esa sensación, o miedo, o certeza personal por criterios errados, termina separando al individuo de un flujo poderoso que si bien es cierto se halla intrínseco en él, “desaparece” por el simple hecho de ser ignorado. Lo que dicen los seres de las estrellas es que el tomar conciencia de nuestra integración con el “todo” reestablece, o mejor dicho, “activa”, una relación viva con el Cosmos, transformándonos en seres más completos y conscientes. Parece fácil, pero no lo es. Ese primer paso, el de tomar conocimiento de quiénes realmente somos y cómo nos hallamos relacionados con el Universo -que somos parte de él- requiere no sólo de una decisión, sino de disciplina para vivir acorde a tan importante revelación.
Internamente, sostiene esta enseñanza, ya nos hallamos conectados con el Cosmos. Pero podemos reestablecer esa comunicación canalizando fuentes de poder que encierran el secreto mismo de la Creación. Una de ellas, por ejemplo, es la Tierra. Su energía se puede absorber y sentir abrazando un árbol o caminando con los pies descalzos a orillas de una playa. El Sol, nuestra estrella, nos puede enlazar con el Universo si nos predisponemos a canalizar su energía más allá de lo que significan sus rayos convencionalmente hablando. Una meditación contemplativa, observando al Sol como hacían los pueblos antiguos, en el amanecer o el atardecer (en esos momentos no lastima la vista) puede activar esa conexión con lo sagrado, con los orígenes, y por ende con nuestras capacidades ocultas.
En nuestro plano, el ser humano interactúa con redes de poder o de energía que afectan su desarrollo en el planeta y con las criaturas. Todo a nuestro alrededor ejerce una influencia y nos afecta. Esa fuente de energía nos podría permitir fluir para la realización de grandes tareas, o ser tan sólo pequeños barcos de papel arrastrados por la corriente de ese río de ignoradas posibilidades.
Para dar una idea, he aquí las tres redes principales de poder:
1. Red Terrestre. Involucra la energía telúrica, la fuerza del planeta y su poderoso campo energético. Allí, donde se unen sus líneas de fuerza, formando nodos o vórtex, los antiguos erigieron altares, obeliscos, templos y pirámides. Conocían de su poder. Muchos de estos lugares aún se encuentran ocultos de la mirada del hombre.
2. Red Cósmica. Señala la fuerza que emanan las estrellas, más allá de su radiación de luz. Hablamos de un tipo de energía sutil, “invisible”, pero poderosa, que puede ser recibida y canalizada en estados de meditación, hallándonos en la frecuencia correcta. Al parecer, ciertos grupos estelares transmiten una energía o influencia particular, un secreto que conocían las antiguas civilizaciones, y quizá la razón de por qué señalaron sus principales construcciones a determinadas constelaciones.
3. Red Humana. También llamada “morfogenética”, sintetiza el aporte psíquico de los seres humanos. Todos nosotros emitimos una vibración, una longitud de onda que al sumarse con otros aportes constituyen una red de influencia que en el mundo esotérico se conoce con el nombre de “egregor” o “cuerpo místico”, aunque la definición de Red Humana va más allá, estando más cerca del concepto de “masa crítica” o de “consciencia global humana”, como lo estudia actualmente la Universidad de Princeton en New Jersey.
Adicionalmente a estas tres redes principales, en nuestro planeta existen “espejos de energía”, que son herramientas de poder que pueden amplificar o conducir el flujo de estas redes hacia determinados propósitos. Por ejemplo, la existencia de los Discos Solares de Poder (que describimos en el artículo La Red del Tiempo), que protegen y custodian los Maestros de la Hermandad Blanca entran en este tipo de “red alterna”.
Al tomar conciencia de estas redes de energía, y comprender la forma de conectarse e interactuar con ellas, podríamos hacer cosas increíbles como afectar el entorno social, alterar el clima, e incluso generar fenómenos como la apertura de puertas dimensionales. Como mencionamos en anteriores artículos, algunas grandes potencias han procurado hacerlo a través de tecnología, como el caso del Experimento Filadelfia y el no menos controvertido Proyecto Haarp. Pero todo ello se puede hacer con un solo instrumento, con una sola gran máquina que debe estar a servicio y disposición del planeta: la mente humana.
Puedes Crear lo que Crees
Un antiguo principio hermético afirma que “todo es mental”. En otras palabras, que la mente humana puede influir de manera consciente en el plano físico. Esa máxima esotérica es la base de los documentales que han sacudido el cine y la televisión en los últimos años, entre ellos “What the bleep Do We Know” y “The Secret”. Y me atrevería a decir que aquellas leyes cósmicas se entrelazan con los recientes descubrimientos y teorías de la Mecánica Cuántica, al margen de que no se haya tratado de la mejor forma estos conocimientos. Pero, como fuere, ¿cómo encajar todo esto? ¿De qué “Principios” o “Leyes” estamos hablando? ¿Por qué son tan importantes para comprender nuestra relación con la energía?

Lo explicaré en un breve pincelazo:
De acuerdo a las antiguas enseñanzas, tanto el Cosmos como el ser humano, poseen tres importantes aspectos. Un plano físico, un plano mental, y un plano espiritual. Todos están integrados por lo que llamamos habitualmente “energía”. Sintetizando un poco estos conocimientos, el ser humano se desarrolla actualmente en un plano material, que de acuerdo a los seres de las estrellas contiene siete dimensiones. Para fluir correctamente en ese plano, el hombre dispone de siete vehículos; es decir, no sólo posee un cuerpo material y denso, sino otros cuerpos sutiles o vehículos de luz para interactuar -aunque muchos no sean concientes de ello- con los diferentes niveles o membranas del plano material donde se desenvuelve. Muchas escuelas de sabiduría en la antigüedad lo sabían, y así lo enseñaban. Por ello también educaban en la comprensión de siete centros de energía en el cuerpo humano y que permitían “regular” aquellos siete cuerpos y su relación con las siete dimensiones fundamentales. Aquellos centros de energía son llamados chakras -o “ruedas”, en sánscrito- que se ubican desde la base de la columna vertebral hasta la coronilla. Hay mucha información disponible que el lector podrá investigar. La idea es dar una visión global para comprender que todo obedece a un orden preestablecido. Que todo tiene un propósito y una armonía perfecta. Y cuando se descubre este conocimiento -y se alcanza su comprensión- el buscador de la verdad habrá hallado una puerta que le conducirá a un mundo de insospechadas posibilidades.
Y como no podía ser de otra forma, existen siete leyes universales para fluir en esta existencia física. Esos son los “Principios” que mencionamos. A pesar que hoy en día no constituyen un secreto, lo cierto es que muchos aún las ignoran y, quienes creen conocerlas, en realidad no las comprenden en toda su dimensión y les cuesta aplicar su sabiduría. Veamos en qué consiste.

Los Siete Principios Universales
“Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender. Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría”.
Con estas frases tan intrigantes se inicia el Kybalion, los siete principios universales que, desde tiempos antiguos -que se remontan a episodios desconocidos de la cultura egipcia- han viajado de escuela en escuela, de iniciado en iniciado, para llegar a nuestra época y ser de conocimiento público.
Su sabiduría se atribuye a Hermes Trismegisto, el “Tres Veces Grande”. Es bien sabido que sus libros, como el Poymandrés, gozaron de gran autoridad durante los primeros siglos de la Iglesia, y que los Doctores Cristianos invocaban a menudo su testimonio junto con el de las Sibilas, que habían anunciado la venida de Cristo a los paganos. El prestigio de Hermes como un ser de gran sabiduría perduró a través de las épocas. No en vano, Lactancio sostuvo que: “Hermes ha descubierto, no sé cómo, casi toda la verdad”. Aunque se le asocia con el Egipto antiguo, el nombre de Hermes Trismegisto es de origen griego. Desde luego “Hermes” es un dios griego, conocido también por su denominación romana “Mercurio”. Sin embargo la identidad de aquel misterioso personaje se pierde en la historia, remontándose al Egipto pre-dinástico. Por consecuencia, nadie se pone de acuerdo en aclarar su origen. Por ejemplo, no pocas tradiciones hebreas lo consideran contemporáneo de Abraham. Otros lo identifican con el dios egipcio Thot, intermediario entre Dios y los hombres. Y ciertas fuentes lo señalan, inclusive, como maestro superviviente de la mítica Atlántida.
Como fuere, algunos eruditos opinan que Hermes fue deificado, y otros piensan que no es sino el aspecto humano de ese mismo dios. Quizá, el nombre de Hermes Trismegisto no designa a una personalidad individual, sino que constituye un conjunto de enseñanzas elaboradas en Egipto y enriquecidas a lo largo del tiempo. Y entre ellas se encontraría el Kybalion, aunque nada concreto pueda ayudarnos a demostrar que Thot -o Hermes- haya sido su real autor. Personalmente no me sorprendería, pues Hermes es considerado el padre de la Alquimia, de La Cábala -por cuanto se la habría enseñado en Egipto al mismísimo Moisés-, las investigaciones numéricas y físicas de los pitagóricos, entre otros conocimientos.

Haya sido o no Hermes el autor del Kybalion, lo cierto es que los siete principios están aquí, y encierran una profunda revelación. Un conocimiento que otrora sólo era privilegio de secretas escuelas esotéricas.

“Los principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par” El Kybalion.
He aquí los Siete Principios Universales del Kybalion:
1. El Principio del Mentalismo.
Su lema es “El TODO es Mente; el universo es mental”. Determina que la mente tiene una capacidad asombrosa para transformar nuestro entorno material a voluntad. El ser humano puede crear lo que cree, y al igual que el Universo puede ser co-creador de nuevas realidades y circunstancias a través de una adecuada concentración, voluntad y sabiduría.

2. El Principio de Correspondencia.
Sostiene que “Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”. Las leyes de la naturaleza afectan sin distinción: desde una molécula a un individuo, desde una estrella a una galaxia. Este principio enseña que los más grandes secretos del Universo se encuentran codificados en nosotros mismos e, incluso, en la más pequeña partícula. Todo es un reflejo de todo.
2. El Principio de Vibración.
Este principio encierra la verdad de que “Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra”. La vibración indica el estado de las cosas. Nunca está detenida, y puede ser afectada por nuestra influencia mental. Por ello la importancia de controlar nuestros pensamientos y el poder creador de la palabra, que es vibración en sí misma y por consecuencia transformadora.

4. El Principio de Polaridad.
Indica que “Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse”. Este principio encierra la enseñanza de que todo en el Universo es dual, y forma parte de un equilibrio.
5. El Principio del Ritmo.
Afirma que “Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación”. Este principio explica que en nuestro proceso de crecimiento pasaremos por diferentes etapas, algunas duras y otras luminosas, y que pueden ser sobrellevadas con equilibrio en la medida que vayamos adquiriendo mayor conciencia, fe y calma. Esto afecta a las personas y a los planetas, es una ley natural.
6. El Principio de Causa y Efecto.
Conocido por muchos como la Ley del Karma -“acción”, en sánscrito”- sostiene que “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley”. Nuestros pensamientos y acciones son los responsables directos de las cosas que vivimos. Si sembramos nuevas causas -pensamientos luminosos y un accionar positivo- podemos modificar el futuro.
7. El Principio de Generación.
Como los demás principios, encierra una lógica natural: “La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos”. Esta ley nos enseña que todo en el Universo busca su complementación. Y de hecho, cada ser posee en sí mismo los dos elementos de este principio creador.

Hay que decir que la combinación de estos siete principios genera otras “Leyes” o “Fuerzas” que pueden aplicarse en este plano material. Es la base y cimiento de cualquier trabajo místico. Las meditaciones, visualizaciones, técnicas de programación celular, la vibración de los colores y su campo de influencia, la dinámica de las puertas dimensionales, todo, se basa en estas leyes que gobiernan silenciosamente la Creación.
Física Hiperdimensional y la Activación de la Estrella
Ahora que ya hicimos un repaso de los principios cósmicos que rigen el Universo, podemos adentrarnos en otros conocimientos que en gran medida se basan o se amparan en ellos.

En la experiencia de contacto aprendimos una serie de técnicas y ejercicios sugeridos por los seres de las estrellas. Estos conocimientos nos hicieron tomar conciencia de nuestras capacidades psíquicas y de nuestra naturaleza energética. Y debo añadir que a la luz de ciertas teorías en el mundo científico estas revelaciones fueron cobrando mayor consistencia para nosotros. La Geometría y la proyección fractal, así como la mecánica cuántica y la física hiperdimensional que propone Richard Hoagland (Ex asesor científico de la Cadena Norteamericana CBS y actual Director de la Enterprise Mission) nos permitieron comprender desde otro punto de vista ciertas técnicas que utilizábamos para el manejo conciente de energías.

Por ejemplo, entre los conocimientos que recibimos de los seres de las estrellas, hay uno en especial que me ha tenido ocupado este último tiempo. Se refiere al misterio de la estrella tetraédrica.
Los Guías sostienen que el ser humano, como los planetas, está “envuelto” por una estructura de luz, una “radiación geométrica inteligente” que sigue el patrón de una estrella tetraédrica; es decir, dos tetraedros entrelazados. Un tetraedro es una pirámide de base triangular, uno de los famosos “sólidos platónicos”.

Al unirse estas dos pirámides se forma una estrella de seis puntas en tres dimensiones, perfecta, simétrica y armónica, algo que no ocurre con las pirámides de base cuadrangular si se entrelazan. Para algunos estudiosos, la estrella tetraédrica es la figura geométrica más estable en experimentos con aceleradores de partículas, según se dice, al proyectarla como un holograma. Es, también, la forma de los Cristales de Cesio que se integran en el pecho dentro de una importante experiencia de contacto.

Desde luego, no era ninguna casualidad que estos cristales estuviesen conectados a las energías del centro de la galaxia –donde hoy se sabe existe un agujero negro súper masivo que emite poderosos rayos gamma a la Tierra- y que se entierren en una zona concreta del cuerpo humano. Lo veremos en unos momentos.
Pero lo más importante, es que la Estrella Tetraédrica es el “emblema” y “símbolo” de la denominada Confederación de Mundos de la Galaxia.
De acuerdo a los extraterrestres, la figura de la estrella de seis puntas (tetraédrica, pues en su real naturaleza se halla en tres dimensiones, y desde luego, en movimiento, pues el pensamiento de los seres cósmicos es cuadri-dimensional) representa el equilibrio de fuerzas, el balance y alude al Principio de Correspondencia que vimos anteriormente: “Como es Arriba es Abajo”. Esto indica que la estructura de la estrella tetraédrica se halla tanto energéticamente en el Universo como en el mundo microscópico, en la naturaleza y en los fluidos, y sin duda en el ser humano, como si se tratase de un “patrón maestro” para que la vida se manifieste, se ordene y crezca. Por ello no debería sorprender que la Confederación tenga como símbolo cósmico esta figura.
En estos últimos años, el conocimiento de la estrella como “vehículo divino” en torno al cuerpo humano ha adquirido gran relevancia. Muchos le llaman la “activación de la carroza de luz” o del “Merkaba”, y se apoyan en los secretos de la geometría divina para desarrollar los ejercicios de visualización y meditación con miras a fortalecer, despertar o reconectar esta estructura de energía con el Cosmos. Y sin duda, hay diversas técnicas e interpretaciones de cómo “activar” el cuerpo de luz humano, que para muchos está compuesto de tres estrellas, y no pocos asocian el misterio de esta activación con el Árbol Sefirótico de la Cábala, los Genios Solares y los meridianos energéticos del ser humano. Hablar de todo esto aquí, sería extenso y confuso.


Como fuere, dentro de lo que me ha tocado conocer en la experiencia de contacto, no hay duda alguna que existe una estructura de luz “invisible” en torno al cuerpo, y se trata efectivamente de una estrella tetraédrica que en la mayoría de las personas está “detenida”, cuando debería hallarse girando, activa, pues al igual que los agujeros negros –como el del centro de nuestra galaxia- aumenta su poder al girar. Y al igual que los agujeros negros, vale decirlo, anula el concepto de espacio y tiempo. En experiencias personales se me indicó que la clave para la “reactivación” de la estrella no sólo se debería basar en ejercicios de respiración, concentración y visualización creativa, con miras a “encenderla”, sino apuntar también al punto de conexión nuclear que la controla y que, siempre de acuerdo a los seres que nos contactan, se halla en el centro del pecho, en el mismo lugar donde se integran los Cristales de Cesio.
Supuestamente, en el centro de nuestro pecho mora un punto de luz que armoniza toda la estructura atómica del cuerpo humano. Antiguas tradiciones esotéricas le llaman la “célula madre” o el “átomo nous”. Y no pocos lo interpretan como un link físico al alma. Su ubicación estaría en los 19.5 grados norte en la figura humana. Esto coincide con el paso de las puntas de la estrella tetraédrica sobre esa latitud al girar (cuando se encuentra activa). Y he aquí que nos tropezamos con las investigaciones de Richard Hoagland, quien afirma que precisamente en los 19.5 grados se dan importantes anomalías en los planetas del sistema solar, el propio Sol y, desde luego, en la Tierra.

Los anillos de Saturno, las manchas o tormentas de Júpiter, las explosiones solares, los más importantes volcanes de la Tierra y la generación de huracanes y tormentas parecen ubicarse caprichosamente en esta latitud. Amén de construcciones antiguas que han seguido este patrón, y no sólo en nuestro mundo, pues Hoagland afirma que, incluso, las controvertidas edificaciones en Marte y las supuestas ruinas en la Luna, esconden el secreto de los 19.5 grados y las constantes tetraédricas. Como fuere, la explicación a este enigma sugiere que se producen “singularidades” en la región donde pasan las puntas de la estrella tetraédrica, que envuelve energéticamente a soles, mundos, y a las criaturas.
Si esto es verdad… ¿Al trabajar con nuestro punto de “singularidad” en el pecho, que estaría conectado a la estrella de luz que nos envuelve, que pasaría?
De acuerdo a nuestras informaciones, se fortalecería nuestro campo inmunológico de energía, se balancearían las fuerzas que fluyen en nosotros, y nos reconectaría de forma consciente con las energías de la Tierra y el Universo. Ya habrá oportunidad de hablar de ello en profundidad más adelante.
Reflexión

El mensaje de estos artículos sobre “Mecánica Cuántica y Puertas Dimensionales” sólo apunta a una cosa: tomar conciencia de que el ser humano es una criatura cósmica. Y que tenemos la capacidad de desarrollar nuestras habilidades psíquicas cuando adquirimos el conocimiento de nuestra real naturaleza y el papel que jugamos dentro de la Creación. Hay que comprender que nuestra mente, cual herramienta cuántica poderosa, es la que controla nuestro fluir en el plano físico, pues así fue estructurado el Universo en el cual nos movemos. Por ello, somos “co-creadores”.
Esto afirma que no sólo podemos activar energías y armonizarlas en nosotros, si no que tenemos la facultad de alterar el entorno a voluntad, desde lo humano a lo planetario, una situación que inconscientemente hacemos a diario y con resultados preocupantes. Si tomáramos conciencia de quiénes somos, y cómo afectamos energéticamente nuestro universo inmediato, podríamos cambiar muchas cosas y ser servidores y obreros de un Plan Mayor.
Los grandes Maestros lo eran. Y conocían las Leyes Superiores y este “secreto” que ha inquietado a místicos y científicos. Un secreto que a los grandes orientadores espirituales de la humanidad les permitió sanar enfermos, controlar el clima, alterar la materia, desafiar las leyes de gravedad, desaparecer inclusive, pero por encima de todo, lograr ser verdaderos vehículos de amor y sabiduría.
La activación de la Estrella Tetraédrica -bajo la información que hemos recibido de estos seres- es uno de tantos conocimientos que hablan sobre ese “Humano Secreto” y de todas las potencialidades que atesora. He dejado algunas claves aquí para que el lector atento investigue. En otra oportunidad, hablaré con mayor detalle de estas últimas informaciones que hemos estado viviendo con resultados realmente extraordinarios. Porque la verdadera puerta dimensional es la que podemos abrir en nuestro interior.

Y porque el verdadero mundo cuántico empieza y termina en nosotros mismos.
Ese es el mensaje. Somos luz.

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